CAPÍTULO 30:
Pues entre tanta ida y vuelta mamá decidió aceptar, deberá partir hoy en la tarde al aeropuerto, pero primero tiene que ir al trabajo por algunos archivos. La estoy ayudando a empacar ya que en cuanto almorcemos se marchará y papá vendrá a buscarme solo un poco después.
Estamos en su cuarto, ella ordena las cosas mientras yo busco más ropa y elementos que podría olvidar...todo va bien hasta que me para por sorpresa:
–Emm...Juliet, ¿qué te pasó en la mejilla?– Y yo que empezaba a creer que debido al cansancio no lo notaría, suerte hipócrita.
Se acerca para inspeccionarme, tengo pequeños cascarones en un lado y algunos cortes diminutos (y otros no tanto). A medida que me ve su rostro pasa de curiosidad a preocupación, y de preocupación a enojo:
– ¡Juliet Bronson Teckel, dime ahora mismo que te pasó o tendremos serios problemas!–. Coloca los brazos en jarras.
Estoy muy agradecida por no cojear o que no se haya enterado de mi espalda, sino podría acabar en el hospital con mi compañero bip,bip,bip. Y no, no lo deseo.
<<Puedo ayudarte, ¿quieres?>> Kevin se ofrece pero lo rechazo enseguida, nada de meterse en mi madre otra vez, nunca.
–Ok mamá, cálmate...lo que sucedió es que– tengo la extraña sensación de que bien podría enterarse de mi persecución nocturna llamando a un Kevin misterioso por todas partes, así que "decoro" levemente la realidad, apenas un retoque– mientras tú estabas fuera dejaron un gatito en la puerta. –No me describiría como una humanitaria, pero cualquier ser humano lo suficientemente bondadoso no ignoraría un gatito en su entrada– Pensé en quedarme con él, así que le puse Kevin, pero cuando lo cargué me atacó llenándome de arañazos. Quise atraparlo pero salió corriendo, lo perseguí y caí un par de veces. Me cansé así que dejé que se fuera. – Y como sonó demasiado mal para ser creíble, intento una vez más– Bien, en realidad iba a ser un regalo para Ann, sé que ha estado mal últimamente, creí que la compañía le vendría bien–. Acabo encogiéndome de hombros completamente inexpresiva.
A eso hay que sumarle el pinchazo de culpa que surge por estar muy ocupada conquistado a un chico como para preguntar por ella (soy la peor amiga adolescente en la faz de la Tierra).
Mamá procesa esa información y sé que tengo todas las de perder...pero decide creerme, tal vez porque ciertamente, sería capaz de perseguir un gato si Ann lo quiere (aunque hasta ahí soy capaz de llegar por su amistad).
Kevin tiene una tonta sonrisa de suficiencia:
<<Así que Kevin el gatito, ¿eh?>>
Me muerdo el labio inferior para evitar el deseo de golpearlo.
Estamos almorzando tranquilamente mientas suena uno de los CDs de baladas viejas que mamá usa a veces. Tiene el cabello atado en un ajustado moño y está usando un traje estilo ejecutivo que le da todo un porte elegante.
En eso tocan el timbre de casa.
–Yo voy.
Camino apresurada hacia la entrada, abro y me maldigo mil veces por eso: Daniel esperaba al otro lado con una pizza en la mano y sonrisa complaciente.
–Mmmm.... ¡hola Daniel!, ¿cómo estás?–. Los golpes no han sanado mucho todavía y su ojo es una mancha morada de no muy lindo aspecto, pero parece mejor (desearía decir lo mismo de mi espalda... ¡Me desespera!). Pongo mi cuerpo contra el marco de la puerta sonriendo como maniquí y sin saber que más hacer...genial.
–Estoy bien, gracias, ¿tú?–qué mal, ¡qué mal!, es peor que un diálogo con un pariente lejano, en cualquier momento comenzaremos a hablar del clima– Te ves algo...golpeada.
– ¡Sí, sí!, bien...tú sabes, he estado muy ocupada, el funeral de la abuela de Ann, – grandes descubrimientos que aún no proceso del todo, persecución y lucha con espectros...definitivamente esto irá como tips a tratar en mi informe sobre el verano–ella está muy mal y...bueno, eso. –Me encojo de hombros sin dejar mi tirante sonrisa que hace parecerme a un simio asustado, y sí, debo admitir que estoy un poco incómoda– La verdad con tanta cosa una no ve por donde va.
Daniel se muestra algo apenado:
– Lo siento por Ann...te entiendo. Yo también estuve algo ocupado–. Presiona sus labios, da un paso hacia a mí y todo está en silencio.
<<Pero que interesante...ya que estás tan atareado, sería mejor que movieras tu trasero hacia la salida antes de que te obligue.>>Kevin está recostado a la pared de afuera, viéndolo con visible fastidio de brazos cruzados...si existe alguien allá arriba, que me saque de aquí, por favor.
Decido aflojar la situación con un intento arriesgado de broma (nunca funciona, pero a mí qué).
–Sí, me di cuenta, pero, ¿es excusa para dejar a una chica sin pizza por todo un día?–. Suelto una risa y aprovecho para apartarlo "en reprimenda".
Él se lo toma a chiste y hasta logro provocarle una leve risa. Se rasca la nuca con la mano libre y sonríe aún más (sip, Kevin tenía razón con lo del tic).
–Te dejé un mensaje..., ¿no lo viste?
La verdad el pobre celular debe estar agonizante porque su dueña no ha sido capaz ni de revisarle la batería.
–No, como ya dije, ocupada– Doy una sonrisa de disculpas.
En eso mamá aparece detrás:
–Daniel, veo que al final cumpliste...más vale tarde que nunca. –Sonríe, pero al verle la cara no tiene otra que preguntar– ¿Pero...qué te pasó?
–Solo tuve un pequeño accidente–dice algo avergonzado–pero ya estoy mejor.
Mamá murmura algo así como "Estos chicos hoy día" y él le tiende la caja pasando de mí...se supone que una madre chusma es un tema de preocupación para cualquier ser humano puberto...pero a mí me acaba de salvar la vida (al menos la compostura social que nunca supe manejar).
–Lo siento señora Teckel, no tuve tiempo de venir antes.
–No es nada..., ¡ven!, ¿quieres almorzar?
Kevin y yo quedamos estaqueados:
<< ¿Es en serio?>>
Me volteo para verla a la cara:
–No mamá...tienes un viaje muy importante y no hay tiempo para hacer invitaciones. –Hablo entre dientes imitando una sonrisa...lo que en lenguaje oculto quiere decir "Madre, soy tu hija... ¡Se supone que tienes que entender mis indirectas, por todos los cielos!".
–La comida no se le niega a nadie..., ¿tú ya almorzaste Daniel?
Por desgracia, al parecer ella no cuenta con siquiera una pizca de sentido común, y para colmo esto también pasa con papá, ¡de todas las cosas, esto es lo que mis padres comparten!...una vez para que una compañera de jardín no viniera a quedarse a casa tuve que ser tan directa que hoy día la chica no soporta verme la cara en el instituto, ¡así es como hay que hablarles! (Por lo que parte de mi incapacidad para socializar se debe a ellos).
–La verdad...–di que ya almorzaste, di que ya almorzaste– es que no–. Esboza una sonrisa inocente (pero..., ¿por qué a mí?).
Mamá lo hace pasar y ambos van a la cocina mientras yo arrastro mi rostro con las manos hasta quedar como un sabueso.
<<Sería una pena que Daniel tuviera un percance con su comida. >> Kevin está a mi lado fregando sus palmas al igual que villano de película infantil.
–Me harías un gran favor si te quedas quietecito, ¿de acuerdo?, no quiero tener que acompañarlo al hospital.
<< ¡Por favor!–menciona con aire de ofendido, pero luego agrega una sonrisa maliciosa– ese sería el menor de sus problemas. >>
Ruedo los ojos, detesto cuando le ataca la fanfarronería.
Me siento en mi taburete, mamá en frente y Daniel a mi lado. Como con recelo un par de porciones mientras escucho a mi madre platicar animadamente con él...no sé si quiere caerle bien porque cree que me interesa o qué cosa, pero es peor que ver una serie sobre una familia con problemas subnormales.
Kevin se encuentra parado detrás de él como si quisiera ahogarlo con infinitas porciones de comida, espera pacientemente a que comenta el más mínimo error para atacar.
<<Kevin...ni se te ocurra. >>
Y no tiene mejor idea que ignorarme. Daniel toma su vaso dispuesto a beber refresco, a medida que lo acerca a la boca Kevin va liberando una pícara expresión, entonces sin previo aviso mueve una de las patas del asiento haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo, llevándose el vaso de lleno a su camiseta...la cual creo que era nueva.
Mamá ahoga una exclamación de sorpresa y se para a ayudarlo, yo hago lo mismo.
Le tiendo una mano para que se ponga en pie mientras fulmino a Kevin con la mirada, él me devuelve una sonrisa divertida combinada con un encogimiento de hombros.
–No sé qué pasó, lo siento–. Está muy sorprendido, viendo las manchas de gaseosa extenderse por el piso, honestamente yo también lo estaría si me cayera "de la nada".
–Oh, no te preocupes, voy a buscarte algo para que te limpies–. Y ella sale disparada hacia quien sabe dónde...dejándonos solos... ¡Bravo, ahora no habrá nadie que lo detenga!, espero que el busca pleitos esté feliz.
– ¿Estás bien?–. Tengo la obligación de preguntárselo, aunque eso me ponga peor.
Me dedica una sonrisa coqueta:
–Ahora que estamos aquí los dos, mucho mejor.
<<Oye imbécil, estás mojado y pegajoso hasta las manijas, ¿y aun así te le insinúas de forma barata?, das pena. >>Sé que quiere golpearlo, y me preocupa que vaya a hacerlo.
Para lavarme las manos de cualquier posible situación mientras mamá no llegue a la cocina me pondré a fregar el suelo (es mejor que entablar conversación), así que tomo un trapo y me inclino para limpiar, pero él me imita.
–Ah no señorita, esto es mi culpa así que debo limpiarlo yo–. Coloca ambas manos sobre las mías que sostienen el trapo y nuestras miradas se cruzan, se acerca un poco, otro poco.
<<Juro que si te atreves a tocarla te quitaré la hombría de un tirón–mete la mano en su nuca atravesándolo–solo es cuestión de bajar un poco. >>Daniel se aleja de mí para voltearse rápidamente, nervioso.
– ¿Qué pasó?–Comento para que crea que no veo al chico muerto y enojado.
Queda perplejo unos segundos y luego sacude la cabeza.
–Nada, olvídalo...
En eso aparece mamá cargando con unas toallitas húmedas que ni siquiera sabía que teníamos. Le da unas cuantas para que se higienice y luego cada cual termina su porción. Daniel se queda tieso por unos segundos, su tez comienza a subir de tono, rojo, rojo, rojo, incluso parece lagrimear.
–Daniel, ¿qué tienes?–. Las dos estamos confundidas, pero yo creo saber quién está detrás de esto:
<<Kevin, ¿qué le hiciste ahora?>>
<< ¿Yo?, ¿por qué siempre me culpas de todo?>>Pone mirada de cachorro abandonado que no se la creería ni su madre.
<<Habla, ahora. >>Me impaciento rápido, y más cuando alguien hizo una broma y me la perdí, quiero decir...cuando alguien obró de mala manera, eso.
Rueda los ojos dándome a entender que soy una aburrida, pero a mi qué, no quiero tener que ir al hospital a cuidar a un chico que en primer lugar ni siquiera quería que entrara a casa.
<<Un poco de pimienta no le hace daño a nadie. >>
Le doy una mirada, mamá le tiende vasos de agua tan rápido que no distingo los vacíos de los llenos.
<< ¿Un poco?, ¡pero si se está muriendo!, creo que te pasaste. >>
<<Él se pasó desde el principio. >>
Pasado el drama mi madre tuvo que correr a terminar de arreglarse mientras que yo acompañé a Daniel a la salida.
En cuanto cruzamos la puerta me toma de la mano acariciándola y luego trata de besarme, pero lo detengo antes de que Kevin lo ahorque por atrás.
–Eh...Daniel, no sé cómo decirte esto, pero...–vamos, que duela así no insiste más–no somos compatibles, no me gustas, lo siento–. Ahora sonrisa triste para no quedar demasiado idiota rompe corazones (si eso es posible).
Queda estático, después su gesto se ensombrece:
–Dime su nombre.
Y ahora no entiendo nada:
– ¿De...de qué?
–Ya lo sabes Juliet, quien es...tengo el derecho de conocer a mi competencia.
Espera..., ¿competencia?, así que cree competir por mí, pues bien, suerte con eso.
–Kevin, su nombre es Kevin, un viejo amigo...y no es tu competencia Daniel, por favor. Nunca tuvimos nada, fue agradable verte–. Soy tajante, no me gusta su actitud, parece...dominante y manipulador, es molesto.
Sorprendentemente está calmado:
–Si así lo quieres...está bien, nos vemos luego–. Sonríe de costado con simpleza y saluda con la mano mientras se aleja hasta su moto. Me alegra saber que se lo tomó bien, aunque no sé...pensé que pondría algo de drama, afortunadamente creo que topé con el clásico chico de "Si pierdo, hay más en donde buscar".
Lanzo un suspiro, sonrío aliviada e ingreso a terminar de ayudar a mamá.
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