Capítulo 16: Miedo a matar (Parte 2)

Corrí a por mi equipo y tomé los baldes que tenía para juntar agua. Cuando me asomé por la ladera de la montaña vi al gólem arder y derretirse en un charco de lava mientras las demás casas ardían, además de un granjero en llamas que corrió y se tiró en la fuente. Creo que era Rob. Bajé enseguida e intenté apagar el fuego con uno de mis baldes, pero me encontré al mismo sujeto con cuero de antes esta vez asesinando a Mike, el herrero de armaduras, con su espada. Me quedé de piedra al ver al aldeano caer al piso y desvanecerse. Ambos cruzamos miradas, yo asustado y él furioso.

-¡Esto es por lo que le hiciste a mi hermano! -Gritó el chico de cuero cuando me vio, y se abalanzó sobre mí.

Le tiré el balde a la cara, que rebotó, y chocamos nuestras espadas. En el apuro me había dejado el escudo así que solo tenía mi espada de hierro. Oía los gritos de los aldeanos, aterrados por el fuego y los mobs que se acercaban. Puertas cerrarse y golpes contra zombis y contra madera. Un zombi se nos cruzó durante la pelea y el desgraciado me intentó apuñalar a través de él. Milagrosamente no me dio pero aparté el cuerpo del zombi y lancé muchos cortes con mi espada. Salieron pequeñas chispas de nuevo cuando nuestras espadas chocaron y le encajé un puñetazo con mi mano libre, además de que lo empujé contra una casa en llamas y le quemé parte de la cara cuando se la golpeé contra la pared ardiente. Su grito de dolor por quemarse me dio algo de satisfacción mientras volvía a atacarlo. Él también intentó golpearme con madera ardiendo y me quemó parte del brazo izquierdo, por lo que lo agarré e intentamos tirar al otro a la zanja con puentecitos donde tiré a los zombis en el asedio de la otra vez, aunque ninguno cayó. Por descuidado al parar uno de sus golpes me comí un espadazo que rozó mi mejilla y me sacó sangre. Caí al piso tras un golpe en el casco y el chico intentó rematarme, pero alcancé el balde de hierro que había caído cerca y se lo encajé en la cabeza. Por poco perdía mi espada. Me levanté y le puse el balde de sombrero, metiéndole varios golpes violentamente hasta que me lanzó una estocada que me rajó el costado del peto. Me aparté y él se quitó el balde de la cabeza. Corrió hacia mí, pero yo puse un bloque en medio de los dos que lo detuvo y a mi me dio tiempo de apoyarme sobre mi mano libre para pasar sobre el bloque y patearlo fuertemente contra el pasto en llamas. Se levantó y continué atacando queriendo no matarlo pero a la vez sí. Le hice un par de tajos grandes en la pechera de cuero, y nuestras espadas chocaron cada vez más rápido hasta que un acto reflejo para protegerme le corté la mano.

El puño cayó sobre el pasto con un golpe seco. La impresión me hizo retroceder mientras lo veía tambalearse y gritar aterrado. De milagro no vomité. El chico gritaba mirándose el muñón hasta que Dave apareció, le lanzó una piedra a la nuca e intentó apuñalarlo. Pero el tipo de cuero consiguió desviar su espada con la suya y con un movimiento rápido lanzó su espada hacia Dave. Impactó directo en su pecho.

Sentí como si el momento pasara en cámara lenta. Dave me miró mientras moría, con una mirada llena de dolor, miedo y tristeza. Verlo caer al suelo y soltar su espada fue suficiente para mí. El dolor y la ira me desbordaron. Grité furioso y corrí contra el cobarde. Atravesé su armadura por el frente como si fuera de papel y lo levanté un poco con el impulso de mi embestida. Hice más grande el tajo en su cuerpo moviendo la espada dentro de él, haciéndolo sangrar y gritar de dolor hasta que le arranqué la espada violentamente de la espalda para hacerlo caer de un golpe en el rostro. Hasta saltó un chorro de sangre directo hacia mi armadura. Fue cuando volteó su rostro ensangrentado y quemado hacia mí, y vi su mirada perder la vida, que me di cuenta lo que había hecho.

Había asesinado a alguien.

En el mundo normal me llevarían preso. Pero aquí solo estaba el dolor moral y emocional, que no sabía si era peor o mejor...

Miré hacia donde estaba Dave pero... ya no quedaba nada. Solo quedaba la espada de hierro de ese maldito clavada en el piso junto a su espada de piedra. No tuve mucho tiempo de sufrir ya que los zombis me atacaron. Aguantando las lagrimas pude luchar y matarlos, pero cuando busqué ya no quedaban aldeanos que salvar. Intenté salvar a Rob que forcejeaba en la fuente con unos zombis, pero cuando lo alcancé ya era uno de ellos. En todos los aldeanos zombis vi la cara de terror de Dave, lo que hizo mas difícil la tarea. Cada vez me cansaba más, seguramente por el humo y las heridas, y cuando ya quedaban pocos directamente fui a refugiarme en mi madriguera donde me quité la armadura, comí algo para curarme y... me quebré. Lloré finalmente, descargué todas las emociones que tenia encima. Ira, miedo, angustia, dolor... Mi almohada quedó empapada de los dos lados. Lloré hasta que me cansé. Solo así pude pasar la noche.

Al día siguiente apenas quedaban mobs en la aldea, quemándose por la luz solar. Salí totalmente equipado por si acaso, de hecho me dio miedo hasta abrir la trampilla. La aldea estaba desierta, quemada casi por completo. Por un momento me alegré de que los cuerpos se desvanecían al morir. No soportaría ver a la aldea masacrada. Revisé casa por casa en busca de alguna pista de algún superviviente, encontrándome el monóculo que le había regalado a Iván cerca de la herrería. La madera casi se había extinguido por completo por el fuego. Solo quedaban paredes sueltas de terracota y piedra, sin aldeanos. En otra casa encontré espadas de madera algo quemadas que se deshicieron cuando las toqué. Los aldeanos seguro intentaron luchar sin éxito. Las espadas de anoche seguían en su lugar y tomé la de Dave. Lo intenté mejor dicho, porque al verla volvió su recuerdo de como me miró antes de morir y casi lloro de nuevo. El equipo de ese cobarde todavía yacía en el suelo y lo arrojé todo a la lava, lo único que me guardé de él fue una ballesta y un mechero, junto a un poco de comida. Repasé con la mirada la aldea en ruinas desde la montaña.

Aunque no había conocido tanto a los aldeanos sí había hecho un amigo. Y lo había perdido por no haber reaccionado a tiempo. Eso y la mirada sin vida que ese cobarde me lanzó antes de irse me perseguirían para siempre. Ya no podía quedarme en la aldea. Fui a mi refugio, desayuné algo y revisé mi cuerpo. No tenía heridas graves, los cortes que me hicieron ya se habían secado. Revisé mis cofres y quemé todo lo que no me servía o no quería llevarme en la herrería. Volví a tomar las cosas del cofre de la herrería, que creí habrían robado. Ese enfermo solo habia vuelto por venganza y no se quiso llevar nada mas. Miré con tristeza esos dos diamantes y los convertí en una nueva espada que me puse en la espalda junto a mi espada de hierro reforjada. Reparé mi armadura con las piezas de antes y me hice un escudo nuevo antes de irme. También tomé la espada de Dave y la guardé en mi inventario, decidí conservarla como recuerdo.

Un recordatorio de que nunca más dejaría que algo así me pasara de nuevo.

Finalmente, con el inventario lleno, abandoné la aldea en busca de un nuevo hogar.

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