CAPITULO 18: Reunion

Cuando desperté, ya me había aliviado, con la esperanza de poder irme y que mi pequeño estuviera bien, trate de levantarme. Pero mi cuerpo no respondía. Estaba en mi cuarto completamente sola, exceptuando el cunero donde ansiaba que estuviera mí bebe. Pero por mas intentaba no lograba ni sentarme. Tenía miedo y la soledad de la habitación me perturbaba, no veía señales de mi bebe en ninguna parte.

-¡KARIN!

Empecé gritar desesperadamente, pero nadie respondía. Logre girarme un poco sobre la cama y vi el cunero vacío, mi bebe no estaba. Continúe gritando por un buen rato. Hasta que por la puerta entro una mujer rubia y de buen cuerpo. Preocupada se acercó a mí y me recostó nuevamente como si fuera una muñeca sin voluntad.

-¿Quién eres? ¿Dónde está mi bebe?

Ella solo me miro tiernamente, y empezó a acariciar mi cabeza mientas se sentaba en una silla al lado de la cama. Sus caricias me parecían reconfortantes, parte de un hogar. Aunque como dice Sasuke, yo no sé qué es eso.

-Soy Tsunade, la quinta Hokage, tus bebes está descansando.

-¿Mis bebes...?

-Si Sakura, tuviste gemelas. Se parecen mucho a ti, aunque te tuvimos que abrir. Ahora mismo estás sedada, fue una cirugía muy compleja y te va doler mucho cuando el efecto pase.

La miraba desconcertada, no la conocía, pero me daba confianza y parecía ser una mujer respetable.

-Gracias, espero no le hayamos causado problemas.

Ella empezó a reír descontroladamente y quien sabe de dónde saco una botella de sake y empezó a tomar. Mi ceja palpito, ahí estaba la señora respetable.

-Tú estabas desmayada y el idiota Uchiha, no apareció ni un segundo. Los únicos que me causaron líos fueron esos mocosos, sobre todo el imperativo de Naruto.

Naruto, otra vez ese nombre. El aire me empezaba a faltar y mi corazón se oprimía. Con gran pesadez moví mi mano hacia mi pecho como apoyo. Estaba en medio de un remolino de emociones, me encontraba emocionada por mis niñas, triste por el abandono de Sasuke y melancólica por esta mujer, Itachi y Naruto.

-No te preocupes Sakura, te ayudare a recordar, por eso estoy aquí.

Empecé a llorar profundamente. Desahogándome en los brazos de esta mujer que me reconforta de mil maneras. En la que veo a una madre. No sé cuánto tiempo llore entre sus brazos, pero todas mis preocupaciones se fueron con esas gotas saladas que estaban suprimidas en mi corazón, oxidándolo.

Al abrir mis ojos, un grupo de jóvenes me miraban emocionados, algunos con lágrimas y otros con una gran sonrisa en su rostro. No los conocía, de eso estaba segura. Pero aun así me dio un raro júbilo. Me senté rápidamente abochornada pero, al instante, di un ligero grito. Ahora entendía lo que me trataba de decir con que dolería mucho.

-¡Sakura-Chan, con cuidado!

El rubio, que se hacía llamar Naruto se me acerco rápidamente para tomar mi mano preocupado. Los demás hicieron un ademan de acercarse pero Naruto fue más rápido.

-Déjala tranquila, la estas asustando. - Una joven rubio de ojos celestes aparto un "poquito" violento a Naruto.

-Yo soy Ino Yamanaka, ninja de Konoha al igual que todos estos tarados de ahí - Hizo una pausa para señalar a todos los presentes en la habitación - Nosotros te conocemos, somos de la misma generación ¿sabes? - Yo solo negué, realmente no recordaba nada - Lo, lose. No recuerdas nada, eres una idiota ferrada y ahora esta son las consecuencias. - Sus ojos se humedecieron - Hokage-Sama, nos puso al tanto de tu situación, ella se tuvo que ir, tiene que cuidar una aldea, perdonara. - No hacía nada más que negar y asentir con la cabeza, estaba sorprendida - Siempre desee estar en tu parto, Sakura frentesota, pero en estas condiciones es muy triste. - empezó a llora. Quise abrazarla, pero era completamente desconocida para mí. Un chico de pálida apariencia se acercó abrazarla. Todos miraban la escena tristes. Al pensar las cosas no tenía por qué desconfiar de ellos. Porque en parte ellos estaban confiando en mí.

-Fea, hiciste llorar a Ino.

Un tic palpitaba en mi ceja. ¿Con que fea eh?

-¡Fea tu abuela! - Para su desgracia él estaba a mi alcance, así que logre ensartar un certero golpe en su cara de fantasma. La habitación se empezó de llenar de risas, los mire un rato desconcertada, pero después les acompañe, riendo como nunca antes lo había hecho.

-Bien, creo que hay que presentarnos chicos. - Dijo una linda chica de coletas, era como la perfección de una figura japonesa - Bien, yo soy Tenten, me alegra verte de nuevo Sakura. - En respuesta le sonreí.

-Yo soy Hinata Hyuuga, me alegra que este bien Sakura-chan -Era una chica hermosa como un día soleado.

-El gusto es mío Hina, háblame de tu, que al contrario yo soy inferior a ti.

-No, como crees, Sakura-Cha... - Paro para corregirse - No, Sakura. Ambas somos iguales y en dado caso tú eres más fuerte que yo.

Tan cálida y humilde, como «un lugar soleado». En definición, somos iguales.

-¡¡Mi flor de cerezo!! - un chico de cabellos negrecidos peinados en forma redonda, tan gracioso como un coco. Y unas cejas de bosques, tan pobladas, me abrazo. Caí adolorida en la cama, en estos momentos agradecía que fuera tan blanda. Todos lo separaron de mí y le dieron una santa golpiza, lo cual les agradecía mucho. Sí que me había dolido.

-Ese idiota, se llama Rock Lee, lo le hagas mucho caso. - Me explico Tenten.

-¡Eso dolió!

-¡Tu cállate!

-¡Falto yo para presentarme! - todos nos habíamos olvidado de Naruto que había caído desmayado después de la violencia de Ino... Ino... su nombre iba acompañado de algo, de eso estaba segura...

-¡¡Ino - cerda!!

-¡¡Sakura - frentesota!!

Ambas nos estábamos encarando. ¡¡Me había llamado Sakura - frentesota!!

-¡Yooooo, Soy NARUTO UZUMAKI, el más genial y guapo de los ninjas en este grandísimo mundo! - Naruto se había subido en mi cama, y grito en frente de nosotras rompiéndonos los tímpanos, era más ruidoso que una gata pariendo.

-¡Cállate, vas a despertar a los niños! - Karin que había entrado regaño a Naruto. En cada uno de sus brazos llevaba una manta rosa envolviendo la tibia y delicada piel de mis niñas. Al entrar Suigetsu la siguió cerrando la puerta, al parecer el, la abrió y al verlos así, se me figuraron una familia.

-El camino de la entrada a mi cama, se me hizo eterno y no dude que la estúpida de Karin iba en cámara lenta solo para molestarme. Por fin estuvo a mi lado y me acomodo con sumo cuidado en cada uno de mis brazos a mis pequeñas. Tan finas, pequeñas y dulces, con esa piel rojiza y arrugada por estar tanto tiempo protegidos, parecía una delicada flor. Ambas estaban dormidas y sus finas pestañas en cascada protegían sus ojos. Se movieron inquietas y de manera sincronizada abrieron sus ojos, unos pequeños renegridos y otros delicados verdosos como pasto. Me miraron con cierta incertidumbre y en repuesta les sonreí. Ellas hicieron lo mismo.

-¡Que hermosuras! ¡Sakura-chan déjame cargar una!

Antes de poder responder, Naruto ya cargaba una de mis crías. Las sujetaba con extremo cuidado y a pesar de haber tomado la iniciativa, se veía el temor en sus ojos de lastimarla. Sonreí enternecida y decidí confiar en él.

Observe a la que tenía en brazos, y la estuve arrullando por un rato. Hasta que con la misma agilidad de Naruto, Ino la aparto de mis brazos. Todos se hicieron en bolita para contemplar a mis niñas y ellas sonreían al pasar de brazo en brazo. No los conocía. Pero era extremadamente feliz de tenerlos aquí, a mi lado. Y con nombres en mi mente, debo tomar una decisión de cómo llamarles.

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