Condicionantes
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
— ¿Quién está ahí? — se removió incómodo al escucharle — Ah, eres tú —
— También es un gusto verte, padre — alargó el brazo y le entregó un vaso con agua al verlo toser, debía tener la garganta seca.
Fugaku llevaba varios días sin despertar, los cuales había sido cuidado por su cuñada, puesto que él estaba ocupado con el papeleo de la empresa. Parecía estar recuperado, después de todo las cosas habían salido bien.
— ¿Por qué estás aquí? —
— Tu nuera no pudo quedarse, ha estado lidiando con muchas cosas. Así que la envié a descansar y vine a reemplazarla—
— ¿Qué hay de Naori? —
— Dígamos que no permití se se quedara —
— ¿Con qué derecho te crees? — trató de erguirse, pero aún estaba muy débil — Es mi esposa —
— Disculpa por no querer ver a la exnovia que mi padre me robó — el mayor ya no supo qué decir.
Los problemas entre ellos se habían agravado justo por esa razón. Se había sentido traicionado, no tanto por la peli púrpura sino por su padre, pues él sabía lo mucho que le gustaba en aquel entonces. Aunque eran cosas del pasado sin importancia en ese momento.
— ¿Marchó todo bien? —
— Hmph — asintió, pasó una de sus manos por su cabello — Su lápida está junto a la de madre —
— Debería ir a verlo tan pronto como me sea posible —
— Toma tu tiempo, no se irá a ninguna parte — trató de sonar empático, pero el resultado fue todo lo contrario.
— Decidiste entonces ser el presidente de la compañía —
— Veo que tus perros te mantienen bien informado — tomó asiento frente a él — ¿Piensas impedirmelo? —
— No — eso lo sorprendió un poco, aunque intentó no demostrarlo — Te aprobaré como el nuevo presidente siempre y cuando reúnas ciertos requisitos —
— ¿De qué hablas? —
— Encontrarás los documentos sobre tu escritorio — giró su cabeza con intención de finalizar la conversación.
●●●●
— Maldito anciano — arrugó las hojas entre sus manos con furia e indignación.
Tenía ante él un testamento recientemente modificado por su padre, donde ponían cláusulas cual de todas más absurdas y aberrantes para él. Su padre tenía que estar demente, era la única explicación a las estupideces plasmadas en el papel. Y lo peor de todo era que ya habían sido sometidas al contexto legal, dejándolo sin opciones.
"Matrimonio" pensó frustrado y lleno de impotencia. Él no era un hombre hecho para ese tipo de cosas, en sus planes no entraba ni siquiera la posibilidad de hacerlo y mucho menos en un futuro cercano. Pero dadas las circunstancias no tenía otra opción, tendría que casarse pero... ¿con quién?
Todas las mujeres que frecuentaba morirían por ser la elegida, pero ni aunque su vida dependiera de ello contaría con alguna de ellas. Todas eran interesadas, codiciosas y escandalosas, él no necesitaba a nadie así a su lado y más cuando sus bienes podían terminar pendiendo de un hilo. Debía encontrar a la antítesis de lo que frecuentaba, alguien discreto, tranquilo y preferentemente manipulable. Que acepte un trato de beneficio, con el fin de ayudarse mutuamente y que al final no desee más de lo pautado.
Interrumpió sus pensamientos para seguir leyendo, le sería terminantemente prohibido tener escándalos que afecten la imagen de la compañía, así como también al más mínimo error esta pasaría a manos de su familia. Obito Uchiha era el primero en la lista de posibles sucesores, un hombre ambicioso y con gran capacidad, que siempre había luchado para hacerse un lugar en la familia principal a cargo de la compañía. El sólo ver su nombre lo llenaba de inquietud, estaría con una soga alrededor de su cuello hasta que fuera oficialmente ascendido.
Lo único de lo que estaba aliviado era sobre su cuñada, pues su padre sabiamente había repartido los bienes de su difunto hermano otorgándole así la mitad de todo a Izumi mientras que la otra mitad pasaba a ser tutela de Sasuke. Lo que le daría la oportunidad de hacer con ellos lo que quisiese.
"Al menos no eres tan estúpido" pensó con ironía, por un momento había temido que dejara a la castaña de lado.
— Sasuke-san — una chica pelirroja irrumpió en su oficina, haciéndolo bufar de frustración. ¿Qué nadie tenía modales últimamente?
— ¿Qué se te ofrece, Karin? —
— Necesitamos de su presencia para supervisar la obra —
— ¿Estaba eso en agenda? —
— No señor, aparentemente ha surgido un imprevisto —
— ¿Y mi cuñada? —
— No llegó esta mañana — extrañado, pero entendiendo sus posibles razones para ausentarse decidió guardar los documentos en el sobre naranja y encerrarlos con llave, ya los vería detenidamente más tarde.
— Envíame toda la información disponible. Retírate — la chica no esperó un segundo aviso y desapareció de su vista.
Abrochó su saco y salió a toda prisa del edificio luego de llamar a su chofer. Aún no eran ni las doce de la tarde, pero su día ya estaba lleno de problemas. Encendió un cigarrillo cuando recibió el informe de lo que había salido mal con la construcción, definitivamente estaba siendo un mal día.
●●●●
— Y-Yo puedo explicarlo — estaba nerviosa, muy nerviosa.
Ante ella se encontraba su jefe directo, aquel guapo hombre de cabellos grises la miraba sin parpadear agravando su situación. La había citado a la oficina, no tenía ningún trabajo pendiente así que había ido con la expectativa de hacer un recado personal del Hatake, como de costumbre. Pero no se esperaba las palabras que habían salido de su boca, haciéndola sentir culpable y con miedo de perder su trabajo.
— Estoy curioso Hinata — lo vio recargarse despreocupado sobre su escritorio — ¿Qué es lo que vas a explicar? —
— B-Bueno... vera... — empezó a jugar con sus dedos, sí que estaba metida en un buen lío.
"Maldita sea Ino" pensó apurada, estaba metida en esa situación por su amiga y su gran bocota.
— ¿Vere...? ¿Qué es lo que debo ver? — su voz grave le puso la piel de gallina. "Es mi fin", Kakashi se veía totalmente serio y enojado — ¿Cómo debería explicarle a mi pareja todo este asunto? —
Y sí, ese era el gran problema de Hinata Hyūga, la mujer con peor suerte del mundo. Debido a la broma jugada a su amiga, donde le había confesado que compró un objeto delicado y brillante por órdenes de su jefe. La rubia había armado una gran historia digna de las telenovelas en su cabeza, y los rumores rápidamente empezaron a correr.
Trató de no pensar mucho en ello, pero lo que no esperaba era que dicho rumor se extendiera hasta llegar a las revistas, que se habían revolucionado por el posible compromiso de uno de los solteros más guapos y codiciados de la ciudad.
— E-En verdad lo siento, Kakashi-san — apenada, bajó su cabeza tratando de prepararse para su inminente despido, pero la carcajada del peliplata llegó hasta sus oídos.
— Pfffff.... hahahaha — el hombre se estaba divirtiendo, siempre le había gustado la forma en la que la tímida chica entraba en pánico, hasta con el más mínimo error — Ciertamente me has puesto en un gran aprieto, sin embargo no debes estar tan asustada Hinata —
— ¿Ehh? — sorprendida volvió a encararlo. ¿Acaso se la había zafado un tornillo? ¿Traicionar su confianza no era para tanto?
— No voy a despedirte, sea como sea confío en tu juicio. Consideraré esto como un pequeño desliz — sus ojos se cristalizaron, presa del alivio que recorrió su cuerpo por entero — En cambio te haré trabajar horas extra —
— ¿Qué debo hacer? — no tenía problemas con trabajar un poco más, aún sin paga, sólo con tal de conservar su empleo.
— Ya pensaré en algo — una sexy sonrisa se formó en sus labios, apreciable aún debajo de la máscara — Puedes retirarte ahora, ya te avisaré — no dudó en salir de la habitación, pues su jefe estaba listo para atender un llamado importante.
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Megapack 6/?
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