Todo parte de un acto
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
Egocéntrico... al principio creía que era la palabra que más se ajustaba a su actitud y personalidad. Un hombre simple y sencillamente Egocéntrico, pero estaba muy equivocada.
Luego de firmado el contrato, Sasuke había cumplido con su palabra y ahora trabajaba única y exclusivamente como su secretaria personal; lo que significaba que pasaba la mayor parte de sus días junto a él. Esto le había permitido explorar ciertas facetas del hombre que en unas semanas se convertiría en su esposo.
Sasuke, no sólo podía ser un cretino algunas veces, se había dado cuenta de que era muy inteligente, determinado e impecable en su trabajo. La manera en la que había asumido las vueltas del destino era sorprendente. En cada trazo, cada reunión y cada contrato podía vislumbrar que era un hombre ambicioso y lleno de capacidad, hecho totalmente para el éxito desmedido y... extremadamente guapo.
Quiso negarlo en un principio, pero sería hipócrita de su parte no admitirlo por fin. El Uchiha menor era guapo... más que eso, era un hombre realmente elegante y atractivo, una delicia en todo su esplendor a palabras de su rubia amiga. Aunque sus malas actitudes mataban sin clemencia una posible atracción entre ambos; porque si bien era una belleza, no cambiaba la postura arrogante e inflexible que tomaba siempre.
"Realmente decepcionante, pero al menos no es un completo ogro" suspiró para sus adentros, mientras repasaba una y otra vez sus anotaciones, a la espera de que el hombre frente a ella solicitara la información que requería para realizar el trabajo de ese día.
— Las formas tres y cinco, Hinata — mencionó sin apartar la vista del ordenador — Necesito que las busques ahora —
— Si, Sasuke-san —
A pesar de que el moreno múltiples veces le había pedido/casi ordenado que lo llamara por su nombre para que se acostumbrara a su cercanía, aún le resultaba difícil tomarse aquel atrevimiento. El sentimiento de temor a su alrededor ya no estaba, pero era seguro que aún se sentía incómoda e inquieta cuando estaban juntos, a pesar de que él parecía no importarle en lo absoluto llamarla por su nombre con desparpajo aún estando a solas.
El trato entre ambos era profesional, en ocasiones amigable de su parte, precisamente cuando se encontraban en público o alrededor de los trabajadores en la empresa. Cualquiera pensaría que ambos tenían una relación cercana y amistosa desde lejos, pero si observaban atentamente podían darse cuenta de lo raro que era para ella.
"Pero tengo que soportarlo" se dijo para darse ánimos, pero el recuerdo de la semana pasada llegó a su mente haciéndole sentir malestar.
Y es que habían salido a almorzar luego de una importante reunión, donde una vez más el pelinegro había demostrado sus habilidades. En tanto sus órdenes eran preparadas, Sasuke una vez más entabló una conversación sobre el progreso de su relación y el hecho de que debía prepararse para conocer a su padre.
— La familiaridad es importante, así que llamarte señorita Hyūga no tiene sentido alguno — había despeinado su cabello como si aquello fuera un gran fastidio — Si me llamas por honoríficos el maldito no se tragará el cuento y sólo me dará problemas — había meditado unos segundos hasta volver a hablar — Hinata-chan... ¿Debería llamarte así? —
— ¡¿D-Disculpe?! — no quería escuchar el chan de su parte... era desagradable — N-No, sólo mi nombre está bien —
— Vaya, se que no te agrada, pero no tienes que poner una cara como si hubieras probado excremento —
— L-Lo siento —
— No, esta bien. Sólo controla tus expresiones — le quitó importancia desinteresado — Con eso bastará —
Había sentido bastante vergüenza por verse descubierta, pero las cosas no habían salido tan mal después de todo. Gracias al trato que tenían ella recibía una suma de dinero absurda como pago, que incrementaría una vez contrajeran nupcias, lo que le había permitido limpiar una parte significativa de sus deudas.
"Quizá pronto será capaz de completar la hipoteca y recuperar la casa familiar" de sólo pensarlo estaba más animada, a pesar de que el sueño y el hambre habían empezado a hacer mella en ella.
Estuvo de vuelta en la oficina con lo que el pelinegro había solicitado y volvió al trabajo monótonamente, aún faltaban un par de horas para poder tomar un descanso.
●●●●
— Growr~ — el ruido de su estómago retumbó por la oficina, haciendo que el hombre frente a ella alzara su mirada, observando su sonrojado rostro para volver a confirmar la hora en el reloj de pared justo detrás de ella.
— Lo hiciste otra vez, ¿verdad? —
— L-Lo siento — estaba en verdad avergonzada.
No era la primera vez que sucedía, ni la primera vez que el moreno llamaba su atención por el mismo asunto. El hecho de saltar sus comidas era algo regular, pero realmente molesto, pues según él le restaba eficiencia y sólo los retrasaba.
— Como sea, igual es pasada la hora de almuerzo — se puso sobre sus pies y lo imitó de inmediato — Ahora vamos —
Ambos salieron de la oficina y tomaron el elevador hasta el primer piso en completo silencio. La cercanía entre ambos se estrechó como de costumbre al abrirse las puertas, e instintivamente se preparó para caminar en dirección a las puertas de la empresa, pues pensaba que saldrían a visitar algún restaurante cerca de los alrededores. Pero en vez de eso, el pelinegro los condujo a la cafetería de la empresa encendiendo sus alarmas.
"Ay, no puede ser"
Al entrar, miradas sorprendidas se posaron en ambos, pues no era común ver al presidente almorzar en el lugar. Muchos se sentían nerviosos, otros preocupados, pero sobre todo curiosos al ver como Sasuke apartaba una silla y la instaba a tomar asiento junto frente a él.
— Por favor, espera un momento, ya vuelvo — con media sonrisa le indicó, causándole escalofríos.
— N-No, yo puedo pedir mi comida... — quiso terminar la frase, pero el moreno ya se encontraba junto al dependiente ordenando aperitivos para ambos.
Hizo contacto visual con él, y si bien la sonrisa que le dedicó podía parecer deslumbrante a los demás, ella sabía que estaba cargada de suficiencia y arrogancia. Lo que no pasó desapercibido para los trabajadores que aún quedaban en el lugar, quienes no paraban de cuchichear.
— ¿Has visto? —
— ¿El señor siempre ha sido así? —
— No lo creo... —
No tardó mucho el volver hasta ella y colocar lo que había pedido justo en frente, instándole a comer mientras él disfrutaba de un café amargo y algo de fruta. Agobiada y luego de suspirar por no poder siquiera elegir lo que quería, tomó al frappe de caramelo deseando que los murmullos cesaran, pero parecía que no tenían fin, más cuando el demonio frente a ella acercó una servilleta para limpiar la crema que quedó en su mejilla.
— Sé más cuidadosa, Hinata — dijo para después seguir comiendo como si nada hubiera pasado. No pudo decir mucho y sólo asintió en silencio, concentrándose en el plato de frutas que tenía al frente, al final no estaba mal. Entre tanto, diversos pensamientos pasaban por su cabeza, mientras intentaba ignorar las miradas incómodas que le dirigían los demás.
Luego de terminar, él mismo llevó los desechos a su sitio y abrió la puerta para que saliera primero, tal como un caballero. En su camino de vuelta a la oficina, y después de pensarlo mucho, estaba pensando sopesar que sólo estaba siendo amable. Si... eso debía, la forma de tratarla quizá se debía a mera consideración por ser de ayuda en su situación y su gran trabajo.
Estaba casi dispuesta a preguntarle una vez quedaron solos en el ascensor, pero notó el cambio en su expresión y la distancia que tomó de inmediato. Además, sus siguientes palabras dejaron en claro una cosa...
— Bien hecho ahí atrás, así será más fácil una vez que se expandan los rumores —
"Así que no te crees ideas raras, Hinata" se dijo, pues todo lo que había hecho era parte de un acto para conseguir lo que quería.
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Nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)
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