calma

Habían pasado ya tres semanas desde que el menor de los Hamada fuese dado de alta, cada jueves sin falta el grupo de héroes iba a visitar a Honey y Tadashi, entre flores, risas, lágrimas y disculpas, las tardes pasaban frente a las lapidas con los nombres de ambos héroes.

La culpa aún atacaba al menor del grupo, pero eso no impedía que siguiera. Honey había intentado que el mejorara y confiara en ella, él lo hacía. Aún cuando no iba con el resto del equipo, el joven acudía a visitar a ambos y contarles su día, como se sentía o solamente a llorar y pedirles perdón.

Las cosas habían mejorado considerablemente, en el trabajo, los jóvenes tuvieron un aumento de encargos, su graduación estaba cerca, eso les daría más tiempo a dedicarse a la empresa tiempo completo.

Gogo y Wasabi habían encontrado una linda casa cerca de la empresa, que en realidad no dudaron en comprar, aun así, la coreana quería seguir en aquel departamento donde pasó los últimos cinco años junto a la rubia. Con mucho esfuerzo y paciencia logró despegar cada una de las estampas de la última fiesta de etiquetas y guardarlas en una caja que llevaría consigo.

El rubio seguía siendo como siempre, tal vez un poco menos animado, había perdido a su amiga quien le hacía segunda, se sentía perdido de alguna forma, pero intentaba mantener a sus amigos felices y positivos.

Por otra parte, el menor de los Hamada había cambiado bastante, aunque no mantenía brillo en sus ojos, lograba sonreír de manera sincera y hermosa a vista de quien lo viese, su trabajo tanto en la universidad como en la empresa le quitaba todo el tiempo del mundo, claro que siempre sacaba dos horas de su día para hablar con su novio, apartaba los sábados no sólo para trabajar en la cafetería si no que para estar cerca del moreno.

La relación de los últimos dos había mejorado mucho, a decir verdad, por completo. La confianza que ahora tenían era increíble, habían logrado mantener una relación estable de un día para otro, después del increíble, pero increíble regaño que recibieron por irresponsables, el moreno había pedido amablemente, por no decir obligando, que contara toda la historia, quería saber cada detalle de la vida de su chino.

A pesar de que cada palabra, acción y situación que el Hamada menor había realizado era una cana verde en la cabeza del joven músico. Pero la situación no se podía quedar así, así que en respuesta el moreno le contó toda su vida, iniciando desde sus tatarabuelos, las decisiones que tuvo que tomar el moreno desde niño, cada palabra tuvo en resultado sonrisas y enojos por parte del mayor.

La relación entre Marco y Kyle había empezado de una forma rara, pero ahora podían decir libremente que eran pareja, a pesar de que ninguno de los dos pregunto en realidad.

Las cosas se podrían decir que iban mejorando aparentemente, los grandes héroes dejaron de patrullar, la base era un lugar secreto entre los jóvenes, era un refugio de una u otra manera que no querían mostrar a nadie más.

La situación entre civiles y héroes era muy cansada para los jóvenes, se volvieron "celebridades" después de todo lo sucedido.

Caótico también era una muy linda palabra para decir todo lo que pasaba cuando el grupo de amigos estaban juntos haciendo absolutamente nada.

—¿Las perdimos? — preguntó un alborotado azabache mirando a su amigo que estaba igual o peor

—Espero, ¡Pero todas nos persiguen por ti! no les importa Fredzila, sólo capitán encanto— el enojo en el más joven era de esperarse quien sólo miraba con cara de pocos amigos al rubio, quien sólo reía—. Ya, no te enojes Hiro, pero creo que es más fácil que digas que tienes novio, que es un músico mexicano ahora conocido en esta ciudad y que pues, te gustan los chicos, mínimo dejarían de insinuarse y pedirte hijos.

Era cierto, desde hace una semana varias chicas fanáticas de "Capitán encanto" le gritaban al más joven que fuera el padre de sus hijos aún si no los aceptaba, causando incomodidad en él y enojo en su pareja.

Con Miguel las cosas eran diferentes, no le agradaba para nada todos los tratos, insinuaciones y regalos que le daban todas esas chicas a su novio, pero no podía decir nada, ya que después de la presentación en la Universidad a él lo trataban de igual manera, pero estudiantes de su escuela, además de que había tenido una presentación como trabajo, iba por buen camino en su sueño. Aun así, no le gustaba nada como su chino se sonrojaba por otras personas. Así es, Miguel Rivera era un celoso de primera, pero no posesivo, cosa que le encantaba a su pareja y agradecía.

—Cállate, a él también le piden hijos, además de que sería más caótica la situación—murmuró con celos el más bajo recordando muchas de los gritos hacia su moreno—, a este paso no llegaré a mi examen—murmuró ahora preocupado.

—Tranquilo, yo seré distracción, ¡Tú corre como si no hubiese un mañana!, ¡ah no!, olvídalo tu herida —murmuró pensativo el rubio—, no tengo ideas amigo.

Ambos jóvenes se quedaron en silencio en aquel callejón, estaban escondidos de esas chicas, vaya forma de empezar el día.

—Por esta clase de cosas los superhéroes no dicen su identidad —murmuró enojado el rubio.

—Ninguno de nosotros la reveló, ni siquiera sé cómo sucedieron las cosas después de la pelea, desperté dos semana después—habló sincero el azabache.

—Hiro, de verdad necesitamos borrarles la memoria, por favor—el azabache miró enojado a su amigo, otra aventura que no tenía pies ni cabeza.

—No, no pienso ponerme el traje en al menos, no sé ¿cinco años? y mucho menos intentar recrear una receta de Honey...la última vez salió muy mal—susurró recordando, vaya momentos que había pasado.

Al final del día su vida no era tan diferente a la de cualquier adolescente, claro era un super genio empresario, con maestría y casi su doctorado, pero a pesar de ello era un chico cualquiera, con amigos geniales, que cada vez que se presentaba la oportunidad hacían estupideces sin más, amigos con los cuales podía contar. Tenía una relación hermosa con un chico increíble, realmente su vida no era diferente a la de otro de su misma edad.

—¿Quieres ir por tacos? estamos cerca, perderás ese examen, perooooo seguirás con ropa—sonrió el rubio abrazando a su amigo.

—Tengo una idea —el más joven hizo una publicación, con una foto de Fred y dando su ubicación, claro ahora tenía una red social para hacer ese tipo de cuartadas que, en dos días, había llegado a miles de seguidores.

Dando esa distracción y ver que el grupo de chicas se alejaba rumbo a ese establecimiento salió corriendo con cuidado de no sobre forzarse junto a su amigo y llegar a su preciosa Universidad a aplicar su examen.

Parecía un día normal de las últimas tres semanas.

......

—¿Ya me dejas ver?—el moreno se sentía intranquilo, tenía esa maldita venda desde hace como dos horas, ya le había dado sueño y comezón—, Vamos chinito, quiero ver, mínimo déjame ir al baño—eso había causado una risa en su pareja y sacarle una sonrisa al moreno mostrando su hoyuelo.

—No seas chillón Rivera, culo si te quitas la venda—gracias a Marco el mayor sabía perfectamente que frases decir para tener a su novio tranquilo, el decir "culo si" eran como llaves maestras para ambos mexicanos.

—Chingas a tu madre chino— nuevamente la risa del mayor quien intentaba no romper nada de lo que había hecho, mantener a su novio así le daba un alivio, debía terminar claro que sí, pero fue la única forma que encontró para poder dibujar al mayor y que este no se moviera—, mínimo dime que chingados haces, sólo escuchó un ruidito y no sé que es.

—Calma amor, sólo un poco más—en primera, que el mayor hablara de forma cariñosa hacía atontar a su pareja que sin reclamar nada aceptaba todo, que mandilón había salido.

—Sólo porqué quiero no porque me lo dices—habló "enojado" y con burla el menor.

Después de unos diez minutos donde el mexicano realmente quería ir al baño y ver que chingada madre hacia su chino, le quitaron la venda viendo un cuadro de él. Se sentía conmovido, había conocido uno de los gustos de su novio, pero nunca pensó que el realmente se tomaría enserio el dibujarlo.

—¿Es neta chino? —murmuró asombrado mirando el retrato que realmente era increíble, luego al ver las manitas llenas de pintura de su novio se sentía el ser más feliz del mundo—, no mames, eres increíble—con un abrazo emocionado y un beso en los labios del mayor, salió corriendo a liberar sus necesidades fisiológicas causando una risa en su novio, quien de verdad pensó que era estrategia y no una emergencia.

—Lo siento Miguel, pensé que era broma —sonrió con inocencia el más bajo mirando al moreno quien regresaba más calmado—, perdón

—Perdón mangos, ahora mínimo merezco que no vayas a trabajar mañana y tengamos una cita—habló serio acercándose peligrosamente a su pareja quien sólo se acomodaba mejor en el sillón—, ¿Entonces?

Sin responder el mayor acercó al moreno besando sus labios, quería y adoraba a ese moreno con todo su ser, realmente lo hacía.

—¿A dónde iremos? —sonrió torpe, realmente ambos veían al otro como imbéciles, sus ojos demostraban cuan enamorados estaban uno del otro, además de los sonrojos.

—Sorpresa y usaras la venda todo el camino, corazón —habló en burla el moreno, era momento se su venganza, pero antes terminó por besar los labios de su novio—, es mi venganza chino.

—Que no soy chino— murmuró enojado el más bajo causando la risa en su pareja.

No necesitaron más palabras para volver a sus besos, ambos se querían, por el momento su amor era inocente y hermoso.

Ambos eran jóvenes, pero sabían que tenían a la persona correcta en sus brazos la cual no iban a soltar nunca, sin decirlo en palabras aún, ambos se amaban, pero tendrían mucho tiempo para decirlo.

Porque ese chino amaba al mexicano y viceversa.

Dos pendejos enamorados ¿Qué puede salir mal?

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