14, Quizás haya un nosotros.

IVX

Quizás haya un nosotros.

|Sweater weather|

Arabella ya no lucía como la niña que conoció, o quien luego fue su amiga. O quizás era él quien la encontraba cada día mas linda. Mas aun después de haberse confesado que ambos sentían lo mismo. Claro, de ese entonces en que "huyeron" del castillo porque ella había hecho enfurecer no solo al rey sino a su madre, pasaron un par de años, y varios hombres que querían tomar a la princesa como la reina de sus tierras.

Por un lado estaba contento siendo el único capaz de tomarle la mano, de quedarse a su lado hasta largas horas, y tener inocentes momentos de intimidad con ella, pero por el otro Hisirdoux no estaba tan seguro de cuanto podía durar eso.

Él seguía siendo el aprendiz de Merlín, y ella cada día estaba mas ocupada encerrada en la biblioteca por orden de Morgana. Casi no tenían momentos a solas, y las pocas veces, disfrutaba el placentero silencio de las tardes lejos del castillo.

Había notado las insinuaciones de Arabella. Claro que sabía que ella quería ser besada, y él fingía que no notaba nada. En su mente, tenia algo mas que solo besarla porque si. Se acercaba la fecha de sus cumpleaños, y una idea que seria recordara por siempre.

Al menos, Hisirdoux creía eso, y esperaba que fuera así.

11 de noviembre

Cumpleaños de Arabella.

Circe fue todo el día la doncella de ella, mientras que él se preparaba junto con Archie y buscaba mitigar los nervios de alguna forma.

—No tienes de que preocuparte —dijo el gato— pues, aunque metas la pata, hasta las dos, ella va a seguir gustando de ti.

—¿Cómo estas tan seguro de eso? —pregunto Hisirdoux, preocupado—. La última vez que metí la pata ella no me hablo por una semana.

—Y lo merecías, la trataste como una princesita y le dijiste que se vaya a casar con cualquiera —respondió Archie—. Te dejaste llevar por los rumores, y aun así, una semana después, lady Bella volvió a ti.

—Bien, entiendo, no ser un idiota —dijo para si, Hisirdoux—. Bien, ya casi es el momento. Solo espero que ningún troll o bruja malvada salga en medio de la velada.

—Confía en ti Casperan, y todo saldrá a pedir de boca —dijo Archie, y le dio un empujón.

Los nervios nunca estuvieron mas incontrolables como en el momento en que la vio acercarse. Usando aquel vestido rosa pálido delicado, y su cabello rubio largo hasta la cintura, decorado con flores del jardín, era como si la hubiesen sacado de un sueño. Pero al tenerla cerca, oler su perfume, notar el brillo en su mirada marrón, la suavidad de sus labios rosados; cuando tomó su mano, supo que nada de eso era un producto de su imaginación.

Tan hermosa, tan provocadora de cientos de emociones, tan real, que todo lo bello escrito en un libro quedaba corto a su lado.

—Luces como un hada —dijo, y sonrió enamorado—. Mucho mas hermosa que cualquier otro ser que se refugie en un bosque encantado.

—Y tu te ves tan encantador como siempre —dijo—. No, espera.

Se quitó una flor, que se sostenía en su oreja, y se la enredó con suavidad entre sus cabellos negros. Hisirdoux sonrió ante la suavidad de su tacto, como si fuera bendecidos por aquellos mismo seres de los que hablaba.

—Ahora luces tan mágico como un noble caballero —dijo, sonriente—. Mejor aún, como un noble mago.

—Aun no —sostuvo Hisirdoux.

—Pero pronto lo serás, y yo estaré allí para asegurarme que ese día sea el mejor de toda tu existencia —dijo.

Hisirdoux suspiró, quizás un poco creído de sus palabras, pero si muy enamorado de ella. No existía día donde no lo sorprendiera, Arabella tenía las palabras justas para calmarlo o hacerlo enloquecer. Y esa noche, su alma vacilaba de un lado a otro ante su presencia.

Y si él por dentro estaba a punto implosionar, la princesa fingía muy bien la calma del momento. Desde muy temprano no dejaba de dar vueltas por su cuarto, no podía tomar los libros para leer, ni verse al espejo al momento de elegir un vestido.

Estaba emocionada, a la vez que nerviosa, y cuando lo vio a lo lejos, la sangre de sus venas corrió tan rápido, que se vio en la obligación de apurar el paso hasta estar frente a frente de la persona a quien le obsequio su corazón, y la eternidad de todos sus sentimientos.

Esa noche, en su primer beso, uno mágico, el bosque se ilumino más allá de la luz de luna que los atestiguaba desde el cielo nocturno. Tierno, dulce, inocente, sus labios pactaron aquel amor.

Arabella creyó que ya nada mas le faltaba. Estaba completa, su vida, era lo que alguna vez soñó. No pedía más.

• • •

Arabella le tuvo que demostrar a Clara que no le iba a robar nada, que estaba de su lado, y que ya no tenia ganas de continuar con lo que Morgana alguna vez pregonó. Con algunos trucos de magia, y un viejo diario que cargaba a todos lados para evitar perderse de mas, la convenció de que no era capaz de ser mala, sin motivos.

—Niña, escucha —White saltó al frente—, si ella fuese la mala bruja que alguna vez fue, tu no estarías aquí.

—White guarda silencio —murmuro Arabella—, no le hagas caso, ha visto mucho.

—Si, soy mas vieja de lo que crees —dijo la gata—. Pero de verdad, Arabella es como lo que ves.

Clara sonrió frente al familiar que trataba de respaldar a la bruja. Aunque le costaba, estaba segura de que podía confiar en aquel extraño dúo. Entre tanto caos que se ocultaba cuando la noche caía, ellas dos eran una bocanada de aire fresco.

—Sonríe, eso es bueno —dijo Arabella—. Este es mí número, Clara. Si necesitas ayuda, lo que sea. Solo escríbeme.

—Gracias por esto Arabella —sonrió—. Por un momento pensé que iba a tener que enfrentar el asunto de la magia por mí cuenta.

—Bueno, ya no hace falta —dijo—. Me tienes a mí, otra bruja.

Clara la abrazó, tomándola por sorpresa, y sonrió por la magia que le transmitía. Le era tan cálida y familiar, que solo le hizo pensar en todas esas brujas amigas que se quedaron atrás. En lo mucho que extrañaba estar con las de su clase, y no tener miedo de dejar libre su identidad.

Clara la soltó al sentir que alguien se acercaba, y sonrió tímida al ver que era Hisirdoux, haciendo que Arabella girada también para verlo. Esta le hizo seña de silencio y le guiñó el ojo, así la conversación quedaría entre ellas a pesar que él sabía de qué hablaban.

—¿Él es tu novio? —pregunto Clara, por lo bajo.

Aquella pregunta retumbo en Arabella como si algo hubiese explotado por dentro. Lo vio en la entrada del salón, al mismo tiempo que él alzó la vista del celular y se sonrieron.

Todo en ella cosquilleo, y no entendía como hacia para estar de pie, cuando por dentro temblaba, y se desmoronaba. Así sostenía que era su punto débil, al mismo tiempo que se volvía débil.

—Ojalá lo fuera —le respondió—, por momentos somos muy mejores amigos.

—Mmmmh, ya veo —murmuro Clara—. Si se casan, ¿Puedo ser la madrina de su boda? Eso seria tan lindo, ustedes se ven tan lindos. Las chicas dicen que se ven muy lindos juntos.

—Ya brujita, creo que tienes mucha imaginación —dijo Arabella y sonrió.

Aunque si lo pensaba mucho, Arabella también se imaginaba diciéndole si en un mágico altar rodeados de sus amigos.

Las dos se acercaron hasta la entrada, e Hisirdoux guardó el celular para recibirla.

—Bien princesa, espero que tu tarde haya sido productiva —dijo, y pasó un brazo por sus hombros—, porque hoy toca una larga jornada atendiendo gente.

—Oh, cariño, tu siempre dando buenas noticias —dijo Arabella.

—El precio por ser jóvenes responsables —dijo él.

Clara se despidió de ambos, y ellos se quedaron unos minutos más, viendo cómo se alejaba.

—Me cae bien —dijo Arabella.

—Creo que será una gran bruja —dijo Hisirdoux, y sonrió—. Míranos, hablando del futuro de una jovencita como si fuera nuestra hija.

—¿Quién diría que llegaríamos a ser los padres mágicos de unos adolescentes? —pregunto graciosa Arabella—. Bien, volvamos a lo de siempre. Mucha maternidad por el día de hoy.

Durante el descanso (y también mientras atendía a los comensales) Arabella estuvo pensado en la pregunta que le hizo Clara. Y aquello desembocó, en otra cuestión mas ¿Qué era de Hisirdoux en ese momento?

  Estaba claro que muchas veces actuaban como amigos, y que en otras como si fueran un matrimonio de muchos años, donde sus muestras de cariño se daban a través de miradas cómplices, silencios cómodos, y la manera en como se cuidaban o se preocupaban por el otro.

Desde el momento en que llegó a Arcadia, no hicieron mas que actuar de esa manera, sin tocar el tema. Pues podían hablar de lo que sea, pero nunca de ellos dos como "un algo"

—¿Pasa algo? —pregunto Hisirdoux—, estas mas callada de lo normal.

—Solo pensaba en algo —respondió, y llevó la vista a un lado.

—¿En que piensas? —pregunto y se acercó.

Arabella dio un suspiro, y otra vez vio al frente. Estaba segura que sus mejillas no estaban sonrojadas, sino rojas, y que sus ojos brillaban por lagrimas que no tenían porque aparecer.

—Wuau wuau wuau —dijo nervioso.

Dejó lo que tenia en la mano, y la tomó con cuidado del rostro.

—¿Qué pasa? —pregunto, preocupado.

—Pasa que, no se que hacer con nosotros Douxie —dijo ella, con la voz rota—. Pienso en nosotros, en lo que somos, en lo que hay, o si es todo parte de mi imaginación. ¿Tu, tu alguna vez has pesando en nosotros?

Hisirdoux abrió los ojos con asombro, mas que todo por el dolor que podía percibir en cada palabra que salía de su boda.

No, lo último que quería ver en ese momento era a la bruja que siempre amó, llorar por amor. Aunque muchas veces nada de lo que ellos hicieron salió bien, y todo terminaba tormentoso, estaba seguro que en ese presente seria diferente.

Mas aun al sentir que era ella quien abría el corazón, antes que él lo hiciera.

—Claro que lo hago —dijo y le sonrió—, pienso en nosotros hace tiempo, y todo lo lindo que podemos hacer ahora que nada nos impide estar juntos. No hay trágicas noticias, ni un cartel con nuestros nombres, ya no debemos huir cuando el sol esta a punto de salir.

—Todos los días quiero ver el amanecer a tu lado —dijo Arabella y sonrió—. Entonces, ¿Si crees que puede haber un nosotros en este presente?

—Opino que tenemos novecientos años de experiencia para que hoy no repitamos lo que nos hizo mal.

Hisirdoux dio un leve suspiro, uno que nacía cada vez que la veía, y que daba a entender como es que se sentía cada vez que la tenia cerca. A su lado los días eran más brillantes, y no sentía el peso que lo abrumaba sobre sus hombros. Y solo quería que cada momento con ella sea inolvidable, que quedara grabado en su memoria.

—Siempre hubo un nosotros Arabella Pericles —dijo, con suavidad—. ¿Quieres eso?

—Quiero que vivamos un nosotros desde ahora —murmuro.

Arabella cerró los ojos por un momento, y estirándose, rompió la distancia que los separaba. Besó sus labios con tranquilidad pese a las grandes ansias que sentía. Fue suave, cálido y nostálgico. El tiempo pareció detenerse por un instante, y aun sintiendo sus manos abrazar su cintura, no hizo nada para apurar aquello que los unía.

Arabella lo pensó perfecto.

Nunca dejaba de serlo. Aún con todos los años que existían sin que ellos se tocarán, sus labios encajaban a la perfección con los suyos. Su piel, su respiración, los latidos de su corazón, todo se volvía uno.

Y eso lo hacía perfecto, único, irrepetible.

Solo se separó para tomar una bocanada de aire, y volver a besarlo.

Cuando se volvió mas rápido, y necesitado, ella lo correspondió hasta que el aliento no le alcanzo mas. Perdió todas las formas, y delicadeza con la que siempre le deba un primer beso, y deliro al pensar lo mucho que extrañaba sus labios. El cálido contacto de su boca, de sus alientos.

Lo mucho que lo extrañaba a él.

—Quiero que seas mi novio —murmuro.

—Solo quiero ser tuyo —respondió, y le dio otro beso.

Ella sonrió bajo sus labios, sintiéndose bendecida de oírlo decir eso, una vez más.

—Quiero que seas solo mío —murmuró, confesando un secreto que todo el mundo sabía.

Cuando sus manos se infiltraron bajo la camisa rosa del trabajo, y Arabella lo sintió sobre su piel como una caricia de fuego, deseando solo arder, y ser cenizas junto a él. Solo con Hisirdoux podía dejarse romper de aquella manera, sabiendo que estaría allí cuando vuelva a resurgir.

Y cuando el calor del momento ameritaba más, llegó Jo para interrumpirlos y ordenarles volver al trabajo. Se separaron de inmediato, con las respiraciones agitadas, al igual que sus corazones.

Ellos solo rieron por eso, y se dieron un ultimo beso corto.

—Luego seguiremos hablando —dijo Hisirdoux, aclarando la garganta—, no podemos dejar esto a medias.

Arabella pasó los brazos sobre los hombros, y enredó las manos en su cabello negro. Aplastado el pecho contra el suyo, sintiendo su corazón nervioso contra los bordes de la camisa rosa.

—¿Qué quieres decir con dejarlo a medias? —pregunto sin falta de vergüenza.

Hisirdoux aclaró la garganta, aseguró que el aire le faltó, y que el control por dejar las manos quietas, y no querer devorar aquella sonrisa coqueta, pronto lo iban dejando.

—Eres cruel, lo sabes y te encanta.

—No pienso negar nada —sonrió—. Nos vemos mas tarde, cariño.

—Nos vemos más tarde, princesa —murmuró Hisirdoux.

Le plantó un beso en la nariz y se marchó.

Arabella se quedó, y lo vio irse. Dio un suspiro, y así como estuvo dichosa entre sus brazos, se sintió abrumada con la misma rapidez. Cayó en cuenta que ese beso fue el primer contacto que tuvo luego de muchos años. Que otra vez, Hisirdoux lograba entrar a su corazón, y que como siempre, ella se lo permitía sin pensar en el futuro, su presente, o como es que les fue en el pasado.

—Muy bien, no es momento de temblar —se dijo así misma. 

★★★

Pasó gente, que viva el amor, que vivan ellos ✨😭💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top