Capítulo: 11

— Correcto. Bueno...

Ambos me miraron, caras tensas, esperando que estallara en lágrimas o algo. No iba a pasar.— Está bien -dije, dando lo mejor de mí por creerlo.

— Seguro

Jimin metió las manos en sus bolsillos.

— No es siquiera una fotografía tan clara.

— No, no lo es -concordé. La lástima
en sus ojos fue más de lo que pude soportar -.Discúlpenme un minuto.

Afortunadamente, el baño más cercano se
encontraba a solo una corta carrera. Aseguré la puerta y me senté al borde del jacuzzi, tratando de hacer mi respiración lenta, tratando de mantener la calma. No había nada que pudiera hacer. La fotografía ya estaba circulando. Esta no era muerte
y desmembramiento. Era una estúpida fotografia mía en una posición comprometedora mostrando más piel de la que me gustaba, pero y qué? Gran cosa. Acéptalo y continúa. A pesar del hecho de que todos los que conocía probablemente la verían, peores cosas habían pasado en las historia del mundo. Solo necesitaba ponerlo en contexto y mantenerme calmada.

—Jeongyeon? - Jimin tocó ligeramente en la puerta -Estás bien?

— Si. -No. No realmente.

— Me dejas entrar?

Le di a la puerta una adolorida mirada.

— Por favor.

Lentamente, me paré y quité el seguro. Jimin caminó dentro y cerró la puerta detrás de él.
Sin coleta hoy. Su Rubio cabello colgaba hacia abajo, enmarcando su cara. Tenía tres pequeños pendientes plateados en una oreja jugando a las escondidas detrás de su cabello. Los miré porque encontrarme con sus ojos estaba fuera de cuestión.
No iba a llorar. No sobre esto. Qué demonios le pasaba a mis ojos últimamente? Dejarlo entrar había sido tonto.

Me miró con un intenso ceño fruncido.

— Lo siento.

— No es tu culpa.

— Si, lo es. Debí de haberte cuidado mucho
mejor.

— No, Jimin. -Tragué fuertemente- Ambos
estábamos ebrios. Dios, esto es tan espantoso, y vergonzosamente estúpido.
Solo me miró.

— Lo siento. Oye, tienes permitido estar-molesta. Ese era un momento privado. No debería-de estar por ahí.

— No-concordé-, Yo... en realidad, me
gustaría estar sola por un minuto.

Hizo un ruido como gruñido y de repente sus brazos estaban alrededor mío, jalándome contra él. Me tomó con la guardia baja y tambaleé, mi nariz chocando contra su pecho. Dolió. Pero olía bien.

Limpio, masculino y bueno... familiar. Una parte de mi recordaba haber estado tan cerca de él y era reconfortante. Algo en mi mente decía "seguro".

Pero no pude recordar cómo o porque.
Una mano se movió incansablemente por mi espalda.

— Lo siento -dijo- Malditamente lo siento.

La amabilidad era demasiado. Estúpidas lágrimas afloraron.

— Dificilmente le muestro mi trasero a alguien y ahora está por todo el internet.

— Lo sé, bebé.

Descansó su cabeza en contra de la cima de la mía, abrazándome apretadamente mientras yo balbuceaba en su playera. Tener a alguien en quien sostenerme ayudaba. Estaría bien. Profundamente sabía que lo estaría. Pero en ese entonces no podía ver mi camino claro. Estando aquí con sus brazos a mi alrededor se sintió correcto.
No sé cuando empezamos a mecernos. Jimin me balanceó gentilmente de lado a lado como si estuviéramos bailando alguna canción lenta. La abrumadora tentación de quedarme asi con mi cara presionada en su camisa fue lo que me hizo alejarme, tenia que calmarme. Sus manos se asentaron ligeramente en mis caderas, la conexión
no rota completamente.

— Gracias

— Está bien. -El frente de su camisa tenía un parche de humedad gracias a mi.

— Tu camisa esta toda empapada.

Se encogió de hombros.

Lloraba feo. Era un don mío. El espejo lo
confirmaba, ojos rojos demoniacos y mejillas sonrojadas rosa fluorescente. Con una sonrisa torpe-me alejé de él y sus manos cayeron de vuelta a sus costados. Rocié mi cara con agua y la sequė en una toalla mientras él estaba de pie sin hacer nada,-frunciendo el ceño.

— Vamos a dar un paseo -dijo.

— De verdad?

Le di una mirada dudosa. Jimin y yo solos? Dado a la situación matrimonial y nuestros preciados encuentros sobrios no parecía el plan más inteligente.

— Si.-Frotó sus manos juntas, mostrándose
muy entusiasmado-. Solo tú y yo. Estaremos fuera por un tiempo.

— Jimin como dijiste ahí afuera, no creo que esa sea una buena idea.

— Quieres quedarte en Seúl? -se burló.

— Mira, has sido realmente dulce desde que
entraste por esa puerta. Bueno, excepto lo que le dijiste a Taehyung sobre que te vomite encima. Eso fue innecesario. Pero en las veinticuatro horas previas me dejaste sola en una habitación, saliste con una fanática, me acusaste de tratar de acostarme con tu hermano y me lanzaste a tu cuadrilla de abogados encima.

No dijo nada.

— No que es que el que te vayas con una
fanática sea de mi incumbencia. Por supuesto.

Giró en sus talones y caminó hacía el otro lado del-baño, sus movimientos tensos y enojados. A pesar de que era cinco veces el tamaño del baño en mi casa, aun no dejaba suficiente espacio para una confrontación como esta. Y estaba entre la puerta y yo. Porque de repente salir parecía un movimiento inteligente.

— Solo les dije que prepararan el papeleo-dijo.

—Y seguramente lo hicieron. -Puse las manos en mis caderas, de pie en el piso- No quiero nada de tu dinero.

— Lo escuché.-Su cara estaba cuidadosamente-en blanco. Mi declaración no provocó en él la incredulidad o burla que tenía en su apropiada bravuconería.

Afortunadamente para él. Dudé que
me creyera, pero al menos estaba dispuesto a pretender

— Están redactando nuevos papeles.

— Bien. -Lo miré-. No tienes que compensarme. No hagas suposiciones como esa. Si quieres saber algo, pregunta. Y nunca vendería la historia a la prensa. No haría eso.

— Está bien. -Se recostó contra de la pared,
inclinando su cabeza hacia atrás para mirar arriba a nada-. Lo siento -le dijo al techo. Estoy segura que el estucado lo apreciaría inmensamente.

Cuando no di ni una respuesta, su mirada
eventualmente me encontró. Tendría que ser incorrecto, o por lo menos inmoral, ser tan hermoso. La gente normal no tenía oportunidad.

Mi corazón tomaba una clavado cada vez que lo miraba. No, un clavado no lo cubría. Era una caía en picada.

Dónde se encontraba Nayeon para que me dijera que estaba siendo melodramática cuando más la necesitaba?

— Lo siento, Jeongyeon -repitió-. Sé que las
últimas veinticuatro horas han sido una mierda. Ofreciéndote salir de aqui por un tiempo fue mi forma de tratar de hacer las cosas mejor.

— Gracias -dije- Y también por venir aquí
para ver como estoy.

— No hay problema. -Me miró, sus ojos
expuestos por primera vez. Y la honestidad en su mirada cambió las cosas para mí, el breve destello-de algo más. Tristeza o soledad, no lo sé. Un tipo de-agotamiento que estaba ahí y se fue antes de que yo lo pudiera entender. Pero dejó su marca. Había mucho más de este hombre que un bello rostro
y un gran nombre. Necesitaba recordar eso y no hacer mis propias suposiciones.

— Realmente quieres irte?-pregunté-. De
verdad?

Sus ojos brillaron con diversión.

— Por qué no?

Le di una sonrisa precavida.

— Podemos hablar sobre lo que sea que necesitemos, solo tú y yo. Necesito hacer unas cuantas llamadas luego nos dirigiremos lejos, Está bien?

— Gracias. Me gustaría eso.

Con un asentimiento de despedida, abrió la puerta y caminó de vuelta afuera. Él y Taehyung hablaron en voz baja sobre algo en la sala. Tomé la oportunidad para lavar mi cara una vez más y peinarme concon
los dedos el cabello por casualidad. Habia llegado el momento de que tomara el control. En realidad, estaba muy atrasada. Qué estaba haciendo, rebotando de un desastre a otro?

Esa no era yo.

Me gustaba estar en control, tener un plan. Tiempo para dejar de preocuparme sobre lo que no podía cambiar y tomar acciones decisivas sobre lo que sí podia. Tenía dinero ahorrado. Uno de estos días mi pobre carro viejo moriría y en consecuencia había estado haciendo planes. Porque una vez que el invierno llegará, y las cosas se vuelvan heladas, grises y húmedas,caminar no siempre me atraería.

El pensamiento de usar mis ahorros no no me llenó de regocijo, pero había medidas de emergencia y cosas asi.

Los abogados de Jimin redactarían papeles sin el dinero y los firmaría. No volverían a asustarme con ello. Sin embargo, estar en el ojo público por unas semanas estaba bien dentro de mis capacidades.

Solo necesitaba hacer una pausa y pensar por un momento en vez de reaccionar. Era una chica grande y podía hacerme cargo de mi misma. Había llegado el momento de probarlo. Iré a dar un paseo con él, poniendo en orden lo básico, y me habré
ido, primero en unas escondidas vacaciones, y luego de vuelta a mi muy ordinaria y bien ordenada vida desprovista de cualquiera intervención de una estrella del K-pop.

Si.

— Dame las llaves del Jeep-dijo, poniéndose en guardia en contra de Taehyung en la sala.

Taehyung hizo una mueca de dolor.

— Estaba bromeando sobre regalar carros.

— Vamos. Deja de quejarte. Conduzco la moto y no tengo un casco para ella.

— Está bien. -Con una cara amargada, Taehyung depositó las llaves de su carro en las manos estiradas de Jimin. - Pero solo porque me agrada tú esposa. Ni un rayón, Me escuchaste?

— Si, sí. -Jimin giró y me vio. Un indicio de una sonrisa curveó sus labios.

Excepto por el primer día en el piso del baño, nunca lo había visto sonreir, nunca siquiera lo había visto estar cerca. Esta simple acción hizo que me iluminara. Mis rodillas temblaron. Eso no podia ser
normal. No debería estarme sintiendo cálida y feliz solo porque él lo estaba. No podía permitirme tener algún sentimiento por él. No si quería salir de esta en una sola pieza.

— Gracias por aguantarme hoy, Taehyung.

—El placer fue todo mío-arrastró las palabras-Segura que quieres irte con él,-pequeña novia?. -El maldito retardado te hizo llorar. Yo te haré reír.

La sonrisa de Jimin desapareció y avanzó a mi lado.

Su mano se asentó ligeramente contra la base de mi columna, el calor me atravesó aun con las capas de ropa.

— Nos vamos de aquí.

Taehyung sonrió y me guiñó.

— A dónde vamos?-le pregunté a Jimin.

—Acaso importa? Vamos solo a conducir.

...

Domingo de actualización, je.
















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