6, Un viaje por el pasado.
VI
Un viaje por el pasado.
"2 de marzo, 18 ... se que debería poner el año, pero no creo que este registro dure tanto conmigo. Mis ultimas bitácoras han quedado en alguna isla, se las ha llevado el agua, o solo las olvide.
Aunque parece que no me interesa escribir sobre mis memorias, creo que es algo fundamental, cuando mi cabeza no mantiene la información como corresponde.
Si, es un efecto secundario de aquel hechizo, el que [Petunia] Margaret, me enseño cuando éramos muy muy muy jóvenes. Siento que me ha dicho tantas cosas sobre este truco, que he perdido la cuenta. Y no siempre, puedo olvidar todo. No con estos registros, o recuerdos anclados que me desvelan y [página arrancada]"
"Seguimos en marzo. No recuerdo bien cuando llegue a Inglaterra, pero ya tenía previsto el paso por aquí. Es mi país, creo que el paso es obligatorio.
De igual manera, no vine a hacer sociales. Necesitaba ver a Zoe, no solo por lo mucho que la extraño. A veces miento sobre como llevo nuestra ruptura. Somos amigas, [pero no deja de doler que lo nuestro acabo por mi culpa].
Siempre es mi culpa".
"Hace una semana que estoy en la pequeña casa de Douxie. Él se ha marchado a América la semana pasada, y yo no creo que dure tanto tiempo aquí. Este lugar es [tan pequeño, y silencioso]. Bueno, lo ideal es decir acogedor, pero a veces lo acoger me pone ... No me hace bien. Se cual ha sido su intensión en todo esto. [No va a funcionar, me quiero ir ya. No soporto esta quietud, las voces en medio de la noche, las lagrimas que me desprenden la piel. Esta soledad es] ...
Vine a Inglaterra a ver a Zoe, porque algo le ha sucedido al collar. Se apago, por así decirlo. Su color verde es similar al de las hojas de los árboles, mas brillantes, porque este pedazo de Avalon es como una piedra preciosa. No como una esmeralda, sino mucho mas linda.
La cuestión es que ha perdido su color, su brillo, y quedo como un carbón. Solo duro unos minutos, pero las manchas seguían allí, al menos aparecían cada tanto.
Zoe la estudio y no le vio nada. Sin embargo, Hisirdoux también lo hizo (si, el aprendió sobre magia antigua, y no creo que haya sido gracias a Merlín) tampoco noto nada extraño. Por un minuto, pensé que me decían que perdí la cabeza, lo cual tendría algo de sentido.
Tengo sueños, muy vividos, donde recuerdos dormidos se despiertan, y me azotan con violencia. Me hacen ver una y otra vez lo que hice, como es que llegué ahí. Y todos tienen la misma sonrisa, una burlona, endemoniada, compradora. Es mi sonrisa, y rio, haciendo un sonido repulsivo.
[Lo merezco, descansar no es para mi cuando he hecho cosas malas] Soy mala, [algo se anida en mí y ...]
Como sea, la conclusión es la misma. Al collar no le pasa nada, soy yo la que no descansa bien. Creo que ambos tienen razón".
•
Frente a la puerta con el cartel de cerrado, Arabella trataba de adivinar de quien se trataba. Era una energía eléctrica, chispeante, la que la atravesaba. Y solo pudo pensar en una sola persona que le hiciera sentir esas cosquillas en la piel, peor que un escalofrío.
Sonrió con emoción. La ultima vez que se vieron fue en los sesenta, no fue en las mejores circunstancias. En esa época, casi nunca lo eran.
Llamo de inmediato, con un alegre repiqueteo, siguiendo su lógica "Los carteles mienten, siempre queda alguien".
Acerco su oído a la puerta y de adentro se escuchó a alguien refunfuñar. Tenía sentido, era la hora del almuerzo, sabía que la gente odiaba ser interrumpida en su descanso, pero a la rubia le encantaba perturbar la paz de los demás. Mas aun si se trataba de alguien que conocía lo suficiente como para saber como molestarla.
La puerta se abrió frente a ella, y la sonrisa de Arabella se amplió a un más.
—Hola —agito una mano al frente.
—Oh, Arabella —dijo Zoe, un poco sorprendida.
Antes que la bruja pudiera decir algo un choque muy fuerte paso detrás de ellas, haciendo que ambas saltaran del susto y se asomaran para ver lo ocurrido.
—Oh, wuau, esto sí es nuevo —dijo la bruja nerviosa tras el accidente.
—Por todos los brujos, debemos arreglar tu nombre —exclamo al ver el alboroto de lo ocurrido.
Dentro del local, ambientado con música suave y luz baja, las dos amigas se dieron un largo y fuerte abrazo (más por parte de Arabella) La extrañó por mucho tiempo, y no iba a negar que las charlas con Zoe era algo necesarias, al menos una vez al año. Por eso no tardaron en entablar una conversación de lo que sea.
Desde lo que estuvieron haciendo en los últimos años, donde consiguió aquellos borcegos tan pesados, si leyeron lo último de las noticas mágicas, hasta sobre los colores de los nuevos tintes en sus cabellos.
—Siempre he dicho que el fucsia es tu color —señalo alegre Arabella—. Amo como te queda el cabello así. Es tan rebelde, tan tu.
Zoe sonrió con cierta pena. No porque no le gustara el color de su cabello, sino por los halagos de Arabella.
—Gracias, lo teñí, cuando dejo de verse raro hacerlo. Obvio tiene algo de magia, hace años que lo coloro. No me quiero quemar la cabeza —dijo.
De pronto dejo de sonreír. Pues verla ahí le hizo recordar algo antiguo que venía estudiando hacía unos años.
—Háblame del collar, ¿Cómo sigue?
Arabella tomo la piedra verde, y frunció el ceño.
—Oh, esta baratija. No te preocupes, está bien —respondió con simpleza.
—No, no está bien —dijo Zoe.
—Creo que lo que sucedió fue que perdí la cabeza, un poco no más —insistió, con aquel tono de voz despreocupado.
Zoe se acercó, y tomo el collar para verlo de mas cerca, e igual que su amiga, frunció en ceño de inmediato. No desconcertada, mas bien un poco enojada.
—No estás loca —susurro—. Creo saber lo que le pasa. Lo estudié, conseguí algunos libros antiguos que me echaron un poco de luz sobre este asunto.
—¿Sí? ¿No crees que cometí un error? —preguntó un poco ansiosa.
—Todos los cometemos, pero lo que viste no fue tu imaginación —tomó aire, e hizo una pausa —. Según leí, puede que Morgana, se haya querido comunicar contigo.
Arabella se hizo hacia atrás, haciendo que Zoe soltara el collar. Este toco su piel, como un trozo de hielo, le provoco un violento escalofrío. Su nombre se replicó en su mente una y otra vez hasta ser un murmullo, de varias personas hablando y todas diciendo lo mismo.
—Pero ella, yo no sé dónde está —susurro con cierto temor—. Ya lo dije, no sé dónde está, nunca lo supe —volvió a repetir.
Se puso de pie y observo a todos lados. Estaba segura que pronto la respiración le iba a fallar, que iba a dejar de ver todo con claridad, que caería al suelo a desarmarse entre lágrimas.
—Lo se —murmuro Zoe, y la abrazo—. Yo lo se.
—No sé más nada de ella, y ella —trago saliva—. Ella no está, no debería.
Tomó la piedra con mucha fuerza, como queriendo contener las lágrimas, después de años volvía a escuchar su nombre. No era temor lo que sentía, era tristeza. Entonces no pudo más y lloró.
Porqué lo que se relacionaba a su madre, en los últimos tiempos, no hacía más que darle dolores de cabeza.
Porqué eran más los malos recuerdos vinculados a ella que los buenos, lo cuales solo eran muy lejanos.
Porque parecía ser, que desde 1920, Morgana no hacía más que buscar la forma de conectarse con ella, y Arabella sabía que no quería hacerlo de mejor manera.
Se tranquilizo al cabo de unos minutos, y sonrió pese a la falta de razones. Debía demostrar que no se veía afectada por el nombre de la antigua hechicera.
—No sonrías tanto —dijo Zoe, y se apartó—. Así como tú, nadie sabe dónde está, todos le temen, y eso podría ser un problema.
—Por suerte, no creo que vuelva, pienso que solo se quería despedir de mi —dijo nerviosa, y forzó una sonrisa—. Otra vez.
—No me escuchaste, se trata de tu madre —insistió Zoe.
—O sea, es mejor una despedida, que volver solo para saludarme, y quedarse a tomar el té ¿Cierto?
Siguió dando vueltas por la pequeña sala, dando pasos nerviosos, y torpes.
—Es que es muy loco, y poco probable que llegue, pregunte si supere el trauma, y no sé, querer volver a repetir todo —insistió—. Que llegue y diga "Ven hija, aún tienes una parte sana que destruir". No, no, no.
—Arabella —dijo Zoe, cruzándose de brazos.
La rubia se detuvo, y sonrió.
—Tan loco como el clima que hay en Arcadia. Cualquiera diría que lo controlo yo —dijo nerviosa.
—Cálmate, vamos a ...
—Londres, allí todos los días son iguales ¿Qué tal ir un día de estos? —continuo nerviosa.
Arabella cambio de tema de manera rotunda y desesperada. Fue una larga hora hablando de lo que sea hasta que, por muy raro que fuera, se quedaron sin tema de conversación.
—¿Me harías un favor? —pregunto por lo bajo.
Zoe la vio, y alzó una ceja.
—¿Puedo quedarme contigo hasta que tenga mi propio lugar? —pregunto, tímida—. Es que vine con esa intención, y hablar contigo fue una recompensa.
—Claro, no dejaría que vivieras en la plaza —dijo, y le sonrió—. Si hubieras avisado, te hacia mas espacio.
—Solo será una semana, tengo mis trucos —dijo, y tomó su mano—. Gracias Zoe. Ahora iré a conseguir trabajo.
Antes de que la bruja se marchara, Zoe la detuvo por unos instantes. Quería tocar un tema, de cual no encontraba las palabras correctas para abordarlo. Arabella la tomó de uno de los hombros y le sonrió con clemencia.
—Solo dilo Zoe, esta todo bien.
—Si vamos a vivir juntas un tiempo, debes saber que salí con Doux hace unos años — confeso con temor a represalias—, sé que ustedes ...
—No me debes una explicación —le interrumpió—, me ausente tanto que, si alguna vez hubo algo, ya quedo en el olvido.
—¿De verdad no te molesta, que haya salido con él? —insistió en saber.
Porque, aunque no se valía de los rumores, si sabía que algunas historias eran ciertas.
—¿Y quién no lo haría? ¿Ya lo viste? Cada siglo que pasa se pone más lindo —respondió, echando una mirada a al café, para luego volver a ver a Zoe—. Está bien, no somos parejas, y no puedo regañar a nadie por continuar con su vida.
Zoe insisto viéndola con cierta intensidad.
—Bien, ¿Sabes que algo así no se va volver a repetir? Estuve trabajando en eso —dijo frente al silencio de su amiga.
—A eso voy, él está muy bien, y no quiero que lo lastimes, porque es mi mejor amigo. Si te quedas aquí prometiendo que quieres paz y una vida de humano, lo debes cumplir —dijo con un tono medio entre amenaza y advertencia.
—Lo prometo, cambie, no soy la misma de siglos atrás —insistió Arabella, a lo que Zoe dio un suspiro—. Es cierto, y sé que lo sabes solo que eres muy dura para admitirlo.
Una vez mas se despidieron, y Arabella, dejando la maleta con Zoe, volvió al bar, por aquel empleo.
★★★
Los siento, lo que está entre [] son partes tachadas. Pero acá quedaba muy feo.
Ahora sabemos que Arabella ya le cambio antes el nombre a la Margaret xd
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top