#14

Kazutora Hanemiya nunca lo tuvo sencillo, un padre agresivo excusandose en la disciplina así una madre presente pero ausente, dónde antes había amor ahora era una guerra fría y el había quedado enmedio viviendo los horrores que no debía haber sufrido, obligado todo el tiempo a escoger un bando que no debería existir. La clásica historia de familia disfuncional, era normal para el anhelar afecto así como buscar amor en otro lado, dónde haría lo que fuera por ser querido y aceptado.
Alguien tan ingenuo como el no podía diferenciar entre la falsedad interesada del afecto sincero.
Aborrecía ver a familiar felices, lo hacía sentir apartado ¿Por qué el no podía tener una familia feliz? . Se refugiaba en los arcades gastando el dinero que recibía de sus padres como compensación de ausencia y agresión, dónde pensó que había conseguido amigos pero eran niños interesados en los beneficios que el pequeño Kazutora podía darles.

No conocia la amistad sincera hasta que conocio a Baji Keisuke y después a sus demás amigos con quiénes fundaría Toman como un acto de lealtad para defender al pequeño tigre, siendo por esto que comenzó a considerarlos cómo su familia, a los cuales se apego, daría todo por ellos y los protegería con la única enseñanza que le dejo su padre, la violencia.

Siempre llegaría hasta los extremos por sus amigos, si ellos son molestados el rompería cada hueso del pobre idiota,si uno de ellos necesitaba apoyo el sería el primero en ofrecerse y si uno de sus amigos quería algo, el lo conseguiría...

En su mente esa idea no tenía errores, la motocicleta sería fácil de robar, no debió haber nadie en ese momento, Baji vigilo mientras el entraba. Antes sus ojos estaba la motocicleta que Mikey quería, pero no contó con patear herramienta que estaba en el suelo y hacer ruido.
Entro en pánico, no había llegado tan lejos para ser descubierto, se obligó a mantenerse callado cuando vio la silueta en la puerta de aquel cuarto en el taller, aprovecho la oscuridad para tomar lo primero que sintió cerca, su padre siempre le mostró que la violencia era una solución rápida, noquearía a quien quiera que fuera, saldría con la moto para irse con su amigo de colmillos. Tomando fuerza para impactar a aquel desafortunado. Quien miraba a la dirección contraria. No podía fallar.

-¡SHINICHIRO MUEVETE!-

todo paso en cámara lenta para el chico del lunar, una chica de ojos azules apareció de la nada, atravesandose en la trayectoria de su ataque empujando por inercia a la otra persona para salvarla del golpe,para luego escuchar el golpe así como sentir la fuerza de impacto de la herramienta, viendo a la chica cayendo al suelo mientras su sangre lo salpicaba en la cara .

No, esto no era parte del plan.

-¡TAKEMICHI! - grito la otra persona
Corriendo a auxiliar a la joven en el suelo

Kazutora reconoció esa voz así con mi el nombre que grito la chica que ahora sangraba en el suelo, pero se negaba creer a quien estuvo apunto de dañar. Pero lo confirmo cuando esté volteo a verlo intentando identificarlo,era Shinichiro Sano el hermano de Mikey.

Aún con la herramienta en su mano, huyó de la escena, escuchando al pelinegro mayor gritarle. Baji estaba en su posición cuando por fin salió, brevemente el de ojos avellana lo miro confundido para luego verlo con horror al notar la sangre que se extendía en su rostro.

-Kazutora, ¿Que hiciste?- lo sujeto baji con fuerza exigiendo que hablara.

El chico del lunar simplemente se sacudió con violencia para safarse del agarre de su amigo, tomándolo de la muñeca obligándolo a correr con el lo más lejano de la escena del crimen que pudieran llegar.

Estando una vez lejos, Baji volvió a sujetar al muchacho que tenía la vista perdida. Aún aferrándose al arma.

-Baji... Estuve apunto de matar a Shinichiro-

Baji se quedó petrificado al escuchar las palabras del ojimiel, se sentía idiota, con razón aquel local le parecía tan familiar, era el local al que acompañaba a Mikey,era dónde Shinichiro trabaja.

-¿Lo dejaste ahí desangrándose?- pregunto con un hilo de voz, temiendo lo peor.

-No, el está bien pero creo que mate a su novia- contesto de manera automática tocándose el rostro sintiendo la sangre de la joven.

Baji lo miro con rareza entre su horror, Hasta dónde el sabía el hermano mayor de Mikey no tenía novia por su patético desempeño de cortejo o eso escuchaban de los amigos del mayor, pero en este tiempo por el tema de su pandilla recién formada ya no pasaban la cantidad de tiempo que solían pasar con el pelinegro así que cabía la posibilidad de que fuera cierto lo que Kazutora dijo. Los sollozos de su amigo lo trajeron a la realidad,volteo a mirarlo viendo como este observaba la palma que previamente había estado en su cara ahora manchada de líquido carmesí.

-Yo...no quería... Solo planeaba aturdirlo... No sabía que era el... No vi cuando ella se atravesó y lo empujó... No pude frenar el golpe Baji... La dejé ahí tendida en su sangre-

Baji sintió pánico ante lo dicho por Kazutora, debían regresar y ver qué podían hacer.

-Debemos regresar tora, es nuestra culpa- Baji sujeto el hombro del chico del tigre en el cuello.

«culpa... Mi culpa...»

«No ves que esto es tu culpa Kazutora»

«Debiste apoyarme, soy tu padre Kazutora, es tu culpa la vida que tienes, es tu culpa que te trate así »

«¡TU CULPA, TU CULPA, TU CULPA!»

«No, no es mi culpa, yo no hice esto por qué quería, lo hice por y para el»

El joven de mirada amarilla sujeto con fuerza su cabeza, Baji se acercó preocupado ante el ataque de pánico de su amigo.

-¡Esto es culpa de Mikey!- contesto alterado

Baji lo observó incredulo, no entendía porque Kazutora dijo eso. Era un niño después de todo. Kazutora solo usaba mecanismos para proteger su frágil psique.

-ve a buscar a Mikey, ve a buscar a Shinichiro para ver qué estén bien, tu no hiciste nada Baji,pero nadie se enterara si no abres la boca- hablo Kazutora levantandose

-Tora...-

-Estoy dejando a Toman así que diles a los demás, por favor no dejes que me busquen-

-No tienes que hacer esto-

-No, tu no entiendes Baji, Mikey jamás me lo va a perdonar, trate de matar a Shinichiro-

Antes de que Baji pudiera objetar, Kazutora huyo ignorando los gritos del pelinegro, aún con el arma corrió de regreso a su casa, no miraba a su alrededor, solo caminaba por pura inercia,hasta que en un callejón fue interceptado por un delincuente quien buscaba dinero, Kazutora aún en su frágil estado emocional libero la frustración de alejarse de su única familia genuina con el pobre pandillero por medio de la llave, con golpes tan violentos que horrorizo a sus espectadores, solo fue detenido cuando un policía lo tacleo. el sonido de las sirenas de la ambulancia y la patrulla lo volvieron a la realidad. Fue llevado a una estación a espera de alguno de sus padres, esperando la indignación e ira de los ojos de su padre o la vergüenza y temor de su madre. Pero ninguno llegó, intento llamarlos pero ninguno contesto, el policía que lo trajo lo miraba con lastima después del abandono de sus padres. Servicios infantiles llegó después pero no pudieron evitar que terminara en la correccional.
Se sentía más solo que nunca, aunque tenía a Baji quien le escribía y lo iba a visitar,nunca supo cómo se enteró pero agradecía de tenerlo ahí. Pero a la vez se sentía traicionado por el resto de sus amigos ninguno nunca lo visito resintiendo esto en su corazón y su fragmentada mente.
Estuvo tres años y medio en el reformatorio, cuando fue liberado su padre queriendo no tener que ver nada con el y teniendo los medios lo mando a un instituto privado en Minato donde lo abandonaron a su suerte para culminar la secundaria así como comenzar la preparatoria y solo se comunicaba con Baji.
Solo Kazutora sabe cómo se libro de esa academia, hay rumores sobre que arranco las uñas de un prefecto una por una, regreso a Shibuya con su madre quien a pesar de todo lo recibió con la frialdad e ausencia a la que el estaba acostumbrado.

Kazutora fue inscrito a la preparatoria Mizo, dónde intentaria pasar desapercibido. No estaba mal era mejor que cualquier academia o el reformatorio. Baji lo visito, se veía distinto ahora que tenía su cabello largo.
Todo transcurría con normalidad para el de tatuaje de tigre. Estudiaba lo que quería y podía, salía con Baji, hojeaba revistas para adultos en su solitario hogar. Salía a los arcades a gastar monedas como lo hacía en su infancia.

Justo a dónde se dirigía en estos momentos, sin nada que hacer y Baji en cosas de Toman, decidió acortar camino tomando un atajo por un callejón donde fue interceptado por un grupo pandilleros, saliendo entre medio de estos salió el que suponía era el lider, Kazutora lo reconoció, era el tipo al que había golpeado hace años.

-Oh mira, que casualidad, el bastardo que me arruino la vida hace años.- dijo el de cabellos grises con una sonrisa torcida

Kazutora suspiro para ponerse en posición de ataque, esto sería cansado.
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Takemichi salía de aquella tienda de conveniencia muy feliz, besaría a Takuya tan pronto lo viera, el rubio sabía el amor de la morena por las papás sabor a barbacoa por lo que cuando un amigo suyo que tenía una tienda le conto que le había llegado una caja extra de una edición especial no dudo en comprarla para su chica de ojos azules, la cual en estos momentos no paraba de sonreír con el preciado cargamento en sus manos.
Sin su vehículo la chica solo tenía que aguardar por su transporte, habia llamado al chófer de su abuelo para pedirle el favor quien gustoso acepto llevarla. Estaba sumida en sus pensamientos donde se visualizaba comiendo una bolsa mientras armaba un rompecabezas que recién había comprado cuando salió con Akkun a una exposición de arte, no pudo resistirse a la caja que decía "la noche estrellada de Van Gogh, 1000 piezas", aprovecharía que su hermano salió a ligar, solo esperaba que no trajera a su compañero de una sola noche o tendría que usar audífonos otra vez.
El quejido de alguien junto con un sonido metálico saco a la chica de cabello negro de su mente, buscando el origen, tal vez alguien necesitaba ayuda. Su mirada se posó al callejón de al lado, tomo su caja para esconderla y no se la llevarán, una vez hecho se adentro al callejón donde encontró varios cuerpos inconscientes con signos notorios de pelea, mirando hacia el fondo donde un tipo tenía un tubo de metal en sus manos que estaban levantadas hacia un chico de cabellos amarillos y negros que estaba sosteniendo su cabeza con sangre. La chica se alarmó corriendo en su dirección para evitar que dañará al joven

-Es momento de darte tu jodido merecido-
Grito aquel tipo, su mirada desquiciada, Kazutora estaba demasiado cansado para poder evitarlo, estaba molesto consigo mismo por no preveer el golpe que recibió por la espalda con el tubo, aturdido no podía dar su máximo, suerte para sus atacantes pero no por eso sería fácil de eliminar. Había derribado a 6 de los 7, cuando otro golpe en su cabeza lo aturdió. Tal vez si moría hoy, podría tener otra vida con una familia de verdad y ser mejor persona ahí. Solo lamentaria no haber podido despedirse de Bajo.

- oi, atrás de ti - grito takemichi

El atacante de Kazutora, se distrajo bajando sus brazos volteando hacia atrás dejando expuesta su cabeza, tanto como el y Kazutora jadearon de sorpresa cuando  vieron a la chica morena correr hacia ellos, para luego saltar hacia la pared donde tomo impulso con su pierna derecha noqueando al que sostenía el tubo en una perfecta patada voladora que le tiró dos dientes.
Kazutora miro a su salvadora con asombro, viviría otro día para contarlo pero por ahora estaba tan herido que se desvaneció siendo atrapado por Takemichi, quien reconoció el lunar, lo cargo hacia la salida donde el chófer ya la estaba esperando, el señor miro con confusión.
-Señorita Takemichi, ¿Otra vez haciendo justicia por su propia mano a espaldas de su padre y abuelo?-

-Señor Ren, ya le he dicho que no hay necesidad de la formalidades, me conoce desde la primaria, en segundo no este muchacho estaba a punto de morir en ese callejon-

- soy demasiado viejo señorita takemichi, por más que intente mis formalidades no se irán, ahora respecto al muchacho ¿A dónde lo llevará?- pregunto el adulto mayor, ayudando a la chica de ojos azules
A colocar al joven adentro del auto, mientras la chica buscaba su caja con su botín.

-A mi casa, tengo el material para atenderlo-

-¿No sería mejor llevarlo a un hospital donde puedan comunicar a sus familiares?-

La pelinegra miro al chico, quien parecía sereno, suspiro mientras acomodaba un mechon de su cabello bicolor para mirar mejor su rostro ¿Cómo es que la vida le trajo devuelta al chico que hace años le dislocó el brazo? Tenía curiosidad por el.

- Ren-san a este chico yo lo conozco, hace tiempo que lo ví y tengo que preguntarle unas cosas-

El viaje fue cómodo, la Hanagaki disfrutaba el silencio. En su destino el señor Ren le ayudo cargando a Kazutora para meterlo a su hogar. Agradeció dandole dinero extra por su ayuda.
Con el joven en su sofá siendo custodiado por su gato calico quien se acostó en el abdomen del muchacho, a los ojos de la morena el chico tenia cierto parecido con su gato. Pero sin más distracciones comenzó a revisar al muchacho una vez retiro a Mochi de el, el minino indignado se quedó en la mesa mirando atento que hacía la chica. Tenía varios golpes que dejarían grandes hematomas, pero no tenía signo de huesos rotos, suspiro aliviada, procedió a revisar su cabeza,llegó a l conclusión de que el golpe en su cabeza no fue grave, supuso que el chico había logrado aligerar el impacto esquivando parcialmente el tubo pero aún así sabía que se levantaría con dolor de cabeza y algo de mareo, observarla si persistia si eso pasaba lo llevaría al hospital pero por ahora  solo tuvo que limpiar su herida, así como vendarlo.
Cuando terminó acomodo mejor al joven el sofá, dejándolo con su cuidador peludo que retomo su lugar en el pecho del chico admirandolo con sus ojos miel. Ella partió al cuarto  específicamente a su almacén de medicamentos debia buscar analgésicos para el chico, así como un vaso con agua, si se levantaba con hambre prepararía algo. Pero algo era claro, no sé iría de su casa sin respuestas de su estado y su pasado

Pasado un rato Kazutora abrió los ojos, si bien sentía dolor en la cabeza se extraño al ver el techo de una casa, así como sentir algo suave en vez del duro suelo dónde supuso que estaría tirado. Intento levantarse pero sintió un peso en su pecho, dirigió su mirada hacia esa dirección encontrándose con un esponjoso gato calico quien le ronroneaba. Sin intención de asustarlo se levantó lo más lento posible, con le gato aún acurrucado en el. El dolor incremento tocando su cabeza notando las vendas, una vez sentado,acaricio al animal.

-Hola amigo, ¿Sabes dónde estoy?-

El gato solo maullo en respuesta. Kazutora sonrió, como le gustaban los gatos.

-Oh~ veo que ya te levantaste-

El chico miro hacia al otro  lado topándose  al otro extremo de la habitación que el  suponía era una sala, estaba sentada en otro sofá una joven, de cabello suelto negro y ondulado, piel morena y ojos azules, lo observaba con una sonrisa calmada. Era hermosa, ahora que hacía memoria ella era la que hizo esa increíble patada que lo salvó. Cómo consecuencia de recordar sintió un dolor punzante en su cabeza provocando un siseó así como que sujetará su cabeza.

Cuando abrió los ojos miro las manos de la joven que se había acercado, ofreciéndole un vaso de agua y pastilla.
El chico se alejo con desconfianza notoria en su rostro, por más bella que fuera, Kazutora no podía confiar que no le hiciera nada.

La chica lo noto, por lo que sentí en la mesa estando frente a el.

-Son analgésicos muchacho, te ayudarán al dolor, tranquilo-

Takemichi le sonrió, el chico aún desconfiando tomo lentamente ambas cosas,después de poner las pastillas en su boca bebió el agua.

Pasados los minutos el dolor fue mitigando hasta desaparecer. Cabe mencionar que el minino no se movió de su presencia. La morena lo acaricio mientras Kazutora la observaba con un sonrojo leve en su rostro

-Parece que le agradas a Mochi, es algo huraño con desconocidos- pregunto alejándose en dirección a la cocina

-¿Es tuyo?- pregunto el chico acariciando a la bola de pelos.

La chica asíntio mientras se volvía a sentar en el otro sillón frente a el. - Tengo otros dos y un perro tambien-

El chico ya no dijo nada, seguía desconfiando, no era normal para el que alguien se preocupara por el.

- Tu me ayudaste-

-¿por que no lo haría?-

-No te conozco- respondió el

-Claro que nos conocemos-

Kazutora la miro consternado, ya con su cabeza sin dolor rememoró mientras la observaba, buscando en sus rasgos o algo  que le ayudará a recordar, si bien no conocía a muchas adultas jóvenes salvó la de sus revistas, centro su mirar en los ojos de la chica, eran azules como el mar.... espera un momento, ¿ojos azules?
algo hizo click en la cabeza del bicolor

-Mierda- respondio aterrado

-veo que ya recordaste- contesto ella sonriéndole

El joven del tigre tatuado ya comenzaba a idear cómo huir

-oh conozco esa mirada, no te irás- respondió mientras lo arrinconaba en el sofá, para que se mantuviera sentado.despues se levantó marcando distancia.

-...- el joven no dijo nada solo se intensificó un poco su sonrojo por la rápida cercanía

-vamos a hablar, pero primero dime ¿Tienes hambre?-

Sería un largo día para Kazutora, si bien se sentía calmado pues después de tantos años de tormento la chica estaba vivita y coleando, pero ahora temía que la chica tomara represalias, al menos una chica bonita lo masacraria.

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