Capítulo: 16
—Umm?
Estaba tan irremediablemente superada por él. Le di la única cosa que se me OCurrió. La única cosa que sabia que tenía un historial de trabajo
— Creo que eres un buen chico y me preguntaba si tal vez te gustaría subir a mi habitación y tener sexo conmigo y tal vez pasar el rato por un tiempo. Si es que
tal vez estes algo interesado en hacer..
Sus ojos se oscurecieron, acusatorios e infelices.
Empezó a alejarse de nuevo.
— Ahora estás siendo graciosa.
— No. -Deslice mi mano por la parte trasera de su cuello, debajo de su cabello húmedo, tratando de traerlo devuelta a mí-. No, soy muy, muy seria.
La mandíbula se tensó y me miró fijamente.
— Me preguntaste esta mañana en el auto si
pensaba que eras aterrador. La respuesta es sí. Me aterrorizas. No sé lo que estoy haciendo aquí. Pero odio la idea de dejarte.
Su mirada buscó en mi cara pero todavía no dijo nada. Me iba a rechazar. Lo sabía. Pedí demasiado, lo presioné demasiado. Iba a alejarse de mí, y quién podria culparlo después de todo?
— Está bien -dije, recogiendo lo que quedaba de mi orgullo del suelo.
— Ah, hombre-suspiró-. Eres un poco
aterrorizante también.
—Lo soy?
— Sí, lo eres. Y borra esa sonrisa de tu cara.
— Lo siento.
Inclinó su cabeza y me besó, sus labios firmes y tan buenos. Mis ojos se cerraron y mi boca se abrió. Su sabor me dominó. La menta de su pasta de dientes y el deslizamiento de su lengua contra la mía. Todo pasó perfecto. Me recostó contra las escaleras. La nueva contusión en la parte trasera de mi cabeza palpitó en protesta cuando lo golpeé una vez más. Me estremecí pero no me detuve. Jimin ahuecó la parte posterior de mi cráneo, protegiéndolo.
El peso de su cuerpo me mantuvo en su lugar, no es que yo estuviera tratando de escapar. El borde de los escalones presionó mi espalda y no podía importar menos. Me habría encantado permanecer ahí por
horas con él encima de mi, el cálido aroma de su piel me drogaba. Sus caderas mantuvieron mis piernas ampliamente abiertas. Si no fuera por mis vaqueros y
su toalla, las cosas se volverían interesantes rápido.
Dios, odiaba el algodón en ese momento.
No rompimos el beso ni una vez. Mis piernas se envolvieron alrededor de sus caderas y mis manos se curvaron alrededor de sus hombros. Nada se había sentido tan bien. Mi dolor por él aumentó y se
encendió, extendiéndose a través de mi cuerpo. Mis piernas se tensaron a su alrededor, los músculos ardiendo. No podía acercarme lo suficiente. Hablando
de frustración. Su boca se movió sobre mi mandibula y bajó a mi cuello, iluminándome desde dentro. Mordió y lamió, encontrando puntos sensibles debajo de mi oreja y en el hueco de mi cuello. Lugares que no sabía
que tenía. El hombre tenía magia. El sabía cosas que yo no. Donde había aprendido sus trucos no importaba. No en este momento.
— Arriba -dijo con voz áspera. Lentamente se puso de pie, una mano debajo de mi culo y la otra todavía protegiendo mi cráneo.
—Jimin.-Perturbada apretê mi agarre en su
espalda.
— Oye. -Se echó hacia atrás lo suficiente para mirarme a los ojos. Sus pupilas eran enormes, casi tragando todo el iris-. No voy a dejarte. Eso nunca va a suceder.
Tomé una respiración profunda.
— Bien.
—Confías en mí?
— Sí.
— Bien. -Sus manos se deslizaron por su espalda -. Ahora pon tus brazos a mí alrededor.
Lo hice, y mi equilibrio se sintió mejor. Ambas manos de Jimin se apoderaron de mi trasero y trabé mis pies a su espalda, sujetándome con fuerza. Su rostro no
mostró signos de dolor o fractura inminente en la parte posterior. Tal vez era lo suficientemente fuerte para cargarme a todos lados después de todo.
— Así es. -Sonrió y besó mi barbilla-. Todo bien?
Asenti, sin confiar en mi misma para hablar.
—Cama?
—Sí.
Se rio de una manera que provocó cosas malas en mí.
— Bésame.
Sin vacilar lo hice, ajustando mi boca a la suya. Deslizando mi lengua entre sus labios y perdiéndome en él de nuevo. Gimió, sus manos sosteniéndome con fuerza contra él.
Fue entonces cuando el timbre sonó, haciendo un bajo y afligido sonido que resonó en mi corazón y la ingle.
Nooo.
— Estás jodidamente bromeando.
La cara de Jimin se arrugó y dio a las altas puertas dobles la más letal de las miradas. Al menos no estaba sola. Me quejé y le di un apretado abrazo de cuerpo entero. Hubiera sido gracioso si no doliera tanto.
Una mano frotó mi espalda, deslizándose bajo el dobladillo de mi blusa de tirantes para acariciar la piel debajo.
— Es como si el universo no me quisiera dentro de ti o algo, lo juro -refunfuñó.
— Haz que se vayan. Por favor.
Se rio entre dientes, apretándome más fuerte.
— Duele.
Gimió y besó mi cuello.
—Déjame responder la puerta y deshacerme de ellos, luego me haré cargo de ti, de acuerdo?
— Tú toalla está en el suelo.
— Eso es un problema. Salta abajo.
De mala gana solté mi agarre y puse mis pies de nuevoen tierra firme. Una vez más el sonido del timbre llenó la casa. Jimin cogió un par de vaqueros negros de una bolsa y rápidamente se los puso. Todo lo que capturé fue un destelló de culo tonificado. Mantener mis ojos alejados podría haber sido la cosa más dificil que habia hecho.
— Quédate atrás sólo en caso de que sea la
prensa.Miró una pantalla pequeña incorporada junto a la puerta-. Ah, hombre.
— Problemas?
— No. Peor. Viejos amigos con comida. -Me dio una mirada breve-. Si te hace sentir mejor, voy a estar dolorido también.
— Pero...
— La anticipación hará que sea más dulce, lo
prometo abrió la puerta. Una mano tiró de la parte delantera de su camiseta, tratando de cubrir el bulto evidente debajo de sus vaqueros
— Sorn. BamBam. Hola, me alegro de verlos.
Iba a matarlo. Lentamente. Estrangularlo con esa correa carísima. Una muerte apropiada para una estrella de kpop.
Una pareja de la edad de mis padres entró, cargados con ollas y botellas de vino. El hombre, BamBam, era
alto, delgado, y cubierto de tatuajes. Sorn parecia tener genes Tailandeses en su herencia. Largo y hermoso cabello negro caía en su espalda en una trenza, gruesa como mi muñeca. Ambos llevaban
sonrisas anchas y me dieron miradas curiosas. Podía sentir el calor en mi cara cuando miraron la lencería y ropas esparcidas por el suelo. Probablemente parecía que habíamos estado a punto de embarcarnos en una orgia de dos personas. Lo cual era la verdad, pero aun asi.
— Cómo diablos estás? -gritó con un acento
Tailandés, dándole a Jimin un abrazo de un brazo a causa de la olla pequeña que tenía en el otro-.Y esta debe ser Jeongyeon Tuve que leerlo en el maldito periódico,
Jimin hablas enserio?-Le dio a mi esposo una mirada severa, con una ceja arqueada-. Sorn estaba enojada.
— Lo siento.Fue... ah, fue repentino.
Jimin besó a Sorn en la mejilla y tomó un plato de la cazuela y la bolsa cargada de ella.
Ella le palmeó la cabeza de una manera maternal.
— Preséntame.
— Jeong, estos son BamBam y Sorn, viejos amigos mios. También han estado cuidando de la casa por mí. -
Parecía relajado entre estas personas. Su sonrisa era genuina y sus ojos eran brillantes. No lo había visto genuina y ojos
luciendo tan feliz antes. Los celos alzaron su fea cabeza, hundiendo sus dientes.
— Hola. -Puse mi mano para sacudir pero BamBam me envolvió en un abrazo.
— Es muy bonita, verdad, cariño? - se hizo
a un lado y Sorn se acercó, una sonrisa cálida en su cara.
Estaba siendo una idiota. Eran buenas personas. Debería estar profundamente agradecida de que no todas las hembras que Jimin conocía frotarán sus pechos sobre el. Malditas sean mis hormonas gritonas por ponerme malhumorada.
— Seguro que lo es. Hola, Jeongyeon Soy Sorn. -Los ojos cafés de la mujer se volvieron liquidos. Parecía a punto de estallar en lágrimas. En un apuro, tomó mis
manos y apretó mis dedos estrechándolos- Estoy tan feliz de que haya encontrado una chica buena; por fin.
— Oh, gracias. -Mi cara se sentía inflamable.
Jimin me dio una sonrisa irónica.
— Bueno, suficiente de eso. Vamos a dejar que estos tortolitos tengan su privacidad. Podemos visitarlos en otra ocasión.
Jimin se hizo a un lado, todavía con la cacerola y la bolsa. Cuando me vio mirando me guiñó.
— Voy a tener que mostrarte el arreglo de la planta baja en algún momento. Estarás aquí por mucho tiempo?
— No estamos seguros -dijo, dándome una
mirada.
Sorn se aferró a mis manos, reacia a dejarme.
— Hice Pad Thai. Te gusta lo Tailandés? Es el favorito de Jimin. - Sorn arrugó las cejas. Pero no comprobé si eso estaba bien contigo.
— No, no lo soy. Y amo Tailandia -dije, apretando sus dedos de regreso aunque no tan fuerte- Muchas gracias.
— Uf. -Sonrió.
— Cariño.
— Voy.
Sorn dió a mis dedos una palmadita de despedida.
—Si necesitas cualquier cosa mientras estés aquí, me llamas. Bien?
Jimin no dijo nada. Era claramente mi decisión si se quedaban o se iban. Mi cuerpo todavía era un hervidero de necesidad. Eso, y que parecíamos hacerlo
mejor solos. No quería compartirlo porque era egoísta quería sexo caliente. Lo quería todo para mí misma. Pero era lo correcto por hacer. Y si la anticipación lo hacía dulce, bueno, tal vez esta vez lo correcto por
hacer tambien era lo mejor que hacer.
— Quédense -dije, tartamudeando las palabras-. Cenen con nosotros. Hicieron tanto. Nunca podríamos terminar todo.
La mirada de Jimin saltó a mí, una sonrisa de aprobación en su cara. Parecía casi infantil, tratando de contener su emoción. Como si le hubiera dicho que su cumpleaños fue adelantado. Quien quiera que estas
personas eran, eran importantes para él. Me sentí como si acabara de pasar alguna prueba.
Sorn suspiró.
—BamBam está bien, están recién casados.
— Quédense. Por favor-dije.
Sorn miró a BamBam. BamBam se encogió de hombros pero sonrió, obviamente encantado. Sorn aplaudió con alegría.
— Vamos a comer!
...
Alguien que sepa de portadas? Necesito una para esta, por más que lo piense no se me ocurre una idea para esta historia :(.
Ah y actualizo hoy porque no estoy segura si es que tendré internet mañana jsjsj.
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