07
—¿Cómo es la verga? —preguntaba Fiore, del otro lado del teléfono.
—Marico, ya es la tercera vez que te lo explico. —Estaba terminando de limpiar el lente de una de las cámaras que supuestamente la agencia se había encargado de traer por Andy en el viaje desde Canadá, donde recién había estado 5SOS. Mientras, le echaba el beta a Fiorella, y caminaba detrás de un poco e' gente de logística hacia lo que realmente era el backstage.
Lucía multiusos.
—Mana —chistó la incrédula de Fiorella—, somos amigas; puedes decirme que tienes diarrea y no puedes salir del baño porque te cagaste en los pantalones en vez de meterme un mojón como ese. Yo le digo a los de Raze que pedimos un taxi y me quedo esperándote.
—Eco —respondí—, 'piaso 'e cochina. Tú y tus teorías locas. Y no, coño. Si pudiera te mandaría fotos pero dudo que me dejen.
—¿Del mojón?
—No mentira, vale. Pero ajá, Pura coba. —Qué peo con ella, vale. Ni que yo fuera Tibisay Lucena—. Cagona... O mojonera; una de dos.
—Vermale, ¿por qué eres así? —Guardé los corotos que se usaban pa' limpiar la cámara y con la mano libre me saqué el teléfono de entre la oreja y el hombro—. Vamos a hacer una vaina.
—Habla, pues.
—Si te mando la foto me debes penitencia. —Me guindé la cuerdita de la Nikon D850, senda cámara por cierto, alrededor del cuello pa' poder llevarla sin tener que agarrarla con la mano—. Todavía no lo he decidido.
—Y si no me la mandas me debes tú —replicó Fiorella Casas, segurito poniendo la mueca de diva y poderosa que hacía siempre que hablaba sobrao'.
—Trato hecho, ranchos —le respondí llamándola por el sobrenombre bullying que le tenía por su apellido. Me encantaba bullearla con esa vaina; casi que tenía una enciclopedia con todos los apodos que le decía: edificios, quintas, burdeles, etc.
—Y dale con el rancho. —Hizo una pausa y siguió diciendo—. Tienes cinco minutos, carajita. Que empiecen los juegos.
—Nojoda, rancho, en cinco minutos un coño... —Y no pude terminar porque la marica me colgó. Esta si era arrecha de verdad.
Regresé a la realidad, cayendo en que ya estábamos literal detrás del escenario.
Marico, no puede ser. Me iba a dar un yeyero. Nawebona de emoción. Cualquiera dirá ¿qué le pasa a esta?, pero conchale, man, yo nunca había estado en el backstage de ningún concierto. Ese momento pa' mí era lo máximo, pues.
Aunque usted no lo crea, eso ahí era un bululú de gente; que si los que controlan el sonido, la marcha de guardaespaldas, la gente del vestuario, los del maquillaje, luces, etcétera, etcétera, etcétera.
Yo jamás había ido a un concierto, y mucho menos había sido la encargada de fotografiar uno; aunque tampoco era como que si me sintiera nerviosísima. Ok, sí estaba nerviosa, pues. Pero la emoción podía más.
Yo sé que no les conté esa vaina antes, pero ajá, saben que soy pana de Dory.
Resulta que yo mucho antes de haberme metido a influencer estaba full con la fotografía, capaz porque mis papás, uno escritor y la otra diseñadora gráfica, aunque terminó cambiándose a medicina —pregúntenle a ella, porque sigo sin entender qué tiene que ver el culo con la pestaña—, tienen ese rollo artístico que llevo en los genes.
Cuando empecé a involucrarme mucho en las redes sociales lo dejé por más o menos un año o así hasta que por un beta que pasó en Los Ángeles Juanpa me animó a que siguiera. Así que me hice una página en internet y cuentas en todas partes promoviendo las fotos que tomaba. Y la verdad es que mal no me iba. Hasta sentía que podía considerarme una buena fotógrafa urbana —la mayoría de mis fotos eran en ambientes comunes, bastante informales pero con sendo estilo, modestia aparte—. Tampoco era como que trabajara pa' una revista, pero eran finas, pues. Decenticas.
El punto es que yo andaba relajada dentro de lo que cabía.
De repente, el trato que había hecho con Fiorella me vino a la cabeza. Coño, la foto. Si es verdad.
Tenía que apurarme, porque la wircha esa era una rata con las penitencias. Juan Pablo se quedaba pendejo. Una vez que fue a visitar a sus primos de Maracay, perdí una apuesta con ella y la marica me hizo que fuera de Las Delicias a La Soledad, a pie, a preguntarle al chichero de frente al colegio que si tenía piña colada.
Le metí la huella al teléfono, yéndome a WhatsApp para tomar la foto del backstage directamente en el chat con Fiorella. Kike disimuladamente me pegué el celular al pecho, con el dedo cerca del botoncito que uno pisa pa' que la cámara reaccione y tome la broma.
El peo fue que sin darme cuenta tenía el flash activado y al darle al botón naguara, se prendió el faro en pleno backstage.
El verguero 'e gente se me quedó viendo mientras soltaba el teléfono del susto.
Cuando tocó piso, el IPhone se bloqueó por el golpe, así que la lucecita, tan discreta ella, se apagó, habiendo tomado la foto ya.
Yo me agaché a recoger mi broma, haciéndome la loca, como si nadie se hubiera dado cuenta de que acababa de encandilarlos. Yo juraba.
—¿Lucía? —me preguntó una voz en inglés que en ese momento no conseguí distinguir.
—¡Fue la linterna! —respondí instintivamente, excusándome y levantando las manos como cuando los policías le decían a los ladrones que hicieran en las películas—. ¡Se activó sola! ¡Yo no tuve nada que ver!
Y entonces me volteé, dándome cuenta de la semerenda pena que acababa de pasar, pues ahí estaba uno de los papis más papis riéndose de mi sistema de defensa.
Lo más que pude hacer fue mirarlo de vuelta, tragándome las ganas de salir corriendo.
—Ashton... —fue lo primero que me salió decir, hasta que conseguí reaccionar. Se me estaba pegando lo Luke—. Marico, me asustaste, vale. Eso no se hace.
Le hablé con confianza pa' disimular los nervios, aunque igual estos eran muchísimo menos que en la entrevista. Después de que bailas la Macarena con una persona nada vuelve a ser igual...
Okno.
Mi vocabulario sólo hizo que se riera más. —¿Qué haces tú por aquí? —inquirió con curiosidad—. No me digas que me estás acosando —bromeó, sonriendo.
Se notaba burda que había tomado un tanto. No como para estar borracho, pero sí 'taba medio prendío. Aunque normal, ¿sabes? Siendo él seguramente yo también andaría en esas.
—No, papito mi rey —le respondí—. Esa es Fiorella. Yo estoy es porque me lo pidieron, aunque tampoco es como que me moleste mucho, ¿sabes?
Él me miró sin entender un carrizo hasta que me examinó por completo, dándose cuenta de la cámara que llevaba guindada encima. Ahí como que captó, porque puso una cara de estas como cuando te dicen algo que ya sabías pero no sabías que sabías.
—¿Qué? —preguntó, alargando la e, sin poder creérselo—. No me digas que tú... No puede ser... Naaaah... —Negó con la cabeza, riendo con incredulidad.
—Ah, pues. —Asentí, sonriendo de medio lado. Me encantaba como era ese chamo, de pana.
Se me quedó viendo un momentico, para luego darse la vuelta y dejar la peluca así a lo loco.
No entendí. ¿Más o menos? Como que sí se había pasado de tragos.
Me quedé en modo wtf durante unos segundos, hasta que me di cuenta de que se estaba devolviendo, pasando entre la gente.
Se había ido a buscar al combo, porque detrás de él venían en fila india the sensation, Dory 2.0 y el sin apodo.
Todos se habían cambiado de ropa, aunque Luke se veía igualito. Ese man debía tener todo un closet lleno de camisas blancas abiertas, pantalones y botas negras, y los cinturones del coño esos que parecían de vaquero. Aunque igualito así me encantaba.
Yo, de pana, no me entendía.
Por otro lado, Ashton tenía una camisa con rayas blancas y negras, Mike iba todo oscuro, y Calum como siempre único iba con una camisa rojo chavista.
Ashton les estaba echando el beta a los otros tres, quienes al parecer todavía no me habían visto. La invisible entonces.
Calum y Mike tenían sus vasitos rojos de raya blanca pertenecientes a la cultura y tradiciones de la etnia gringa. Como que esos eran los únicos vasos de plástico que vendían en Estados Unidos.
No si, pensé. Invítenme a mí también a un roncito con Coca-Cola.
Sabiendo que Ashton los llevaba hacia ahí, hice que estaba revisando la cámara pa' evitar incomodidades. Cuando sentí sus miradas sobre mí, levanté la cabeza para verlos de vuelta.
—Nah... —comenzaba a decir Calum, negando con la cabeza. Tenía los brazos cruzados.
—Me debes mis cincuenta dólares —le contestó Ashton, satisfecho.
Segurito habían apostado sobre si lo que Ashton decía era o no verdad, a lo que el chinegro obviamente había quedado como el propio pajuo. El remix de mi vida con Fiorella, a la que esperé le hubiera llegado la foto.
—¡Ashton! —exclamó Mike, haciéndose el sorprendido de la manera más sarcástica habida y por haber—. Por fin tienes la razón en algo, hermano.
—Yo siempre tengo la razón —replicó mientras los demás nos reíamos, poniendo cara de niño malcriado.
—Tú estás en todo, ¿no? —me dijo el vende patria de Calum, levantando la barbilla.
—Yo soy Drupi, ¿qué te pasa? —le respondí, haciéndole la de Norte, Sur, Este, Oeste, habla con la mano y no me molestes a Luke, quien se me paró al lado.
—Esta mujer es un personaje. —Calum tomó otro trago de su bebida mientras se reía junto a Ash y Michael.
—Nunca pensé que diría esto —reconoció Clifford—, pero me alegro de que Andy se quedara en casa hoy.
—Secundo —le siguió Ashton.
Yo me puse el dorso de las manos bajo la barbilla y levanté los codos, sonriendo a modo de gracias mientras miraba pa'l techo.
Un aw se le salió a Luke, quien hasta entonces estaba calladito, a lo que de vaina y no me dio un patatús. Hasta ese entonces no tenía constancia de haberle parecido cuchi a alguien jamás, así que lo que me puse fue roja oyó. Mencantó...
Hasta que me acordé que estaba molesta con él. Ahí se me pasó.
—Y tú, ¿qué? —le preguntó Cal a Luke—. ¿Te comieron la lengua?
Todos miramos al rubio, quien rodó los ojos con diversión. —Es genial que seas tú la suplente —dijo, sonriendo de medio lado.
—Cara 'e tabla —contesté en español, entrecerrando los ojos. El cuarteto se me quedó viendo, así que agregué, en inglés—. Que qué bueno que te guste.
Luego de unos segundos en el que todos se callaron la jeta, dando lugar a uno de los silencios más incómodos de mi vida, Michael decidió hablar. —Y la tensión se abre camino entre los dos individuos...
Lo dijo en un tono de documental que nawebona, ninguno pudimos evitar cagarnos de la risa, ni siquiera Luke.
No habíamos podido ni terminar de reírnos cuando un vozarrón se hizo audible sobre el bullicio general del gentío. —¡Todos a lo suyo! —gritó el megáfono humano, a quien no pude ver porque todas las personas que comenzaban a moverse de un lado a otro hacia sus puestos me tapaban—. ¡Empezamos en cinco!
Los chicos se miraron entre sí, sabiendo que esa era su señal para empezar a mover el culo hacia el escenario.
—Supongo que adiós otra vez —se despidió Calum, haciéndome un ademán con la mano libre al igual que Ashton.
—No creas que se me olvidó —me dijo Michael, alejándose detrás de los otros dos—. Voy a ser el padrino de bodas. —Me guiñó el ojo sin disimular para nada, a lo que no me quedó más que reírme, ondeando la mano en su dirección.
Ahora sólo quedábamos el caturrusio ese y yo.
—¿No se supone que tienes un concierto que dar? —le pregunté, odiosísima, levantando la ceja.
El carajo me miró de arriba a abajo un ratico, examinando mi cara de culo. No parecía arrecho conmigo ni nada por el estilo, sino todo lo contrario; estaba todo rela.
—Suerte con las fotos. —Me tocó el hombro y me dedicó una sonrisita inocente antes de darse la vuelta para desaparecer entre el gentío, dejándome a mí toda confundida.
Yo no sabía a qué estaba jugando ese man, pero tampoco era como que me importara mucho, así que decidí hacer la de palabras necias, oídos sordos, y enfocarme a lo que iba.
Así, me di la vuelta y me puse a buscar a alguien que me dijera qué coño tenía que hacer entonces, porque lo que estaba era perdida, ¿oyó?
Mientras, iba pensando en que estaba a punto de comenzar mi primer concierto, y eso, sumado a la felicidad que conlleva el pensamiento, hizo que me olvidara de Luke y su misterio, al menos por ese momento.
Alo, damas y caballeros.
No voy a decir nada relevante aquí porque todo va en el siguiente cap.
Así que chao, pues.
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