Corazón roto

Capitulo 18

Han pasado tres semanas desde que Kamo y Rara viven juntos. Las cosas han estado normales, por así decirlo. Hemos ido a la escuela, nos ponemos a chismear durante la clase de inglés, molestamos al profesor de matemáticas porque no entendemos nada, Rara es el único que si le entiende a las matemáticas, pero finge que no para seguirnos el juego. Durante el receso me veo con Yiyi, nuestra relación ahora es más formal, me presento a un par de sus amigas como su novia. Al llegar a mi casa hablo con mi hermana —desde que salió del closet conmigo, somos el doble de unidas—, en mi ratos libres voy a visitar a los chicos a su departamento, o ellos vienen a mi casa, y de vez en cuando vamos a la heladería del día en que nos conocimos.

Todo fluía con normalidad, exceptuando un detalle.

Desde hace casi una semana me he dado cuenta que ellos dos están actuando muy raro, más de lo habitual.

Se secretean cosas entre ellos, a veces están hablando y se callan cuando me ven cerca, y no sé, están un poco diferentes.

Me propusieron ir hoy a la playa, para aprovechar que es fin de semana, acepte sin ningún problema, porque la verdad hacia tiempo que no iba, e ir a cualquier lugar con ellos significa pasarla bien.

Pero cuando dije para invitar a Sami y a Yiyi, se negaron. Hicieron mucho énfasis en ir solo nosotros tres. Eso me pareció extraño.

Pero talvez lo que quieren es disfrutar un día de mejores amigos. Nuestra amistad ha pasado por tantos altibajos y han ocurrido tantas cosas en los últimos meses, que es entendible que quieran pasar un día solo los tres.

Tuvimos que madrugar para agarrar un bus que nos llevará a la playa y llegar temprano para aprovechar al máximo ese día. Somos humildes, viajamos en bus.

Llegamos a una playa llamada Quibor, por eso de las nueve de la mañana. Yo dormí durante todo el trayecto, así que al bajarme del bus seguía medio dormitada.

Al poner un pie en la playa, todo mi ánimo subió. El sol rozo mi cara, provocando un cosquilleo. El olor al mar se impregnó en mi nariz, respire hondo para sentirlo mejor. La arena se metía entre mis dedos, los moví para juguetear con ella. La brisa movía mi cabello con suavidad, me desate la cola que cargaba para que pueda moverse con total libertad, un torbellino de cabellos verdes chocaron con mi cara. En definitiva, amo la playa.

Está sensación no la da ningún otro lugar más que este. Amaba estar aquí, y aún más con mis dos mejores amigos.

—Busquemos un lugar para sentarnos —propuso Kamo. El sol también le daba en la cara, lo que resaltaba sus hermosos ojos verdes.

Empezamos a caminar en busca de un lugar. Y me percaté de que Rara y Kamo pareciese que se compraron la ropa en el mismo lugar, o en oferta, porque ambos llevaban unos shorts idénticos, con la única diferencia de que los de Kamo eran rojos con dibujitos de bananas con gafas de sol, y los de Rara eran azules con los mismos dibujitos.

¿Desde cuando se compran ropa en conjunto?

Por mi parte, llevaba un traje de baño de dos piezas negro, con una camisa gigante encima, también negra. La tela de la camisa era liviana y fresca, me llegaba hasta los muslos.

Al conseguir un buen lugar para sentarnos, Rara enterró la sombrilla que llevaba consigo en la arena, y nos sentamos debajo en la sombra. No fue difícil conseguir un lugar, podíamos sentarnos dónde quisiésemos. La playa está prácticamente vacía. Había nada más dos familias y una pareja en todo el sitio. Era casi como si la hubiéramos rentado toda para nosotros.

Rara puso Cruel Summer de Taylor Swift desde su teléfono a todo volumen.

El cabello rojizo y ondulado de Rara revoloteaba por toda su cara. Sus pecas apenas se veían por todo el protector solar que se echo. Su piel es muy sensible al sol.

Me quedé inerte mirando el mar. Las olas subían y bajaban. Las gaviotas volaban por encima. La fresca brisa me erizaba la piel. La arena entre mis dedos me producían cosquillas. El sonido de las olas colisionando entre ellas. Una paz inundó mi cuerpo. Por un momento, solo por un momento, fue como si no tuviera problemas, como si nadie los tuviera. Mi mente quedó en blanco, hipnotizada por la belleza del mar.

Desde siempre el mar me ha parecido fascinante. Es la cosa más hermosa, misteriosa y peligrosa que existe. Es casi imposible de creer que se pueda ser esas tres cosas, pero el mar lo es. Nadie sabe que secretos oculta en sus profundidades, pero lo poco que se ve en la superficie es hermoso y cautivador. Pero al mismo tiempo es muy peligroso. No tiene principio, ni fin, ni mitad. Es como si fuera infinito.

—Oye… Theslya… tierra a Theslya —escuchaba como una voz me llamaba, pero mi mente la ignoraba.

Hasta que sentí un jalón de pelo, eso sí me hizo reaccionar.

—¡Que mierda! —exclame.

—Enserio, a veces me preocupas. —Dice Kamo con su tono sarcástico de siempre —. Te preguntábamos si te vas a meter al agua con nosotros.

—Ah… no. —Conteste—. Prefiero admirar el mar un rato más antes de zambullirme en el.

—Como quieras. —Kamo se pone de pie junto a Rara—. Te esperamos allá.
Rara corrió para introducirse en el agua como un niño chiquito, gritaba de emoción. Kamo iba unos paso atrás de él, con menos entusiasmo, pero igual de feliz.

Entraron al agua riendo. Yo los observaba con una gran sonrisa en mi rostro. En verdad los quería mucho.
Chapotearon agua como si tuvieran cinco años, se caían, reían, gritaban, corrían. Llegó un momento en el que se pusieron a fingir que peleaban, se lanzaban agua mientras decían cosas como «Kame hame ha». Yo no entendí mucho lo que hacían, pero entre ellos sí.

Rara junto sus manos, y le echo una gran cantidad de agua a Kamo. Al pobre le entró agua hasta por la nariz.

De un momento a otro empezaron a correr. Kamo fingía que huía de Rara. Y Rara actuaba como un malvado. Sin darse cuenta se introdujeron más y más en el mar. Estaban ya muy adentro, apenas y los podía ver. El agua les cubría casi que por completo, lo único que salía al frote eran sus cabezas, que desde mi perspectiva se veían diminutas.

Cuando Rara logro atrapar a Kamo se escuchó una estruendosa risa de parte de ellos, tan fuerte que hasta yo la escuché a pesar de estar tan lejos.
Sus cabezas se juntaron cada vez más mientras reían, y se juntaban más y más.

Fue como si se estuvieran besando.
No, no es cierto. Mis ojos están viendo mal.

Pero es que si parece eso. Sus cabezas están muy juntas, demasiado juntas.
Por la distancia no logro ver bien. Entrecierro los ojos para mejorar mi visión, pero los sigo viendo borroso.

Un dolor en el pecho se hizo presente. Empecé a respirar con dificultad, como si el oxígeno del mundo se hubiera acabado.

No, no se estaban besando. No lo están haciendo. Estoy viendo mal. Solo están cerca. Pero no es un beso. No es un beso. No es un beso. Me niego a creer que es un beso.

Sin darme cuenta empecé a caminar hacia ellos. Mis piernas ni siquiera necesitaron que mi cerebro les diera la orden de avanzar. Me acercaba cada vez más, y cada vez su imagen se hacía más grande y clara.

Cuando estuve lo suficiente cerca para detallarlos bien, ellos me vieron. Sus cabezas se separaron estrepitosamente.

No comprobé si se estaban besando o no.

Una parte de mi, en el fondo, creía que sí. Pero el resto de mí decía que no. Es imposible que se estuvieran besando. Vi mal. De seguro vi mal.

Para no demostrar que me acerque a ellos solo para ver lo que hacían, fingí que me quería sumergir en el agua.
Me quite la camisa, y entre al mar. Ellos se acercaron contentos de que me metiera al agua. Pero ambos jadeaban mucho, y un sonrojo en el rostro de Rara es inocultable.

Mi cerebro empezó a dar mil vueltas. La presión en el pecho no desaparecía. ¿Y si en verdad era un beso?

No, estoy sobre pensando otra vez. Todo está en mi mente.

Respire hondo, muy hondo. Y me intente relajar. Sentir el agua fluyendo a través de mí es terapéutico.

(…)

Lo intente. Juro que lo intente. Pero mi mente no colaboró.

Ni por un minuto pude dejar de pensar en lo que vieron mis ojos.
Repetí la imagen en mi mente una y otra vez. Analizando cada detalle. Dudando si lo que pienso que ví, realmente lo ví.

Ya es la tarde, ni idea de qué hora es. Pero calculo que son como las cuatro. A medida que transcurrió el día, más gente llegó a la playa. Está bastante lleno ahora, pero no abaratado.

Duramos varias horas metido en el mar. Jugamos un poco, —si jugamos, como niños pequeños. No hay edad para divertirse—, hablamos, reímos, contamos chistes. Pero ni por una milésima de segundo olvide el tema del beso.

Metí la cabeza en el agua varias veces, en un intento desesperado para que el mar me transmitiera su calma. No funcionó para nada.

Mi mente no paraba de mandarme la misma imagen, y aunque la intentaba ignorar, me era imposible. Cada vez en mi cabeza tergiversaba más la imagen, a tal punto que ya cuando pienso en eso, los veo a ellos dándose un fuerte beso en frente de mi cara.

Ellos no se dieron cuenta que estaba distraída, y a veces notaba como si ellos también estuvieran distraídos, como pensando en otra cosa, igual que yo.

No, nada de eso. Enserio necesito dejar de pensar.

Estamos sentados debajo de la sombrilla, escuchando Karma de Taylor Swift. Con los pies metidos en la arena, mirando el océano. Rara está a un lado de mi, y Kamo al otro, y yo en el medio.

Percibo cierta tensión en el ambiente. O talvez sea yo.

De repente noto que ellos se hacen señas a mis espaldas. Esto no me lo estoy imaginando.

—¿Qué ocurre? —pregunto, alternando mi mirada entre ambos.

Dieron un largo suspiro, como si no supieran que decir. Eso me dio mala espina.

—Es que… te queremos decir algo… —Empieza a hablar Kamo, pero Rara lo interrumpe:

—¡Nada! —habla muy rápido, dejando en evidencia que está nervioso— no pasa nada, no te queremos decir nada. Todo está bien, todo está normal, todo está como siempre.

Arquee una ceja, y aún sentada retrocedí un poco para quedar al frente de ambos.

Sabía que me mentían. No estaba loca al fin y al cabo. Ellos también estaban actuando raro. Todo el día percibí una vibra rara por parte de ellos. No, no solo hoy. Llevan actuando extraño varios días.

—Si pasa algo, —retoma Kamo su palabra. Rara intenta callarlo, pero se le adelanta y dice:— Nos vio en el amar está mañana, ¿recuerdas? y conociéndola ya debe de sospechar. No vale la pena seguir ocultándole esto. Prometimos que no más mentiras.

Sentí el corazón en la boca, ¿Qué me estarían ocultando ellos dos? Una idea de lo que podría ser se vino a mi mente, pero la descarte de inmediato. Eso no podía ser verdad, no quería que lo fuera.

Las palabras no salen de mi boca. Kamo al ver mi silencio continúa.

—Estamos saliendo.

—Si lo sé. —Dije, negándome a entender lo que realmente quiso decir—. Estamos en la playa, es obvio que salimos.

Un nudo en mi garganta me impidió seguir hablando.

—No. No es eso. —Aclara Rara—. Somos novios. Kamo y yo somos novios.

Mi mundo se vino abajo.
Algo dentro de mí me lo decía. Pero yo me negaba a creer. Y escuchar la confirmación de sus propias bocas, fue como un disparo justo en el corazón.

Lágrimas caen de mis ojos. Las siento calientes, como si quemarán mis mejillas. Me empezó a doler la cabeza, unas constantes palpitaciones en la cien no me dejan pensar con claridad. Mi vista se nubla. Mi estómago colapsa, tengo ganas de vomitar. Un ardor en el pecho hace que me encorve. Mi respiración se vuelve rápida y agitada, como si me quedara sin oxígeno.

Ellos se sorprendieron al ver mi reacción, ambos quedaron inmóviles al verme. Intente disimular, pero no podía. El dolor es muy grande.

No pienso con claridad, así que hago lo que juré no volver a hacer con ellos. Mentir.

—Me alegro tanto por ustedes. —Mi voz sale en un hilo, pero hago mi mayor esfuerzo para sonar feliz—. Estás lágrimas son de felicidad.

En estos momentos mis ojos son como cascadas, y el agua fluye a sin parar a través de ellos.

—¡Awww eres tan tierna alegrándote así por nosotros! —Exclama Rara emocionado, dándome un abrazo. Creyéndose mi mentira—. No pensé que te alegraría tanto.

—Su felicidad es la mía. —Volví a mentir.

Soy una mentirosa.

El dolor en la cabeza me impide pensar mucho. Solo lloró. Y ellos lo ven normal porque piensan que son lágrimas de felicidad. Si como no.

—¿Ves? Te dije que lo tomaría bien. —Dice Kamo levantando la barbilla con aires de superioridad por haber tenido razón.

—Yo pensé que te lo tomarías mal. —Me explica Rara, sin dejar de abrazarme—. Porque ya sabes, siempre que en un grupo de tres, dos se hacen pareja, al tercer miembro del grupo lo excluyen, y la pareja hace planes por separado… Pero tranquila que eso no pasará entre nosotros. —Se apresura a decir—. Y bueno, pensé que por eso te molestaría un poco que Kamo y yo estuviéramos juntos.

¿Molestarme? No, para nada. Lo único que siento es un insufrible dolor.

Pero no me duele por los motivos que él cree.

—¿Y desde cuándo están juntos? —Indague.

—Hace poco. —Hablo el pelirrojo—. Llevamos una semana.

—Ya veo… —Con las pocas fuerzas que tenía levanté las comisuras de mis labios para formar una sonrisa.

Ahora todo tiene sentido. Cómo si piezas de un rompecabezas se tratara, todo encaja a la perfección. Ellos llevan una semana actuando extraño. Porque llevan una semana saliendo.

Se supone que estoy feliz por ellos. Pero lo único que hago es llorar, y soltar uno que otro sollozo.

—Todo fue muy rápido. —Continuo Kamo—. Desde que me mudé con él algo cambio entre nosotros. Ambos lo notamos, pero fingíamos que no. Él ya sabía que me gustaba, lo sabía hace mucho, y convivir bajo el mismo techo todos los días, hizo que entre nosotros hubiera una especie de incomodidad. Una noche, ninguno de los dos podíamos dormir, y empezamos a hablar, hablamos muchas cosas. El tiempo pasó, y como a eso de las tres de la mañana tome la mejor decisión de mi vida. No sé si fue porque estaba soñoliento, o porque sentía una conexión entre nosotros, o porque la luz de la luna que entraba por su ventana lo hacía ver el doble de guapo, pero me lance y lo bese.

Al escuchar su relato algo dentro de mí se quebró. Con cada palabra que él decía, una nueva grieta aparecía en mi corazón.

Daría lo que fuera por estar en el lugar de Rara.

—Al día siguiente se levantó muy temprano, y estaba haciendo sus maletas. Se pensaba ir del depa. —Siguió relatando Rara. Yo me aparte un poco para verlo a la cara—. Lo detuve a tiempo, pero se negaba a quedarse, lo único que hacía era disculparse por besarme. No me dejaba explicarle que ese fue el mejor beso de toda mi vida. Así que para que se calmará, se callará y me escuchará, lo bese yo.

¿Oyeron eso? Es mi corazón partiéndose. 

—Para no hacer el cuento largo. —Dice Kamo, con una sonrisa inmensa—. Nos contamos las cosas, y resulta que ambos nos gustábamos mutuamente. Así que dos más dos es cuatro. Empezamos a salir. Él no quería decirte nada por lo que ya te explico, pero yo si quería hacerlo, así que organice este viaje a la playa para contártelo. Pensaba hacerlo al final de día, pero nos vistes besándonos en el mar, así que preferí decírtelo antes.

Las lágrimas aún salen sin cesar.

Quiero sentirme feliz por ellos. Rara esta que explota de emoción, y Kamo tenía un brillo en sus hermosos ojos verdes, un brillo que nunca antes le había visto.

Me duele que sean novios, pero me duele más no poder alegrarme por ellos.

Ambos están tan felices juntos, y están felices por contármelo, y se preocuparon tanto para que yo me tomara bien la noticia, que me siento como el peor ser humano.

¿Cómo es que no puedo siquiera sentir un ápice de alegría por ellos? ¿Soy un ser humano tan horrible?

—Theslya ya sabía que me gustabas. —Confiesa Rara mirando a Kamo.— Se lo dije hace un tiempo.

—Ella también sabía que tú me gustabas —analiza Kamo— eso quiere decir que tú sabías que nuestro amor era mutuo, eras la única enterada. —Su mirada cruza con la mía, y un nudo en mi estómago se forma.

—Si… —no sé cómo responder ante eso. Lo único que cruzo por mi mente fue:— ya sabía, por eso estoy tan feliz ahora. Eran mi shipp.

Ambos sonrieron.

No podía. No podía más. No podía seguir en esa situación. Mi cabeza palpitaba tan fuerte que me impedía pensar, si de por sí con mi mente en buen estado me cuesta hacerlo, con este dolor menos.

Me puse de pie sin previo aviso. Ambos me siguieron con la mirada.

—Voy a sumergirme un rato. Los dejo a solas para que hagan cosas de novios. —Junte mis manos para formar un corazón con ellas.

Cuando pronuncié la palabra “novios” me ardió la garganta.

—Vale. —Rara se mueve un poco para quedar sentado al lado de Kamo.

Seguido a eso, giré sobre mis talones, y empecé a caminar.

—¡Oye! —Escucho que me llama Rara cuando voy a medio camino. Yo volteo la cabeza para verlo—. Solo quería decirte que te quiero mucho. Y que porque ahora esté saliendo con alguien, nada va a cambiar entre nosotros. Seguiremos siendo nosotros tres contra el mundo. El club de amigos elegebete.

Veo su cara, la cara de ambos. Tienen una sonrisa de oreja a oreja.

Lo único que mi cuerpo logra hacer es levantar débilmente el pulgar.

Seguí caminando. Llorando. Pero no cualquier llanto. Es un llanto desconsolado. Cómo si mi alma llorara. La gente se me quedaba viendo, pero no me importa. Ya nada me importa.

Me sumerjo en el mar. Queriendo que se lleve todo este dolor. Intento calmar mi respiración, pero no puedo.

Es un dolor intenso y constante. Y no entiendo porque. Pensé que al estar con Yiyi me ayudaría a superar a Kamo. Pero no fue así.

En el fondo aun tenía la esperanza de que Kamo me amará. De que saldríamos juntos. De que seríamos felices juntos.

Ahora está feliz, y no es conmigo, y eso me hace infeliz.

Soy tan, pero tan, egoísta. No puedo sentir ni un poco de alegría por mis dos mejores amigos. Ellos al fin están juntos, ellos se aman, y han pasado por tantas cosas que se merecen estar juntos y ser felices.

Y aunque sé que debo estar contenta por ellos, de saber a hacer hay mucho estrecho.

Hundo por completo mi cuerpo en el agua. Buscando la serenidad que tiene esta.

Creo que al fin sé lo que tengo.

Un corazón roto.

No necesito ser doctora para saberlo.

Mi corazón está roto.

.

.

.

.

.

Nota del autor: ouuuu que intenso todo.

Cómo le llamamos al shipp de Rara y Kamo? Ramo? O Kara?

Alguna vez han estado en los zapatos de Theslya? Y si es así, como lo superaron?

Un corazón roto es un tema muy delicado.

A partir de aquí los cap serán así de largos.

Love del bueno soñadores, les tqm<3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top