V

"No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan sólo si marchamos por el mismo camino."

Goethe.

***



Clark levantó su rostro del monitor frente a él cuando escuchó el rumor que fue creciendo en la oficina como una ola de murmullos asombrados. Ajustó sus lentes, parpadeando al ver caminar por el pasillo de cubículos a un muy elegante pero furioso Bruce Wayne, abrigo en una mano con un portafolio que gritaba lujo en la otra. Sus ojos azules de expresión dura se clavaron en él una vez que le localizó, dirigiéndose hacia su espacio como un rey que es dueño de todo, deteniéndose hasta quedar prácticamente pegado a él con un gruñido, azotando el periódico que llevaba en la mano que cargaba su abrigo. Un ejemplar del Daily Planet con su reportaje sobre la alianza de la firma de abogados con Luthor Corp. Clark miró el periódico unos segundos, girándose en su silla hacia Bruce.

-¿Buenas fotos, no le parece Señor Wayne?

-¿Te crees muy gracioso?

-Hay varios amigos que opinarían lo contrario.

-Este artículo, te va a costar muy caro.

-¿Me está amenazando, Señor Wayne?

Bruce entrecerró sus ojos. -¿Crees que eres el primer periodista que trata de hundirme?

-Supongo que no. Para ser el flamante abogado que es, debió abrirse camino entre varios de nuestros colegas. Justo como pretende hacerlo conmigo.

-Hacerme ver como un ambicioso que anhela poder está muy lejos de mi labor como abogado, pero si lo que quieres es probar lo que significa la justicia, será hora de que aprendas la lección.

-Wow, un discurso impresionante, Señor Wayne.

-Esto no se quedará así.

Girándose sobre sus talones, Bruce se marchó tal como llegó, dejando una ola de susurros a su alrededor, miradas furtivas a Kent quien dejó escapar un suspiro, mirando el periódico. Los taconazos de Lois Lane le advirtieron de otro sermón a venir, diferente en intención, pero igual de apasionado.

-¿Estuvo aquí?

-Sí, me amenazó.

-¿Bruce Wayne vino hasta aquí para amenazarte? -ella sonrió, mirando hacia el elevador esperando aun verlo- Esos son hombres.

-Hey, ¿qué no deberías estar ofendida?

-Clarkie, los hombres de verdad enfrentan sus problemas sin ayuda de nadie. Si Bruce Wayne fuese como los demás, te estarían esperando golpeadores a la salida del edificio. No, no, él vino con toda su hombría y dominio a plantarte pelea. Ya no hay hombres como él.

-¿Y yo qué?

-Eres de chocolate, no cuentas -rió Lois, mirando su gesto de enfado, despeinándole- Anda, ¿qué esperas?

-¿De qué hablas?

-Vino a retarte y te quedaste sentado como tonto. ¡Alcánzalo!

-Pero...

-Clark Joseph Kent de Kansas, si no alcanzas a Bruce Wayne voy a patearte yo misma a la salida del edificio.

A regañadientes, el periodista se levantó, corriendo a las escaleras de servicio para alcanzar el elevador en el lobby, justo cuando Bruce Wayne salía ya tomando su celular en mano. Tomando aire y juntando todo el valor que poseía -que no era poco- fue hasta él, atrapando su muñeca con determinación mirándole fijamente.

-Esto no ha terminado, es verdad. Pero no podemos hablar aquí, sígueme.

-¿Qué demonios...?

-¿El abogado inglés le tiene miedo a un provinciano de Kansas?

Eso le ganó un gruñido de Wayne, quien guardó su celular para seguirle. Clark silbó a un taxi, abriendo la portezuela para el abogado quien le dedicó una mirada antes de entrar. Dio una dirección que no era su casa ni tampoco un sitio que se le conociera. Un lugar un poco más apartado como discreto en las afueras de Metrópolis. El taxi se detuvo frente a un edificio de ladrillos rojos con herrería antigua y ventanas con puertas de madera dobles. Parecía más un lugar para vivir que alguna oficina. Subieron por ese viejo elevador luego de cerrar y bajar las puertas de metal y accionar de manera manual el motor, llegando hasta el último piso que era más una bodega que otra cosa. Clark sonrió, sacando una llave oculta en una maceta para abrir, dejando pasar a Bruce quien examinó dentro. No había mucho, cajas de mudanza por doquier, mesitas, algunos bancos y una cocineta al fondo como un baño.

-¿Qué es esto?

-Le llamo el Salón de la Justicia.

-Si tu justicia es como la limpieza de este lugar, eso me aclara muchas cosas.

-Espera un poco, ¿quieres café?

Bruce no respondió, frunciendo su ceño al ver unos cajones con expedientes, además de material para grabaciones. Cuando Kent terminó de preparar tres tazas de café, la puerta se abrió, dejando pasar a una hermosa, alta y atlética mujer de cabellos negros y ojos azules que les sonrió, vestida en un traje sastre con tacones finos. Ella saludó al periodista, mirando curiosa al abogado.

-Me sorprendes, Clark.

-Diana, quiero presentarte a Bruce Wayne. Bruce, te presento a Diana Prince, es mi contacto en la Interpol.

-Mucho gusto, Señor Wayne, ¿te puedo llamar Bruce en su lugar? -preguntó ella, con su mano extendida al abogado.

-Señorita Prince -Bruce le saludó, mirando a Clark.

-Ella está ahora tras Lex Luthor, Bruce.

-Sospechamos de sus movimientos en el mercado negro y algunas conexiones con el tráfico de armas, pero solo rumores, nada concreto.

-¿Y hundirme es una estrategia?

Clark rió, dejando las tazas en una mesa a donde invitó a los otros dos a sentarse.

-Ahora estás exagerando, Bruce. Es cierto que señalé tu conexión con Luthor Corp., pero nunca afirmé que estuvieras haciendo lo mismo que Luthor. ¿Sabes lo que hace, cierto?

Diana bebió de su taza, mirando al abogado. -¿Bruce?

-También he escuchado cosas sin ninguna evidencia de por medio. No trabajo con habladurías, trabajo con evidencias.

-Por eso te traje aquí -explicó Clark- Sé que eres un hombre honesto, Bruce, pero Luthor no lo es y le he seguido la pista desde hace tiempo. Diana vino a ayudarme con eso.

-¿Y qué esperan de mí?

-Podemos llevar a juicio a Luthor Corp, pero necesitamos corroborar la información -dijo Diana, mirando a ambos- Alguien trabajando con él.

-Es decir, yo.

-Luthor cuida muy bien sus amistades, no se abre tan fácil.

-Quiero entenderles. Ustedes dos quieren demandar a una corporación sólida con negocios públicos claros y sin problemas para encarcelar a Lex Luthor.

-Más o menos es el plan.

-Es el plan más idiota que haya escuchado.

-¡Hey!

Bruce tomó aire, sobándose una sien antes de cruzarse de brazos, aun sin tocar el café frente a él.

-Si ustedes llevan a juicio a Luthor Corp, lo único que lograrán es que Lex Luthor quede en arresto domiciliario, tendrá una bancarrota o algo similar. Miles de empleos se perderán, el desempleo en esta ciudad se elevará, creando una pequeña crisis económica que obligará a los políticos a buscar una solución rápida como siempre lo pretenden. Y su solución será hacer que el juicio a la empresa sea sencillo y sin tantos cargos para no lastimar más su entrada en la bolsa y con ello los ingresos que necesita el estado para mantener esta ciudad. Lex Luthor saldrá impune, protegido y vengativo. Pero cientos de familias habrán quedado sin empleo, marcadas como cómplices de un fraude que nunca se comprobará, perjudicando su futuro para conseguir otro trabajo. Al hombre que persiguen lo protegerán y en cambio inocentes que solamente están luchando por llevar algo de comer a sus casas van a perder sus empleos solamente porque ustedes dos se sienten Robin Hood. ¿Siquiera consideraron todo eso al momento de atacar a un hombre así de poderoso?

Diana y Clark intercambiaron una mirada. Bruce rodó sus ojos.

-He trabajado con mucha gente con reputación cuestionable. Algunos resultaron ser inocentes, otros no tanto. Sí, estoy al tanto de los rumores alrededor de los negocios ilícitos de Lex Luthor que son completamente ajenos a los movimientos mercantiles de Luthor Corp. Como ya dije, trabajo con evidencia no con corazonadas. Estuve en la Cámara de los Lores, vi pueblos enteros quedarse en la miseria por las andadas de justicieros como ustedes. Si ustedes quieren a Lex Luthor, busquen al hombre y no a la empresa que le sirve de fachada porque al menos un tercio de Metrópolis depende de ella para vivir.

-Eso sonó a regaño -bromeó Clark.

-¿Quieren mi ayuda, no es así?

-Hasta donde puedas -aclaró Diana- Te protegeremos, como a tu familia. Sabemos de lo que es capaz Luthor. Y estoy de acuerdo, evidencia irrefutable y no dudas razonables.

-Bien, eso es mejor.

-¿Entonces estarás con nosotros?

-Aún me debes una disculpa, Kent.

-De hecho, puede servir para encubrir esta alianza -sonrió la agente- Me encargaré de esparcir el rumor de que Clark Kent está disculpándose con Bruce Wayne por lo del artículo que el abogado encontró ofensivo tratando de ganarse su simpatía. Así Clark puede buscarte sin dar tantas explicaciones.

-¿En dónde nos veríamos? ¿Aquí?

-No, Clark, Bruce es alguien conocido. Tendrán que verse en privado en otro sitio, luego me informarás a mí aquí.

-¿Qué sitio? -quiso saber Bruce.

-Conozco un sitio seguro, lo tenemos bien cubierto. ¿Sabes pescar, Bruce?

-Lo hice de niño, he perdido práctica.

-Clark sabe pescar, te enseñará.

-¿Qué?

-Sshh, Clark. Se reunirán en el sitio que les diga, no se preocupen yo me encargo. Gracias, Bruce por la dirección. Por algo eres tan buen abogado.

-Quiero a mi familia protegida.

-Te juro por mi vida que así será.

-Gracias, Bruce. ¿Ves como no era tan malo hablar conmigo? -sonrió Clark, levantando su taza de café.

Bruce le dedicó una mirada, tomando al fin su propia taza de la que bebió pensativo. No estaba a gusto con el asunto de Lex Luthor, pero tampoco iba a dejarlo pasar. Nunca había sido cómplice de esa clase de corrupciones, no comenzaría en Metrópolis. Levantó ambas cejas al beber el café, mirando de vuelta a Kent.

-Vaya, les enseñan muy bien a hacer café en el Daily Planet. Si te despiden te puedo contratar para hacerme el café.

-Ja, ja.

Diana se carcajeó, ahora charlando de otras cosas más triviales antes de despedirse y dejar aquellos dos a solas una vez más. Clark suspiró, mirando su taza vacía.

-No quise ofenderte, Bruce, lo digo en serio.

-Está bien, no estoy herido.

-Supongo que ahora seremos amigos.

-Depende.

-¿De qué?

-Si sigues preparando bien el café, lo consideraré.

-Oh, oh, Bruce Wayne haciendo una broma, lloverán sapos.

-Tengo que irme.

-Yo también. Entonces nos veremos en nuestra cita.

-No es una cita.

-Un sitio privado, los dos solos sin que nadie nos moleste... -bromeó Kent.

Bruce se levantó, recogiendo sus cosas para marcharse apenas si diciendo un adiós seco al periodista quien rió para sí, negando despacio y recogiendo todo. Se percató de una pequeña foto tirada en el suelo que recogió curioso, luego sonriendo al ver que era un retrato familiar. Bruce con dos chicos, un joven de sonrisa amplia y un niño muy serio. Ambos abrazados por una mujer hermosa de sonrisa quieta pero elegante. Una foto que el abogado había tirado sin fijarse cuando sacó algo en que anotar sus datos para Diana. Clark notó que el fondo no era ningún sitio de Metrópolis, más bien parecía una de esas casas inglesas que salen series de televisión. Reconoció al niño, era Damian, el amigo con el que Jon ahora estaba encantado. Supuso que el muchacho era Richard, el hermano mayor. La guardó en su cartera para devolvérsela después, regresando al periódico para terminar sus reportajes y luego ir a casa donde encontró a Jon esperándole muy ansioso.

-¡Papá! ¡Papá! ¡Mira!

Su hijo tiró de su mano sin darle tiempo a dejar sus cosas en el perchero, casi corriendo a la salita donde vio una caja abierta ya de una consola de videojuego nueva... y muy cara.

-Jon...

-¡Damian me la regaló!

-Hijo, esto...

-¿No es genial?

Clark apretó una sonrisa, tosiendo un poco. -Jon, no podemos aceptar esto.

-¿Por qué no?

-Es demasiado dinero.

-¡Pero Damian quiso regalármelo para que juguemos en línea!

-Sí, lo entiendo cariño, pero...

-¡¿Por favor?! ¡Papá!

-¿Qué dirá su padre de semejante cosa?

-Bah, le da todo lo que quiere. A él si lo quieren mucho.

-¿Qué estás queriendo decir, jovencito?

Jon le sacó la lengua, tomando la consola entre sus manos con una expresión que destruyó toda queja que su padre quisiera poner en contra de tan carísimo obsequio.

-Okay, pero debes estar consciente de que nosotros no podemos dar regalos así, hijo.

-Está bien. ¿Me ayudas a ponerlo?

-Con la condición de que yo sea el primero con el que juegues.

-¡SÍ! ¡TE QUIERO MUCHO PAPÁ!

Clark rodó sus ojos, dejando sus cosas al fin para quitarse la chaqueta y arremangarse la camisa para ponerse manos a la obra, calmando a un histérico Jon que desbordaba alegría. Tenía que haber sido un Wayne quien devolviera semejante algarabía a su hijo. Era un niño fuerte y optimista, jamás se había quejado por no tener una madre a su lado, ni tampoco cuando debía dejarlo con su abuela Martha en Kansas cuando el trabajo le había impedido atenderlo por días. Le era fácil hacerse de amigos, más había sido aquel extraño niño Damian quien parecía haberse ganado un lugar privilegiado en el corazón de Jon, y ahora este regalo tan costoso iba a tener a su hijo hablando de las virtudes de aquel niño por semanas. Ya lo veía venir. Cuando terminó de conectar todo, jugaron unas cuantas partidas antes de que Lois le llamara para ver otro reportaje en puerta.

-Tengo que trabajar, estaré en la recámara. Solamente una hora más, ¿de acuerdo, Jon?

-Okaaay, ¡salúdame a tía Lois de mi parte!

-Lo haré, hijo. Una hora.

-¡Siiiiiiiiiiiiiiiii!

Clark despeinó los cabellos del pequeño quien rió, acomodándose para lo que seguramente sería una partida en línea con Damian Wayne. Ya le escucharía quejarse y gritar como loco después mientras estaba en su laptop trabajando. Ahí recibió el correo encriptado de Diana, sobre el punto de reunión con Bruce Wayne, era en una cabaña en las afueras de Metrópolis, cerca de un río donde pescar. Suspiró un poco leyendo la información y confirmando los datos. Quizá era un chiste del destino que, mientras su hijo no tenía problema alguno para convivir con Damian Wayne, él estaba pasando un infierno de Dante para siquiera tener unos minutos de cordialidad con Bruce Wayne. Al menos ahora tenía otro aliado más en su lucha contra Lex Luthor. Se preguntó si acaso el abogado sabía que su hijo estaba teniendo amistad con su Jon, ya quería ver su cara sobre eso.

-... Clark, ¿me estás escuchando?

-Perdón, Lois, estaba llamando la atención de Jon, ¿me decías?

-En fin, tengo un dato que te encantará. Al parecer tenemos el nombre de un grupo que hace los desembarques de Luthor en Metrópolis, un intermediario como siempre.

-¿Quiénes son?

-Se hacen llamar los Outlaws.

-Que originales.

-Fuentes confiables me confirman que son peligrosos, solo tengo sus apodos: Arsenal, Bizarro, Artemis y Red Hood, como los cabecillas del grupo.

-Pueden ser cualquiera.

-Lo sé, tendremos mucho trabajo. ¿Qué tal te fue con el Señor Wayne?

-Bien, tendré mi momento para defenderme.

-Felicidades, Kansas.

-Graciosa.

Jon gritó con fuerza y Clark debió tapar su celular para que Lois no escuchara semejante escándalo.

-¡JON!

-¡Ops! ¡Lo siento, papi!

-Te queda media hora.

-¡NOOOOOOOOOOO!

-¿Qué está sucediendo allá?

-Jon está estrenando una consola de videojuegos.

-¿Robaste un banco?

-Lois... fue... un regalo de un amigo.

-Quiero amigos así. ¿Amigo de la escuela o qué?

-Nunca dejas de ser reportera.

-Es mi vida, cariño.

-Se trata de un amigo suyo, que es rico.

-Interesante que no desees decirme el nombre.

-Se llama Damian Wayne.

Esta vez tuvo que apartarse el celular de su oído cuando Lois gritó, tomando aire para la cascada de preguntas, quejas, más preguntas y más quejas que se desbordaron por el teléfono al pegárselo de nuevo, esperando a que al fin pudiera hablar.

-Ya te lo dije, fue en ese campamento donde se conocieron.

-Clarkie, ¡es el hijo de Bruce Wayne!

-Ya lo sé.

-¿Él lo sabe?

-Creo que no.

-Típico de ellos los ricos. Wow, es decir, ¡WOW! Pero es que mi Jon es un niño especial.

-Es cierto.

-Qué cosita más interesante.

-¿De qué hablas ahora?

-Pues estás involucrándote con Bruce Wayne, su hijo ha estado en su casa. Todo parece como un hermoso cliché de novela.

-Por favor, Lois.

-¿Te imaginas que un día Bruce Wayne te regalara un rancho en Kansas?

-Lois...

-Bien, ya me callo.

-Tenemos trabajo qué hacer. Estabas diciéndome eso del grupo.

-Okay, okay, bien...

Para cuando terminó, recordó que había dado un tiempo límite a Jon para jugar, ya era tarde. Dejó sus cosas en la cama, saliendo de la recámara a la sala donde encontró a su hijo durmiendo sobre cojines tirado en el suelo con la consola ya apagada por la opción de apagado automático. Negó, quitándole la diadema de la cabeza y el control, levantándole en brazos con un beso en su frente cuando el pequeño se refugió en su pecho al instante. Lo llevó a su recámara, cambiando sus ropas por pijama y recostándole debajo de sus cobijas. Tenía que cuidar esa amistad, no quería ver triste a Jon por alguna tontería suya, eso incluía ganarse a Bruce Wayne para asegurar que no fuese a separarlos por cualquier motivo. Luego de cerrar la puerta al salir, buscó su celular para enviar un mensaje al abogado tal como lo había indicado Diana, un mensaje de arrepentimiento con una invitación para charlar sobre el tema del reportaje.

Clark se cambió sus ropas luego de un baño, notando que su mensaje no había sido leído todavía. Suspiró desganado, recostándose en su cama con todas sus cosas botadas a un lado, algunas en el suelo mientras se acomodaba listo para dormir. El zumbido de su celular le avisó de la respuesta que estaba esperando, casi cuando ya estaba quedándose dormido. Tomó sus lentes para leer lo que había escrito Bruce. Un escueto "OK". Negó, sonriendo para sí y poniendo la alarma. Definitivamente había que trabajar mucho con ese hombre, tenía muros muy altos. Kent sospechaba de las razones porque Lois ya le había contado algo de su pasado. Imaginando como sería su siguiente encuentro es que al fin descansó, profundamente dormido.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top