Capítulo: 17
Manos cálidas subieron mi blusa de tirantes mientras el sol salía. Luego vinieron besos calientes en la parte baja de mi espalda, que enviaron escalofrios a lo largo de mi espina dorsal. Inmediatamente, se me puso la
piel de gallina, a pesar de la verdaderamente horrible hora del día.
–Jeong, nena, date vuelta-susurró en mi oído.
– Qué hora es?
Todos habíamos ido al estudio de grabación después de la cena para una "mirada rapida". A media noche, Sorn se había marchado, diciendo que BamBam podia
llamarla cuando hubieran terminado. Nadie anticipaba que terminarían pronto, ya que habían abierto una botella de Bourbon. Yo me había recostado en el gran sofá de abajo mientras Jimin y BamBam perdían el
tiempo, moviéndose entre el cuarto de control y el estudio. Quería estar cerca de Jimin para escucharlo tocar la guitarra y cantar fragmentos de canciones.
Tenía una voz hermosa. Lo que podía hacer con seis cuerdas en sus manos me sorprendía. Sus ojos sólo se concentraban en un punto lejano y se perdía. Era
como si nada más existiera. A veces, realmente me sentía un poco sola acostada alli, sólo viéndolo. Luego la canción terminaba y el sacudía su cabeza, estiraba
sus dedos, y regresaba a la tierra. Su mirada me encontraría y sonreiría. Estaba de regreso.
En algún momento me había dormido. No tenía idea de cómo había llegado a la cama. Jimin debió habermne llevado. De una cosa estaba segura: podía oler el alcohol en su aliento.
–Son casi las cinco de la mañana -dijo-. Date la vuelta.
– Estoy cansada -murmuré sin moverme de
donde estaba.
El colchón se movió mientras se colocaba a
horcajadas sobre mis caderas y colocaba los brazos a cada lado de mi cabeza, doblándose sobre mí, cubriéndome.
–Adivina qué?-preguntó.
–Qué?
Removió gentilmente el cabello de mi frente. Luego lamió mi oreja. Me retorcí, cosquillosa.
– Escribí dos canciones-dijo, arrastrando las
palabras y un poco suave al final.
– Umm. -Sonreí sin abrir los ojos. Esperando
que tomara eso como una señal de apoyo. No podía hacer nada más cuando tenía menos de cuatro horas de sueño. Simplemente no funcionaba de esa forma-
Eso es genial.
– No, no lo entiendes, no había escrito nada desde hace como dos años. Esto es jodidamente bueno.
Acarició mi cuello con su nariz-. Y son sobre ti.
–Tus canciones? -pregunté, pasmada. Y
todavía aturdida-. De verdad?
–Sí, yo sólo...-Inhaló profundamente y
mordisqueó mi hombro, haciendo que mis ojos se abrieran de golpe.
–Oye!
Se inclinó así podía ver su rostro, su cabello Rubio colgando.
– Aquí estás. Así que, pensé en ti y de pronto, tenía algo que decir. No había tenido nada que quisiera decir.
– Jimin, me alegro de que tengas la inspiración de vuelta, pero eres increíblemente talentoso. Nunca
perdiste tu toque. Quizás sólo necesitabas algún tiempo de descanso.
– No. -Desde arriba, me frunció el ceño-
Voltéate. No puedo hablar contigo de esta manera. - Titubeé y palmeó mi trasero. La nalga no tatuada, para su suerte-. Vamos, cariño.
– Cuidado con las mordidas y los azotes,
compañero.
– Entonces muévete de una vez -gruñó.
– Está bien. Está bien.
Se bajó de encima de mí, hacia el otro lado del monumental colchón y me senté, subiendo las rodillas hasta mí pecho. El hombre estaba sin camisa, mirándome fijamente con sólo un par de pantalones
puestos. Cómo diablos se las arreglaba para estar siempre sin camisa? La vista de su pecho desnudo me hacía babear. Y la de sus vaqueros aún más. Nadie lucía los vaqueros como Jimin Y haber vislumbrado un poquito de él sin ellos hacia que las cosas fueran
peor. Mi imaginación se fue a un nivel sexual frenético.
No tenía idea de dónde habían venido las imágenes que llenaban mi cabeza, que eran sorpresivamente crudas y detalladas. Y estaba segura de que no era lo suficientemente flexible para lograr algunas de ellas.
Todo el aire dejó la habitación. La verdad era que lo deseaba. Todo de él. Lo bueno, lo malo y los intermedios entre ellos. Lo deseaba más de lo que antes había deseado cualquier cosa en mi vida.
Pero no cuando había estado bebiendo. Ya habíamos pasado por eso, cometido ese error. No estaba muy segura de qué era lo que pasaba entre nosotros, pero no quería arruinarlo.
Por lo tanto, nada de sexo. Era una lástima.
Tenía que dejar de mirarlo, por lo que respiré
profundamente y me dediqué a estudiar mis rodillas; mis rodillas desnudas. Me había ido a dormir usando jeans, y ahora sólo llevaba las bragas y mi blusa de tirantes. Mi sujetador había desaparecido misteriosamente también
–Que sucedió con el resto de mi ropa?
– Se fueron -dijo, su rostro serio.
– Tú me la quitaste?
Se encogió de hombros.
– No te habrías sentido cómoda durmiendo con ella.
– Cómo rayos te las arreglaste para quitarme el sujetador sin despertarme?
Me dio una sonrisa socarrona.
– No hice nada mas, lo juro sólo..lo removí por razones de seguridad. Los arcos para las copas son peligrosos.
– Claaaaro.
– Ni siquiera miré.
Estreché los ojos hacia él.
– Bien, es mentira -admitió, encogiéndose
de hombros-. Tenía que mirar. Pero aún estamos casados, así que mirar estábien.
– En serio? -Era casi imposible enojarse con él cuando me miraba de esa manera. Mis partes de chica tonta estaban mareadas.
No. Sexo.
–Qué estás haciendo tan al borde de la cama? Eso no va a funcionar -dijo, totalmente inconsciente de mis despiertas y peligrosas hormonas.
Más rápido de lo que hubiera creído posible, debido a la cantidad de alcohol en su aliento, tomó mis pies y me arrastró a lo largo de la cama, mi espalda golpeó el colchón y mi cabeza rebotó contra la almohada. Jimin
se tendió sobre mí antes de que pudiera intentar otra maniobra de evasión. Su peso me presionó contra el colchón de la mejor manera posible. Decir no, bajo esas condiciones, no era sencillo.
– No creo que deberíamos tener sexo en este momento-solté.
El lado de su boca se curveó.
–Tranquila. No hay forma de que follemos ahora mismo.
– No?
Diablos, realmente gimoteé. Mi patetismo no conocía fin.
– No. Cuando lo hagamos por primera vez ambos estaremos completamente sobrios. Confía en mí. No voy a despertarme en la mañana contigo de nuevo vuelta loca porque no recuerdas, porque has cambiado de opinión o algo por el estilo. Estoy cansado de ser el idiota aquí.
– Nunca pensé que fueras un idiota. O al
menos, no exactamente. Un gilipollas a lo mejor, y definitivamente un ladrón de sujetadores, pero no un idiota.
–No?
– No.
– Ni siquiera en Las Vegas cuando empecé
maldecirte y a azotar puertas?-Sus dedos se
deslizaron a través de mi cabello, frotando mi cuero cabelludo. Era imposible no presionarme contra su mano como una gatita feliz. Tenía manos mágicas.
Incluso hacia las mañanas tolerables. Aunque las cinco de la madrugada eran demasiado.
– Esa no fue una buena mañana para ninguno de los dos
–Y qué acerca de Seul con esa chica
colgando de mí?
–Planeaste eso?
Cerró un ojo y me miró.
– A lo mejor necesitaba alguna defensa en tu contra.
No sabía que decir. Al principio.
– No es mi problema a quién tienes colgando de ti.
Su sonrisa era una de inmensa autosatisfacción.
–Estabas celosa.
– Es necesario que hagamos esto ahora?
Empujé su duro cuerpo sin ningún resultado-. Jimin?
– No puedes admitirlo, verdad?–No respondí–Oye, no podría haberla tocado. No contigo ahí.
–No lo hiciste? -Me calmé bastante ante esa
afirmación. Las palpitaciones de mi corazón cedieron -. Me preguntaba qué había pasado. Regresaste demasiado rápido.
Gruñó y se acercó.
– Verte con Jungkook...
– No sucedía nada. Lo juro.
– No, lo sé. Lo siento por eso. Estaba fuera de control
Mis empujones se volvieron caricias. Qué divertido. Mis manos se deslizaron sobre sus hombros y alrededor de su cuello para jugar con su cabello. Sólo quería sentir el calor de su piel y mantenerlo cerca. Me
causó una avalancha emocional, haciéndome pasar de necesitada de sueño a cariñosa en menos de ocho segundos.
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top