Capítulo: 12
Mi cuello se agarrotó. El dolor me atravesó mientras lentamente me enderezaba y parpadeé alejando el sueño de mis ojos. Me froté los brazos, tratando de quitar el entumecimiento.
- Auch.
Jimin retiró una mano del volante y la extendió para frotar mi nuca con dedos fuertes.
- ¿Estás bien?
-Sí. Debí haber dormido muy mal. —Me enderecé en el asiento, echando un vistazo a nuestro alrededor, tratando de no disfrutar demasiado el masaje de cuello. Porque por supuesto él era muy bueno con sus manos. El Señor Dedos Mágicos masajeó mis músculos de la espalda en un cierto orden y con aparente poco esfuerzo. No se podía esperar que lo resistiera. Imposible. Así que en su lugar gemí audiblemente y dejé que continuara haciéndolo.
Hallarme apenas despierta era mi única excusa.
El sol apenas se ponía. Los árboles altos y sombríos se apresuraban en el exterior. Tratando de salir de Seúl, quedamos atrapados en un atasco de tráfico del tipo que esta chica de Suwon nunca había visto. A pesar de mis buenas intenciones, no hablamos. Nos detuvimos y conseguimos comida y gasolina. El resto del tiempo, las canciones deTaemin se reprodujo en el estéreo y practiqué pláticas en mi cabeza. Ninguna palabra salió de mi boca. Por alguna razón, era reacia a poner fin a nuestra aventura e ir por mi cuenta. No tenía nada que ver con comportarse como un adulto y todo que ver con lo cómoda que me empecé a sentir con él. El silencio no era incómodo. Era tranquilo. Refrescante incluso, haciendo que valiera la pena el drama de ayer. Estar con él en la carretera... había algo liberador al respecto. Alrededor de las dos de la mañana, me quedé dormida.
-Jimin, ¿dónde estamos?
Me dio una mirada de reojo, con la mano aun masajeando mis musculos.
-Bueno...
Una señal pasó rápidamente afuera.
- ¿Vamos a Busán?
- Sí. ¿Qué tienes en contra de Busán, eh? ¿Tuviste un mal momento en un festival?
-No. —Di marcha atrás, rápido, no queriendo parecer desagradecida—. Solamente es una sorpresa. No me di cuenta que estábamos, mmm... en Busán. Está bien.
Jimin suspiró y salió de la carretera. El polvo flotó y piedras golpearon el Jeep. (Taehyung no estaría contento.) Se giró para enfrentarme, apoyando un codo en la parte superior del asiento del pasajero, encajonándome.
-Háblame, amiga —dijo.
Abrí la boca y deje salir todo.
-Tengo un plan. Tengo algo de dinero guardado. Pensaba ir a un lugar tranquilo por un par de semanas hasta que esto se calmara. No tienes que exponerte de esta manera. Sólo necesito sacar mis cosas de la mansión y estaré fuera de tu camino.
- Está bien. —Asintió—. Bueno, ya nos encontramos aquí y me gustaría ir a comprobar mi casa por un par de días. Así que, ¿por qué no vienes conmigo? Solo como amigos. No es gran cosa. Hoy es viernes, los abogados dijeron que nos enviarían los nuevos documentos el lunes. Los firmaremos. Tengo un show la noche del martes en Seul. Si lo deseas puedes esconderte en la casa por un par de semanas, hasta que las cosas se calmen. ¿Suena como un plan? Pasamos el fin de semana juntos y luego podemos ir por caminos separados. Todo solucionado.
Sonaba como una idea sólida. Pero aun así, deliberé durante un segundo. Al parecer, fue un segundo de más.
- ¿Te preocupa pasar el fin de semana conmigo o algo así? ¿Soy tan aterrador? —Su mirada sostuvo la mía, nuestras caras a casi un centímetro de distancia. Su cabello rubio caía sobre su rostro perfecto. Por un momento casi olvidé respirar. No me moví. No podía. Fuera, una motocicleta pasó rugiendo y luego todo quedó en silencio de nuevo.
¿Era aterrador? El hombre no tenía ni idea.
-No. —Mentí, sonando burlona por si acaso.
Al parecer no me creyó.
- Escucha, lo siento por actuar como un cretino.
- Está bien, de verdad. Esta situación consternaría enormemente a cualquiera.
-Dime algo —dijo en voz baja—. Recordaste conseguir el tatuaje. ¿Has recordado alguna otra cosa?
Revivir mi borracho lío no era algo que quisiera hacer. No con él. Ni con nadie. Pagaba las consecuencias teniendo mi vida patas arriba y esparcida por el internet. Ridículo, dado que nada en mi pasado fue incluso un poco sórdido. Bueno, aparte del asiento trasero del coche de los padres de spencer.
- ¿Esto siquiera importa? Quiero decir, ¿no es un poco tarde para tener esta conversación?
- Supongo que sí. —Se movió a su asiento y puso una mano en el volante—. ¿Necesitas estirar las piernas o algo?
-Un baño sería genial.
-No te preocupes.
Regresamos a la carretera y el silencio siguió durante varios minutos. Apagó el estéreo en algún momento mientras yo dormía. El silencio era incómodo ahora y todo por mi culpa. La culpa apestaba a primera hora de la mañana. Probablemente no mejoraría al avanzar el día, pero por primera vez, sin siquiera una gota de cafeína para fortalecerme, fue horrible. Fue amable conmigo, tratando de hablar, y lo desanimé.
- La mayor parte de la noche es todavía borrosa
Levantó un par de dedos del volante en una pequeña ola. La cual fue la suma total de su respuesta.
Tomé una respiración profunda, fortaleciéndome para ir más allá.
- Recuerdo preparar tragos a medianoche. Después de eso, es confuso. Recuerdo el sonido de la aguja en el salón de tatuajes, nos reímos, pero eso es todo. Nunca he perdido la memoria en mi vida. Da miedo.
- Sí —dijo en voz baja.
- ¿Cómo nos conocimos?
Exhaló con fuerza.
- Ah, un grupo de personas y yo íbamos a ir a otro club. Una de las chicas no miraba por dónde iba, tropezó con una camarera. Al parecer la camarera era nueva o algo y dejó caer su bandeja. Por suerte, fueron sólo un par de botellas de cerveza vacías.
- ¿Cómo participé?
Me lanzó una mirada, apartando sus ojos de la carretera por un momento.
- Algunos de ellos comenzaron a gritarle a la camarera, diciéndole que harían que la despidieran. Tú sólo te abalanzaste y les pateaste el trasero.
- ¿Lo hice?
- Oh, sí. —Se lamió los labios, elevando la esquina de su boca—. Les dijiste que eran malos, pretenciosos, ricos idiotas que deberían mirar por donde caminaban. Ayudaste a la chica a recoger las botellas de cerveza y luego insultaste a mis amigos un poco más. Fue jodidamente clásico, en realidad. No recuerdo todo lo que dijiste. Tienes bastante creatividad con los insultos por cierto.
- Eh. ¿Y te gusté por eso?
Cerró la boca y no dijo nada. Todo un amplio mundo de nada. Nada podría en realidad cubrir mucho terreno cuando pones mucho esfuerzo en ello.
- ¿Qué pasó después?
- Seguridad se acercó para echarte. No es como si fueran a discutir con los niños ricos.
- No, supongo que no.
- Te veías tan aterrorizada así que te saqué de allí.
- ¿Dejaste a tus amigos por mí? —Lo observé con asombro.
Encogió un hombro. Como si eso no significara nada.
- ¿Entonces qué?
- Salimos y tomamos una copa en otro bar.
- Me sorprende que cargaras conmigo. —Aturdida era más exacto.
- ¿Por qué no lo haría? —preguntó—. Me trataste como a una persona normal. Solo hablamos sobre cosas cotidianas. No trataste de sacar nada de mí. No actuaste como si fuera una jodida especie diferente. Cuando me mirabas se sentía...
- ¿Qué?
Se aclaró la garganta.
- No lo sé. No importa
- Sí, lo sabes. Y si importa.
Él gimió.
- ¿Por favor?
- Maldita sea —murmuró, moviéndose en el asiento del conductor luciendo incómodo—. Se sintió verdadero, ¿de acuerdo? Se sentía bien. No sé de qué otra manera explicarlo.
Me senté en silencio, asombrada por un momento.
- Esa es una buena manera de explicarlo.
De repente, se puso decididamente sonriente.
- Además, nunca me hicieron una proposición como esa.
- Sí. Bueno, detente ahora. —Cubrí mi cara con las manos y se rio.
- Relájate —dijo—. Fuiste muy dulce.
- ¿Dulce?
- Dulce no es una mala cosa.
Estacionó el Jeep en una estación de gasolina, deteniéndose frente a una bomba.
- Mírame.
Bajé mis dedos.
Jimin me devolvió la mirada, su hermoso rostro sonriente.
- Dijiste que pensabas que era un tipo muy agradable. Y sería genial si pudiéramos ir a tu habitación y tener sexo, pasar el rato por un tiempo, si tal vez eso era algo en lo que yo estaría interesado hacer.
- Ja. Tengo todos los movimientos —me reí. Puede que haya tenido conversaciones más embarazosas en mi vida. Sin embargo, lo dudo. Oh, buen Dios, el pensar en mí probando mi suave rutina de seducción en Jimin. Él quien tenía fanáticas y modelos glamurosas arrojándosele básicamente a diario. Si tuviera suficiente espacio bajo el asiento del coche, me escondería ahí—. ¿Qué dijiste?
-¿Qué crees que te dije? —Sin apartar la mirada de mí abrió la guantera y sacó una gorra de béisbol—. Parece que los baños se encuentran a un costado.
- Esto es tan humillante. ¿Por qué no lo olvidaste también?
- Por supuesto.
Finalmente logré desabrochar la estúpida cosa, el corazón galopando dentro de mi pecho. La conversación se volvió extrañamente pesada hacia el final. Me tomó por sorpresa. Sabiendo que me apoyó en Las Vegas, que me eligió por sobre sus amigos... cambió las cosas. Y me hizo preguntarme qué otra cosa necesitaba saber acerca de esa noche.
- Espera. —Rebuscó entre la colección de gafas de sol, sacó un par tipo aviador de diseño y me las entregó—. Eres famosa ahora también, ¿recuerdas?
- Mi trasero lo es.
Él casi sonrió. Se ajustó la gorra en la cabeza y apoyó un brazo en el volante. El tatuaje de mi nombre estaba ahí, en toda su gloria. Era de color rosa en los bordes y algunas de las letras tenían pequeñas costras Yo no era la única marcada de manera permanente por esto.
- Nos vemos en un rato —dijo.
- De acuerdo. —Abrí la puerta y lentamente salí del coche. Tropezar y aterrizar sobre mi trasero delante de él debía ser evitado a toda costa.
Hice mis necesidades y luego lavé mis manos. La chica en el espejo del baño lucía unos ojos desorbitados y algo más. Eché agua en mi rostro e hice un poco de control de daños en mi cabello. Que broma. Esta aventura deshizo cada uno de los intentos por mantener el control. Yo, mi vida, todo parecía estar en constante cambio. Eso no debería sentirse tan extrañamente bien como lo hacía.
Sólo me miró. La sonrisa desapareció. Durante un largo momento sostuvo mi mirada cautiva, sin sonreír. El aire en el coche pareció descender unos diez grados.
- Volveré enseguida —le dije, mis dedos nerviosamente tratando de quitar el cinturón de seguridad.
firmando un autógrafo a un par de chicos, uno de los cuales se hallaba ocupado haciendo una entusiasta actuación con una guitarra de aire. Jimin se echó a reír y le dio una palmada en la espalda, hablaron durante un par de minutos más. Él era amable, gracioso. Continuó sonriendo, charlando con ellos hasta que vio que me acercaba.
- Gracias, chicos. Si pudieran mantener esto en secreto durante un par de días se los agradecería ¿eh? Necesitamos un descanso de tanto alboroto.
- No te preocupes. —Uno de los chicos se dio la vuelta y me sonrió—. Felicidades. Eres más guapa en persona que en las fotos.
- Gracias. —Los saludé con la mano, sin saber muy bien qué hacer.
Jimin me guiñó un ojo y abrió la puerta del copiloto para que subiera.
El otro hombre sacó un teléfono celular y comenzó a tomar fotos. Jimin lo ignoró y corrió hacia el otro lado del vehículo. No habló hasta que estuvimos de vuelta en el camino.
- Ya no estamos lejos —dijo—. ¿Todavía vamos a Busan?
-Por supuesto.
-Genial.
Escuchar a Jimin hablar sobre nuestro primer encuentro dio un nuevo giro a las cosas. Esa conversación despertó mi curiosidad. El hecho de que me eligió de algún modo esa noche... No creo que esa posibilidad se me ocurriera antes. Pensé que habíamos dejado que tanto tequila nos embotara el pensamiento y de alguna manera caímos en este lío juntos. Estaba equivocada. Había más en la historia. Mucho más. La renuencia de Jimin para responder a ciertas preguntas me hizo pensar.
Quería respuestas. Pero tenía que ir con cuidado.
-Siempre es así para ti? —le pregunté—. ¿Ser reconocido? ¿Teniendo gente acercándose a ti todo el tiempo?
- Ellos están bien. Los locos son una preocupación, pero lo controlas. Es parte de mi trabajo. A la gente le gusta la música, así que...
Un mal presentimiento se deslizó a través de mí.
- Me dijiste quien eras esa noche, ¿verdad?
- Sí, por supuesto que sí. —Me dio una mirada sarcástica, juntando sus cejas.
Mi mal presentimiento se marchó, sólo para ser reemplazado por la vergüenza.
- Lo siento.
-Jeongyeon quería que supieras en qué mierda te metías. Dijiste que realmente te gustaba, pero no estabas interesada en mi banda. —Jugó con el equipo de música, con otra media sonrisa en su rostro. Pronto una canción que no conocía sonó tranquilamente por los altavoces—. Te sentiste muy mal por eso, en realidad. Te disculpaste una y otra vez. Insististe en comprarme una hamburguesa y una malteada para compensarlo.
- Prefiero las baladas.
- Créeme, lo sé. Y deja de pedir disculpas. Tienes permitido que te guste lo que te dé la gana.
- ¿Fue una buena hamburguesa y una buena malteada?
Me dio un encogimiento de un solo hombro.
- Estuvo bien.
- Ojalá recordara.
Resopló.
-Siempre hay una primera vez.
No sé qué se apoderó de mí. Tal vez sólo quería ver si podía hacerlo sonreír. Con una rodilla debajo de mí me quité una de las correas del cinturón de seguridad, me levanté y le di un beso rápido en la mejilla. Un ataque sorpresa. Su piel era cálida y suave contra mis labios. El hombre olía mucho mejor de lo que tenía derecho.
- ¿Por qué fue eso? —Me preguntó, lanzándome una mirada con el rabillo de sus ojos.
- Por sacarme de Suwon y de Seul. Por hablar conmigo esa noche. —Me encogí de hombros, actuando como si no tuviera importancia—. Por muchas cosas.
Una pequeña línea apareció sobre el puente de su nariz. Cuando habló, su voz era brusca.
- Correcto. No hay problema.
Su boca se quedó cerrada y llevó su mano a la mejilla, tocando donde yo había estado. El ceño fruncido y miradas de reojo continuaron durante bastante tiempo. Cada una de ellas me hizo pensar un poco más sobre Park Jimin se hallaba tan asustado de mí como yo de él. Esta reacción fue incluso mejor que una sonrisa.
La casa de madera y piedra se levantaba entre los arboles, asentada en el borde de un acantilado, el lugar era impresionante en un nivel completamente diferente a la mansion en los angeles. Por debajo el mar lucia espectacular.
Jimin salio del coche y se acercaba a la casa jugando con un juego de llaves que saco de su bolsillo. A continuacion abrio la puerta principal, luego se detuvo para marcar los numeros en el sistema de seguridad.
- ¿vienes? — Grito.
Me demore al lado del coche mirando hacia la magnifica casa. El y yo solos. Adentro. Mmm. Las olas rompian en las rocas cercanas. Juro que podia oir el oleaje de un acompañamiento orquestal no muy lejos en la distancia. El lugar era decididamente atmosferico. Y ese ambiente era puro romance.
- ¿cual es el problema?
- nada yo solo.. Bueno — no se detuvo. No supe lo que pasaba hasta que me encontre colgando boca abajo sobre su hombro como la manguera de un bombero.
- Mierda ¡Jimin!
- Relajate
- ¡vas a dejarme caer!
- No te dejare caer deja de retorcerte —dijo presionando contra la parte posterior de mis piernas. — ten un poco de confianza
- ¿que estas haciendo? — pase mis manos contra el trasero de sus vaqueros.
- Es tradicional llevar cargando a la novia atravez del umbral.
- ¡No asi!
Me acaricio la nalga en la que tenia su nombre en ella.
- ¿porque quieres que empecemos a ser convencionales ahora eh?
- pense que estabamos siendo amigos
- esto es amistoso, probablemente deberías dejar de agarrar mi trasero o podria tener una idea equivocada sobre nosotros despues de ese beso en el coche.
- no estoy agarrando tu trasero — me queje y deje de usar sus nalgas para sostenerme. Como si fuera culpa mia la posision en que me había puesto no me dejo otra alternativa mas que agarrarme a su firme trasero.
- por favor estas completamente sobre mi. Es repugnante.
Me reí a mi pesar.
- me pusiste sobre tu hombro idiota. Por supuesto que estoy completamente sobre ti.
Subimos los escalones, luego pasamos por el amplio patio de madera y entramos a la casa. Tenía pisos de madera de un rico color café y cajas de mudanza, montones y montones de cajas de mudanza. No pude ver mucho más.
- Esto podría ser un problema —dijo.
- ¿Qué cosa? —pregunté, todavía boca abajo, mi cabello obstruía mi vista.
- Espera. —Con cuidado, me enderezó, poniéndome de pie en el suelo. Toda la sangre dejando mi cabeza me hiso tambalear. Me agarró por los codos, sosteniéndome en posición vertical.
...
Recuerdan que puse en mi tablero cuál historia querían que actualice primero, pues gano I am NOT a sensitive peeero actualice los dos porque... Yolo.
Dato curioso: está historia no la iba a adaptar al JeongMin, la iba hacer NayGi (osea Nayeon x Yoongi) y escort iba a ser JeongMin pero decidí que sería al revés.
Bueno, Once, vaya a darle muuuucho amor a Jeongyeon y dar muchooo pero muchooo apoyo al nuevo comeback de Twice!!!
PD: por fin te cumplí _choi_73
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