Capítulo: 17.3
// Advertencia: si no te gustan los capítulos con smut/lemon o eres heterofobic@ puedes esperar a los siguientes capítulos y no te preocupes en cada capítulo avisaré si hay escenas así, y si te gusta este tipo de contenido espero que lo disfrutes ah.//
El timbre hizo eco por toda la casa justo después de las diez. Jimin dormía contra mi espalda. No se movió en absoluto. Con un par de horas más de sueño me sentía felizmente medio humana. Me escurrí debajo de su brazo, intentando no molestarlo. Me puse mi blusa de tirantes y vaqueros nuevamente y bajé rápidamente
las escaleras, tratando lo mejor de no romper mi cuello en el proceso. Con toda probabilidad serían más entregas.
– Pequeña novia! Déjame entrar! -gritó desde el otro lado de la puerta. Lo siguió con una impresionante actuación de percusión, golpeando sus manos contra la sólida madera. Definitivamente el baterista-. ¡Yonyon!
Nadie me llamaba Yonyon Había acabado con ese nombre hace años. Sin embargo, era mejor que Pequeña novia'". Abrí la puerta y Taehyung entró disparado.
Bambam arrastrándose justo detrás. Considerando que había estado bebiendo y tocando música con Jimin hasta altas horas, estaba realmente sorprendida de su condición. El pobre hombre claramente sufría de una resaca infernal. Parecía como si le hubieran golpeado ambos ojos, las marcas oscuras por falta de sueño se veían mal. Tenía una bebida energética sujeta
a sus labios.
– Taehyung. Qué estás haciendo aqui?- Hice una pausa, froté el sueño de mis ojos. Llamada para despertar, ni siquiera era mi casa-. Lo siento, eso fue grosero. Es sólo una sorpresa verte. Hola, Bambam.
Tenía la esperanza de tener a mi esposo para mi sola hoy, pero aparentemente no iba a ser así.
Taehyung dejó caer mi mochila en mis pies. Estaba tan ocupado mirando alrededor del lugar que ni siquiera habría escuchado mi pregunta, grosera o no.
– Jimin aún duerme -dije y revolví los contenidos de mi bolsa. Oh, mis cosas. Mis maravillosas cosas.
Mi bolso y celular en particular eran una delicia para mis ojos. Muchos mensajes de texto de Nayeon, algunos de papá. Ni siquiera sabía que él texteaba, -Gracias
por traer esto.
–Jimin me llamó a las cuatro de la mañana y me dijo que había escrito unas cosas nuevas. Pensé en venir y ver qué pasaba. Creí que te gustarían tus cosas. -Con las manos en las caderas, Taehyung se paró frente a la pared de ventanas, admirando la magnificencia de la naturaleza-. Hombre, checa la vista.
–Bonito, eh? -dijo detrás de su bebida-. Espera a ver el estudio.
Taehyung ahuecó sus manos alrededor de su boca.
– Rey Hipster. ¡Baja aquí!
– Hola, cariño. - Sorn entró deambulando, girando un juego de llaves con su dedo-. Traté de hacer que esperaran unas horas, pero como ves, perdí. Lo siento.
–No importa.
No soy mucho de abrazar normalmente. No lo hacíamos mucho en mi familia. Mis padres preferían más un método de manos libres. Sin embargo, Sorn era tan agradable que le devolví el abrazo justo cuando lanzó sus brazos alrededor de mí. Hablamos por horas anoche abajo en el estudio de grabación. Había sido aclarante. Casada con un popular cantante y productor, había vivido el estilo de vida por algunos veinte años. De gira, grabando, las groupies... ella había experimentado todo el asunto.
Ella y BamBam habían asistido a un festival de música y se enamoraron de Busan con su escapada.
– Hay que quitar todas esas cajas de aquí. Taehyung, BamBam colóquenlas contra la chimenea. Repentinamente se detuvo, dándome una sonrisa cautelosa-. Espera. Eres la mujer de la casa. Tú das las órdenes aquí.
– Oh, contra la chimenea suena genial, gracias.
– La escucharon, chicos. Muévanse.
BamBam refunfuñó pero bajó su lata y se movió con pesadez hacia una caja, arrastrando sus pies como el muerto viviente.
– Aguanten.
Taehyung plantó sus labios en Sorn y en mí
– No he tenido mi beso de bienvenida aún.
Atrapó a Sorn en un abrazo de oso, levantándola del suelo y dándole vueltas hasta que ella se echó a reír.
Con los brazos abiertos, dio un paso hacia mí.
– Ven con papi, chica adormilada.
Hice un gesto con la mano para hacer que se detuviera, riendo.
– Eso es en realidad muy perturbador, Taehyung.
– Déja en paz a mi esposa. -Dijo Jimin en la cima de las escaleras, bostezando y frotando el sueño de sus ojos. Aún usando sólo vaqueros. Era mi Kriptonita.
Toda la fuerza de mis convicciones para ser cuidadosa desaparecían. Mis piernas incluso tambaleaban.
Odiaba eso. Estábamos casados o no hoy? El había bebido bastante anoche. La gente borracha y las promesas no se llevan bien juntas. Ambos aprendimos eso de la forma difícil. Sólo podía esperar que recordara nuestra conversación y que todavía se sintiera de la misma manera.
– Qué jodidos hacen aquí?-gruñó mi marido.
– Quiero escuchar el nuevo material, idiota. Arréglatelas.– levantó la vista hacia él, su mandibula en una dura línea– Debería golpearte el culo. Joder, hombre. ¡Ese era mi kit favorito! Y tu lo destrosaste jodido cabron de Mierda me las pagaras.
Con el cuerpo rígido, Jimin comenzó a bajar las escaleras.
– Dije que lo sentía. Lo decía en serio.
– Quizás. Pero sin embargo es tiempo de pagar, imbécil.
Por un momento, Jimin no replicó. La tensión arrugaba su cara pero había una mirada de algo inevitable en sus ojos cansados.
– De acuerdo. Quė?
– Tiene que doler. Demasiado.
– Peor que tu presentándote cuando Jeongyeon y yo estamos teniendo tiempo a solas?
Taehyung se veía un poco avergonzado. Jimin se paró al final de las escaleras esperando.
–Quieres arreglar esto afuera?
Sorn y BamBam no dijeron nada, sólo observaron la confrontación. Tenía el presentimiento de que no era la primera vez que estos dos se enfrentaban. Los chicos
siempre serán chicos y todo eso. Pero me detuve al lado de Taehyung cada músculo tenso. Si daba un paso más Jimin saltaría sobre él. Jalaría su cabello o algo. No iba a dejar que lastimara a mi esposo. No sabía
cómo, pero lo detendría.
Taehyung le dio una mirada tranquila.
– No voy a golpearte. No quiero arruinar mis manos cuando tenemos trabajo por hacer.
–Entonces qué?
– Ya tiraste a la basura tu guitarra favorita. Así que tendrá que ser algo más.
Taehyung frotó sus manos. En un gesto malvado.
– Algo que el dinero no pueda comprar.
– Qué? -preguntó Jimin sus ojos repentinamente precavidos.
Taehyung sonrío como el gato cheshire.
– Hola, Yonyon- sonrió y lanzó un brazo
alrededor de mi hombro, jalándome contra él.
– Oye -protesté.
Al momento siguiente su boca cubrió la mía, completamente desagradable. Jimin gritó una protesta.
Un brazo envuelto alrededor de mi espalday Taehyung se apretó a mí, besándome fuertemente frotando mis labios agarre su hombros, por miedo a caerme. Sin embargo, cuando intentó meter su lengua en mi boca,
no Titubeé en morderlo. El idiota aulló.
Toma eso.
Tan pronto como me abrazó, también me soltó. Mi cabeza dio vueltas. Puse una mano en la pared para evitar tropezar. Restregué mi boca, tratando de sacarme su sabor, mientras Taehyung me lanzaba una mirada herida.
– Maldición. Eso dolió. -Cuidadosamente tocó su lengua buscando daños-. ¡Estoy sangrando!
– Bien.
BamBam y Sorn rieron entre dientes, sumamente divertidos.
Unos brazos se envolvieron alrededor de mí desde atrás y Jimin susurró en mi oído.
– Buen trabajo nena.
– Sabías que iba a hacer eso?-pregunté, sonando claramente cabreada.
– Joder, no. -Frotó su cara contra un lado de mi cabeza, desordenando mi cabello aplastado--. No quiero a nadie más tocándote.
Era la respuesta correcta.
Mi enojo se desvaneció. Puse mis manos sobre las Suyas y Su agarré en mi se apretó.
– ¿Quieres que le patee el culo? Sólo di las
palabras.
Pretendi considerarlo por un momento mientras Taehyung nos observaba como si tuvieramos dos cabezas. Claramente boquiabierto.
Obviamente nos veíamos mucho más amigables que cuando estábamos en Seul. Nuestra relación había cambiado en muy poco tiempo y ahora si dabamos la impresion de ser una pareja. Pero no era el asunto de nadie. No de sus amigos, no de la prensa, ni de nadie.
– No -Le susurré de vuelta mi vientre haciendo volteretas. Estaba enamorándome de él tanto que me asustaba.
–Creo que mejor no.
Jimin me giró en sus brazos y me acomodé en él, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Se sentía natural y correcto. La esencia de su de su piel me drogaba. Podía estar de pie ahí, oliéndolo por horas. Se sentía como si estuviėramos juntos, pero ya no confiaba en mi propio juicio.
– Taehyung se va a unir a ustedes en su luna de miel? -La voz de Sorn era con desconfianza.
Jimin se río entre dientes.
– No, esta no es nuestra luna de miel. Si tenemos una luna de miel será en algún lugar muy lejos de todos. Seguro como el infierno que él no estará allí. De eso me encargo yo.
– Si?
Realmente apreciaba a Sorn.
– Cuando la tengamos -corrigió, sujetándome fuerte.
– Todo es muy lindo, pero vine aquí a hacer música.
– Entonces van a tener que jodidamente esperar Jeong y yo tenemos planes esta mañana.
– Hemos esperado dos años para salir con algo nuevo.
– A la mierda. Puedes esperar unas horas más.
Jimin tomó mi mano y me guió de vuelta hacía las escaleras. La excitación corrió a través de mí. Me había escogido a mí y se sentía maravilloso.
–Yonyon, lo siento por la boca magullada -dijo sentándose en la caja más cercana.
– Estás perdonado -dije con un ademán, sintiéndome magnánima mientras subíamos las escaleras.
– Vas a disculparte por morderme?
– Nop.
– Bueno, eso no es muy lindo -gritó detrás de nosotros. Jimin se río disimuladamente.
– Bien, gente, necesitamos mover las cajas -
escuché decir a Sorn. Jimin me guio rápidamente por el pasillo y luego cerró y trancó la puerta de la habitación detrás de nosotros.
– Quítate otra vez la ropa -dijo-. Sácalos de aquí.
No aguardo a que lo hiciera, agarrando el dobladillo de mi blusa y levantándola sobre mi cabeza y mis brazos.
– No creí que abrir la puerta casi desnuda fuera buena idea.
– Me parece justo -murmuró, jalándome contra él y haciéndome retroceder contra la puerta..- Te veías preocupada allá abajo. Qué era?
– No era nada.
– Jeongyeon.
Había algo en la forma que decía mi nombre. Me hacía un lío tembloroso. También la manera en que me arrinconaba, presionando su cuerpo contra el mío.
Puse mis manos extendidas en su duro pecho. No alejándolo, sólo necesitando tocarlo.
– Me preguntaba, después de nuestra plática de esta mañana, cuando, um, discutimos firmar los papeles del divorcio el lunes.
– Qué hay sobre eso? -preguntó, mirándome
fijamente. No podía apartar la vista si lo intentara.
– Esta es una dramática reconstrucción de la noche que nos casamos anunció, mirándome debajo de sus cejas.– Espera. Estábamos sentados en la cama de tu habitación del motel. Y tu estabas a horcajadas sobre
mi.
– Lo estaba?
– Sí. -Me guió hacia la cama y se sentó en el borde-. Ven aquí. Brinqué a su regazo, mis piernas envueltas alrededor de el.
– Así?
– Así -Sus manos sujetaron mi cintura-. Te rehusaste a volver a mi suite en el Bellagio. Dijiste que se hallaba fuera de toque con la vida real y necesitaba ver cómo vivía la gente normal.
Gemí con vergüenza.
– Eso no suena en lo más mínimo a mí.
Su boca se curvó en una pequeña sonrisa.
– Fue divertido. Pero igualmente, tenías razón.
– Mejor no lo digas muy seguido o se me irá a la cabeza- Su barbilla se levantó.
– Para de hacer bromas, nena. Estoy siendo
serio. Precisaba una dosis de realidad. Alguien que que realmente me diga "no" ocasionalmente y que soy un idiota. Eso es lo que nosotros hacemos. Nos sacamos de nuestras zonas de confort. Tenía sentido.
– Supongo que tienes razón...Es suficiente Sostuvo su mano en mi corazón de nuevo y chocó la punta de su nariz contra la mía.
– Puedes sentir lo que hacemos aquí Estamos construyendo algo.
– Sí. -Lo sentía, la conexión entre nosotros, la irresistible necesidad de estar con el.
Nada más importaba. Ahí estaba lo físico, la forma que subía a mi cabeza más rápido que cualquier cosa que haya experimentado jamás. Cuan maravilloso olía todo. dormido. cálido a primera hora de la mañana.
Pero deseaba más que sólo eso. Quería escuchar su voz, escucharlo hablar sobre todo y otras cosas.
Me sentía todo resplandeciente por dentro. Con una potente mezcla de hormonas que corría a través de mí a la velocidad de la luz, su otra mano se curvó alrededor de mi nuca, llevando mi boca a la suya.
Besar a Jimin lanzaba querosén a la mezcla dentro de mí. Deslizó su lengua en mi boca para acariciarla contra la mía, antes de provocar mis dientes y labios, nunca sentí algo tan bien. Sus dedos acariciaron mis
pechos, haciendo maravillosas cosas y haciéndome gemir. Dios, el calor de su piel desnuda. Me arrastré hacia adelante, buscando más, necesitándolo. Su mano dejó mi pecho para extenderse a través de mi espalda, presionándome contra él. Estaba duro.
Podía sentirlo a través de ambas capas de mezclilla, la presión que proporcionaba entre mis piernas era celestial. Asombrosa.
– Bueno, no estaba segura si aún te sentías de la misma forma. Sobre no firmarlos, quiero decir. Habías bebido mucho y...
– No he cambiado de parecer. Tú cambiaste de parecer?
– No.
– Bien.
Sus manos cálidas ahuecaron mis pechos y perdí toda habilidad para pensar correctamente.
– Estás bien con esto?Le dio a sus manos
mirada, señalándolas. Asentí. El habla se había ido también con la capacidad de pensar, aparentemente.
-Entonces, este es el plan. Porque sé cómo te gustan tus planes. Nos vamos a quedar en esta habitación hasta que ambos estemos satisfechos y en la misma pagina. De acuerdo?
Asentí otra vez. Sin duda, el plan tenía mi apoyo total.
– Bueno. -Puso la palma de una de sus manos entre mis pechos, extendida contra mi seno-. Tu corazón late muy rápido.
– Jimin.
–Umm?
Nop, todavía sin palabras.
Así que en su lugar, cubrí su mano contra la mía, sujetándola contra mi corazón
Sonrío.
– Eso es -murmuró mientras me movía contra él, buscando más. Nuestros besos eran feroces, hambrientos. Su caliente boca se movía sobre mi mandibula y barbilla, mi cuello. Donde mi cuello se unía a mi pecho se detuvo y chupó. Todo en mí se apretó.
– Jimin.
Retrocedió y me miró, sus ojos dilatados. Tan afectado como yo. Gracias a Dios no me encontraba sola con lo de jadear. Un dedo trazó un lento camino entre mis pechos hacia abajo, a la pretina de mis vaqueros.
– Sabes que pasa después -dijo. Su mano
deslizándose debajo-. Dilo, Jeongyeon. -Cuando dudé se inclinó hacia mí y mordisqueó mi cuello-. Vamos. Dime.
Morder nunca me había atraído antes, ni en
pensamiento ni en acción. No es que yo hubiera tenido mucha acción. Pero la sensación de los dientes de Jimin apretando en mi piel me cambió por completo.
Cerré fuerte mis ojos. Una poco por la mordida y un montón por tener que decir las palabras que quería.
– Solamente he hecho esto una vez antes.
– Estás nerviosa. No lo estés. -Me besó donde acababa de morder- Porque, de todas formas, estamos casados.
Mis párpados se abrieron y una risa sobresaltada fluyó
de mí.
– Apuesto que no es lo que dijiste esa noche.
– Quizás haya estado un poco preocupado por tu inexperiencia. Y pudimos haber tenido una charla sobre ello. -Me dio una sonrisa esperanzadora y besó la comisura de mi boca-. Pero todo funcionó bien.
– Qué charla? Dime que sucedió.
– Decidimos casarnos. Recuéstate en la cama para mi.
Agarró mis caderas, ayudándome a subir lejos de él y encima del colchón. Mis manos se deslizaron por las sábanas suaves, frescas y de algodón. Me acosté sobre mi espalda y desabrochó con rapidez mis vaqueros, desasiéndose de ellos. La cama se movió debajo de mí mientras se arrodillaba. Me sentí lista para impresionar, mi corazón martillando, pero él parecía perfectamente tranquilo y en control.
Qué bueno que uno de nosotros lo estuviera. Por supuesto, lo había hecho esto montones de veces. Probablemente con groupies y todo eso. Cientas? Miles, incluso? Ciertamente no se me antojaba pensar en eso. Su mirada se elevó para encontrar la mia cuando enganchó sus dedos en mis bragas. Sin prisa en absoluto, arrastró la última de mis prendas por mis piernas. La necesidad de cubrirme era abrumadora. Pero en cambio cerré mis puños en las sábanas, frotando la tela entre mis dedos. Se sacó los vaqueros. El roce de su ropa eran los únicos sonidos.
No rompimos el contacto visual. No hasta que se volvió a la mesita y sacó un condón, con discreción, metiéndolo debajo de la almohada a mi lado.
Jimin desnudo era indescriptible. Hermoso no comenzaba a cubrirlo, todas las líneas duras de su cuerpo y los tatuajes cubriendo su piel, pero no me dio mucho tiempo para mirar.
Subió a la cama, acostándose a mi lado, elevándose en un codo. Su mano se curvó en mi cadera. cabello rubio cayó hacia adelante, bloqueando su rostro de la vista. Quería verlo. Se agachó, besándome suavemente esta vez en mis labios, mi rostro. Su cabello rozaba contra mi piel.
–Dónde estábamos? -preguntó, su voz un gruñido bajo en mi oído.
– Decidimos casarnos.
– Mmm, porque justo había tenido la mejor noche de mi vida. La primera vez que me sentí así en tantísimo tiempo. El pensamiento de no tenerte conmigo cada noche... no podía hacerlo.-Su boca viajó a mi cuello-. No podía dejarte ir. Especialmente una vez que supe que solamente habías estado con un solo tipo.
– Pensé que eso te preocupaba.
– Me preocupaba, cierto -dijo, y besó mi mentón -Obviamente te sentías lista para darle al sexo otra oportunidad. Si era lo suficientemente estúpido para dejarte ir habrías conocido a alguno más. No
soportaba la idea de ti follando a alguien que no fuera yo.
– Oh.
– Oh -repitió-. Hablando de eso, Alguna duda sobre lo que estamos haciendo aquí?
–No. -Montones de nervios, pero no dudas. La mano en mi cadera recorrió mi vientre. Rodeando mi ombligo antes de descender más abajo, haciendo estremecerme.
– Eres tan malditamente hermosa -suspiró-. Cada parte de ti. Y cuando te desafié a dejar a un lado tu plan y huir conmigo, dijiste sí.
– Lo dije?
– Sí.
Gracias a Dios por eso. Sus dedos acariciaron la cima de mi sexo antes de pasar a mis músculos apretados. Si deseaba que vaya más lejos iba a tener que abrir las piernas. Sabía esto. Claro que lo sabía. Los recuerdos del dolor de la última vez me hicieron dudar. Los dedos de mis pies estaban curvados y un calambre amenazaba con comenzar en el músculo de la pantorilla por la tensión. Ridículo. Jackson había sido un gilipollas desconsiderado. Jimin no era así.
– Podemos ir tan lento como quieras -dijo, leyéndome-. Confía en mí, Jeong.
Su mano cálida suavizó mi muslo mientras su lengua viajaba por todo mi cuello. Se sintió asombroso, pero no era suficiente.
– Necesito..-giré mi rostro hacia él, buscando su boca. Colocó sus labios en los míos, haciendo todo correcto. Besar a Jimin curaba todo mal. El nudo de tensión dentro de mí se convirtió en algo dulce ante su sabor, la sensación de su cuerpo contra el mío. Un brazo se encontraba atrapado debajo de mí pero del otro hacía completo uso, tocando todo de él dentro del alcance. Masajeando su hombro, sintiendo las formas fuertes y suaves de su espalda. Cuando succioné su lengua, gimio en la parte baja de su garganta y mi confianza se elevó. Su mano se deslizó entre mis piernas. Sólo la presión de su palma me tenía viendo estrellas. Rompí el beso, incapaz de respirar.
Me tocó con delicadeza al principio, dejándome acostumbrarme a él. A las cosas que sus dedos hacían
– Elvis no podía estar con nosotros hoy-dijo.
– Qué? -pregunté, desconcertada.
Se detuvo y puso dos dedos en su boca, humedeciéndolos o probándome posiblemente. Sin embargo, no importaba. Lo que era importante era él apartando su mano de mí.
– No quería compartir esto con nadie. -La punta de su dedo empujó en mí, aliviándome sólo un poco.- Retirándolo antes de empujarlo otra vez. No tenía el mismo estremecimiento adjunto que venía con él acariciándome pero no dolía. Todavía no. -Así que, sin Elvis. Tendré que hacer las preguntas dijo.
Le fruncí el ceño, hallando difícil concentrarme en lo que decía. No sería tan importante como él tocándome. La búsqueda de placer dominaba mi mente. Tal vez murmuraba durante el juego previo.
No sabía. Quería hablar más tarde. Su mirada se demoró en mis pechos hasta que finalmente bajó su cabeza, tomando uno en su boca. Mi espalda se arqueó, empujando su dedo más adentro. La forma en que su boca me chupaba borró cualquier molestia.
Me acarició entre las piernas y el placer creció. Me estremecí de la mejor manera posible. Al hacerlo, fue agradable. Cuando Jimin lo hizo, alcanzó puntos increíbles y estelares. Conocía que era buenísimo en
la guitarra, pero esto tenía que ser donde su verdaderotalento se encontrara.
Honestamente.
– Dios, Jimin.
Me arqueé cuando se movió a mi otro pecho. Dos dedos trabajaban dentro de mí, un poquito incómodo pero nada que no pudiera manejar. No duró bastante pero nada que no pudiera manejar. No duró bastante tiempo en regresar su boca en mí, colmando mis pechos con otra atención. Su pulgar frotó alrededor de un punto dulce y mis ojos rodaron hacia atrás en mi cabeza. Muy cerca. La fuerza de lo que se construia era asombrosa. Volando mi mente. Mi cuerpo iba a convertirse en polvo, en átomos, cuando esto me golpeara.Si se detenía, lloraría. LIoraría y rogaría. Y probablemente lo mataría.
Afortunadamente, no paró. Me vine gimiendo, cada músculo tenso. Era casi demasiado. Casi. Flotaba, mi cuerpo lánguido, saciado por todo el tiempo. O al menos hasta la próxima vez. Cuando abrí los ojos de nuevo, estaba allí esperando.
Rasgó el paquete del condón con sus dientes y luego se lo puso. Apenas habia recuperado el aliento cuando se cernió sobre mí, trasladándose entre mis piernas.
– Bien? -preguntó, con una sonrisa de satisfacción. Un asentimiento era lo mejor que conseguía hacer.
Colocó su peso en los codos, su cuerpo presionándome contra la cama. Me había dado cuenta que disfrutaba usar su tamaño como ventaja entre nosotros. Funcionaba. Desde luego, no había nada aburrido o claustrofóbico en él sobre mí. No sé por qué pensé que la habría. En la parte trasera del auto de los padres de Jackson, había estado apretada e incómoda, pero esto no se parecía a eso. Tendida debajo de él, sentir el calor de su piel contra la mía, era perfecto. Y
allí no podía tener duda de cuánto quería esto. Y aún esperando. Rozó sus labios contra los míos.
– Yoo Jeongyeon estás de acuerdo en seguir casada conmigo, Park Jimin?
Oh, ese era el Elvis del que había estado hablando. El que nos había casado. Ah. Eché hacia atrás su cabello, necesitando ver sus ojos. Debería haberle pedido que lo atara. Era difícil intentar y calcular su seriedad.
– En serio quieres hacer esto ahora? -pregunté, un poco desconcertada. Había estado tan ocupada preocupándome sobre el sexo que no vi esto venir.
– Absolutamente. Hacemos nuestros votos otra vez, ahora mismo.
– Si? -dije. Inclinó la cabeza, estrechando los ojos a mí. La mirada en su rostro era con claridad dolorida.
– Sí? No estás segura?
– No. Quiero decir, sí -repetí, sin duda-. Sí. Estoy segura. Completamente.
– Gracias por eso. -Su mano rebuscó bajo la almohada a mi lado, regresando con el anillo de impresionantes brillantes entre sus dedos-. Mano.
Sostuve la mano entre nosotros y deslizó el anillo. Mis mejillas dolían, por sonreir tan fuerte.
– Dijiste "sí" también?
– Si. -Tomó mi boca en un beso duro. Su mano se deslizó por mi costado, encima de mi vientre hasta cubrirme entre las piernas. Todo allí estaba aún sensible y sin duda húmedo. El hambre en su beso y la forma por cómo me tocaba aseguró que desde luego no le importaba. Se posicionó en mí y empujó. Esto era todo.
Y repentinamente, mierda, no lograba relajarme. El recuerdo del dolor de la última vez que había intentado esto hacía un desastre con mi mente.
La humedad no importaba cuando mis músculos no cederian. Jadeé, mis muslos estrujando sus caderas. Jimin era duro, grueso y dolía.
– Mírame -dijo. sus ojos se habían oscurecido y su mandíbula estaba fija. Su piel humedecida destellaba en la tenue iluminación- Hola.
– Hola. -Mi voz sonaba temblorosa incluso para mis propios oídos.
– Bésame. -Bajó su rostro y lo hice, presionando mi lengua en su boca, necesitándolo. Con cuidado, se meció, adentrándose más en mí. La almohadilla de su pulgar jugó alrededor de mi clítoris, contrarrestando el dolor. El dolor disminuyó, acercándome más a estar simplemente incómoda con un borde de placer. No hay problema. Esto lo manejaría. Dedos se envolvieron alrededor de mi pierna antes de
deslizarse para acunar mi trasero. Me presionó contra él y entró más profundo en mí. Meciéndose hasta que yo lo tomé por completo. Lo que era un problema, porque no habia suficiente maldito espacio en mí para él.
– Está bien -gimió. Fácil para él decirlo. Mierda. Nuestros cuerpos se alinearon uno contra el otro, acostados allí, sin movernos. Mis brazos alrededor de su cabeza tan apretados, aferrándome, que no estoy
segura como respiraba. De alguna forma logró volver su rostro lo suficiente para besar mi cuello, lamer el sudor de mi piel. Hacía arriba, sobre mi mandíbula hasta mi boca. El agarre de muerte que tenía en él se
relajó cuando me besó. -Eso es todo -dijo-. Trata de relajarte para mí.
Asentí entrecortadamente, ansiando que mi cuerpo se relajara.
–Eres tan malditamente hermosa y, Dios, te sientes jodidamente asombrosa. -su mano acarició mi pecho, sus dedos callosos tocando mi lado, aliviándome. Mis músculos empezaron a relajarse progresivamente, adaptándose a su presencia. El dolor se desvanecía cada vez que me tocaba, susurrando palabras de elogios.
– Esto está bien-dije al final, mis manos descansando en sus bíceps-. Estoy bien.
– No, estás mejor que bien. Eres asombrosa- le di una sonrisa atolondrada. Decía las mejores cosas.
– Quieres decir que puedo moverme? -preguntó.
– Sí.
Comenzó a mecerse contra mí otra vez, moviéndose cada vez más. Gradualmente adquiriendo impulso mientras nuestros cuerpos se movían hábilmente juntos. Encajábamos, sobre todo. Y estábamos en
verdad haciéndolo, el hecho. Hablar sobre sentir cerca a alguien. No podrías llegar físicamente más cerca. Me sentía tan profundamente feliz de que fuera él. Significaba todo. Jackson había acabado en dos segundos. Tiempo suficiente para romper mi himen y lastimarme. Jimin me tocaba, besaba y tomaba su tiempo. Lentamente, el dulce calor, esa sensación de presión construyéndose venía nuevamente. Se ocupó con cuidado, alimentándome durante mucho tiempo con besos húmedos. Acariciándose a sí mismo en mí de una manera que trajo únicamente placer.
Era increible, mirándome de cerca, midiendo mis reacciones a todo lo que hacía. Al final, me aferré a él y me vine fuerte. Sentí como si los fuegos artificiales de año nuevo se desplegaran dentro de mí, caliente, brillante y perfecto. Muchísimo más con el dentro y
sobre mi, su piel cubriendo la mía. Balbuceé su nombre y se presionó duro contra mi. Cuando gimió su cuerpo entero se estremeció. Enterró su rostro en mi cuello,
su respiración calentando mi piel. Lo habíamos hecho.
Guau.
Las cosas dolían un poco. Las personas tenían razón sobre esto. Pero nada parecido a la última vez. Con cuidado, salió de mí, colapsando en la cama a mi lado.
– Lo hicimos -susurré.
Sus ojos se abrieron. Su pecho aún subiendo y bajando, funcionando para meter más aire. Luego de un instante, giró en su lugar para enfrentarme. Nunca hubiera sido un hombre mejor. De esto no habia duda.
– Si. Estás bien?
– Si. -Me arrastré más cerca, en busca del calor de su cuerpo. Deslizó un brazo por mi cintura, atrayéndome. Dejándome saber que era querida. Nuestros rostros a centímetros de distancia-. Fue bastante mejor que la última vez. Creo que me gusta el sexo después de todo.
– No tienes idea de cuán aliviado estoy de escuchar eso.
– Estabas nervioso?
Se rio entre dientes, acercándose.
– No tan nervioso como tú. Estoy contento que te gustara.
– Me encantó. Eres un hombre con distintos talentos.
Su sonrisa adquirió un resplandor de seguridad.
– No vas a ponerte engreído conmigo ahora, Verdad? Con palabras de doble sentido.
– No me atrevería. Confío en ti para mantenerme sobre la tierra, Sra. Park.
– Sra. Park -dije, con una pequeña cantidad de asombro. -Qué pasa con eso?
– Umm. -Sus dedos acariciaron mi cara. Atrapé su mano desnuda, inspeccionándola.
– No tienes un anillo.
– No, no tengo. Tendremos que arreglarlo.
– Sí, tendremos.
Sonrió.
– Hola, Sra. Park.
– Hola, Sr. Park.
No habia suficiente lugar en mí para todos los sentimientos que me inspiraba. Ni siquiera cerca.
...
A poco no valió la pena la espera? Ah jsjsjsjsjsj
Espero que no se hayan traumado🤣, no se olviden de dejar sus estrellitas y sus comentarios.
Ahora un mensaje subliminal...
¡VAYAN A LEER ESCORT QUE HACE POCO ACTUALICÉ! AAA
Eso es todo 😔🤝.
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