Mi hija
Robin
Sin entusiasmo, y principalmente, sin querer hacerlo, me moví de su lado para lavar mis manos y mi rostro, quitar el resto de sangre de mí piel. Lo hice rápidamente, y tomé unas toallas que estaban allí para secarme. Luego, tomando una de las toallas, la mojé con agua y volví con Starfire para limpiarla.
Con mucho cuidado, más del que normalmente me obligaba a mí mismo a ejercer con Starfirr, pasé la toalla húmeda sobre sus heridas, limpiando todo trazo de sangre sobre su cuerpo.
Sus piernas, su vientre y pecho, sus brazos, sus manos, su rostro. Todo lo recorrí lentamente, tomando más tiempo del usual. Starfite aún debía estar muy lastimada, no habían pasado más de tres minutos desde que su corazón había vuelto a latir.
El pensamiento puso un nudo en mí garganta, y me dejó sin aliento.
Regresé a limpiar mis manos, y eché lo que había usado en una cubeta de aluminio que Chico bestia había puesto allí. Tomé un envase con agua para limpiar su cabello, y volví a su lado.
Cuando estuvo lista, tiré el agua.
Fui y tomé una sábana blanca, y la coloqué encima de su cuerpo. Jalé una silla a su lado y me senté frente a ella, su mano entre las mías.
Su calor y fragilidad aún se sentían en ella. Aunque podía sentir como sus musculos se hacian mas fuertes que antes. Este era el momento que había temido que pasara desde hace dos años, desde que Raven había predicho que esto pasaría. Aún así, no podía sentir nada más que un temor enorme de que Starfire no despertara.
Pero otra vez, me convencí de que eso no iba a pasar. Tres días era el máximo que creía Starfire pasaría por esto.
No me movería de su lado ni por un segundo.
Chico bestia entró a la habitación, no lo había escuchado hasta que la puerta se abrió frente a el. Sus ojos recorrieron mi figura de espalda y después hacia Starfire. Un ligero suspiro de exasperación salió de su boca.
_¿Robin?_ Chico bestia preguntó, su voz llena de preocupación.
No volteé a verlo, y eso lo preocupó aún más. En un instante estuvo a mí lado, su mano sobre mí hombro.
_Va a estar bien, Robin. Lo sé._
_¿Como puedes saberlo?_ le pregunté, mí voz sin emoción.
_No lo se, lo siento. Quiero pensar que estará bien, Robin. Tiene que estarlo._
Sacudí la cabeza. Sus palabras no me estaban ayudando en nada.
_¿Y Cyborg?_
_No debe tardar. En cuanto la llamada se cortó por el... incidente con Raven, Cyborg decidio llamar a Bruce_
Asentí. Bien, Bruce tamben viene en camino. _¿Y Mary?_
Chico bestia sonrió un momento, y su brazo se posó sobre mi espalda. _Está perfecta. ¿Sabes algo?_ Chico bestia me preguntó. No podía identificar bien lo que quería decir. Mi mente seguía dando vueltas, era como sino hubiera espacio para nada más que no fuera Starfire.
_¿Qué es?_
Chico bestia volteó la cabeza de manera brusca hacia la puerta en lugar de contestar. Mis ojos no se movieron del rostro de Starfire, pero estaba alerta por el movimiento inesperado de Chico bestia.
_Cyborg, llegó, Robin. Ahora vengo._ chico bestia me dijo, y con eso salió de la habitación.
Podía escuchar levemente las voces de Cyborg, Abeja y Bruce. Era una combinación de emoción y preocupación. Sabían que Mary ya había nacido y que Starfire seguramente estaba inconsciente.
Pensar en Mary, la trajo al frente de mí mente también. Era como sí la mitad de mí ser estuviera con Starfire y la otra con nuestra hija.
Me esforcé por escuchar a los demás, por cachar los comentarios de Mary, pero Bruce venía subiendo las escaleras, y mi mente se distrajo. Al menos estaba seguro de que Raven cuidaría bien de Mary. Yo, por el momento, cuidaría de Starfire.
Ese era mí trabajo, siempre lo había sido.
Bruce entró a la habitación, el sonido de la puerta abriéndose no entró en mí mente. Chico bestia la había dejado abierta. Solo sus pasos acercándose a mí me indicaron que estaba dentro.
_¿Dick, hijo? ¿Estás bien?_
_No creo que esa sea la pregunta indicada, Bruce._ respondí.
_Cierto. Lo siento, hijo. ¿Cómo está Starfire?_ me preguntó, su tono, al igual que chico bestia, estaba saturado de preocupación y ansiedad.
Estaba consciente de que no había estado aquí para apoyarme con Starfire y el nacimiento del bebé. Eso lo estaba llenando de culpa.
_No te preocupes, Bruce. No tienes la culpa de nada._ volteé a verlo despacio, no quería despegar mí mirada del rostro de Starfire, pero sabía que era necesario. _Esto fue tan inesperado para nosotros como para ustedes. Nunca esperé... nunca pensé... que el bebé fuera a nacer antes de tiempo. No de esta forma, al menos._ le dije, recordando que mañana era el día que habíamos elegido para su nacimiento.
_Aún así, Dick. ¿Cómo está?_
_Su espina dorsal se rompió, bueno... tú sabes. Perdió mucha sangre. Estuvo a punto, demasiado cerca de..._ mí voz se apagó, recordando el momento en que casi la perdí.
Bruce se paró frente a mí entonces, su mirada en mí rostro y luego en Starfire.
_¿No ha dicho nada? ¿No se ha movido?_
_No. La morfina._
_Claro, puedo olerla esparcida por toda la habitacion_
_Debe estar sufriendo tanto..._ se podía escuchar en mí voz el dolor que me causaba eso.
Bruce se inclinó sobre la mesa para poner una de sus manos sobre mí hombro. _No lo podemos saber, Dick. Quizá encontramos la manera de que sufriera menos. La morfina quizá haya funcionado como esperábamos._ me dijo, tratando de tranquilizarme.
Nada podía hacerlo.
_Ahora voy a revisarla._
Solo asentí, no quería imaginar lo que vería. El solo pensar en eso me puso un nudo en la garganta, impidiéndome el hablar.
Sus manos y sus ojos recorrieron sus brazos, su pecho revisando que no hubieran fracturas y las había, ver si estaban sanando. Al menos no habían más costillas rotas.
_No hay huesos rotos, solo su espina... las heridas de su vientre están cerradas por completo. Su corazón está latiendo de forma vital._
Bruce volteó a verme, y una pequeña sonrisa se formó en su rostro. _Estará bien, Dick. Hiciste un buen trabajo, hijo._
_No estoy tan seguro. Starfire no se ha movido... nada, Bruce._
_Claro que no._ Bruce dijo. _Es demasiada la morfina que hay en su sistema, Dick. Estará consciente tan pronto la morfina se acabe. No te preocupes._
Resoplé ligeramente. Lo deseaba con todas mis ganas, lo deseaba y rogaba porque fuera como Bruce me decía, como insistía en que era. Era difícil el no preocuparme, y sabía que aunque tratara no lo iba a lograr. Ni siquiera lo iba a intentar, merecía sufrir con ella.
Bruce estuvo en silencio por un momento.
_Entonces..._ Bruce empezó, su voz se apagó un poco. _¿Mary?_
Mi cabeza volteó de golpe hacia él, sin ser completamente consciente del movimiento. El solo escuchar su nombre me hizo reaccionar.
_¿Cómo está? No la he visto desde que... Raven se la llevó._
Bruce sonrió al escuchar mi preocupación. _Está perfecta, hijo. Es justo como tú, ¿sabes?_
Sin poder evitarlo, mis labios se torcieron en lo que parecía una sonrisa. No había visto nada en ella que me recordara a mí mismo, solo el color de su cabello.
_No lo creo._ sacudí la cabeza, pero parecía más que incredulidad, un poco de pena por sus palabras.
_Claro que sí, Dick. Su rostro es exactamente como el tuyo. Me recuerda a la señora Grayson_
_¿Mí madre?_
Bruce volvió a sonreír, e imágenes de mí madre pasaron por mi mente.
_Así es. Recuerdo perfectamente su rostro. Y tú eres justo como ella. Así que es obvio que tu hija se parezca a su abuela._
Su abuela. De una cosa estaba seguro, mí madre estaría llena de regocijo si estuviera aquí, de ver que su hijo se había convertido en padre, y a ella en abuela. Sabía que estaría muy orgullosa de mí, y de Starfire, por supuesto. La hubiera amado como a una hija.
El pensar en mí madre puso un nudo en mí garganta. Justo como su abuela. Justo como yo.
_¿Quieres que Raven traiga a Mary, Dick?_
Lo pensé por un segundo. _No estoy seguro de que... sea conveniente._ le dije, mirando a Starfire. Aunque deseaba fuertemente el tenerla de nuevo en mis brazos. No podría disfrutar de su adorable compañía mientras Starfire estuviera sufriendo.
_Claro._ puso su mano sobre mí hombro, y me dijo. _Estaré abajo si me necesitas. Volveré en unas horas para ver como avanza Starfire, hijo._
Asentí. _Gracias, Bruce_
Lo escuché salir de la habitación, y quedarse en la sala. Podía escucharlos a todos... incluso a ¿Jason? ¿Jason aún aquí? ¿Qué rayos hacía ese maldito aún en mí casa?
Chico bestia entró en ese momento de nuevo, interrumpiendo mis pensamientos.
_¿Qué demonios hace Jason aún aquí?_ gruñí a Chico bestia cuando entró a la habitación.
_Tranquilo, Robin_ me pidió.
_¿Qué hace aquí?_
_Creo que él te lo explicará... luego._
Mi frente se arrugó, y entonces noté lo que Chico besti traía en la mano. Era una bolsa negra, y aunque no podía ver lo que era, Chico bestia siguió mí mirada y su mirada me mostró lo que había dentro. Ropa para Starfire.
_no creo que le guste la idea de despertar frente a todos solo con una sábana cubriéndola._
_Tenía razón. No sera algo muy agradable. Bien. Gracias_
Volvió su mirada a mí de nuevo, y recorrió la ropa que traía puesta. Sabía exactamente lo que me iba a decir.
_¿En la otra bolsa?_
Chico bestia me dio una amplia sonrisa. _Sí._ me dijo antes de poner la ropa que traía para Starfire sobre la cama y se marcho.
Me levanté sin ganas, no me quería alejar de Starfire ni siquiera un milímetro.
Caminé hacia el fondo de la habitación donde chico bestia había dejado la otra bolsa que traía. Había puesto un pantalón y una camisa limpia. Considerando que la ropa que traía estaba completamente inservible, y llena de sangre aún.
Aunque pasara la eternidad a su lado, aunque me repitiera todos los días de para siempre que me amaba, que solo quería estar a mi lado, aunque bajara un ángel del cielo y me diera la respuesta, nunca entendería como me había ganado el derecho de tener a tan hermoso ángel a mi lado, y de que este ángel quisiera estar a mi lado.
Chico bestia volvio al poco rato y se quedó en silencio por un momento, podía sentir su mirada en mi rostro.
_¿Sabes? Nunca, jamás me hubiera imaginado que esto pasaría. Jamás hubiera podido anticipar que esto pasaría. Que Starfire y tú... serían padres. Es increíble._ Sonreí un poco a sus palabras. _Es un milagro, Robin_
Era algo más que un simple milagro. _No. Es Starfire. Sino fuera por ella, no estaríamos aquí esperando a que abra sus ojos para conocer a su hija._
_¿Ya la cargaste, Robin? Es adorable._
Volteé a verlo y le sonreí. _Solo un momento. Tenía que... atender a Starfire_." mi frente se arrugó, recordando ese momento, mi voz sonó casi como si se me estuviera ahogando.
Chico bestia sacudió su cabeza lentamente.
_Tienes razón. Solo Starfire podía haberte traído tal felicidad. Darte un hijo._ puso sus ojos en los míos. _¿Alguna vez soñaste que serías padre?_
Lo pensé un momento. La respuesta era casi obvia. Claro que no lo había soñado, que sería padre algún día. Había estado más ocupado pensando y buscando la gloria de un heroe solitario que el de encontrar a una mujer, no, que encontrar a Starfire, mi alma gemela para formar una familia con ella y tener hijos. Y ni siquiera al haberla encontrado, hubiera soñado que esto sería posible algún día...
_No, claro que no. Bueno, nunca imaginé o creí que esto pasaría obviamente._
_Tienes razón. Todos creíamos que algo así era imposible..._
Mis ojos se entrecerraron, mis mejillas estaban ardiendo rojas de la vergüenza.
Chico bestia empezó a hablar de Mary en brazos de Raven y luego en Abeja. Había algo en sus palabras que no cuadraba con la pequeña niña que había sostenido en mis brazos por unos minutos antes de dársela a Raven para que la cuidara mientras yo cuidaba de Starfire. Algo que no me parecía normal.
Chico bestia dijo que su cabello era un poco más largo del que yo había visto. Claro, quizá había sido más largo de lo que yo vi cuando nació, lo había tenido empapado en sangre. Raven seguramente debió de haberla limpiado y la había cambiado.
Justo como Chico bestia había dicho, se veía adorable. Era la criatura más pequeña y hermosa que había visto jamás. Justo como su madre.
_Es igual a ti Robin_ Chico bestia interrumpió mis pensamientos. _Tiene tu rostro y el color de tu cabello._
Sonreí un poco. _Tiene sus ojos. Son hermosos, ¿verdad?_
Me dedico una sonrisa. Sabía cuanto amaba los ojos de Starfire. ¿Cómo no hacerlo? Eran la única puerta que tenía a su mente y a su alma. _Todos la aman ya. Es maravilloso como nos tiene atrapados sin siquiera intentarlo._
Cada uno de los miembros de nuestra familia. Raven... Cyborg... Abeja... Bruce ... Jason...
¿Jason Todd?
El corto segundo en que menciono a Jason pude entenderlo. Chico bestia decia que ojos estaban como desconcentrados, no veían a nada que no fuera el pequeño rostro de mí hija. No había visto esa mirada ni siquiera cuando veía a Starfire. Era como sí viera el sol por primera vez, como si no hubiera nada ni nadie a su alrededor.
¡Esto no podía estar pasando!
Jason Todd se había enamorado de nuestra hija mientras estábamos demasiado ocupados para alejarlo de ella. Y en ese momento, todas las piezas cayeron juntas.
Recordé sus palabras antes de irse.
No le había sido suficiente el querer alejarme de Starfire, el querer haberla robado de mi lado, ahora quería quitarme a mi hija.
¿Qué estaba mal en ese maldito?
Chico bestia vio el cambio en mi expresión. De una alegría bajo a una expresión violenta y aterradora.
Ese maldito me iba a dar una explicación. Se iba a alejar de Mary. No iba a permitir que... no.
_¡No!_ volteé a ver a Chico bestia, quien me vio confundido.
¿Qué pasa, Robin? Me preguntó un poco asustado, también.
_Dime que ese perro no lo hizo. Dime que no se enamoro de Mary, Chico bestia_ mi voz sonaba justo como me sentia.
De repente, sentí unas ganas casi incontrolables de salir de esa habitación y tomar a Jason del cuello, de romper cada uno de sus huesos hasta que no hubiera nada, de desaparecerlo de la faz de la tierra, que no quedara siquiera el polvo...
_Tranquilo, Robin. Jason la quiere, o se preocupa por ella tanto como nosotros. Y al parecer, a Mary le agrada también._
_¿Qué?_
Parecía algo obvio, aunque odiaba aún más a Jason por eso. Si Mary lo quería también, ¿cómo se suponía que iba a acabar con él?
Debí suponerlo, era algo mutuo.
Solo que aquí, Mary no era una mujer de la cual Jason pudiera enamorarse, pudiera sentir algo... por ella. Era un bebé, ¡cielo santo!
Las desgracias nunca acababan.
_Quiero que ese maldito venga ahora mismo aquí._
_Robin, tranquilo. No puedes hablar con él en este estado. De verdad._
_Tráelo, Chico bestia_
Chico bestia suspiró, y asintió. Salió de la habitación rápidamente. Por primera vez desde que había entrado a esta habitación, mi mente por fin me dejaba concentrarme en mi oído.
Lo podía escuchar, jugueteando con Mary, y Raven a su lado. No estaba muy feliz de permitirlo, pero Mary lo quería a su lado, así que se había callado sus palabras y reproches y había permitido que Jason se mantuviera con ellos.
Pero en lugar de que Jason subiera a hablar conmigo, Raven caminó hacia las escaleras con Mary en brazos, y se dirigió hacia arriba.
A lo lejos, en unos pocos segundos, la voz de Jason desapareció. Demasiado lejos para que yo pudiera escucharlo.
Lentamente, Raven subió las escaleras.
Raven se acercaba cada segundo hacia mí. Volví a tomar la mano de Starfire en ese momento, una emoción me llenaba el cuerpo y me dejaba incapaz de pronunciar una palabra. Si tan solo Starfire estuviera despierta...
Raven, entonces miró profundamente en los ojos de Mary. Me perdí en ellos. Eran exactamente como los ojos de Starfire.
Eran sorprendentemente del mismo verde esmeralda, tenían la misma profundidad que los ojos de su madre. Me era difícil creer que una criatura tan pequeña y hermosa pudiera ser un monstruo. Sabía lo que Starfire diría si escuchara lo que estaba pensando, podía imaginar como se hubieran tensado sus ojos y como hubiera sonado su voz.
De repente, sentí una ansiedad cuando vi a Raven acercarse a la puerta.
Mary, nuestra pequeña bebé estaba a unos cuantos metros de nosotros. Seguramente Starfire hubiera estado igual de nerviosa que yo.
La puerta se abrió y si mi corazón se detuvo
Raven entró hacia la habitación, con un pequeño bulto envuelto en una manta color rosa bebé en sus brazos. Tan pronto como estuvo en mi vista el perfil de su pequeñito rostro, escuché como jadeé al verla de nuevo. Era aún más hermosa de lo que había creído.
Era completamente otra personita. Su rostro limpio de sangre, su cabello cayendo en pequeños rulos a cada lado de su rostro. Sus ojitos pestañeando lentamente, y sus manitas jugando con cabello de Raven. Totalmente inocente, e inconsciente de que la estaba viendo, hasta que escuchó el aire salir de mi boca.
Su rostro volteó hacia el sonido.
_Mary_ dije, asombrado de verla.
De nuevo, tal como lo había hecho tras su violento nacimiento, sus labios se formaron en una sonrisa aún más impresionante.
No podía hacer nada más que mirar a su bello rostro.
¿Cómo había sido posible que alguna vez haya sentido tanto odio hacia esta pequeña criatura, hacia mi propia hija?
Sentía que mi corazón explotaría con el nuevo sentimiento que lo llenaba. Amor, amor puro. Felicidad. Todo al mismo tiempo. Había llenado mi corazón de forma tan rápida, tan intensa y tan completa en menos de un segundo, que parecía que todo ese amor había estado allí en mi corazón, escondido por el forzado odio que me había obligado sentir hacia ella, esperando a llenarme.
Su pequeña sonrisa cayó después de unos segundos, y sus ojos verdes dejaron mi rostro.
Sentí una punzada de dolor al ver eso. ¿Acaso sentía, sabía del odio que había sentido hacia ella, y ahora era ella quien no me quería?
Lo tendría merecido.
Pero entonces, su mano se estiró hacia Raven, pude ver lo que Mary trataba de hacer, y después, un pensamiento pasó por la mente de Raven.
¿Papi?
Raven sonrió a Mary. Y volteó a verme antes de regresar su mirada a Mary.
_Sí, Mary. Ese es tu papá._
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top