03: ¿Una boda sorpresa?

Changbin

Caminando por las calles de Las Vegas y después de preguntar a algunas personas cercanas, encontramos una capilla de strippers. Algo inusual, pero típico en Las Vegas.

— ¿Qué hacemos con el bebé? — preguntó Jackson.

— Déjalo en el auto, solo serán cinco minutos. — comentó Hyunjin mientras bajaba del coche.

— Oye, no vamos a dejar a un bebé en el auto. — le respondí.

— No le pasará nada, ya bajé la ventana. — añadió Chan, antes de que todos lo siguiéramos hacia el interior de aquel lugar.

Al entrar, pudimos notar lo rústico que era, a pesar de contar con objetos típicos de una capilla; en realidad, parecía más un lugar para bodas falsas o para cumplir fetiches y presumir que te acostaste con alguien en una capilla. Bueno, al menos esa fue la impresión que me dio el lugar.

— ¿Y si el dueño de este local no recuerda nada? — pregunté, mientras los chicos me observaban.

— Vamos a ver qué pasa, no creo que no se acuerden. — me tranquilizó Chan.

Al avanzar más, vimos a dos personas ordenando algunas áreas. Uno de ellos, un hombre alto, con cabello negro y ojos rasgados, se acercó a nosotros con una sonrisa.

— ¡No lo puedo creer, mis cuates! ¿Qué pasó? ¿Me extrañaron? ¿Extrañaron a San? — exclamó mientras saludaba efusivamente a cada uno. Al llegar a mí, el abrazo fue algo... peculiar. — ¿Qué andan haciendo por acá? Les voy a decir algo, he visto gente muy loca, pero este, este es el más loco que he conocido...

Hyunjin lo miró sorprendido y me señaló varias veces. — ¿Este de aquí? — dijo, aguantando la risa.

— Sí, este chico está para el manicomio. — comentó San, terminando de abrazarme. — ¿Qué pasó? — preguntó mirándome. — ¿Ya no amas a San?

— No, no, no es eso... — respondí. — Solo que tenemos problemas para recordar lo que pasó aquí.

— ¿Hubo una boda aquí? — preguntó Jackson, mientras observaba el lugar. — ¿Hacen bodas aquí? — San se rió ante la pregunta.

— Me están jodiendo, ¿en serio no se acuerdan? — dijo, borrando su sonrisa.

— San, mira, sabemos que estuvimos aquí anoche. Estamos buscando a nuestro amigo Minho. — dijo Chan, serio. — ¿Lo recuerdas?

— ¡Sí! El chaparrito que parecía un monito. — dijo, imitando a un mono con las manos.

— Sí, ¿lo viste? — pregunté. — ¿Tienes algo que contarnos sobre lo que pasó anoche?

— ¿En serio no se acuerdan? — preguntó, mientras se dirigía a un escritorio cercano y tomaba un álbum de fotos. — Miren esto.

Nos acercamos y me entregó el álbum. Al abrirlo, me sorprendí al ver varias fotos mías tomando la mano de alguien más. Un hombre, uno con unos hoyuelos adorables.

— Felicidades, Bin, estás casado. — dijo Jackson, dándome un golpecito en el hombro, mientras yo observaba las fotos con una cara de incredulidad.

— Esto no puede estar pasando... — murmuré, mientras seguía revisando las fotos. Todos los chicos vestíamos trajes bastante formales. Dejé el álbum a un lado, mientras Chan se reía, comentando que me veía muy feliz en algunas imágenes. — Estoy jodido... — repetí varias veces.

— Bin, cálmate. — me dijo Hyunjin. — Estas son cosas que pasan, Chaeryeong nunca se enterará.

— Les voy a mostrar algo más. — dijo San, entrando de nuevo con unas cajas. — Esto es lo que ordenaron, incluye sus tazas de café, gorras de béisbol, y calendarios con fotos de ambos, Changbin y Soobin. Un hombre lindo, bastante delgado.

— ¿Qué hace el bebé ahí? — preguntó Jackson.

— Es el hijo de Soobin. — le respondió San.

— ¡A caray...! — Jackson se acercó a ver las tazas y los calendarios personalizados, mientras yo, bastante estresado, me llevaba las manos a la cabeza.

— San, mira, anoche fue una locura y necesitamos anular esa boda, ¿puedes hacerlo? — preguntó Chan.

— Obvio, microbio. — respondió San. — Solo tienen que traer a Soobin, ambos deben estar presentes. — Hyunjin le sonrió y le tomó la muñeca, dándole a entender que lo buscarían.

— Vamos chicos, hay que encontrar a Soobin, tal vez él sepa dónde está Minho. — dijo Hyunjin, tratando de animar el ambiente, y especialmente a mí. — Oye, San, ¿tienes sus datos? Seguro dejó algunos papeles con su dirección.

— Claro, déjenme buscarlos. — contestó, y al instante volvió con unos papeles que nos entregó. Le agradecimos y nos fuimos de allí.

Tomé una de las cajas, al igual que los demás, y las dejamos en la parte trasera del auto. Nos subimos y nos abrochamos los cinturones, pero, como era de esperarse, la tranquilidad no duró mucho. Después de unos minutos, Chaeryeong me llamó por teléfono. Muy nervioso, contesté sin tener idea de qué excusa inventar.

— No contestes. — dijo Hyunjin.

— Tengo que hacerlo. — le respondí. — Aunque en realidad me gustaría incendiar todo el auto, esto es evidencia de una noche desastrosa. Estoy harto. — murmuré, y luego atendí la llamada. — Hola, mi cielo, ¿cómo estás?

Ya era hora, es la tercera vez que te llamo.

— Sí, lo sé, la señal aquí es un desastre. Creo que es por los cipreses, bloquean la recepción. — respondí, mientras Chan me hacía caras.

— ¿Cómo les fue a ti y a los chicos?

— Bastante tranquilo, pero no estuvo mal. Estoy aprendiendo mucho sobre vinos. — comenté, mientras veía a Jackson jugando con el bebé.

— Me encantaría poder amamantarlo. — dijo Jackson, tocando la barriguita del bebé.

— Oye, tengo que colgar. Vamos a hacer un paseo en tractor, así que ya me tengo que ir... — dije, intentando cortar la conversación.

— ¿Paseo en tractor?

Justo en ese momento, un auto completamente blindado se acercó. Dos hombres tatuados y muy intimidantes se bajaron, apuntándonos con un arma, y nos ordenaron salir del coche.

— ¡Salgan, imbéciles! — gritaron.

— ¿Qué es ese ruido? — preguntó Chaeryeong al otro lado de la línea.

— Ah... acaban de encender el tractor, tiene el escape roto... — mentí.

— ¿Dónde está? — volvieron a gritar los hombres.

— Oigan, tranquilos, creo que estamos buscando al mismo tipo. — dijo Hyunjin, intentando calmar a los maleantes, pero estos no hicieron caso y rompieron el vidrio del coche, lo que hizo que el bebé empezara a llorar y todos en el auto comenzaran a gritar.

¿Qué está pasando, Changbin? ¿Ese es un bebé? — preguntó Chae al escuchar los llantos.

— ¿Por qué habría un bebé en un viñedo? Es... una oveja bebé. — mentí de nuevo, alejando el celular y preguntando qué ocurría.

— ¿Dónde está? — insistieron, golpeando nuevamente la ventana.

— ¡No sabemos de qué hablas! — gritó Chan, desesperado por detenerlos.

— Señor, puede encender el tractor para salir de aquí. — dije, intentando que Chaeryeong se creyera mi excusa, mientras el caos dentro del coche seguía.

— Iba a hacerlo, pero no puedo moverme. — respondió Hyunjin.

¿Qué está pasando realmente? — insistió Chae.

— ¡Estúpidos! Tengan cuidado, hay un bebé a bordo. — gritó Jackson.

¿Acabo de escuchar "bebé"? — dijo Chaeryeong. — Dijeron "bebé", Changbin.

— Es una oveja bebé, una oveja bebé. — respondí rápidamente, mientras los hombres obligaban a todos a salir del auto. — Amor, debo colgar, luego te llamo. — dije, terminando la llamada.

— ¡Oigan! — gritó San desde la puerta de su negocio. — ¿Otra vez vienen a joder mi lugar? — preguntó a los hombres armados. — Váyanse a la verga.

En ese instante, Hyunjin aprovechó que los hombres miraron hacia San y aceleró, chocando el auto y aplastando el pie de uno de ellos. Después de dar marcha atrás y ver cómo le disparaban a San, nos alejamos rápidamente.

— ¡Pisa hasta el fondo! — gritó Chan, alentando a Hyunjin a acelerar.

— Okay, eso estuvo realmente cabrón. — respondió mientras tomaba la ruta hacia la casa de mi supuesto esposo.

— ¿Qué fue eso? ¿Quiénes eran esos tipos? — preguntó Jackson, mientras el bebé
seguía llorando.

— Ya, bebé, no llores, todo estará bien. — le dije, para luego dirigirme a mis amigos y gritarles. — ¡¿Qué mierda está pasando?!

— Changbin, no tengo idea. — me respondió Hyunjin, tratando de calmarme, aunque mis nervios regresaron al escuchar mi celular sonar de nuevo. — Déjala en el buzón, Bin. — me recomendó.

Lo hice. Dejé la llamada en el buzón de voz, pero sabía que eso me traería problemas después.

Llegamos a una zona residencial, con varias casas pequeñas de colores y algunos edificios de departamentos. Estacionamos el carro y nos dirigimos a una pequeña calle donde había un edificio. Fuimos al número 825.

Un hombre de cabello negro salió del edificio hablando por teléfono, pero al vernos colgó de inmediato.

— Gracias a Dios, está con su padre. — dijo el hombre, sonriendo y acercándose a Jackson para quitarle al bebé de los brazos. — Ya me habías asustado. Te extrañé. — le dijo, dándole un beso al bebé. Luego, volteó a verme. — También te extrañé a ti. — añadió, antes de robarme un largo y salvaje beso.

Lo empujé al instante y lo miré extrañado.

— Dios, ¿qué demonios les pasó a ustedes? — dijo el hombre, con una sonrisa, ajeno al caos que habíamos vivido.

— En realidad, nos gustaría que tú nos lo dijeras. — respondió Hyunjin, aún sorprendido.

— ¿De qué hablas? Desperté esta mañana, salí a comprarles café, y cuando regresé, ya se habían ido. — explicó el chico, aún sosteniendo al bebé.

Nos quedamos todos en silencio, mirándonos entre nosotros, sin entender qué estaba ocurriendo.

— ¿Por qué estás tan calladito? — me dijo el hombre, acercándose de nuevo.

— Yo no estoy calladito. — le contesté, alejándome de él.

— Ay, qué tierno eres. — me dijo, mientras nos invitaba a entrar en su departamento. — Pasen, debo alimentar a Tyler.

— Ya oíste, el bebé se llama Tyler. — dijo Jackson, siguiéndolo hacia adentro.

— También tenía pinta de Carlos. — bromeó Chan, mientras le daba un golpe en el hombro a Jackson y ambos se sentaban en los sofás.

El hombre de cabello negro fue a la cocina, sacó un biberón y comenzó a alimentar al bebé, mirándonos con curiosidad mientras esperaba que dijéramos algo.

— Okay, ¿qué les pasa? Están muy callados. — dijo, sentándose en un pequeño sofá frente a nosotros.

— Oye, eres Soobin, ¿verdad? — preguntó Hyunjin con cautela.

— Muy gracioso, Hyunjin. — respondió Soobin con una sonrisa, sin darle mucha importancia.

— Bueno... mira, ¿recuerdas a nuestro amigo Minho? — continuó Hyunjin, esta vez con más seriedad.

— ¿Es broma? ¡Fue el padrino de la boda! — dijo Soobin, mientras seguía alimentando al bebé.

— Exacto. — intervino Chan. — La cuestión es que no lo hemos encontrado y estamos bastante preocupados.

— No me digas... es típico de Minho desaparecer. — dijo Soobin, pero antes de terminar, me eché hacia adelante al notar algo que me dejó perplejo: ¡Soobin llevaba el anillo de mi abuela en su dedo, el mismo que estaba destinado para Chaeryeong!

El bebé empezó a llorar, y Soobin se lo llevó para cambiarlo. Aproveché el momento para hablar con los chicos en privado.

— ¿Qué demonios te pasa, Changbin? — preguntó Hyunjin, confundido. — Está súper bueno, deberías estar orgulloso.

— ¡Ay, Dios! — exclamé en voz baja. — ¡Lleva el anillo de mi abuela en el dedo! Era para Chaeryeong. — traté de explicarme, aún incrédulo.

— ¿Qué? — preguntó Chan, sorprendido.

— Sí, el anillo que iba a darle a Chaeryeong... ¡él lo tiene puesto! — les dije, tratando de calmarme antes de que Soobin regresara.

— Ya está. — dijo Soobin al volver con el bebé en brazos, sonriendo como si nada hubiera pasado. — Solo tenía hambre, ya está tranquilo.

— Genial. — respondió Chan, intentando mantener la calma. — Entonces, volviendo a lo de anoche... ¿cuándo fue la última vez que viste a Minho?

— Bueno... no lo he visto desde la boda. — dijo Soobin, mientras Hyunjin sacaba un cuaderno y comenzaba a tomar notas. — Me fui temprano a terminar mi turno en el trabajo, justo después de salir del hotel con Tyler.

— ¿Y Minho estaba ahí en ese momento? — preguntó Chan, cada vez más intrigado.

— No lo vi después de que ustedes quedaron borrachos y el cuarto se convirtiera en un desastre. Yo me fui a descansar con Changbin... — dijo Soobin de manera coqueta, sonriendo hacia mí.

— Tengo una pregunta, — intervine, incómodo. — eso de tu turno... o sea, ¿eres enfermera o trabajas en un casino? — pregunté, intentando no sonar demasiado nervioso.

— Ay, no te hagas el tonto. Soy stripper. — dijo entre risas. — Bueno, en realidad soy escort, pero como stripper atraigo más clientes.

— Lo sabía... — murmuré, nervioso y claramente incómodo.

— Pero eso es cosa del pasado. — dijo, guiñándome un ojo. — Ahora estoy casado con un doctor.

— Un simple dentista. — respondí fríamente.

De repente, un golpe fuerte en la puerta nos sobresaltó. Varios policías uniformados irrumpieron en el lugar, apuntándonos con sus armas.

— ¡Policía de Las Vegas! ¡Quietos! ¡No se muevan! — gritaron, mientras todos nos agachábamos, cubriéndonos las cabezas, aterrados.

***

Hyunjin

Ahora en la estación de policía, me encontraba poniendo monedas en la máquina telefónica para poder comunicarme con Jisung. Mientras tanto, Bang Chan, Jackson y yo estábamos esposados entre nosotros, esperando a que acabara la llamada.

Viendo cómo varios policías pasaban de un lado a otro, uno que parecía estar dándole un recorrido a unos niños se acercó a nuestro sector. — Bueno niños, este es un lugar en donde uno espera a ser interrogado por los agentes que los atraparon. De verdad niños, no les gustaría estar sentados aquí. — dijo moviendo su cabeza de un lado a otro. — Le llamamos villa del tarado. — Los niños se rieron y siguieron el recorrido, mientras que uno en especial se quedó junto a Jackson tomándole una foto. Este lanzó su celular con su pie, haciendo que el niño lo mirara enojado. — ¡Síganme! — gritó el policía, a lo que el niño se fue.

— ¡Oigan, ya respondió! — gritó Hyunjin.

¡Hola! — dijo Jisung alegremente.

— ¡Hola Jisung! Soy Hyunjin.

¿Qué tal, Hyunjin? ¿Dónde andan? — preguntó Jisung.

— Estamos en el spa del hotel. — dijo mientras se volteaba a vernos esposados.

¡Qué bien! Nosotros estamos tomando el sol. ¿Minho está ahí? Quisiera hablar con él.

— ¿Minho está aquí? Claro, ¿por qué no estaría?

Pues porque llamas tú y no mi novio.

— Ahm, hicimos un trato de no hablar con novias o esposas, así que llamamos a las de los otros... — dije nervioso.

Oh... okay, ¿qué pasó? — dijo dudoso.

— Adivina qué, nos regalaron otra noche en el hotel. — dije intentando convencerlo.

¿De verdad? — dijo sin creerme mucho.

— Sí, es increíble. Hay un gato, servicio al cuarto, una piscina increíble y más... así que pensamos pasar la noche aquí y regresar mañana relajados en la mañana.

¿Quieren quedarse otra noche? — dijo Jisung a otra persona que al parecer estaba junto a él. "Pero si la boda es mañana" se lo escuchó susurrar. Por la voz, pude reconocer que era la de mi esposo, Félix. — Es verdad, Hyunjin, Félix tiene razón, la boda es mañana.

— Lo sé, pero tendremos que madrugar. Incluso puede que lleguemos antes. — dije seguro.

Okay... pero, ¿crees que sea buena idea?

Mientras pensaba en qué responderle, un policía gritó nuestros apellidos: — Wang, Seo, Hwang y Bang a la sala 3.

— Oye Jisung, me tengo que ir. Dile a Félix que lo amo, nos vemos mañana. — colgué la llamada y me volteé hacia los chicos, viendo cómo se enredaban entre ellos al no poder moverse correctamente por las esposas.

— Muévanse, señores. — gritó el policía.

— Muévete a la izquierda, Jackson. — dijo Chan moviendo su mano al otro lado. Jackson no hizo caso y tuvieron que moverse dentro de la sala de manera incómoda hasta que les quitaron aquellas esposas.

— Muchachos, les tengo una buena noticia y una mala. — decía mientras se movía de lado a lado en la pequeña habitación. — La buena es que encontramos su carro.

— Eso es excelente. — dijo Changbin.

— Sí, pero ahorita está confiscado. El vehículo fue encontrado a las cinco de la mañana justo a la mitad de lo que es "Las Vegas Boulevard".

— A la mitad, qué loco... — dijo Chan.

— Sí, bien raro, y dejaron una nota que dice... "No había parquímetro, pero les dejo 20 dólares." — Dejó la nota de lado y nos miró nuevamente. — La mala noticia es que no los puedo llevar con el juez hasta el lunes por la mañana.

— Oficial, eso es imposible. Tenemos que estar en Los Ángeles en la mañana para una boda. — le comenté, esperando que comprendiera nuestra situación.

— Pues se jodieron. — dijo el oficial que se había mantenido callado desde que entramos a aquella habitación. — Nos robaron nuestra patrulla.

— Nosotros no robamos nada, la encontramos. — dijo Chan.

— Es verdad. — le siguió Jackson. — Creo que merecemos una recompensa o algo, un trofeo.

— Veo imbéciles como ustedes a diario. — dijo el oficial mientras se tocaba su cinturón.

— Cada maldito día. — le siguió su compañera.

— Hay que ir a Las Vegas a emborracharnos — dijeron de manera exagerada ambos oficiales, tratando de imitar a la gente que dice esas cosas. — ¡Hay que robar una patrulla, qué divertido! — dijo, para luego cambiar su tono drásticamente. — ¿Creen que pueden pasarse de listos? ¡Pues aquí no!

— Ohm, señor, si me permite, supongo que esa patrulla le pertenece a alguno de ustedes. — le dije.

— Sí.

— Claro, no soy policía, tampoco un héroe, soy maestro. Pero si un alumno se me perdiera en un paseo, eso me haría quedar mal a mí. — dije tratando de sonar tranquilo.

— ¿Qué te traes? — dijo el oficial.

— Sí, Hyunjin, ¿qué te traes? — me preguntó Changbin.

— Nadie quiere quedar mal, nosotros tenemos una boda y ustedes no quieren que hablen de cómo unos idiotas les robaron su patrulla anoche. Pero, el punto es que quiero que lleguemos a un acuerdo discreto. ¿Qué les parece? — dije. Ambos policías se dieron una mirada cómplice y aceptaron, lo que no sabíamos es que aquello sería el inicio de una catástrofe.

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