Capítulo 3: Supervivencia
Desaceleré porque no daba más de tanto correr, y además mi barra de hambre iba a descender más rápido. Para colmo, empecé a ver a lo lejos grupos de gente moviéndose en mi dirección entre los árboles. Preferí mantenerme oculto entre las hojas y escalé un árbol bajo hasta la copa. Me apoyé en las hojas, intentando ver el humo de alguna fogata. ¿Habrían fogatas? ¿Estaría en una versión actualizada de Minecraft o no?
Esas dudas se disiparon al ver unas ligeras corrientes de humo ascender a lo lejos, aunque iban un poco en diagonal. Enseguida lo sentí, también había viento. Por ahora, una ligera brisa, por suerte. Miré las nubes, nada indicaba que lloviera. Y miré que tan alto estaba.
Mas o menos unos 6 bloques.
Eso sin caída de pluma me dejaría con un corazón menos, pero si ahora era el mundo real versión Minecraft, me aterraba la idea de romperme un hueso. ¿Existirían los medicamentos? ¿Las vendas? ¿Los yesos? Definitivamente no quería averiguarlo de esta forma...
-Ok, es momento de hacer parkour como en el juego. -Pensé. Levanté la mirada al árbol más cercano y salté a el.
Por un momento extendí los brazos pero al final caí de pie sobre las hojas. Tras calmar mis latidos salté otra vez. Y otra vez. Y otra, y otra, en dirección a esa aldea. Fueron muchos arboles hasta que llegué finalmente.
Tal cual, era una aldea actualizada de la versión 1.14 de Minecraft. Cabañas y casas construidas con madera de pino o abeto, con trampillas decorando las ventanas. Podía ver la cabaña de donde venía el humo de fogata. Con su pequeño redil de cerdos, estaba seguro que era del carnicero. Y junto a esta, estaba un pequeño puesto con una afiladora. Bajé usando un techo para no lastimarme y enseguida me puse a recorrer sorprendido por todo. Vi las casas y por primera vez entré yo mismo a una casa de aldeano, que era tal cual la del juego con su cofre y todo. Y ya que nadie me veía lo vacié. Comida y semillas, y brotes de abeto, algo es algo.
Me guardé todo en los bolsillos y me crucé de frente con un aldeano. En este caso, uno que no tenía trabajo. Me quede viéndolo boquiabierto, se sentía superraro ver a uno enfrente tuyo, con su cabeza pelada y su narizota. El aldeano me rodeó y se dirigió hasta la afiladora que vi antes y apenas la tocó su ropa comenzó a transformarse hasta adquirir la apariencia de un armero, y luego se volteó a verme haciendo un clásico sonido de aldeano.
-¿Estás interesado en comprar algo? ¿Una espada tal vez? ¿O un hacha? -Fue lo que me dijo.
Sonó como un NPC de algún RPG, con una voz rasposa pero nada desagradable. Lo rechacé con un gesto amable y seguí caminando, aún en shock por haber interactuado con un aldeano. Y el shock solo aumentó porque sin querer me choqué con una enorme espalda.
Era un gólem de hierro.
Retrocedí dos pasos y el titan de hierro volteo a mirarme, confundido. Me quedé asombrado viéndolo, y también muy asustado. El gólem se agachó para mirarme mejor y reprimí el impulso de sacar la espada para protegerme. Tenía mucho miedo de que ese coloso se enojara por golpearlo así que solo tomé una flor roja del suelo que suelen darle a los aldeanos, se la di, y rápidamente me escondí tras una casa. Al ver que no me perseguía suspiré y seguí recorriendo la villa. Me crucé dos casas muy altas cerca del pozo central, una con escalera exterior y otra que no la tenía. Entré a esta última y era la casa de un cartógrafo, que me volteó a ver sorprendido. Fue un momento bastante incómodo, creí que la casa estaría vacía. Me disculpé y cerré la puerta. Al voltear vi un par de niños aldeanos corriéndose entre ellos y se me fue una sonrisa. Dicha sonrisa se amplió al ver una casa que conocía bien. Con dos afiladoras decorando la puerta y un balconcito de tierra con flores, era una especie de casa de herrero cuyo cofre de su interior siempre tenía loot valioso. Corrí a esa casa y al ver que no había nadie me encerré ahí dentro, emocionado.
-No puede ser, sí la encontré. Podre tener hierro, ¡o diamantes! -Me dije sin dejar de mirar el cofre.
Enseguida abrí el baúl y encontré lo que esperaba, y un poco más. Un pico de hierro, lingotes de hierro y un par de lingotes de oro que incluso tuve que sacar con las dos manos porque eran realmente pesados. Un par de brotes de pino también pero desgraciadamente no había diamantes. Al menos me encontré una montura en su lugar. Tampoco estaba tan mal, son algo escasas a menos que pases mucho tiempo jugando y creo que pocos suben al aldeano peletero (el que usa el caldero) de nivel si no saben que da eso. Todos los items estaban acomodados en una interfaz típica de cofre que salió del mismo apenas lo abrí. Me guardé todo en los bolsillos y salí rápido de la casita para disimular el robo. Encontré más bayas y las recolecté, pero de pronto oí como alguien ponía bloques cerca. Me oculté tras una casa y vi a un chico haciendo una columna de madera detrás del gólem para atacarlo. Después de trepar, sacó una espada de madera con la que le dio un golpe en la cabeza, notando al instante notó que no le hacía nada con su espadita. De hecho se partió contra la dura cabeza del gólem. El bicho de hierro no dudó en levantar sus brazos, agarrar al jugador con sus manos y aplastarlo contra el piso. Volteé la cabeza del susto y cuando volví a mirar tras el estruendo, había un pequeño agujero en la tierra con un montón de ítems tirados y un pequeño orbe de experiencia...
El gólem lo había matado sin dudar ni un segundo.
Aún en shock me acerqué al lugar. Dudé un poco en agarrar sus cosas pero lo hice. Porque alguien más lo haría si no. No tenia mucho, madera, comida y poco mas. Absorbí el orbe de experiencia por así decirlo aunque no me sentía distinto. Luego de limpiar la escena quise tomar los restos de la espada de madera pero desaparecieron. Me tomé unos instantes mirando el agujero, hasta que me volteé y vi que el gólem estaba detrás de mí viéndome, confundido. Me sobresalté un poco, pero sólo suspiré y me quedé mirándolo.
-No pasa nada. Solo quise... Bueno, no sé por qué quise hacer esto. -Le dije. -No hiciste nada malo, creo.
Por supuesto no me respondió. Me levanté y decidí irme porque no me sentía seguro. Más personas iban a llegar y tenía que alejarme para equiparme. Le hice un gesto de despedida al gólem y me fui del pueblo caminando rápido, no sin antes talar un par de arboles para conseguir madera extra, nunca estaba de más. Hice una columna de bloques para subir a uno de los pinos y talarlo desde arriba, pero sentí una flojera increíble al ver que tendría que subir de nuevo con más bloques. Y se me ocurrió algo. Hice losas con la madera que tenía y puse una por bloque, dejando un espacio por donde comprobé que podía pasar la mano.
Y así hice una escalera de losas que en el juego seria imposible que sirva (sin mods claro) pero que en este juego, me resulto muy útil.
De un salto subí y talé otro árbol y cuando bajé recordé que como tenía hierro ahora podía hacerme un escudo, y eso hice. Era bastante pesado, no había pensado en eso. Steve cargaba con millones de cosas y podía correr igual. Y aunque sí me sentía más fuerte de lo normal, quizás porque yo también me ''minecrafticé'' junto al mundo entero, seguía sin ser Steve. Recogí la mesa e iba a irme hacia unos animales que vi pero la punta de una espada hizo presión en mi espalda.
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