Capítulo 16

Nota de la autora: Pido perdón de antemano por las acciones que leerán en este capítulo

*

Marzo de 2016

****

Luke está en una fiesta con Jamie cuando sucede.

No le gustan mucho las fiestas. Prefiere quedarse sentado, relajarse y salir con un par de amigos. Pero sólo ha ido a una fiesta de verdad, y no fue muy divertida. Acabó teniendo que cuidar de un Tom muy intoxicado todo el tiempo, lo que no fue precisamente agradable, sobre todo porque Tom es un borracho malhumorado y se echó a llorar sin parar durante la siguiente hora y media.

De todos modos, Jamie le rogó que fuera a una fiesta en casa de un amigo suyo de waterpolo, porque quería pasar tiempo con él y pensó que sería divertido. Después de mucho rogarle (y bastantes besos, que pueden o no haber influido en su decisión), éste finalmente aceptó.

En este momento, desearía no haberlo hecho.

Cuando Jamie está borracho, le gusta agarrarse a la gente, como una estrella de mar. Durante buena parte de la noche, está pegado a su lado, lo que le divierte mucho porque Jamie es bastante divertido cuando está fuera de sí. Pero luego se fue a por unos pretzeles y ahora tiene el brazo alrededor del hombro de Nick y no le gusta.

Nick está sonrojado y feliz, con la cerveza en la mano, las mejillas rojas y una sonrisa de oreja a oreja. De vez en cuando lo mira, y su sonrisa es cada vez más amplia. Quiere darle un puñetazo en la cara.

Se enfurruña en un rincón, mirando mal a Nick y tristemente a Jamie, que se ríe sin darse cuenta. Necesita distraerse. Esto se está volviendo ridículo. Va a la cocina en busca de un refresco y por fin encuentra una lata de Coca-Cola. La abre de golpe, bebe un trago y vuelve al salón.

Si se hubiera quedado en la cocina un minuto más, probablemente no habría tenido que presenciar esto. En cuanto dobla la esquina, todo lo que ve son los brazos de Nick alrededor del cuello de Jamie, con los labios apretados.

La Coca-Cola arde en su estómago, amenazando con subirle por la garganta y salirle por la boca. Tiene hipo y Nick se aparta, con los ojos asustados clavados en los de Luke. Jamie se queda ahí de pie, sin hacer nada, así que deja la lata de refresco en una mesa auxiliar y sale corriendo de la casa.

Jamie había dicho que uno de sus amigos los llevaría a casa, así que no sabe cómo volver. No puede llamar a su madre, se pondría furiosa y lo castigaría para siempre, y ni siquiera le ha dicho adónde va. Por suerte, tiene otras opciones.

Marca el número y el teléfono suena mientras camina por la acera delante de la casa, esperando que Jamie no se dé cuenta de su ausencia. No es que lo haga, está demasiado ocupado metiéndole la lengua en la garganta a Nick. Su respiración es cada vez más superficial y los ojos se le llenan de lágrimas. Entonces, el teléfono finalmente deja de sonar.

—¿Sí?

Exhala un tembloroso suspiro de alivio. —Parker, yo... —traga profundo alrededor del nudo en su garganta—. ¿Puedes venir a recogerme? —Su voz se quiebra hacia el final de la frase, y puede oír el crujido de las sábanas, como si Parker acabara de sentarse en la cama.

—¿Luke? ¿Qué te pasa? ¿Estás borracho?

—No, idiota —sisea, en un tono un poco más áspero de lo que pretende—. Lo siento —se disculpa rápidamente, antes de que Parker tenga tiempo de ofenderse—. Es que necesito que me recojas ahora mismo. Es... es una emergencia.

—Vale, voy para allá. ¿Dónde estás?

Se da la vuelta y encuentra el número en la puerta de la casa, se lo lee y le dice el resto de la dirección antes de colgar. Se queda un rato mirando el teléfono, mordiéndose el labio.

No llores. Aquí no. Si va a llorar, lo hará cuando llegue a casa, no aquí, donde Jamie podría encontrarlo.

Se sienta a un lado de la acera, con la cabeza entre las manos, inspirando y expirando por la nariz. Es bastante tarde, cerca de las once, y una brisa fresca le despeina el pelo y le provoca escalofríos. Observa cómo se balancea un árbol al otro lado de la calle, tratando de ocupar su mente de algún modo, distrayéndose de lo que acaba de ocurrir.

No funciona muy bien.

Entonces, un coche gira en la calle, con los faros encendidos en la noche. Luke se levanta de un salto, mira el parabrisas y comprueba que es Parker antes de correr hacia el coche.

Al ver a su mejor amigo, no puede evitar que se le salten las lágrimas. Parker se vuelve hacia él en cuanto cierra la puerta del coche, con la preocupación dibujada en el rostro.

—Luke, ¿qué pasa?

Es entonces cuando la presa se derrumba. Las lágrimas le corren por la cara y su pecho se estremece con un sollozo.

—Mierda, ¿qué pasó? —pregunta, con los ojos muy abiertos. Apoya una mano en su brazo, y él se inclina hacia el toque, es reconfortante.

—Parker, puedes... puedes al menos conducir un poco lejos de aquí. No quiero que me encuentre ahora. Hablaré en cuanto no estemos por aquí —dice lloriqueando patéticamente—, pero, por favor, sácanos de aquí.

Parker aprieta ligeramente su brazo y su cuerpo se queda inmóvil. Se queda callado durante un minuto. —¿Jamie? —pregunta finalmente en voz baja, y lo único que puede hacer es asentir.

Parker aprieta la mandíbula y se gira hacia el volante, lo agarra con fuerza entre las manos y se aleja del bordillo.

En cuanto doblan la esquina, ve, en la puerta principal de la casa abierta a través del retrovisor lateral, una cabeza con los cortos rizos peinados hacia atrás como a él le gusta, asomándose.

Hunde la cabeza entre las manos y llora.

***

Después de enviarle un mensaje a su madre diciéndole que iba a pasar la noche en casa de Parker, se encuentra sentado en el suelo de su dormitorio, con un de polerón de gran tamaño y un par de pantalones de su pijama, los verdes, con el Increíble Hulk escrito por todas partes. Está rodeado de montones y montones de pañuelos de papel, le duele la cabeza y tiene la garganta llena de flemas de tanto llorar.

Parker, como buen amigo que es, se limita a traerle té y a dejarle llorar durante más de treinta minutos, sin pedirle explicaciones. El único indicio de que siente algún tipo de curiosidad es la creciente ira en sus ojos, que se vuelve más y más prominente cuanto más llora Luke.

Por el momento, sus sollozos se han reducido a una respiración errática y mira a Parker, que está sentado en la cama, con los ojos enrojecidos e hinchados.

—¿Quieres hablar de ello ahora? —pregunta en voz baja, acercándose para unirse a Luke en el suelo.

Él asiente, tragándose más sollozos ante la sinceridad del tono de Parker.

El nombre de Jamie aparece en la pantalla por séptima vez en los últimos quince minutos. Finalmente silencia el teléfono y lo tira con rabia sin molestarse en leer los mensajes.

Se baja las mangas del jersey por los brazos hasta que le cubren las manos, se hace un ovillo y se rodea las rodillas con los brazos. Parker espera.

—Bueno —empieza, respirando hondo, con la voz temblorosa y ronca—. Jamie me pidió que fuera a esta fiesta con él, así que lo hice. —Parker asiente—. Se puso borracho —su amigo asiente de nuevo—, y le vi besándose con Nick Patterson.

Apenas puede terminar la frase, que acaba en un susurro. Las lágrimas vuelven a brotar de sus ojos, y está tan jodidamente cansado. Parker no dice nada. Al cabo de unos minutos, cuando se ha calmado lo suficiente como para levantar la vista y respirar sin que todo su cuerpo se convulsione, Parker habla por fin.

—¿Me estás tomando el pelo?

Su tono es ácido. Luke quiere a sus amigos.

Sacude la cabeza. —Fui tan estúpido de pensar que de verdad le iba a gustar —continúa con un susurro—. Supe desde el principio que era demasiado bueno para mí. Estuve loco por él durante meses. Me sentí tan especial cuando me pidió salir.

Parker suelta una carcajada sin humor. —Él no es, de ninguna manera, mejor que tú. Ni por asomo. Eres demasiado bueno para él, porque es un mentiroso, estúpido y tramposo pedazo de mierda que no merece que nadie le dedique su tiempo. ¿Lo dices en serio? No puedo... no puedo creerlo... me gustaba, ¡pensaba que era guay! Nunca me equivoco con la gente, normalmente sé cuándo son gilipollas, pero esta vez... oh, esta vez —Parker suena casi delirante—, esta vez nos... ¡nos ha engañado a todos! ¡Qué mierda!

Luke no dice nada, sólo se limpia los ojos. El moreno continúa.

—¡Y espera a que Ryan se entere! —Su voz es cada vez más fuerte—. Literalmente le cortará la polla, lo juro por Dios. Él era el único que lo sabía. Ryan sabía que era un gilipollas. Y no le hicimos ni puto caso, qué coño.

—¡No! —Exclama, su voz se vuelve muy vergonzosamente aguda—. No se lo digas, por favor —gimotea—, no quiero que lo sepa todavía. No puedo soportarlo. No para de hablar de ello, y.... y solo quiero tener esto para mí un rato, antes de que básicamente todo el mundo en el colegio se entere de... ¡mierda, el colegio! —suelta un chillido estrangulado—. ¡No! Todo el mundo... todo el mundo va a empezar a hablar de esto, y a reírse de mí, y.... oh, Dios mío, no.

Empieza a hiperventilar de nuevo, y Parker se apresura a calmarlo, frotándole la espalda tranquilamente.

—Para, Luke —le dice en voz baja—. Eso no es algo de lo que tengas que preocuparte ahora mismo. No has hecho absolutamente nada malo. Es él quien la ha cagado. Estás completamente bien.

—Pero...

—No. Ni siquiera lo intentes, ¿vale? —Después de un momento de silencio, Parker suspira—. Es tarde. Vamos a dormir, ¿vale?

Resopla y asiente. Se mueven por la habitación en silencio, Parker tendiendo mantas en el suelo, y desenrollando un saco de dormir. Al cabo de unos minutos, cuando ya está abrigado y cómodo y Parker está a punto de apagar las luces, suspira.

—Gracias —dice en voz baja—, no sé qué haría sin ti.

Él se ríe. —Para eso están los amigos, Lucky Luke.

Entonces, la habitación se queda a oscuras.

***

Se despierta pensando que todo ha sido un sueño. Se maldice a sí mismo y a su subconsciente por crear ideas tan dolorosas, pero entonces se da cuenta de que, de hecho, está en el piso de Parker, y de que tiene los ojos hinchados y la garganta dolorida, y la realidad se le viene encima.

Y entonces coge su teléfono de donde está tirado boca abajo en el suelo, dándose cuenta de que es casi mediodía, y ve la llamada perdida de su madre.

Ve más notificaciones debajo, pero se niega a mirarlas.

Comprobando cuidadosamente que Parker sigue dormido, Luke sale de puntillas de la habitación y se dirige al salón. Llama a su madre, que descuelga al primer timbrazo.

—¿Acabas de despertarte? —le pregunta bromeando, y el cariño que desprende su voz le da ganas de echarse a llorar de nuevo.

—Hola —se limita a decir en voz baja, y ella no tarda en darse cuenta de que algo va mal.

—Amor, ¿estás bien? ¿Quieres que vaya a recogerte?

Luke traga profundo. No más lágrimas. —Sí, por favor —dice en voz baja.

—Voy para allá. —Es todo lo que ella dice antes de colgar, y suspira.

Vuelve al pasillo y encuentra a Parker sentado en la cama, con el pelo revuelto de una forma que sería cómica s no estuviera tan enfadado.

—¿Con quién estabas hablando? —pregunta, serio pero somnoliento, y le dedica una sonrisa que sabe que no llega a sus ojos.

—Con mi madre. Viene a buscarme ahora mismo.

Parker se relaja. —Ah. Vale entonces —dice estirándose en silencio.

Empieza a enrollar el saco de dormir y, una vez que lo tiene todo junto, se sienta en el suelo, agarra su teléfono y espera. Tiene muchas ganas de estar solo, en su habitación, poniendo música a todo volumen y revolcándose en su propia miseria.

—Intenta no pensar en ello —le ofrece Parker, pero él lo silencia con una mirada.

Cuando su madre le avisa de que está aquí, se levanta rápidamente. Se acerca a Parker y le da el mayor abrazo que es capaz de dar, dándole las gracias varias veces. El chico murmura algunas palabrotas sobre Jamie, y Luke intenta reírse, de verdad.

Le cuesta.

Y mientras sale a la calle, dispuesto a enfrentarse al inevitable interrogatorio de su madre, piensa en cuando empezó todo esto, cuando no era más que un simple flechazo.

Nunca imaginó que acabaría así.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top