¿Qué paso?
-umm...- me levante a medias perdida entre la oscuridad, no podía ver casi nada.
-ugh...- aparte de que tenia un severo dolor de cabeza. Mire alrededor, una especie de catedral o una iglesia gigante hecha añicos y con quemaduras por todos lados.
Solte un suspiro creo que ya sabia lo que habia sucedido.
-Papa!- llame pero no contesto, me angustie un poco pero lo intente de nuevo, sin embargo el silencio fue mi respuesta.
Avance tambaleante dispuesta a encontrarlo, era muy extraño que no estuviera al lado mío en situaciones como esta, sin embargo... Ahora que lo pienso tuve que descontrolarme mucho para causar la destrucción de la iglesia, pero...
¿Qué fue lo que me hizo enojar? Realmente no recordaba mucho de lo que había pasado. Acostumbro a quedarme unas cuantas horas inconsciente después de llegar a "ese" nivel de descontrol.
-Pero... Es extraño- los ayudantes de papa tampoco se encontraban a la vista y eso que alrededor de la iglesia no habían tantos escombros... Ummm, seguí caminando ignorando casi todos los daños de la casa, después de todo se había vuelto algo común, desde que empece el entrenamiento.
-Papa! ¿Donde estas?-
Escuche unos gemidos de dolor a lo lejos para encontrarme con un cuerpo inerte, al principio no lo reconocí, estaba demasiado mareada para hacerlo pero murmuro mi nombre y allí caí en la desesperación.
-PAPÁ!- corri a su lado desesperada ¿que había hecho? Jamás lastimaría a mi padre, pero al verlo con quemaduras sabia que era mi culpa.
-No...t..e...preocupes- lo mire con angustia ¿como no iba a preocuparme? Lo lastime y no era cualquier herida.
-No...fue...tu culpa- recuperó el aliento pero sabia que no era por mucho tiempo -Sabia que algún día tu padre vendría por ti- lo mire confundida, él era mi padre, me crió y me protegió, me explico y ayudo a manejar estos poderes cuando todo mundo me decía que era un monstruo.
-No eres una chica normal...- alzo su mano y me acaricio el cabello -Sin embargo lo eras para mi- sentí algo salado en mi boca... Estaba llorando sin poder comprender lo que me decía.
-Padre...-
-No temas hija mía, todo...saldrá bien- y allí se quedó inmóvil, estático, ya no tenía a mi padre si no que a un cuerpo sin vida.
Grite, lo mas fuerte que pude. Simplemente no podía aceptarlo ¿por que había matado a mi padre? ¿Por qué?
-No lo escuchaste, no fue tu culpa- alce la mirada para encontrarme con un hombre bastante alto y con un extraño sombrero, tenía el pelo de color morado y su traje era lila.
Se acercó a mi y por alguna razón no trate de alejarme. Tal vez porque no quería que tocara a mi padre.
-Porque lo dices... Esas quemaduras, solo las puede crear un monstruo...- trague saliva -Como yo- me dolía decirlo.
Me dolía caer en el mundo que me encontraba antes de llegar a esta iglesia, donde me consideraba un desecho, algo que solo sirve para eliminar, algo que no puede tener nada importante porque lo elimina con sus propias manos...
Y... Fue justo lo que sucedió.
El hombre se arrodilló al frente mío y extendió su mano golpeándome en la cabeza con suavidad, lo mire con extrañeza pero no por su acto, si no porque no hice nada. Misteriosamente ese hombre me agradaba.
-¿Quién eres?- soltó una sonrisa.
-Puedes llamarme Samael- un nombre poco común pero no importaba mucho.
-Samael-sama...- ahogó una risita.
-Ahórrate las formalidades, sin embargo tienes un objetivo ¿no?- miro el cuerpo de mi padre.
-...- me quede en silencio sin saber que decir.
-Descubriremos quien mato a tu padre-
Estaba un poco atónita para luego darme cuenta de que su mano todavía seguía en mi cabeza.
-Y te entrenare para derrotarlo- coraje, era justamente lo que necesitaba. Limpie mis lagrimas y asentí.
-Gracias... Samael-sama- se me quede mirando con aire gracioso.
-Creo que jamás conseguiré de que me llames de otra manera - soltó un resoplido.
-L-Lo siento-
-No te preocupes- respondió mientras se paraba. Luego solo se me quedo mirando de nuevo y me estiro su mano.
-Ven... Se donde llevarte- la agarre y me levante a medias, aun tambaleante por lo sucedido.
-Así que ¿lista para partir?- iba a asentir hasta que recordé algo, llenándome la cabeza de preguntas, de nuevo.
-Lo siento- solté su mano y salí corriendo, tratando de recordar donde había dejado a mi mejor amigo.
La tarea no era muy sencilla, había demasiados escombros y quemaduras que hacían que mi conciencia me culpara de todo lo ocurrido sin embargo, mi corazón había sido convencido por esas palabras que ese hombre me había dicho "No fue tu culpa".
-Luck!- llame y escuche un tenue silbido a lo lejos.
-Ahh..!- alce una de las rocas y la tire a unos cuantos metros, aun así, había encontrado lo que buscaba.
-Luck! ¡Que bueno que estas bien!- lo levante y le di un largo abrazo.
-¿Un peluche?- sentí un escalofrío a mis espaldas y me voltee de golpe para encontrarme con samael que me miraba incrédulo.
-¿No eres muy grande para esas cosas?- sabia que tenía razón y bueno todas las personas que no conocieran a Luck iban a decir lo mismo pero, era mejor guardar el secreto.
-Lo sé... Pero Luck fue un regalo de...- un dolor en el pecho me paro en seco, esto también me recordaba lo que había pasado hace muy poco tiempo.
-Entiendo- respondió samael acercándose a mi y golpeándome otra vez en la cabeza, era mi imaginación o ya se estaba volviendo común...
-En fin, nos iremos en este momento- se dio la vuelta caminando hacia la carretera más cercana.
-¡espera! Y... mi padre...?-
-Le haremos el mayor funeral de la historia, sin embargo preferiría que no estuvieras presente- asentí con algo de temor mientras agarraba a Luck con fuerza.
-Esta va a ser nuestra primera vez afuera ¿no, Luck? Después de tantos años- lo mire con nostalgia y pude sentir un cosquilleo, Sonreí.
-Gracias, Luck-
Seguí a samael hasta que llegamos al frente de una especie de limosina. Samael abrió la puerta y me dejo entrar, luego él hizo lo mismo y quedamos frente a frente.
-Señorita, a pasado un tiempo pero ¿puedo conocer su nombre?- asentí sintiéndome un tanto avergonzada por olvidar mis modales.
-Lo lamento, mi nombre es Kira, Hayashi Kira- por un momento pensé que se había sorprendido pero luego me miro con una sonrisa como si yo fuera la cosa mas interesante del mundo.
-Gustó en conocerte Kira-san-
La limosina dio unos saltos y luego se detuvo por completo, me asome por la ventana para encontrarme con una gran puerta donde había demasiado seguridad. Escuche unas risitas y luego samael me mostró una sonrisa de orgullo.
-Bienvenida a la Orden de la Cruz-
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top