01: De camino a Las Vegas
Estaba en el sastre con Jackson, revisando que nuestros trajes estuvieran perfectos para mi boda. El sastre me dio una mirada de aprobación; el traje me quedaba impecable, ajustado a la medida. Sin embargo, con Jackson...
— ¿Qué diablos está haciendo? — exclamó molesto —. ¡Cuidado con mi rifle, no lo toque!
— Jackson, solo te están ajustando el pantalón — respondí, agotado de sus quejas.
—Ya está, pueden cambiarse — informó el sastre antes de salir de la habitación. Le agradecí y cerré la puerta.
— Oye — me llamó Jackson. Giré para verlo justo cuando se quitaba la camisa —. Sabes que no hay problema si van a Las Vegas sin mí.
— ¿De qué hablas? — le pregunté, frunciendo el ceño.
— Es que Changbin, Chan y Hyunjin... son tus amigos. Es tu despedida de soltero, no quiero meterme y parecer un...
— Cálmate, Jackson — lo interrumpí —. A los tres les caes bien.
— Sí, pero no quiero que te sientas incómodo porque el hermano de tu futuro esposo esté ahí. No sería genial — dijo mientras se cambiaba.
— Ya te lo he dicho, Jackson, no te preocupes — suspiré —. Es solo una noche en Las Vegas, además, ya no eres solo el hermano de mi futuro esposo — lo miré directamente a los ojos —, ahora también eres mi hermano.
Él me observó por un momento antes de sonreír.
— Te diré algo, Minho. Pase lo que pase esta noche, te juro que no diré ni una palabra, seré una tumba — le devolví la sonrisa, agradecido, mientras él se acercaba para abrazarme con entusiasmo. — Créeme, aunque matemos a alguien, no diré nada — añadió, serio.
— ¿Qué?
— Es la ciudad del pecado, uno nunca sabe —respondió, abrazándome otra vez —. Te quiero, Minho.
— Sí, yo también te quiero — dije mientras terminaba el abrazo —. Ahora vámonos, que tengo que hablar con tu padre. Dijo que me daría algo.
Al llegar a casa de mi suegro, Namjoon me llevó al garaje y me mostró su viejo Mercedes.
— No me lo puedo creer... ¿en serio? — lo miré con asombro.
— Ya somos familia — me respondió, sonriendo.
— ¿Estás seguro? Sé cuánto amas este coche — lo miré con desconfianza.
— No te preocupes, Minho, es solo un carro. Lo único que te pido es que Jackson no lo maneje, está un poco... mal de la cabeza —contestó, y ambos volteamos a verlo, —se encontraba besando a un perro— Regresamos la mirada al coche.
— Ya veo, gracias por la confianza y por prestármelo — le dije, sonriente.
— No hay de qué. Solo una cosa más, tampoco dejes que Hyunjin lo conduzca, no me agrada. — lo dijo en voz baja mientras me entregaba las llaves y me daba una palmada en el hombro.
— Entendido, prometo que seré el único que lo conduzca.
— Eso es, muchacho. Disfruten y recuerden lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas — concluyó, riendo.
Namjoon volvió a la casa y yo aproveché para ir a recoger a Jackson. Nos dirigimos hacia la institución donde trabajaban Hyunjin y Chan. Al llegar, ambos se nos acercaron rápidamente, y pude notar que sus expresiones cambiaban al vernos, quizás por Jackson o por el Mercedes, tal vez por ambos.
— ¡Hey, Minho! — gritó Hyunjin mientras saltaba sobre el convertible, pisando las sillas de cuero del carro —. ¿Y este quién es? — preguntó, señalando a Jackson.
— Hyunjin, cuidado, es cuero — le recriminé —. Y es Jackson, ya lo has visto como veinte veces.
— Ah, es cierto... — respondió, llevándose una mano a la barbilla —. ¿Cómo estás, bro?
— Cállate, Hyunjin, y tú, Minho, arranca antes de que algún nerd venga a preguntarnos algo — intervino Chan.
Obedecí y arrancamos, camino a recoger a Changbin.
***
Changbin
— ¿Llevas todo? — preguntó Chaeryeong.
— Sí, llevo todo — confirmé.
— Bien, no olvides llamarme en cuanto llegues. No quiero que sea como aquella vez en Suiza — comentó mientras se preparaba un café —. Ese día te esperé dos horas para que me llamaras.
— Era el orador principal en aquella conferencia y llegué tarde al podio — respondí, acercándome a ella con la maleta en mano.
— ¿Y? — preguntó, indiferente.
— Tienes razón, lo lamento — me acerqué para darle un beso, pero ella lo esquivó —. ¿Qué pasa ahora?
— No sé, solo espero que no vayan a un lugar extraño — dijo, bebiendo su café mientras me miraba fijamente.
— Amor, no vamos a ir a ningún lugar raro. Como te dije, iremos a Napa — le aseguré, dándole un suave toque en el hombro para tranquilizarla.
— Lo sé, pero las despedidas de soltero de los hombres... son un desastre — se quejó, apartando mi brazo.
— Tienes razón, son bastante desagradables — asentí, de acuerdo con su opinión.
— Y patéticas — añadió, girando los ojos —. ¿Sabes qué es lo peor? Esas chicas que se restriegan en los tubos... ¿cómo se llaman? Ah, sí, prostitutas.
— Es cierto — asentí mientras ella miraba por la ventana.
— Ojalá tus amigos tuvieran tu madurez — dijo, observando el coche de Minho aparcado afuera.
— Solo tienes que conocerlos... — me interrumpió un grito que provenía de fuera, era Hyunjin.
— ¡Llamando al Doctor Puñalón! — gritó Hyunjin desde afuera.
Chaeryeong me miró.
— Creo que es mejor que me vaya — dije, levantándome del sofá.
— Sí, mejor vete, Doctor Puñalón — respondió, con un tono ligero.
***
Minho
Llevábamos varias horas en la carretera, y Jackson seguía bromeando como el loco que es, sacándole la mala señal a los niños que se asomaban a sus ventanas para vernos en el convertible.
— Dios, Minho, acelera, ¡todos nos están rebasando! — comentó Hyunjin, mientras bebía una cerveza junto a Chan.
— De ninguna manera, le prometí a Namjoon que sería el único al volante y que cuidaría el coche — respondí, mirándolo por el retrovisor —. Además, estás bebiendo.
— ¿Y qué? ¿Ahora eres el guardián? Sabes que manejo mejor borracho.
— Hyunjin tiene razón, recuerda que él es nuestro borracho designado — dijo Changbin.
— Sí, siempre se encarga de cuidar los coches, no seas aguafiestas, Minho — añadió Chan.
— ¿Quieres explicarles, Jackson? — me volví hacia él, esperando que aclarara la situación a los tres.
— Es que mi jefecito quiere más a este coche que a mí, así que sí — concluyó Jackson.
— No mamen, dejé a mi esposo y a mi hijo por ustedes. ¿Saben lo difícil que fue? — mencionó Hyunjin con tono dramático.
— Aw, qué tierno, Hyunjin — comentó Jackson.
— Es sarcasmo, imbécil. Odio a mi esposo; tal vez ni regrese y me quede en Las Vegas — replicó el rubio.
— Ya empezó — dijo Chan.
— A ver, Minho, este domingo tienes que disfrutarlo, porque cuando te cases, empezarás a morir lentamente cada día — dramático, Hyunjin tomó un trago de su cerveza.
— Ay, este wey — murmuró Changbin, masajeándose las sienes.
— Aprendan de mí, muchachos. Por eso me he mantenido soltero todo este tiempo — presumió Jackson, mirando a Changbin, quien lo observaba incrédulo.
— ¿Por eso? ¿En serio? — preguntó el musculoso.
— Sí.
— Eso pensé.
Todos se quedaron callados hasta que Jackson giró el volante bruscamente, haciéndome perder el control por un momento y casi chocar con un autobús. Los gritos de todos se hicieron escuchar mientras Jackson levantaba las manos, como si estuviéramos en una montaña rusa.
— ¡Diablos! ¡Eso estuvo increíble! — exclamó, claramente disfrutando lo que había causado.
— No estuvo nada increíble, ¿estás enfermo? — grité, irritado.
— ¡Eres un idiota, nos ibas a matar! — vociferó Chan, mientras Changbin se reía a carcajadas.
— ¡Jackson, estás demente! — añadió Hyunjin entre risas.
— Ya basta de reírse — dije mientras aceleraba.
Paramos en una gasolinera para reabastecernos y usar el baño. Dejamos a Jackson vigilando el coche y ahuyentando a las personas curiosas, mientras él leía un libro sobre apuestas y estrategias para ganar siempre. Los demás fuimos al pequeño local para comprar lo necesario para el viaje.
Tomamos algunas bolsas de frituras y botellas de agua, y mientras esperábamos en la fila, vimos por la ventana cómo Jackson discutía con un hombre mayor.
— Es encantador — comentó Hyunjin —, pero mentalmente está en otro planeta... sabes a lo que me refiero.
— Sí, bueno, es diferente — respondí, observando cómo Jackson seguía haciéndole señas al señor —. Es raro.
— ¿Deberíamos preocuparnos? — preguntó Chan.
— No, solo Jisung y su padre me pidieron que no dejara a Jackson apostar ni beber en exceso — dije mientras pasaba las cosas a la cajera.
— Órale, igual que un juguete con instrucciones — dijo Chan, sacando billetes para pagar.
Changbin se unió, añadiendo unas cervezas a nuestra compra. Aproveché para preguntarle sobre su novia.
— ¿Todo bien con Chaeryeong?
— Ah, sí, le dije que estaba a dos horas de la ciudad y ella se lo creyó... — Hyunjin suspiró, apenado ante la respuesta de Changbin.
— ¿No crees que es raro que lleven tres años de pareja y aún debas mentirle? — cuestionó el rubio.
— Lo sé, pero así evito una discusión. ¿Cómo crees que habría reaccionado si le digo que voy a Las Vegas?
— Ah, o sea que no puedes ir a Las Vegas, pero ella puede acostarse con una maletera en un crucero — replicó Hyunjin.
— Oye, Hyunjin, basta... — interrumpí, notando que estábamos llamando la atención de otros clientes.
— A ver, Hyunjin, era una bartender y estaba borracha, y para que lo sepas, ni siquiera disfrutó tanto — dijo Changbin, orgulloso.
— ¿Y tú le creíste?
— Sí, claro que le creí porque-
— Son treinta y dos con cincuenta — interrumpió la cajera, cortando la discusión de mis amigos.
— Bueno, Chan, paga — dije, mientras le entregaba el dinero en efectivo.
Continuamos con nuestro trayecto a Las Vegas. Al llegar al hotel, no pasamos desapercibidos chicos y chicas atractivas llamaron la atención de Hyunjin y Chan, quienes no pudieron evitar coquetearles.
Al entrar a la recepción y ver lo enorme y lujoso del lugar, nos dirigimos a la amable recepcionista.
— Hola, buenas, ¿hay una habitación reservada a nombre del Doctor Seo?
— Déjame revisar y te confirmo — sonrió, mientras tecleaba en la computadora. Mientras tanto, Hyunjin se carcajeaba.
— ¿Qué te pasa? — preguntó Chan.
— ¿Doctor Seo, en serio? Sabes que eres dentista — dijo Hyunjin, riéndose junto a la recepcionista.
— Los puse en una habitación doble en el piso 12, ¿está bien? — preguntó la recepcionista, dándonos una linda sonrisa.
— Está perfecto — empecé a responder.
— De hecho — me interrumpió Chan —, quería saber si tiene alguna suite disponible. Todos lo miramos incrédulos.
— Chan, no pidas tonterías, ni siquiera vamos a estar mucho tiempo en la habitación — lo reprendió Changbin —. No importa, de todas formas compartiremos camas una noche.
— Si vamos a compartir, quiero hacerlo con Hyunjin — dijo Jackson, mirándolo coquetamente, mientras Hyunjin lo observaba confundido —. ¿Qué, no te gusta la idea?
— No, no me gusta nada. Prefiero la suite — replicó el rubio —. No vamos a compartir cama, no tenemos doce años.
— Una disculpa, hermosa, ¿cuánto cuesta la suite? — preguntó Chan, dejando a todos expectantes por el precio.
— Son 4,200 por noche — respondió la recepcionista, observando nuestras caras sorprendidas.
— ¿Está de lujo? — inquirió Jackson.
— De súper lujo — confirmó la recepcionista, acomodándose el cabello.
— Dánosla, y tú, Changbin, dale tu tarjeta — ordenó Chan, tratando de resolver el asunto rápidamente.
— Oye, sabes que no puedo hacerlo — contestó Changbin.
— Está bien, yo la pongo — ofrecí.
— ¿Estás loco? Esto es entre nosotros — replicó Chan, mirándome y luego dirigiendo la vista a Changbin nuevamente.
— ¿Qué no entiendes? Chaeryeong puede ver los estados de cuenta.
— No te preocupes, guapo. La tarjeta solo se usa como garantía; no se carga nada hasta la salida, y allí decidirán — explicó la recepcionista con una sonrisa.
— Perfecto, gracias, muñeca — dijo Chan, despidiéndose, y todos nos dirigimos a la suite.
La recepcionista no mentía; la suite estaba de súper lujo. Al entrar, un amplio pasillo nos llevaba a varias habitaciones, y al final había un gran ventanal con vista a la impresionante ciudad de Las Vegas.
— Dios, este lugar está increíble — dijo Chan.
— Cálmate, es solo una suite — respondí —. Gracias, chicos, o debería decir gracias, Changbin.
— No te preocupes, solo porque te quiero — dijo Changbin.
— Bueno, señores, elijan un cuarto, cámbiense, que salimos en treinta minutos — ordenó Hyunjin, mientras daba varias vueltas, mirando hacia la ciudad.
***
Changbin
Al terminar de ducharme, recibí una llamada de mi novia, que atendí rápidamente para evitar problemas.
— Hola, amor. No sabes lo increíble que es este lugar, estoy seguro de que te encantaría. — dije mientras me secaba el cabello y me ponía la ropa interior junto con el pantalón. — Es un lugar bastante rústico. — Colocando el celular en altavoz, abrí las cortinas con un control remoto. — No hay televisión ni celulares, solo radios antiguos en las habitaciones.
De repente, los chicos entraron en mi habitación, y rápidamente apagué el altavoz del celular. Se acomodaron en mi cama, listos para salir en cuanto terminara de vestirme.
— ¿Qué más? Ah, conocimos al propietario de las cabañas. — Vi cómo Hyunjin bufaba al escuchar las mentiras que le decía a mi novia. — Su nombre es el Señor Palacios César, sí, como la ensalada. — Chan hizo señales con su reloj, indicándome que apurara la llamada. — Bueno, amor, tengo que irme, vamos a hacer una fogata. Descansa.
— No voy a decir nada, das lástima. — dijo Hyunjin, levantándose de la cama.
— ¿Dónde está Jackson? — pregunté.
— Se adelantó, dijo que quería comprar algunas cosas. — respondió Minho, levantándose también.
— Bien, porque estoy a punto de mostrarles algo. — Los chicos me miraron con interés. — ¡Sorpresa! — Les mostré el anillo de mi abuela, que había estado conmigo durante mucho tiempo. Lo miraron con interés, excepto Hyunjin.
— No me digas que le pediste matrimonio a Chaeryeong. — comentó el rubio, tocándose el cabello.
— Le pediré matrimonio a Chaeryeong después de la ceremonia de bodas de Minho, si no te importa.
— No, claro que no. Me parece bien, Bin.
— ¡Felicidades, hermano! — me dijo Chan con emoción.
— Gracias, Minho y Chan.
— A ver, no entiendo nada de lo que siempre te digo. — dijo Hyunjin, molesto. — No seas pendejo.
— Llevamos tres años de noviazgo, ya es el momento. Así funciona esto, Hyunjin.
— Chan, Minho, ustedes saben que es cierto. Además, ella te pega, Bin. No seas idiota.
— Solo fueron dos veces. Además, me lo merecía. — recalcó Changbin. — Tiene carácter, y eso lo respeto.
— Wow... — Hyunjin se quedó sin palabras.
— ¿Qué onda? — llegó Jackson, sorprendiendo a todos. — ¿Soltamos a los perros?
— ¿Qué? — preguntamos todos al unísono.
— Como en la canción... Who let the dogs out... — Jackson empezó a ladrar y a reírse.
— Bien, Jackson... deja salir a los perros. Nuevamente, Bin, felicidades. — dijo Chan sonriéndome, y todos salimos de la habitación.
***
Minho
De camino al ascensor, Hyunjin conversaba con Chan sobre lo emocionados que estaban y de cómo amaban esta ciudad llena de locura. Cuando las puertas se abrieron, vimos a dos mujeres que estaban tocando y se detuvieron al vernos.
— ¿Disculpen, ustedes suben? — preguntó una de ellas. Hyunjin respondió que sí, y todos subimos al ascensor hasta el último piso. Nos bajamos y fuimos hasta el final del pasillo, abriendo la puerta hacia la azotea, donde pudimos ver la gran ciudad desde lo más alto.
— Dejen algo puesto para que la puerta no se cierre. — Jackson agarró un pedazo de madera cercano y lo colocó para mantener la puerta abierta.
Luego, todos nos reunimos en círculo en la azotea.
— Dios, qué vista tan maravillosa. — dijo Hyunjin, estirando los brazos y sintiendo el viento.
— Oigan, acérquense. — nos llamó Jackson. Todos le hicimos caso y nos acercamos a él. Nos ofreció unos shots. — Quiero hacer un brindis.
— Yo también. — interrumpió Changbin. — Claro, si me dejas hacerlo primero. — Jackson asintió, y Changbin prosiguió. — Espero que esta noche sea solo una piedra en el camino hacia un bello y sano matrimonio entre Han Jisung y mi querido bro, Lee Minho. — Todos bebimos un poco de nuestras copas, y le agradecí a Bin por sus palabras.
— Bueno, ahora es mi turno. — dijo Jackson, sacando unas hojas de sus bolsillos. — Hola, ¿qué tal el viaje? Por eso la llaman la ciudad del pecado. — soltó una pequeña risa. — No lo sé, chicos, pero creo que esto es algo que hay que celebrar. Era un lobo solitario, pero cuando mi hermano Jisung me presentó a Minho, supe que era uno de los míos. Mi manada aumentó en número. Ahora éramos dos lobos, y después de seis meses, Minho me presentó a ustedes. Dije: "¿Estás bromeando?" Pero ahora no tengo dudas de que también son parte de la manada. — Los chicos comenzaron a reír y a agradecerle por sus palabras, a pesar de que sonaran un poco raras, sabíamos que hablaba en serio. — Somos cuatro lobos aullando juntos en Las Vegas, en busca de diversión y buena cocaína, y esta noche brindo por ello. — De repente, Jackson sacó un pequeño cuchillo de su bolsillo y se hizo una pequeña cortadura. — Beban esta sangre para hacer un pacto de sangre y ser más unidos.
— Jackson, no mames, eso no es necesario. — dijo Hyunjin, parándolo y quitándole el cuchillo.
— ¿Por qué haces eso? — preguntó Chan.
— Hermanos de sangre. — contestó Jackson. — La beberé por ustedes.
— ¡No! — le gritamos, deteniéndolo. — Jackson, nadie se va a cortar, ¿estás bien? — le pregunté, a lo que él asintió con la cabeza. — Bien, él está bien.
Después de ese pequeño espectáculo, Hyunjin nos reunió a todos para un último brindis. — Muchachos, por una noche inolvidable, por una noche que ninguno de los cinco va a olvidar.
¡Salud! Dijimos todos, bebiendo más de aquellos shots que nos dio Jackson. Lo que no sabíamos es que esa noche sería más que una locura.
***
Ojalá les guste, estaré publicando los siguientes capítulos pronto será una historia como de cuatro capítulos así que la acabaré pronto, espero le den mucho amor ❤️
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