Capítulo: 24
28 Días Después.
A la mujer le estaba tomando demasiado tiempo ordenar. Sus ojos seguían cambiando entre el menú y yo mientras se inclinaba sobre el mostrador. Conocía
esa mirada. Le temía a esa mirada. Amaba estar en la cafetería con el aroma de los granos de café y la mezcla relajante de música y charla. Amaba el compañerismo que teníamos detrás del mostrador y el hecho de que el trabajo mantiene mis manos y cerebro ocupados. Extrañamente ser una camarera me relajaba.
Era buena en eso.
Con la lucha constante de mis estudios, me deleitaba con ese hecho.
Si alguna vez quedaba muy exhausta, siempre tenía al café para levantarme. Era lo moderno de hoy, equivalente a escribir. La ciudad funciona de los granos de café y las cafeterías. El café y la cerveza habitaban en nuestra sangre. Sin embargo, últimamente, algunos clientes han sido un dolor en el
culo con el que lidiar.
- Me pareces muy familiar -comenzó casi como todos hicieron-. No estabas tú en todo el internet hace un tiempo? Algo que ver con Park Jimin?
Al menos ya no retrocedía al oír su nombre. Y habían pasado días desde que sentí el impulso de vomitar. Definitivamente no estaba embarazada, esa opción quedaba anulada.
Después de los primeros días de esconderme en mi cama, llorando sin parar, tomé cada turno de la cafetería para mantenerme ocupada.
No podía llorar para siempre. Lástima que mi corazón permanecía sin convencerse.
El estaba en mis sueños cada noche cuando cerraba mis ojos. Tuve que echarle fuera de mi mente miles de veces al día. Con el tiempo salí a la superficie. Los pocos paparazzi persistentes se habían ido de
regreso a Seúl. Aparentemente Jungkook había ido a rehabilitación.
Nayeon cambiaba los canales cada vez que yo entraba, pero no pude evitar ver lo suficiente en las noticias para saber qué es lo que sucedía. Parecía que se comentaba en todas partes. Alguien incluso me había
pedido firmar una foto de Jimin yendo al centro de rehabilitación, la cabeza hacía abajo y las manos metidas en sus bolsillos.
Se había visto tan solo. Muchas veces casi lo había llamado. Simplemente para preguntar si se encontraba bien. Solo para
escuchar su voz.
Qué estúpido era eso
¿Y si sonaba y Jennie contestaba? En cualquier caso, la crisis de Jungkook era mucho más interesante que yo.
Yo apenas clasifiqué para una mención en las noticias estos días. Pero la gente, los clientes, me volvían loca. Fuera del trabajo, me había convertido en un completo cierre. Eso era un inconveniente ya que mi hermano vivía con nosotras ahora.
Las personas enamoradas eran deprimentes. Era un hecho comprobado medicamente. Los clientes con la especulación brillando en sus pequeños redondos ojos no eran mucho mejor.
- Te equivocas -le dije a la mujer entrometida.
Me dio una tímida mirada.
- No lo creo.
Diez dólares me dijeron que ella buscaba la manera de pedirme un autógrafo. Este haría el octavo intento de obtener uno hoy. Algunos de ellos querían llevarme a casa para tener sexo porque, ya sabes, la
ex de una estrella. Mi vagina claramente tenía que ser algo especial. Alguna veces me preguntaba si ellos pensaban que había una pequeña placa en mi muslo interior diciendo:
"Park Jimin estuvo aquí"
Sin embargo, esta chica, no me veía de esa manera.
Ella no quería un autógrafo.
-Mira-dijo, especulación convirtiéndose en
zalameria-. No te lo pediría, es solo que soy una gran fan de él.
- No te puedo ayudar, lo siento, estamos
realmente a punto de cerrar. ¿Entonces, te gustaría ordenar algo antes de que eso suceda?-le pregunté, sonrisa complaciente firmemente en su sitio.
Jaehwan habría estado orgulloso de esa sonrisa tan falsa. Pero con mis ojos le dije a la mujer la verdad. Que estaba toda agotada, y sinceramente no me importaba. Especialmente cuando se trataba de él.
-¿ Al menos podrías decirme si la banda
realmente va a separarse? Vamos. Todo el mundo está diciendo que el anuncio se hará en cualquier momento.
- ¿No se nada al respecto le gustaría ordenar algo o no?
Además, negarlo dejaba generalmente lágrimas o ira.
Ella eligió la ira. Una buena opción, porque las lágrimas me molestaban malditamente. Estaba harta de ellos, de ambos, de mi misma y los demás. A pesar de que era
de conocimiento común que había sido dejada, ellos todavía pensaban que tenía conexiones. O eso era lo que esperaban.
Me dio una pequeña risa falsa.
- No hay necesidad de ser una perra al respecto, ¿decirme lo que realmente está pasando te mataría?
-Fuera -dijo mi encantador gerente, Lucas-. Ahora mismo, fuera de aquí.
La mujer cambió a incrédula, con la boca abierta.
- ¿Qué?
- Lisa, llama a la policía -Lucas se mantuvo de pie a mi lado.
- Estoy en eso, jefe.
Lisa abrió de golpe su móvil y marcó los números, nivelando a la mujer con su malvada mirada. Lisa, además de haber sido la única bi en mi escuela secundaria, estudiaba drama. Estas confrontaciones eran su parte favorita del día.
Podrían haber agotado mi fuerza, pero Lisa absorbía toda la energía de ellos. Una fuerza malévola oscura, sin duda, pero era toda suya y ella se deleitaba en eso.
- Sí, tenemos una rubia falsa con un mal
bronceado dandonos problemas oficial, estoy bastante segura de que la vi en una fiesta de fraternidad haciendo a algunos menores de edad beber demasiado la semana pasada. No quiero decir que ocurrió después de eso, pero el material está disponible en YouTube para su placer visual, si es mayor de edad.
- No es de extrañar que te botara. Vi la foto, tu culo es tan grande como la jodida Texas -La mujer se burló y luego salió rápido de la cafetería.
- ¿De verdad tienes que provocarlos?
Lisa chasqueó su lengua.
- Por favor. Ella comenzó.
Había escuchado peores cosas de lo que ella dijo.
Mucho peor.
Algunas veces había tenido que cambiar mi dirección de correo electrónico para detener los correos de odio que me inundaban. Había cerrado mi cuenta de Facebook desde el principio. Sin embargo, comprobé mi trasero para estar segura. Estaba bastante segura de que Texas era, de hecho, más amplio.
- Por lo que puedo decir, estás viviendo en una dieta de pastillas de mentas y cafés con leche. Tu culo no es el problema.
Lisa hacía tiempo me había perdonado por el mal beso en la secundaria, bendita sea. Estaba más allá de agradecida de tener los amigos que hice. Realmente no sé cómo habría logrado seguir adelante este último mes sin ellos.
- Yo me alimento.
- ¿Enserio? ¿De quién son esos pantalones?
Empecé a limpiar la máquina de café porque
realmente se acercaba el tiempo de cerrar. Eso y por razones de evasión de tema. El hecho era, ser engañada y mentida por el hijo favorito del kpop hizo bastante la dieta. Definitivamente no se lo recomendaría a nadie.
Mi sueño fue tirado a la mierda y estaba cansada todo el tiempo. Yo era una perra depresiva. Por dentro y por fuera, no me sentía como yo. El tiempo que había pasado con Jimin, la forma que cambiaron las
cosas, era una constante agitación, una picazón que no podía rascar. En parte porque no tenía el poder, pero también porque me faltaba la voluntad. Solo
podías cantar "I Will Survive" tantas veces antes de que las ganas de estrangularte a ti mismo se hiciera cargo.
- Nayeon, no usa estos vaqueros. Dijo que los bolsillos traseros la hacen verse con demasiada cadera. Aparente, la posición de los bolsillos son muy importantes.
- ¿Y cuándo comenzaste a usar la ropa de esa vaca flaca?
- No la llames así y pienso que los pantalones son bonitos. ¿Vas a limpiar las mesas o te gustaría que yo lo hiciera?
Lisa solo suspiró.
- Yuta y yo queríamos darte las gracias por
ayudarnos a mudarnos el fin de semana pasado. Así que te vamos a sacar esta noche. Beber y bailar ¡Si!
- Oh-El alcohol y yo teníamos ya una mala
reputación-. No lo sé.
- Yo sí.
-Tenía planes de...
- ¡No! no los tenías, es por eso que lo dejé hasta el último minuto para decirte. Sabía que ibas a tratar de poner excusas -Los ojos oscuros de Lisa no aguantaban tonterías-. Lucas, me llevaré a nuestra chica a una noche de fiesta.
- Buena idea -gritó desde la cocina-. Sácala de aquí. Yo limpiaré.
Mi falsa sonrisa amigable cayó de mi cara.
- Pero...
- Son tus ojos tristes -dijo confiscando mi paño de limpieza-. No los puedo soportar por más tiempo. Por favor, váyanse y tengan algo de diversión.
- ¿Soy tan aguafiestas? -le pregunté, de repente preocupada.
Realmente pensé que había estado poniendo una buena fachada. Sus caras me dijeron lo contrario.
- No. Eres una chica normal de veintiún años pasando por un rompimiento. Necesitas volver a salir allí y recuperar tu vida.
Lucas estaba en sus treinta y pronto se casaría.
- Confía en mí, sé lo que te digo. Ve-O-dijo moviendo un dedo hacia mí-puedes sentarte en casa viendo "Que paso ayer?" con una caja de pañuelos y un bote de helado por
octogentésima vez mientras escuchas a tu hermano y a tu mejor amiga haciéndolo duro en la habitación de al lado. Enserio Jeongyeon porque te hace llorar esa
película cuando se supone que es comedia?
Omití su pregunta. Pero Cuando lo pone de esa manera...
- ¡Vamos!
...
-Quiero ser lesbiana -anuncié, porque era
importante. Una chica debía de tener metas. Empujé la silla y me puse de pie-. Vamos a bailar. Amo esta canción.
- Amas cualquier canción que no sea de la banda que no debe ser nombrada - Lisa se rió siguiéndome a través de la multitud. Su novio Yuta solo sacudió su cabeza, aferrándose a su mano.
El vodka era sin duda tan mala idea como lo era el tequila, pero me sentía algo relajada, más ligera. Fue bueno salir y con el estómago vacío tres bebidas fueron demasiado, claramente.
Sospechaba que Lisa podía dividirse en dos. Se sentía genial bailar, reír y dejarse llevar. De todas las tácticas de conseguir sobreponerse a una rotura, mantenerme ocupada funcionaba mejor. Pero salir,
bailar y beber no debería ser olvidado. Metí mi cabello detrás de mis orejas porque mi cola de caballo había empezado a desmoronarse de nuevo. Perfecta
metáfora para mi vida. Nada funcionó bien desde que volví de Seúl. Nada tenía sentido.
El amor era una mentira y la música apestaba.
Blah, Blah, Blah.
Tiempo de otra bebida. Y había estado en el medio de hacer un punto importante.
- Lo digo enserio -dije-. Seré Bisexual. Es mi
nuevo plan.
- Creo que es un gran plan-gritó, moviéndose junto a mí.
Yuta también trabajaba en el café, así era como las dos se habían conocido. Tenía el cabello largo y azul, que era la envidia de todos.
Lisa rodó los ojos.
- Tú no eres Bisexual nena, no la alientes.
Yuta sonrió. Totalmente arrepentido.
- Antes de eso habló de monasterios, creo que esto es un paso constructivo para perdonar cada humano provisto de pene y seguir adelante con su vida.
- Estoy siguiendo adelante con mi vida -dije.
- ¿Por eso han estado hablando de él durante las últimas 4 horas? - Lisa sonrió, echando sus brazos alrededor de los hombros de Yuta.
- No estábamos hablando de él. Lo estábamos insultando. De nuevo, cómo se dice "inútil apestoso fornicador de ovejas" en japonés? -Pregunté, inclinándome para que me pudieran escuchar.
- Ese fue mi favorito.
Lisa y Yuta empezaron a bailar muy cerca el uno del otro a mí alrededor, los deje estar juntos, no me importaba. Porque no tenía miedo de estar sola. Yo estaba llena de un solo poder femenino. ¡Vete a la mierda, Park Jimin! Que se joda bien y duro. La música era un ritmo fluido y mientras siguiera así,
todo sería perfecto. Sudor caía por mi cuello y solté otro botón de mi vestido, ampliando la línea del cuello. Ignoré a las otras personas bailando alrededor de mi.
Cerré mis ojos, manteniéndome segura en mi pequeño y propio mundo. El alcohol me había animado.
Por alguna razón, las manos deslizándose sobre mis caderas no me molestaron, aunque no fueron invitadas.
No fueron más allá, no hicieron demandas en mí. Su propietario bailaba detrás de mí, manteniendo una pequeña distancia segura entre nosotros. Fue agradable. Tal vez la música me había hipnotizado. O tal vez me sentía demasiado sola, porque no había
luchado. En su lugar me relajé en su contra. Durante toda la canción nos quedamos así, fusionados, juntos, moviéndonos. El ritmo desaceleró y levanté mis brazos uniendo las manos detrás de su cuello.
Después de un mes de evitar casi todo contacto humano, mi cuerpo despertó.
El cabello corto y suave en la parte de atrás de su Cuello rozó mis dedos. Suave piel caliente debajo. Dios, era tan agradable. No me había dado cuenta de lo necesitada de contacto que estaba. Apoyé mi cabeza contra él y susurro algo suavemente.
Demasiado suave para que lo escuchara. Los suaves vellos de su mejilla y la mandibula pincharon el lado de mi cara. Sus manos se deslizaron sobre mis costillas, sobre mis brazos. Dedos callosos acariciaron suavemente la parte interior sensible de mis brazos. Su cuerpo era sólido detrás de mí, pero él mantuvo el contacto suave, refinado.
No estaba en el mercado para ser rechazada. Mi corazón estaba demasiado herido para eso, mi mente demasiado cautelosa. Sin embargo, no me atrevía a alejarme de él. Se sentía muy bien allí.
- Jeongyeon-dijo, sus labios rozando mi oreja. Mi respiración se corto, mis parpados se abrieron de golpe.
Me volteé para encontrar a Jimin mirándome. El cabello largo se había ido, todavía era un poco largo en la parte superior, pero corto en los lados.
Probablemente él podría hacer una pulcra imitación del copete de Elvis si se lo proponía. Una corta barba cubría su cara inferior.
- T-tú estás aquí -tartamudeé, mi lengua se
sentía espesa e inútil dentro de mi boca seca. Cristo, era realmente él. Aquí, en carne y hueso.
- Sí-sus ojos ardían. No dijo nada más. La
música seguía sonando, la gente seguía moviéndose. El mundo solo paró de girar para mí.
- ¿Por qué?
- ¿Jeong?-Lisa puso una mano en mi brazo y salté, el hechizo rompiéndose. Le dio una mirada rápida a Jimin y luego su cara se arrugó con disgusto -¿Qué diablos está haciendo él aquí?
- Todo está bien.
Su mirada se movió entre él y yo. No parecía
realmente convencida.
- Lisa. Por favor-Apreté sus dedos, asintió.
Después de un momento se volvió hacia Yuta, quien se quedó mirando a Jimin con abierta incredulidad. Y una buena dosis de estrella me golpeó.
Su nueva imagen era un excelente disfraz, al
menos que supieras a quien estabas buscando, por supuesto. Me abrí paso entre la multitud para salir rápidamente de ahí. Yo sabía que él me iba a seguir.
Por supuesto que lo haría.
No era un accidente que él estuviera allí, aunque no tenía ni una maldita idea de cómo me había encontrado. Necesitaba escapar del calor y el ruido para poder pensar con claridad. Por el pasillo de vuelta pasando el baño de los hombres y las mujeres. Allí, eso era lo que yo quería. Una gran puerta negra se abrió sobre un callejón atrás. Fuera
al aire nocturno. Algunas estrellas centellaban en lo alto. De lo contrario, estaría oscuro, húmedo por las tempranas lluvias de verano.
Era horrible, sucio y detestable. Un entorno ideal. Podría haber estado sintiéndome un poco dramática. La puerta se cerró de golpe detrás de Jimin. Me miró de frente, con las manos en las caderas. Abrió su boca para empezar a hablar y no, no iba a pasar.
Chasqueé mis dedos.
- ¿Por qué estás aquí, Jimin?
- Tenemos que hablar.
- No, no hay nada de qué hablar. Se frotó los labios.
- Por favor. Hay cosas que tengo que decirte.
- Es demasiado tarde.
Mirándolo reviví el dolor. Como si aún tuviera heridas persistentes justo debajo de la piel, a la espera de volver a abrirse. Sin embargo, no podía dejar de mirarlo.
Partes de mí estaban desesperadas por verlo, escucharlo. Mi cabeza y corazón eran un desastre. Jimin no parecía con mucha confianza en si mismo.
Se veía cansado.
Había sombras debajo de sus ojos y parecia un poco pálido, incluso bajo esta maldita iluminación. Sus pendientes no estaban, se habían ido todos.
No es que me importara.
Se balanceó sobre sus talones, sus ojos viéndose desesperados.
- Jungkook entró en rehabilitación y había otras cosas con las que tenía que tratar. Tuvimos que hacer terapia juntos como parte de su tratamiento. Es por eso que no pude venir de inmediato.
- Siento escuchar eso de Jungkook.
El asintió.
- Gracias. Lo está haciendo mejor.
- Bueno. Eso es genial.
Otro asentimiento.
- Sobre Jennie...
- No -Levanté una mano, retrocediendo-. No lo hagas.
Su boca se cayó hacía abajo.
- Tenemos que hablar.
- ¿En serio?
- Sí.
- ¿Porque ahora has decidido que estás listo?
Vete a la mierda, Jimin. Ha pasado un mes. Veintiocho días sin una palabra. Siento lo de tu hermano, pero no tengo nada que hablar contigo.
- Yo quería asegurarme de venir por las razones correctas.
- Ni siquiera sé lo que eso significa.
- Jeong...
- No -negué con la cabeza, el dolor y la rabia presionaron duro. Así que lo empujé con fuerza, haciéndolo retroceder un paso.
El golpeó la pared y no tenía un lugar a donde ir. Pero eso no me detuvo. Comencé a empujarlo de nuevo y agarró mis manos.
- Lo siento -Su mirada recorrió mi cara, en
busca de algo de sentido tal vez. Ni en sus sueños-, lo siento.
- Detente.
- Lo Siento, lo siento -dijo, una y otra vez, cantando las palabras, dándoles más valor a través del tiempo y el espacio. Tenía que detenerlo. Callarlo antes de que me volviera loca.
Y Actúe por instinto...
Aplasté mi boca contra la suya, deteniendo la inútil letanía.
El gimió y me besó con fuerza, apretando mis labios, haciéndome daño. Pero luego le hice daño yo también. El dolor ayudó. Empujé mi lengua en su boca, tomando lo que se suponía que iba a ser mío.
En ese momento lo odiaba y lo amaba. No parecía haber ninguna diferencia Mis manos fueron liberadas y las enrollé alrededor de su cuello. El nos giró, enviándome de espaldas a la áspera pared de ladrillos. Su toque quemó a través de mi piel y huesos. Todo sucedió tan rápido, no había tiempo para preocuparse acerca de la conveniencia de la
situación. Empujó mi vestido y desgarró mi ropa interior.
El fresco del aire de la noche y el calor de sus manos acariciaron mis muslos.
- Te extrañé tan jodidamente tanto -se quejó.
Se bajó la cremallera y empujó hacia abajo la parte delantera de sus pantalones vaqueros. Luego levantó mi pierna, hasta su cadera. Mis manos se arrastraron a su cuello. Creo que trataba de escalarlo. No había muchos pensamientos desarrollándose. Sólo me conducían a llegar tan cerca de él como fuera fisicamente posible.
El mordisqueó mis labios, tomando mi boca en otro beso duro. Su polla empujó contra mí, deslizándose fácilmente. La sensación de él Ilenándome hizo girar mi cabeza. Un ligero dolor a medida que me estiraba.
Su otra mano se deslizó por debajo de mi trasero y me levantó, empujando hasta el fondo, haciéndome gemir. Envolví mis piernas alrededor de él y sosteniéndome con fuerza. Se golpeó a sí mismo en mí, sin ninguna delicadeza. Rudo, adaptándose tanto a nuestros estados de ánimo. Mis uñas arañaron su cuello, mis talones anclados en su trasero. Sus dientes presionaron con fuerza en un lado de mi
cuello. El dolor era perfecto.
- Más fuerte- jadeé.
- Maldita sea sí...
El ladrillo áspero raspaba mi espalda, tirando de la tela de mi vestido. El golpeteo duro de su polla me dejó sin aliento. Me aferré con fuerza, tratando de saborear la sensación de él, del edificio, de la tensión dentro de mí. Todo era demasiado y aún no
suficiente. La idea de que esta podría ser nuestra última vez, una unión enojada y brutal así... yo quería llorar, pero no tenía lágrimas. Sus dedos se clavaron en mis nalgas, marcando mi carne. La presión dentro de mí crecía más y más. Él cambió su ángulo ligeramente, golpeando mi clítoris, y me corrí con fuerza, mis brazos alrededor de su cabeza, mi mejilla apretada contra la suya.
Su barba rozó mi cara. Todo mi cuerpo se estremeció y tembló.
- Cariño -gruñó, afirmándose a sí mismo en mí, vaciándose dentro de mi. Cada músculo de mi cuerpo se volvió líquido. Era todo lo que podía hacer para aferrarme a él. -Está bien -Su boca apretada contra mi rostro húmedo-. Todo irá bien, te lo prometo, lo arreglaré.
- B-bájame.
Sus hombros subieron y bajaron en una
respiración áspera y con mucho cuidado lo hizo. Rápidamente bajé la falda de mi vestido colocándola correctamente. Como si eso fuera posible. Esta situación estaba fuera de control. Sin agitarse se subió los pantalones, se puso presentable. Miré hacía
todas partes menos a él.
Un callejón. Santo infierno.
- ¿Estás bien? -Sus dedos rozaron mi rostro, oculto detrás de mí cabello. Hasta que puse una mano en su pecho, obligándolo a retroceder un paso. Bueno, no lo obligué. Eligió a darme mi espacio.
- Yo... umm -Me lamí los labios y volví a intentarlo-. Tengo que ir a casa.
- Vamos, conseguiré un taxi.
- No, lo siento, sé que empecé esto, pero...
negué con la cabeza. Jimin se encogió. --Esa era una despedida.
- A la mierda, eso no lo era, ni siquiera intentes decirme eso-Su dedo se deslizó por debajo de mi barbilla, haciéndome mirarlo-. No hemos terminado ¿Me oyes? Ni malditamente cerca. Nuevo plan. No me iré de aquí hasta que hayamos hablado esto. Te lo prometo.
- No esta noche.
- No, no esta noche. ¿Mañana, entonces?
Abrí la boca, pero no salió nada. No tenía idea de lo que quería decir. Mis uñas se clavaron a los costados a través de mi vestido. Lo que yo quería en estos días era un misterio incluso para mi. Pero dejar de sufrir estaría bien. Eliminar todo recuerdo de él de mi cabeza y corazón. Conseguir mantener mi respiración bajo control.
- Mañana -repitió.
- No lo sé -Ahora me sentía cansada, frente
a él. Podría dormir durante un año. Mis hombros cayeron y mi cerebro se estancó. El sólo me miró, con ojos intensos. -Está bien.
Donde nos dejaba eso, no tenía ni idea. Pero y asentí como si se hubiera decidido algo.
- Bueno -dijo, tomando una respiración profunda. Mis músculos todavía temblaban, el semen se deslizó por el interior de mi pierna.
Mierda.
Habíamos tenido la charla, pero las cosas habían sido diferentes en aquel entonces.
- ¿Jimin, has tenido sexo seguro, verdad, el
último mes?
- No tienes nada de qué preocuparte.
- Bueno.
Dio un paso hacia mí.
- En lo que a mí respecta todavía estamos casados. Así que no, Jeongyeon, no he estado follando por ahí.
Yo no tenía nada.
Mis rodillas vacilaron. Probablemente debido a la reciente acción que habían tenido. Aliviada sin duda acerca de él no saliendo con groupies en venganza luego de nuestra separación. Yo ni si quiera quería pensar en Jennie, ese monstruo con tentáculos de las profundidades del mar.
El sexo era tan desordenado. El amor era, de lejos, peor. Uno de nosotros tenía que irse. No hizo ningún movimiento por lo que me fui, calle arriba de nuevo hacía el club para encontrar a Lisa y Yuta.
Necesitaba nuevas bragas y un trasplante de corazón. Tenía que ir a casa. Él me siguió, abriendo la puerta. El bajo pesado de la música resonó en la noche. Corrí al baño de señoras y me encerré en un puesto. Cuando salí a lavarme las manos, mirarme en el espejo fue difícil. La dura iluminación fluorescente no me favorecía. Mi cabello largo y desordenado colgaba alrededor de mi cara en un lío de elaborados nudos por culpa de las manos de Jimin. Mis ojos estaban muy abiertos y heridos.
Me veía aterrorizada, aunque no lo quería demostrar. Además, tenía la madre de todos los chupones formándose en mi cuello.
Infierno.
Un par de chicas entraron, riendo y echando miradas de anhelo hacía atrás por encima del hombro. Antes de que la puerta se cerrara, vi la mirada de Jimin, inclinado contra la pared de enfrente, esperando, mirando hacía sus converse. La charla excitada de las niñas era chocantemente alta. Pero ellas no hicieron ninguna mención de su nombre. El disfraz de Jimin se mantenía. Con los brazos alrededor de mí, fui a su encuentro.
- ¿Lista para irte? -pregunto, empujandose fuera de la pared.
- Sí.
Hicimos nuestro camino de regreso a través del club, esquivando a los bailarines y borrachos, buscando a Lisa y Yuta. Estaban en el borde de la pista de baile, hablando. Lisa tenía cara malhumorada. Ella me vio con una ceja arqueada.
- ¿Estás jodidamente bromeando?
- Gracias por invitarme a salir, chicos. Pero me voy a casa -dije, ignorando la mirada mordaz.
- ¿Con él?-Sacudió la barbilla hacia Jimin, detrás de mi hombro. Yuta dio un paso adelante, envolviéndome en sus brazos.
- No le hagas caso. Haz lo que sea correcto para ti.
- Gracias.
Lisa rodó los ojos y luego tiró de mí en un abrazo.
- El te lastimó tanto...
- Lo sé -mis ojos se llenaron de lágrimas. Sumamente útil-. Gracias por invitarme a salir.
Apostaría todo el dinero que tenía que Lisa fulminaba a Jimin por encima de mi hombro con los ojos. Casi me sentí mal por él. Casi.
Dejamos el club cuando una de sus canciones sonaba en los altavoces hubo numerosos gritos, la voz de Jimin ronroneo las letras.
Jimin bajó la cabeza y salió corriendo.
Fuera, al aire libre, la canción no era más que un lejano estruendo de bajo y batería. Seguí lanzando miradas de reojo a hurtadillas, comprobando que estaba realmente allí y no era un producto de mi imaginación. Tantas veces había soñado que había venido a mí. Y cada vez despertaba sola, con mi rostro surcado de lágrimas. Ahora que se encontraba aquí no podía correr el riesgo. Si él me hería de nuevo, no estaba convencida de que me las arreglaría para volver a recuperar por segunda vez. Mi corazón no podría hacerlo. Así que hice mi mejor esfuerzo para mantener mi boca y mi mente cerrada. Todavía era relativamente temprano y no había mucha gente andando afuera. Extendí la mano hacía el tráfico que pasaba y un taxi se detuvo poco después. Jimin mantuvo la puerta abierta para mí.
Subí sin decir una palabra.
- Voy a llevarte a casa -Entró después de mí y me deslicé a través del asiento sorprendida.
- No es necesario...
- Lo es. Está bien. Tengo que hacer mucho, así que...
- Está bien.
- ¿A dónde? -preguntó el taxista, dándonos
una mirada desinteresada por el espejo retrovisor. Otra pareja discutiendo en su asiento trasero. Estoy segura de que veía al menos una docena por noche. Jimin le dio mi dirección sin pestañear.
El taxi se sumergió en el flujo de tráfico. Podría haber conseguido mi dirección de Jason, y en cuanto al resto...
- Nayeon -suspiré, hundiéndome en el asiento- Por supuesto, por eso es que sabías dónde encontrarme.
Hizo una mueca.
- Hablé con Nayeon antes. Escucha, no te enojes con ella. Tomó un montón de tiempo convencerla.
- De acuerdo.
- Lo digo en serio. Me dio un sermón por estropear las cosas contigo, me grito durante media hora. Por favor, no te enojes con ella.
Apreté los dientes y miré por la ventana. Hasta que sus dedos se deslizaron sobre los míos. Aparté mi mano.
- Me dejas estar dentro de ti, ¿pero no me dejas tomar tu mano? - susurró, con el rostro triste bajo el tenue resplandor de los coches y las farolas que pasaban.
Tenía en la punta de la boca decirle que había sido un accidente. Que lo que había pasado entre nosotros estaba mal. Pero no podía hacerlo. Sabía lo mucho que le haría daño. ¿Por que diablos me importaban sus sentimientos cuando a él le importaron una mierda los míos? Nos miramos el uno al otro mi boca abierta, mi cerebro inútil.
- Te extrañé tan jodidamente tanto -dijo-. No tienes ni idea.
- Detente.
Sus labios se cerraron pero él no apartó la mirada. Me quedé atrapada por su mirada. Se veía tan diferente, con su cabello corto. Familiar, pero desconocido.
No fue un largo viaje a casa a pesar de que pareció una eternidad. El taxi se detuvo frente a la antigua casa de vecindad y el conductor nos dio una mirada impaciente por encima del hombro.
Abrí la puerta del coche, lista para irme, pero dudando al mismo tiempo. Mi pie se cernía en el aire por encima de la acera.
- Sinceramente, no creo que te vuelva a ver.
- Oye -dijo él, su brazo se extendió por toda la parte posterior del asiento. Los dedos de su mano cerca de mí, pero sin hacer contacto-. Vas a verme. Mañana-yo no sabía qué decir-, mañana -repitió, su voz determinada.
...
Recuerdan que les dije que el anterior capítulo era el más largo, pues me retracto porque este es ahora el más largo xD.
La verdad es que siempre espero a que los votos pasen de las 20 estrellitas para subir un capítulo nuevo, y hoy entre en wattpad y Vi que el capítulo anterior superó hace tiempo esa racha.
No se olviden de comentar y votar si les gusto el capítulo <3.
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