Estas embarazada de Gilbert
Notas:
(t/n): tu nombre
Y ya está, disfrútenlo.
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–Gil-Gil, Gil-Gil despierta...– la chica le movía suavemente obteniendo ronquidos como respuesta.
–Soy awesome y el mundo lo sabe.– del tranquilo sueño que tenía emitía unos leves ronquidos.
–¡Gil despierta de una vez!– al ver que moverlo con suavidad no servía le empezó a dar leves golpes en la cara.
Consiguiendo que el alemán empezara a hablar en sueño.
–Francia deja de darme golpes...– seguía roncando con algunos gruñidos añadidos.
–¡Gilbert Beilschmidt!– gritó la chica ya cansada de intentar despertarlo.
Pero ni aun con esas conseguía levantar al auto considerado prusiano.
-Tu lo has querido...– cogió delicadamente a Gilbird que dormía tranquila en una canastita al lado de su cama.
–Si no te levantas ahora y vas a comprarme unas cerezas con chocolate Gilbird no saldrá bien parado.– acariciaba al pollito mirando a su esposo.
El "prusiano" sintió una sensación de peligro por parte de su pollito y despertó de golpe.
–¡¿Que le pasa a mi Gilbird?!– miró a las manos suaves de su amorcito que sostenían al pequeñín.
–Que saldrá mal parado si no me vas a comprar chocolate y fruta ahora.– comentó con una amable sonrisa.
–¡Voy ahora! ¡Pero no le hagas nada al pequeño Gilbird!– respondió rápido levantándose de la cama.
–Así me gusta.– la chica observó como el prusiano se vestía con rapidez resbalándose en el proceso, para después salir apresuradamente de casa sin siquiera mirar la hora que era.
Con el único pensamiento de que las mujeres eran temibles o al menos la suya lo era.
Después de un largo rato buscando por casi todo el barrio oscuras Gilbert encontró una tienda veinticuatro horas donde por pura casualidad se encontraba un inglés malhumorado comprando galletitas para su esposa al igual que él.
–¿Gilbert? ¿Qué haces aquí?– preguntó el inglés pagando las galletas.
–Bueno una mujer bipolar más una amenaza convincente me han llevado a estar aquí comprando chocolate a las 4 de la mañana.– escogió el primer chocolate que encontró e igual con las cerezas.
–Parece que estás como yo...– comentó el inglés con notorias ojeras por la falta de sueño.
–Si, aunque habitualmente no es así es la mujer más dulce y amable que puedas conocer y cuando estuve enfermo me mimo más de lo que debería.– recuerdos bonitos invadían su mente olvidando por un segundo los caprichos de su mujer.
–Se nota que estás muy enamorado.– sonrío un poco al ver la expresión soñadora del albino.
–Si, es el amor de mi vida.– el albino pago el chocolate y salió hablando junto al inglés hasta que sus caminos se separaron
–Suerte salvando al pollito.– el inglés se despidió con una sonrisa burlona.
–Y tu suerte para salvar tus cejas.– comentó también burlón mientras se despedía del rubio.
El albino corrió hacia su casa y entró de un portazo.
–¡¿Gilbird estas bien?!– la escena que vio por poco hace que le explote el corazón.
Gilbird reposaba en el pecho de (t/n) mientras la chica dormía plácidamente.
–Kesesesese, al final se quedo dormida.– depósito un suave beso en la frente de su mujer y dejo el chocolate en la alacena.
–¿Gilbert llegaste?– escucho a su mujer desde la cocina.
–Si, el grandioso yo te a preparado lo que querías, y si me disculpas me dormire.– se tiró a la cama cual saco de patatas mientras la chica reía.
–Gilbert, ¿no me vas a acompañar mientras lo tomo?– volvió a despertarlo.
–Uhm no, eso no está muy bueno.– dijo medio dormido.
–¡Eh!–
–Espero q Iggy haya tenido suerte...– susurró algo alto dejando que (t/n) lo escuchara.
–¿Iuygy?– habló con la boca llena de chocolate.
–Si, me encontré a Arthur en el supermercado.– comentó cansado observando a su bella esposa.
–Ya veo, perdón por hacerte ir hasta allí a estas horas se que estás cansando.– acarició los cabellos de su marido mientras seguía comiendo.
El albino no pudo evitar sonreír,dejo el plato vacío en la mesilla y atrapó a la chica en sus brazos para seguir durmiendo.
–Lo que sea por mi asombrosa esposa...– se durmió por fin tranquilo al satisfacer a su querida esposa.
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Espero que fuera de vuestro agrado.
Ciaooo~~~(*'▽'*)♪
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