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(Parte 2/2 del maratón)
Dedicación pa' mariavalentina61 aimr04 XxavrilisimaxX fangirlarepxs AnyiBlue y shxwnlxver
Ay vale, los veo inactivos, raro de ustedes luisangela123 YakieftAgust caarpenterlovex
Cero achante, chiks.
Primero que nada quiero decirles que este cap es súper emotivo, hecho con todo mi cora, así que espero que lo disfruten.
Para máximo entretenimiento, denle play a una canción que se nombra y escúchenla mientras leen. De pana que les va a gustar.
Los amou muchito🥰
—Mano —exclamé al atravesar la puerta, adentrándome en la casa de Luke—, qué dolor de culo me queda después de cada rumba.
—Muchacha. —Luke zumbó las llaves sobre el mesón de la cocina, tendiéndome la mano para agarrar mi bolso y ponerlo a un lado de estas—. Cualquiera que te escuche se preguntará qué haces en esas fiestas.
—Mente sucia... —Yo se lo pasé, dándole vueltas al pensamiento que no parecía querer abandonar mi mente desde que hablé con mi mamá el día anterior.
Las cosas como son: yo tenía el queso a millón. Pero no era un queso que se matara con unas latas; iba un poco más allá. Y eso, me había llevado a repetir en mi cabeza una serie de preguntas tipo: ¿quería realmente llegar a... eso? ¿Estaba preparada? ¿Era ése el momento ideal? ¿El lugar ideal? ¿Era Luke el indicado, a quien iba a concederle el recuerdo que me perseguiría por el resto de mi vida? ¿Me gustaría que su nombre viniera a mi cabeza cada vez que alguien preguntara por mi primera vez?
Y sí, marica: la respuesta a todo, era un rotundo sí.
En el fondo sabía que él había captado las señales, dándose cuenta de todas las puntas que le había tirado a lo largo de la noche, la cual de pana que había ido de maravilla. Habíamos bailado, reído, nos habíamos besado en frente de todo el mundo sin ningún miedo, habíamos jodido más que'r carrizo, pero sobre todo, habíamos disfrutado. Pero eso siempre pasaba cuando estábamos juntos, y sabía que ambos lo teníamos claro. Así que sólo faltaba que alguno diera el paso.
—Si quieres podemos ver algo en la televisión —me ofreció, mirándome algo vacilante junto al mesón de la cocina—. A menos que tengas mucho sueño...
—No vale. —Negué con la cabeza—. El sueño y yo no somos compatibles.
Él me sonrió de medio lado, despegando el booty del borde de Porcelanosa. —Entonces voy a subir a buscar los DVD's que tengo en el cuarto —anunció, acercándose a las escaleras, así sin más, para comenzar a subir los escalones de mármol.
Eso era, man. Ahí estaba la tan esperada señal que había estado buscando. Si ambos subíamos a su cuarto, la puerta se cerraba mágicamente detrás de nosotros, y la tensión se acumulaba entre cuatro paredes... el queso nos iba a vencer tarde o temprano.
Así que no pensaba dejar pasar esa oportunidad.
—Te acompaño —me ofrecí, siguiéndolo escaleras arriba.
Ese caminito tan simple, que tantas veces había recorrido, me pareció eterno. Luke echó la cabeza hacia atrás varias a veces para comprobar que estaba a su espalda, haciendo que fuera perfectamente consciente de la tensión que había entre ambos, y que iba creciendo y creciendo cada vez más. Sí, como nubes en el cielo.
Para mi propia sorpresa, no estaba tan nerviosa como había imaginado que iba a estar. Claro, tenía ese típico nudo en el estómago que se achicaba poquito a poquito, y un sentimiento ahí todo extraño de la cintura pa' abajo, como si me estuviera bajando la tensión totonal.
Pero tampoco es que me estaba volviendo loca, al menos no como había supuesto que haría.
Por fin llegamos a la planta superior, e instantáneamente comenzamos a dirigirnos a su habitación, cuya puerta había dejado cerrada.
Yo, chama, te soy sincera: no me aguanté. Tenía que decirlo, darle mi discursito en ese momento antes de que se me olvidara. No quería que me pasara como cuando estudias pa' una exposición y te la sabes completa pero te la pasan pa' otro día, y cuando vas a ver esa verga se te olvidó. Así que ajá, no me contuve, pues.
—Luke... —le llamé cuando fue a abrirla, haciendo que se detuviera—. Oye, yo... —vacilé al querer decirle lo que pasaba por mi mente, sólo para comprobar que estuviéramos pensando lo mismo—. Quiero decirte algo.
—Suéltalo. —Se paró frente al cuadrado blanco, aunque sin soltar el pestillo que se encontraba sosteniendo, como si estuviera a punto de girarlo.
—Yo... —Miré hacia otro lado, hasta que me di cuenta de que para transmitirle mi seguridad y mi decisión con respecto a aquello, debía verlo a los ojos, así que dirigí mi verdosa mirada a la suya azulada—. Quiero hacerlo.
Luke me vio con confusión, frunciendo el cejo. —¿Cómo? —preguntó, desconcertado ante la frase anteriormente pronunciada por la Yolanda.
Tuve ganas de decirle "moco", pero preferí seguir con la seriedad.
—Quiero hacerlo —repetí, intentando hacerme entender—. Lo que tú y yo sabemos. Aquí, ahora, contigo. —Tomé aire, preparándome para continuar con mi explicación—. Tardé un poco en darme cuenta, pero ahora sé que no quiero hacer esto con nadie más que tú. Estoy preparada, completamente preparada para dar este paso, y siento que ahora sería un buen momento para recordar en un futuro cómo fue... ya sabes, mi primera vez.
Asombrosamente, Luke no reaccionó con estupefacción ni con incredulidad como yo había supuesto que haría; por el contrario, se quedó pensando un momento mis palabras al tiempo en que una tímida sonrisa se iba presentando en sus labios. Él acabó abriendo la puerta sin más, dejándome ver lo que se había estado ocultando detrás.
Nawebona de bello. O sea, es que... No puedo con ese niño. Lo amo.
Literalmente se había tomado el tiempo de preparar la habitación, intuyendo que esa noche sería la noche, como el propio brujo que era: las sábanas de la cama se veía que estaban recientes, ya que eran todas las blancas al contrario de las azules oscuro en las que habíamos dormido las noches anteriores; unas cuantas velitas pequeñas decoraban los alrededores, dándole un toque más romántico que'r coño a la vaina; las luces estaban bajitas, dejando que todo se viera, pero sabes, haciendo que el ambiente fuera más sersi'; y lo mejor de todo, lo que más me cautivó de toda la escena, eran los pétalos que yacían sobre el colchón. Y no, marica, no eran pétalos de rosa; eran pétalos de orquídea.
MENOR. OR-QUÍ-DEAS. LA FLOR NACIONAL DE MI PATRIA.
Cucardio, cucagua, cucaterremoto, cucatsunami, cucatodo. Literal.
—Verónica me contó la charla que tuvieron anoche —se explicó, parándose a un lado de la puerta mientras yo entraba al cuarto y miraba mi entorno con fascinación—, y estuvo de acuerdo conmigo en que si ibas a recordar esta noche, tenía que ser lo más especial posible.
No si. Los que cuadran para que yo pierda la virginity. El complot contra mi virginidad y yo. Pero son lo best por ese detallazo.
Y naguara. Yo de pana los amaba demasiado a ambos por preocuparse tanto por mí; a mi mami por ser la persona en quien yo más confiaba en el mundo, y a Luke por ser el chico ideal. Definitivamente era demasiado afortunada por tenerlos a ambos.
—Son orquídeas... —susurré, aún impaktrueno por la vaina, cubriéndome la boca —que tenía bien abiertota, por cierto. Tragando moscas— con una mano.
—Digamos que hice mis investigaciones. —Luke sonrió, imagino que recordando lo que fuera que hubiera tenido que buscar para averiguar lo de las orquídeas.
Me lo imagino esa tarde que si "Siri, ¿cómo conquisto a una venezolana?"
Yo pa' Siri y pa' todos los que metieron sus manos en ese complot:
—No quiero que te sientas presionada —Luke repitió su típica frase, la vieja confiable cada vez que la cosa se ponía microondas entre nosotros. Atravesó la entrada y se llegó hasta su mesita de noche, cuya gaveta abrió para sacar un par de DVD's de su interior—. Podemos seguir con el plan de las películas o podemos irnos por el otro camino. —Me enseñó las carátulas desde lejos, y luego las depositó sobre la mesa, incorporándose nuevamente—. Sea lo que sea que quieras hacer, está bien. Nada va a cambiar entre nosotros si...
—Luke —lo interrumpí, al darme cuenta que al estar igual de nervioso que yo había empezado a volverse un culo. Sonreí, llegándome hasta él a paso lento. Una vez en frente de mi chico, lo recorrí de arriba a abajo con la mirada.
Se veía tan bello... Corrección: él era tan bello. Los ojos, marica, su altura, su cara tan perfecta, e incluso su pelo rizadito era precioso. Todo de él lo era, y no sólo físicamente. Ahí tienes: era un tipo cero-peo, paciente, rela, sendo caballero, respetuoso, súper cómico y divertido —si es que no es lo mismo—, y hasta cuando se ponía ladilla era perfecto. Imposible no quererlo.
Pero lo más increíble de todo, era que él, el rubio medio pajuo todo altote cuya sonrisa podía iluminar toda Caracas que estaba parado frente a mí, me quería de vuelta. Y aquel detalle que había tenido conmigo —lo de la cama, las luces, las orquídeas, etcétera...— no hacía más que demostrarlo. Por eso, merecía la pena intentarlo con él.
—Quiero hacerlo —afirmé, mirándolo a los ojos para hacerle saber que hablaba en serio, y contrastando mi expresión con una sonrisa de medio lado.
Él se me quedó viendo, regresándome el gesto enternecedor. Y así, yo me acerqué al catirrusio lo más que pude, al igual que él a mí, y me puse de puntillas, preparándome para lo que estábamos a punto de comenzar.
Ustedes sólo imagínense que es una película, mano, y que de fondo suena Life Of The Party, así toda bella con el piano y la voz del Chon... Derretición totonal.
Me voy a poner toda marica contando esto, así que agarren sus cotufas y prepárense pa' la vendimia de azúcar.
Con la tensión a flor de piel, mis labios colisionaron con los suyos en un beso. Ese simple besito inició una cadena de otros como este, diferentes a todos aquellos que antes había compartido con Luke; era como si sus labios y su tacto fueran lo único que podía calmar esa sensación ansiosa que se hacía notar en mi estómago.
Ladeé la cabeza un chin para que fuera todo más cómodo y le agarré la cara con ambas manos, acariciando sus mejillas algo rasposas por la chivita corta de pocos días que tenía. Él, por su parte, me rodeó con las suyas la alta cintura marcada por la falda.
Bajé los talones, dejando que fuera él quien se encorvara para continuar besándome, ahora con mucha más pasión que antes, al convertirse en una serie de besos franceses, en los que mi lengua jugaba con la suya en un baile bastante más sexy que otras veces.
Luke me atrajó hacia sí, trazando grandes círculos con el movimiento de sus manos en mi cuerpo. Mientras, yo pasé una mano por la línea de su mandíbula y la bajé por su cuello, girándome para que él quedara de espaldas a la cama.
Debo aceptar que me asustaba un poco que nos cambiáramos a aquel colchón, porque estaba clara que una vez ahí, la cosa se pondría seria. Pero ambos sabíamos que si queríamos hacer las cosas bien, debíamos pasar al verdadero terreno de juego. Así que no tenía nada que temer, porque ya la decisión estaba tomada.
Eso se lo confirmé a Luke cuando me dedicó una mirada que extrañamente era feroz y a la vez dudosa al sentarse al borde de la gran kingsize.
Yo asentí, queriendo aparentar que estaba segura de lo que hacía, aunque por dentro me estuviera dando un yeyero. Le devolví la mirada a la vez que me acercaba hasta llegar a él, sentándome en su regazo con la parte delantera de las piernas apoyadas sobre el colchón. Esta acción hizo que la falda se me subiera horrible, aunque igual esa vaina iba a desaparecer más adelante, así que no me molesté en bajarla.
Era curioso cómo las miradas se volvían tan poderosas, llegando a hablar por uno en momentos como ese en que las palabras sobraban. En este caso, sus azules ojos estaban cargados de una rara combinación de temor —imagino que de cagarla— y del deseo que se notaba que me tenía, pero también había bastante de aquella forma en que solía mirarme cuando yo hacía o decía algo lindo, como si le estuviera dando un webardio por sobrecarga de cuchitura. Sea como sea, no creí que nadie jamás me hubiera visto de una forma tan hermosa.
Luke se quitó la chaqueta de jean mientras esperaba pacientemente a que yo me deshiciera de las botas y las tirara al piso, regresando mi atención a nosotros dos.
Volví a besarlo con la misma pasión con la que llevaba haciéndolo, dejando mis manos bajar por su pecho mientras él se atrevía a agarrar la parte de mi suéter más cercana a la falda y jalarla hacía arriba para sacarla de dentro. Yo lo ayudé a quitármela, pasándome la tela por encima de los hombros para dejar mi pecho casi que al descubierto, si no fuera por el bralette que llevaba puesto.
Ya está, pensé, procesando que acabáramos de pasar el punto hasta el que ningún hombre en mi vida había llegado. Literal Luke era la primera persona externa a mi familia que me veía en sostén, aunque esa vaina era como un traje de baño con lencería, pero ajá, era diferente en cierto sentido.
Paseé mis ojos por los suyos, como avisándole antes de levantar los bordes de su camisa poco a poco, dejando al descubierto partes de su piel hasta quitársela por completo, pudiendo apreciar su abdomen de arriba a abajo.
Yo admito que Luke no era un modelo Calvin Klein, pero tenía senda cuerpa igual. Yo prefería un tipo que tuviera sus cuadritos no tan exageradamente marcados pero el pecho bien durito como lo tenía Lukey, a que un chamo tipo Zac Efron que no tenía ni un miligramo de grasa.
Y es que aquello, además de ser mucho más agradable a la vista, también me complementaba. Tipo que yo tenía sendo body, modestia aparte, pero tampoco era una modelo de Victoria's Secret, pues.
Mis manos, más salías que una gaveta, hicieron un paseito por la parte superior de su cuerpo, bajando poco a poco hasta llegar a la cantina, aka el cierre del pantalón pa' los que no lo tengan claro. Y yo no sé qué se me metió a mí en ese momento, marica, pero yo me tomé el atrevimiento de bajárselo con toda la seguridad del mundo, mientras aquel me acariciaba la espalda, desnuda en su totalidad a excepción de pequeño espacio que cubría el bralette.
L lo tomó con normalidad; por muy perra que yo me sintiera por dentro, para él estaba bien que yo dejara salir mi queso interior y tomara también iniciativa.
Él se dejó caer sobre el colchón cubierto de pétalos de orquídeas, a lo que yo por supuesto me zumbé sobre él, dejando que nuestros cuerpos se juntaran más que antes.
Admito que al principio no sabía cómo ponerme para no apoyar todo mi peso sobre su pecho, porque tampoco la que lo aplasta; pero al final logré conseguir una posición que nos favoreciera a ambos.
Luke aprovechó el hecho de que yo podía moverme libremente para llevar sus manos a mi falda y comenzar a bajarla poco a poco, rozándome las piernas mientras la iba quitando de en medio. Yo colaboré también con movimientos de las extremidades inferiores que hicieran bajar más la tela, tirándola al piso junto a mi suéter y botas, y junto a mi santidad.
Así que ya estaba, marica. A nuestros cuerpitos sólo los separaban cuatro prendas de ropa, tres de las cuales eran ropa interior. Digamos que estábamos un 70% empelotados.
Tan consciente de ello como yo, Lucas se giró sobre mí para que entonces fuera yo cuya espalda se apoyara del colchón. En el momento en que me tuvo debajo, pareció procesar la imagen que sus ojos presenciaban, porque se me quedó viendo de arriba a abajo como si no hubiera visto nada igual en su vida.
Luchó por no morderse el labio inferior, reprimiendo todo pensamiento impuro para no hacerme sentir incómoda, aunque siendo sincera se le notaban burda las ganas que tenía de arrancarme lo poco que me quedaba de ropa.
—No tienes por qué contenerte. —Subí una de mis piernas por su costado hasta posicionarla en su espalda, creando fricción entre la suavidad del roce entre su piel y la mía—. Soy toda tuya —susurré a mitad de cucardio mientras aquel recorría mi cuello con sus besos, al igual que mi cuerpo con sus traviesas manos. La voz me tembló, obviamente afectada por la cantidad de sensaciones placenteras que trazaban su camino hasta un mismo sitio.
—No pensaba hacerlo —me susurró de vuelta, muy cerca del oído, erizándome la piel de todo el body con tal acción. Él también parecía tocado por mis intentos de hacer lo que se suponía que debía hacer —según Anna Todd, idk—, ya que se le escuchaba más agitado.
Y así intentamos ponernos en ambiente, actuando en lugar de hablar. Nos fuimos deshaciendo de la tela que sobraba, todo en movimientos lentos y cargados del amor y el deseo que sentíamos por el otro.
Mientras todo se daba, yo sólo podía pensar en las cosas que nos habían llevado hasta ese punto; desde aquella llamada de Raze, el que yo hubiera tenido ganas de mear y hubiera parado en la misma habitación en la que él hablaba con Sierra, lo del club, que me contrataran, que poco a poco nos fuéramos acercando, lo del "Día de San Valentín", esa semana en Los Ángeles... Todo, constituía una serie de casualidades de las que no me arrepentía en absoluto, a pesar de los altibajos que en su momento nos habían separado, sólo para volver a unirnos más aún.
No me voy a poner más detallista, porque tampoco el smut, pero sí quisiera resaltar lo "siempre fail, nunca infail" que éramos, porque justo cuando intentábamos prender el microondas todavía más, yo me di sendo carajazo con el tope de la cama.
Yo conmigo misma en ese momento:
Eso nos hizo bajar un momento de la nube en la que estábamos, riéndonos para así pasar de un momento sexy a uno más cuchi.
Y es que si tuviera que describir en una palabra cómo fue, diría que apasionado, ya que, quizá por ser la primera vez que estábamos juntos de esa forma, estábamos más que nada experimentando, descubriendo pasito a pasito un mundo totalmente nuevo.
Por otro lado, llegados al punto en que yo no sabía qué seguía, Luke me fue guiando de la manera más caballerosa posible, asegurándose de no hacerlo todo él sino que ambos tomáramos mérito de lo que resultase.
Aparte de eso, otra cosa que me hizo adorar más a Luke y agradecer el haber tomado la decisión de hacer aquello con él, fue el hecho de que en su momento me recordara lo mucho que me quería, en lugar de decir asquerosidades como haría otro tipo cualquiera. Por supuesto que yo le regresé la sincera confesión, siéndome imposible no amar a ese niño con todas mis fuerzas.
No creo que haga falta decir lo bien que fue todo, porque ya se harán una idea.
Ah, y no se asusten. El gorrito siempre presente, nunca ausente.
Cuando se terminó la fiesta, me acurruqué en sus brazos, recostando la cabeza de su pecho. Estuvimos hablando un rato de cualquier mariquera, saliendo de vez en cuando con algún comentario de lo ocurrido. Pero cosas positivas, por supuesto.
—Gracias —me salió en un susurro una vez nos habíamos sumido en un cómodo silencio, en el que ambos mirábamos al techo sin más. Yo le recorría suavemente el pecho desnudo con la punta de los dedos, trazando pequeños circulitos imaginarios, mientras él jugaba con mi cabello con la mano contraria a la perteneciente al brazo que me rodeaba los hombros.
—¿Por qué? —Ladeó un poco la cabeza hacia mí para mirarme de reojo. Aún así, no dejó de acariciar mis delicados rizos castaños oscuro con suavidad.
—Por todo —respondí, envolviéndome más en la cobija entre sus fuertes brazos—; por estar siempre ahí, por ser como eres, por haber esperado por mí, por quererme... Por todo.
Él se me quedó viendo tipo:
Dándole un webardio de esos criminales, se volteó más hacia mí y posó sus labios sobre mi frente en un besito súper cute, haciéndome sonreír de oreja a oreja con ese simple gesto. —Si acaso soy yo quien tiene que darte gracias a ti —dijo con su tono de voz uffff cuando separó sus labios de mi rostro.
—¿A mí? ¿Por qué? —Levanté la cabeza para mirarlo con curiosidad, parando de rozarle la piel del pecho para sólo dejar mi mano reposada sobre su abdomen.
—Por quererme de vuelta —me contestó, logrando que me de un ataque de cuchitura ahora mismo al rememorar esa escena.
Recuerdo haberlo abrazado más fuerte de lo que lo había hecho jamás, sintiéndome la chica más afortunada del mundo por tener a ese menor a mi lado.
Al final nos quedamos dormidos aferrados del otro, tapaditos con la cobija hasta el cuello, y sintiéndonos más unidos que nunca.
Jelou, babies.
Estoy publicando temprano por petición popular @WidiriClub
Y nada, vale, espero que les haya gustado el cap, porque por muy impura que me sienta, le entregué todo mi cora.
Los amo❤️
~Camz🥰
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