El contrato
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
No sabía con exactitud cuánto tiempo llevaba ya observándola, pero debía ser bastante; al menos lo suficiente como para perder la noción del tiempo. Había sido difícil lograr que su cuñada cayera dormida, cosa que consiguió luego de usar toda su paciencia existente. No podía creer lo sucedido la noche anterior, entre el alcohol y la sorpresa apenas podía tratar de asimilarlo.
"Un bebé. No dejas de dar sorpresas, Itachi" pensó para sí mientras dirigía su vista al amanecer que se colaba desde su ventana. Ciertamente la situación no era la mejor para traer al mundo a una criatura; con la reciente muerte de su hermano y la inestabilidad emocional de Izumi, las cosas se complicarían más de lo que ya estaban.
Ding... Dong...
Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar el timbre sonar; así que sin dudarlo, y sabiendo de quién se trataba, bajó las escaleras y una vez frente a la puerta, la abrió sin más.
— Gracias por venir tan pronto llamé, abuela Chiyo —
— Ni lo menciones, aunque tendrás que pagarme extra por interrumpir mis vacaciones — entre risas por parte de la mujer y resignación por parte de Sasuke, cruzaron el umbral hasta la sala de estar. Su nana siempre había sido así, tan peculiar.
— Necesito que cuides a Izumi — le dijo con calma, captando su atención — Tengo cosas que hacer. Además nadie es mejor que tú para cuidar bebés —
— ¿Bebés? — el vaso que sujetaba casi se resbala de sus manos — No me digas que es lo que creo que es —
— Sí, Itachi... — empezó a decir, creyendo haber entendido a la anciana pero ésta le interrumpió.
— Te dije que te cuidaras Sasuke — le regañó con mirada severa — ¿Con qué clase de cualquiera decidiste arruinarte la vida? —
Según ella, ninguna de las jóvenes con las que acostumbraba a salir valían la pena. Por eso insistía tanto en que tuviera extremo cuidado al acostarse con alguna de ellas, pues era bien sabido que muchas sólo aspiraban al dinero, estatus o posición que el joven Uchiha podía otorgarles. ¿Y qué manera más fácil de hacerlo que con un bebé?
— Espera... ¿qué? — frunció el ceño, confundido — ¿De qué hablas, nana?, es Izumi quien está embarazada —
— Oh... — se quedó pasmada por un momento, hasta que sus ojos se anegaron en lágrimas — Lo siento... me tomaste por sorpresa —
— Ya somos dos — murmuró por lo bajo mientras la veía disimular su tristeza — Volveré más tarde, quedan a tu cuidado —
●●●●
Su misión de fin de semana se había echado a perder. La noche anterior no había podido conciliar el sueño, la situación con su hermana, las deudas y su precipitada decisión la mantuvieron en vela todo el tiempo hasta la salida del sol.
Agotada mentalmente y sin poder dormir, decidió hacer algo productivo y limpiar su casa de pies a cabeza, ningún rincón se le escaparía. Necesitaba despejarse, así que aplicaría el truco de su madre; poner música, buscar una escoba y poner todo el departamento patas arriba. En eso se encontraba, cuando alguien llamó a su puerta, alertando a ambos cachorros que inmediatamente procedieron a ladrar.
— Shhhh... basta los dos — les decía a la par que abría la puerta, quedándose de piedra al ver a su jefe frente a ella.
Había esperado un mensaje o un correo con las instrucciones a seguir luego de aceptar su propuesta. No sabía cómo serían las cosas entre ellos de ahora en más, por lo que esperaba que él se comunicara primero para poner los puntos claros. Pero jamás se imaginó que se presentaría personalmente a su hogar, invadiendo su espacio personal.
— ¿No piensas invitarme a pasar? —
— L-Lo siento — balbuceó aún en confusión, haciéndose a un lado para que pudiera entrar a la pequeña estancia.
Aún cerca de la puerta, ahora cerrada, lo vio pasearse por la sala. Parecía un gigante en el pequeño cuarto, con ojos agudos, fijándose en cada desastre que su mirada captaba. En las sillas volteadas sobre el comedor, en los trastes de la alacena sobre la cerámica de la cocina, en el agua que aún corría por el piso y los pequeños cachorros que gruñían en una esquina; vigilantes al extraño que había entrado al hogar.
Se ruborizó, avergonzada. Su casa era una total locura, y ahora quedaba expuesta ante nada más y nada manos el hombre de sus últimas pesadillas.
— Tienes un piso bastante peculiar — dijo mientras ocupaba la silla que estaba cerca de la ventana, la cual se veía pequeña ante un hombre con tal porte — Aunque es decepcionante, con tu sueldo podrías permitirte algo mejor —
Algunos segundos de mutismo siguieron sus palabras. Hinata trataba de asimilar el descaro con el que aquel hombre se dirigía a ella y su espacio. Además, ¿qué sabía él de su vida? ¿qué le daba derecho a opinar sobre ella?
— ¿Q-Qué necesita, Sasuke-san? — optando por ignorar su desafortunado comentario, trató de ir directo al punto, quería resolver lo que fuera que quería para que saliera por fin de su casa y la dejara en paz.
— Toma — alzó una de sus cejas al no verla acercarse. Así que impulsada por su mirada, caminó hasta él y tomó la carpeta que le tendía.
— ¿Qué es esto? —
— Ábrelo y lo sabrás —
Mientras él revisaba su teléfono celular, abrió el objeto y echó un ojo a su contenido. Eran varios papeles, organizados en orden ascendente y llenos de párrafos que no alcanzaba a leer del todo.
— Es el contrato — dijo como si hablara del clima.
— ¿Contrato? ¿N-No era un matrimonio? — se permitió preguntar, un poco insegura.
— ¿Matrimonio? — rió sin gracia por su comentario — Esto es un negocio, un contrato con cláusulas al cual atenernos Hinata — conectó con su mirada, clavándola en su lugar — No debes permitirte esperar más que eso —
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Megapack 9/9
Cambié la portada, ¿les gusta?
Nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)
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