IX: ¡Qué no me toques!

Tras un almuerzo cargado de risas y chispa, regresamos al hotel con el mejor de los ánimos. Pasamos todo el trayecto de vuelta entre pláticas y bromas. Aún no hemos cruzado las puertas del vestíbulo cuando el desespero de Rafa, al interior de su transportador, es evidente y sé que solo se comporta así por una razón. Felipe nos recibe en el hall, sonriente y yo me quedo perplejo ante su imagen, nunca antes lo vi vestido de esa manera. Iván y él se saludan, incluso, mi mejor amigo se agacha para sacar a Rafa, ya que, yo me quedé como estatua.

—Bro, ¿qué pasó? ¿Te paralizaste? —Oigo el tono bromista de Feli, pero no resbalapondo—. Iván, ¿qué chingados le diste de comer?

—Sí, claro, culpa al almuerzo —le responde el chico con ironía y se acerca a mí—. Guapo, ¿estás bien? —indaga Iván, sonriente, pero es sentir su mano, envolviendo la mía, lo que me hace reaccionar ante esa cálida sensación en mis mejillas.

—Lo-lo si-siento, Feli, es la primera vez que te veo y no pareces rapero de barrio.

El rostro de Iván muta de preocupado a risueño y estalla en una fuerte, burlesca y contagiosa carcajada a la cual acabo por sumarme mientras me disculpo con Feli. Él abre la boca, sorprendido.

—¡¿Cómo que rapero de barrio?!

Junto las manos como una súplica mientras me disculpo con él. No era mi intención ofenderlo, pero es que esta versión elegante lo hace parecer como salido de una revista y eso que el saco del traje negro que utiliza lo sostiene con una mano sobre su hombro. Bueno, lo sostenía, ahora intenta golpearme con esa cosa como demente. Corro por el vestíbulo con el tonto detrás, mientras la risa de Iván inunda el lugar.

—¡Lo siento, ya te dije que lo lamento! —grito mientras sigue detrás, lanzando sacazos hasta que Iván interviene.

—Ya, paren ambos, parecen niñitos —dice en medio de los dos, fija la vista en mí, sonriente—. ¡Qué poco tacto tienes, galán! —Luego voltea el rostro hacia Feli—. Y tú, niña, ya te he dicho que esa ropa holgada te hace lucir terrible.

—¿Niña? —pregunto, confundido, e Iván responde sonriente.

—Cosas nuestras, Floris.

—Y estoy cansado de decirte que no me llames así, menos en público, gracias —replica Feli, un poco molesto, y se me escapa una risita. No hay duda de que son buenos amigos—. Par de tortolitos, yo los dejo para que hagan de las suyas.

Felipe me mira y bate las cejas de manera insinuante con una sonrisa que recuerda al niño del Oxxo. Siento tremendo ardor en el rostro. Se gira hacia Iván para hablarle.

—Lo dejo a tu cargo. Cuídalo, está chiquito.

—Pendejo —le digo.

Felipe ríe en alto mientras se aleja hacia el elevador, jugando con su gata mimada en brazos. Creí que compartiría más junto a mi mejor amigo en este viaje, pero apenas y nos vemos. Supongo que ya habrá momento, después de todo, yo sí descansé durante la mañana, en cambio, él solo tuvo tiempo de cambiarse para ir trabajar.

Iván se aclara la garganta y así desvío la atención desde las puertas doradas del elevador, que ya se han cerrado, hacia él.

—¡Oh!, quedaste flechado con su versión elegante.

Su tono me hace reír y no sé de dónde sale el valor, pero me atrevo a tomarlo de la mano, aunque me arde la cara, para guiarnos hacia el bar del hotel a compartir un rato más antes de marcharse.

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—La he pasado de maravilla, galán —dijo Iván apoyado en el marco de la puerta con un codo.

Estábamos tan cerca que casi pude sentir su aliento, lo que me produjo tremenda pena y un calor increíble en el rostro. Sonreí en respuesta.

—Yo también, guapo —repliqué en su tono y él rio.

La confianza y comodidad que siento en su compañía me hizo comportar así, valiente; aunque no lo suficiente para atreverme a besarlo. Creo que él lo esperaba y a mí me habría gustado, pero no pude.

—Supongo que te veré después, bueno, cuando te vea, galán.

Iván sonrió, yo también, pero otra vez pensé en Deshojo y me cohibí un poco. Lo vi girarse tras un guiño. Se desplazó despacio por el corredor, volteando un par de veces para verme y sonreír. Cerré la puerta cuando hizo lo mismo la del elevador, luego reí como colegiala.

Ya que intercambiamos números telefónicos, pensé en escribirle, aunque acabábamos de despedirnos. Sin duda, este día ha sido fantástico, lo cual es sorprendente dado el tremendo miedo con que inició. Supongo que Felipe tiene razón y es bueno atreverse. Me dejo caer en la cama, complacido, con una sonrisa de oreja a oreja por cada experiencia vivida junto a Iván.

Extraigo el celular, dispuesto a escribirle. Sin embargo, basta desbloquearlo para notar que tengo notificaciones de la app. Eso me hace repasar los detalles del día que me hicieron pensar en Deshojo más de una vez, desde las palabras de despedida empleadas por Iván, hasta otras frases como: «hay que endulzar la vida». También su actitud, el color bronce de su piel o ese tono caramelizado en su mirada y el hecho de que sea un temerario alpinista.

—¿Me estoy volviendo loco o sin querer queriendo te encontré? —murmuro con la vista en el celular, aunque apenas se está abriendo la app.

Tengo varias notificaciones, algunas las elimino enseguida por provenir de tipos repugnantes, contesto saludos en otro par y luego me centro en el chat con Deshojo. Eso sí me endulza la vida.

DeshojoLaMargarita: ¡Hola, hola, galán viajero! ¿Qué tal tu día? 😉

DeshojoLaMargarita: Mi almuerzo fue productivo... y delicioso. 😋

El siguiente mensaje es una fotografía de su plato, luce gourmet, aunque noto que su comida parece vegana o vegetariana. Lo que fuese, sería otra coincidencia.

—Florisvaldo, tú almorzaste con Iván, pasaste la tarde con él, sería imposible —murmuro sin dejar de contemplar la toma.

Salgo del chat y voy a revisar las fotos de su perfil. Antes, jamás presté mucha atención a las imágenes de sus comidas o bebidas, pero eso es justo lo que busco ahora.

—¡Santísimo!

Todo es vegetariano o vegano. Ya que tiene cientos de fotos scrolleo la pantalla veloz hacia abajo y cuando esta se detiene también lo hacen mis latidos. Reconozco el lugar de la toma. En la imagen, Deshojo abraza a un perrito que sonríe hacia la cámara, mientras que solo consigue divisarse parte del mentón de su rostro; no resulta raro, el misterio es su especialidad. Sin embargo, tras ella, porque en esta fotografía tiene más apariencia de chica con algo similar a cabello azul, un inmenso ventanal o muro de cristal muestra lo que parece un bosque encantado.

«Por más espacios como este #ilovedog #dogies #petfriendly», lleva la foto como leyenda.

—¡Es el Cha'Cha delights!

Me incorporo en la cama, sorprendido. Abandono el perfil y retorno al chat para observar de nuevo la imagen. Otro detalle capta mi atención: en la foto, aunque trata de mantener una composición limpia, enfocada en el plato; hacia el lado izquierdo consigue medio divisarse algo blanco que podría ser el puño de una camisa manga larga, como la que Iván utilizaba.

«Deja de pensar tonterías, no es, ya viste que se trata de una chica», aunque intento convencerme de eso, recuerdo que me cedió casi la mitad de su plato porque dijo haber comido algo antes de venir. Sin mencionar que en muchas otras fotografías, Deshojo luce atuendos más masculinos, sobre todo trajes formales.

Me golpeo la frente con el aparato porque ya no sé qué pensar o creer, contemplo el techo y repito el mismo ciclo varias veces. Sigo sin contestarle, ni siquiera porque acaba de conectarse digo algo.

DeshojoLaMargarita: Hasta que te encuentro en línea, galán. 😊

«Iván, ¿eres tú?», tecleo sin siquiera saludar, pero enseguida vuelvo a borrar para golpearme la frente «no puedo enviar eso». Suspiro sonoramente. Esto solo me pasa a mí, conozco a alguien interesante en línea que me gusta y entro en conflicto porque resulta que también conozco a alguien en vivo y directo que igualmente me gusta. Quizás mi cabeza ansía que sean la misma persona para librarme de esta confusión.

DeshojoLaMargarita: 😮‍💨supongo que estás muy ocupado, galán.

DeshojoLaMargarita: disfruta tu viaje, te veré cuando te vea. 😉

FuckTheFlowers: ¡Noooo! No te vayas, por favor, estoy aquí. Mi celular enloqueció. 🙈

FuckTheFlowers: se ve genial tu comida. También comí delicioso, ya te muestro.

Le envío un par de fotografías del almuerzo y otras del postre, no edito ninguna, adrede dejo que se note en las tomas ciertos ángulos del restaurante. Su respuesta demora en llegar, de hecho, se desconecta sin decir ni una palabra y pasan cerca de cinco minutos hasta volver a conectarse.

DeshojoLaMargarita: ¡Galán, qué bien luce todo! 😊

DeshojoLaMargarita: qué gnial que ests disfrutando de tu viake.

DeshojoLaMargarita: comiste con tu mami hibisco?

DeshojoLaMargarita: perdón, teclado idiota, quise decir con tu amigo. 🙈

Observo la pantalla, intrigado por la velocidad con que llega cada mensaje. ¿Son ideas mías o de verdad parece nerviosa?

FuckTheFlowers: ¿tienes algún tipo de competencia de mensajes o cómo? 😅 ¿Por qué los nervios?

De nuevo demora en responder, pero esta vez permanece en línea.

DeshojoLaMargarita: Lo siento, solo escribí rápido 🙈 supongo que me emocionó encontrarte.

FuckTheFlowers: Ya veo. Estoy en San Sebastián, ¿has venido? Es una ciudad bastante turística.

DeshojoLaMargarita: ¡Ni qué lo digas! 😁 Resulta irónico el nombre santo y que abunden los casinos, clubes, hoteles, moteles...

FuckTheFlowers: la depravación, perdición y que todos se alejen del Dios de los cielos, ¡arrepiéntanse! 😇

DeshojoLaMargarita: jajajajajajaja 😂😂😂😂

DeshojoLaMargarita: Me estoy revolcando de la risa.😂

FuckTheFlowers: ¿Sabes? No lo había visto desde ese lado, el único hotel en el cual he estado es este y se ve sanito.😅 Cuando hablé de lo turístico del sitio, me refería a otros aspectos que he visto como parques, monumentos, restaurantes.

DeshojoLaMargarita: cierto, eso también. 😌

FuckTheFlowers: ahora me dejaste pensando en el otro turismo, vas a tener que darme un recorrido guiado. 😏

FuckTheFlowers: *😉

FuckTheFlowers: ¡juro que se me fue el eotreo emoji! 😱

FuckTheFlowers: *otro.

Durante algunos segundos Deshojo no responde, pero siento que puedo respirar cuando recibo un mensaje repleto de risas.

—Uuuf, la libré —murmuro.

DeshojoLaMargarita: ¡y me hablas a mí de nervios! 🤣

FuckTheFlowers: lo que menos deseo es espantarte, pero parece que estoy maldito y siempre termino haciendo algo para alejar a la persona que me gusta. 😮‍💨

Vuelvo a leer el mensaje después de enviarlo y abro los ojos de la impresión. Creo que tendré un infarto.

—¿Qué mierda acabo de escribirle? —me digo con la vista en la pantalla.

«Persona que me gusta», se repite en mi cabeza incontables veces mientras mi respiración se acelera. Lanzo el aparato al otro lado de la cama en medio de gritos.

—¡Aaaaaaaaaah, pero qué idiota, aaaaaaaaah!

Durante un buen rato me dedico a gritar y dar vueltas a lo desquiciado por la habitación. «Me gusta», «me gusta», «me gusta», lo mismo gira dentro de mi cabeza, igual a un espantoso jingle publicitario. Tras muchos minutos, que parecieron horas, escucho un fortísimo "¡Tum, tum, tum!" contra la puerta que me produce un sobresalto. Abro de golpe y encuentro a Felipe con cara de trastornado en la entrada.

—¡Osvaldo, ¿te volviste loco?! —dice Feli en alto mientras aprieta mis brazos para zarandearme— ¿Quieres que te echen del hotel o qué?

Me suelta y enseguida trato de respirar profundo para tranquilizarme ante la atenta y confundida mirada de mi mejor amigo. No digo nada, lo cual parece desesperarlo.

—Flo, ¿pasó algo en casa? —indaga, preocupado; niego con la cabeza, concentrado en mi respiración— ¿perdiste un proyecto importante otra vez? —respondo igual, él se encoge de hombros sin comprender— Bro, ¿entonces?

Tomo aire a profundidad para contarle, pero esa estúpida frasecita final vuelve a repetirse en mi cabeza y lo que sale de mi boca son nuevos gritos. El intranquilo desespero retorna.

—¡Aaaaaaah! La cagué, la cagué, ¡la cagué, Feli! ¡Aaaaaaaaaah!

Felipe jala uno de mis brazos para detenerme, en cuanto estoy frente a él, me abofetea con fuerza. Sacudo la cabeza, veloz y centro la atención en él.

—Gracias, Feli, lo...

Una nueva bofetada me interrumpe.

—Ya, Feli, es suficie... —Otra bofetada, todavía más fuerte, me tuerce la cara—. ¡Felipe, ya basta!

—¡Perdón, parecías un pinche loco!

—Sí, pero ¿por qué las otras dos?

—Bueno, me gustó —réplica entre risas.

Le doy un empujón antes de sentarme en el borde de la cama, resignado. Un suspiro de pesar se me escapa. Feli se agacha frente a mí, entre mis piernas y apoya los brazos sobre mis rodillas mientras trata de buscarme la mirada. «Ya qué», me digo. Comienzo a contarle lo sucedido, él permanece en silencio hasta que he terminado.

—¡No me jodas, Flo! ¿Todo esto es por el viejo pelón con olor a rancio de la Internet?

—No le digas así...

—Tienes una buena posibilidad con Iván: un arquitecto simpático, joven, amable, gracioso, al que le gustas. ¡¿Y te vas a poner así por un tipo feo que ni conoces?!

—¡Qué no le digas así! —espeto con fastidio. Tras un suspiro, continúo en un murmuro— Su nombre es Deshojo, o bueno, su seudónimo...

—¿Qué dijiste?

—Nada. Además, creo que es una chica. ¡Mis padres estarían felices con eso! —Suspiro.

—¿Te estás escuchando? ¡¡¡Crees!!!

Levanto la cabeza para observarlo, Felipe se ve preocupado; también noto que lleva ese tonto gorro de dormir que utilizó mientras estuvo en casa, creo que mis gritos lo despertaron, por eso me disculpo. Mi amigo sonríe y niega en silencio.

—Bro, olvida eso. Escúchame, ¡al diablo con tus padres! —Lo empujo por un hombro y sonríe antes de continuar—. Ahora mismo, sólo les doy la razón en algo: debes hacer a un lado la virtualidad, al menos un poco, y centrarte en lo que tienes frente ti.

—¿Tú? —hablo por inercia, Felipe ríe y usa su mano como tenaza para apretarme el muslo izquierdo. Me quejo, molesto.

—No, tonto; las personas de verdad, como Iván. Oye, sé que para ti es difícil abrirte a la gente; pero, bro hoy lo hiciste genial.

—¿Eso crees?

—¡Claro que sí! —habla emocionado— Y solo fue el primer día. Rompes el cascarón con martillo hidráulico, me llenas de orgullo.

Sonrío por su gracioso tono, él se apoya en mis piernas para incorporarse y me besa la frente. Ese gesto no es raro en Feli, pero siempre resulta inesperado. Su mirada permanece anclada a la mía por largo tiempo, aunque ninguno dice una sola palabra. A esta distancia, los destellos caramelizados de sus ojos parecen ser escarcha, lucen hermosos, aunque al mismo tiempo, revelan algún tipo de debate interno.

—¿Te pasa algo, Feli?

Él continúa igual: silencioso, con una mirada profunda y escrutadora que no deja la mía. Sin embargo, después de un rato, sacude la cabeza y termina de incorporarse. Así noto que solo trae una enorme sudadera violeta, e incluso vino descalzo. «Dios, de verdad, logré asustarlo».

—Me llamaste rapero de barrio. —Estrella un puño contra la palma contraria de forma amenazante y trago saliva ante su abrupto cambio de actitud—. Ya no hay un Iván que te salve.

—¡No, Feli! Me sorprendiste en buen plan, ¡lo prometo!

No hay excusa o disculpa válida, Felipe salta encima de mí para someterme y consumar su venganza sobre la cama. Es lo que me saco por querer pasar más tiempo con mi mejor amigo.


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Abro los ojos y por un instante me sorprende el rostro de Feli frente al mío, luego recuerdo que pasamos la noche juntos. Después de culminar su venganza a punta de cosquillas, puñetes, almohadazos y cualquier cosa con la cual pudiese golpearme... Creo que tiene problemas de violencia, pero cómo sea; amenazó mi parte baja en cuanto logré contener su ira, subiendo encima de él para aprisionarlo con mi peso sobre la cama, en ese momento marcamos la tregua y terminamos al lado del otro, muertos de risa, con la respiración entrecortada, debido al esfuerzo.

El resto de la tarde y noche pedimos room service mientras veíamos películas. La comida, una delicia, igual que en el Cha'cha; pero esta vez acompañamos con cerveza; de hecho, incluso después de cenar seguimos tomando. Creo que el licor contribuyó a mi sorpresa matutina.

Amé esa pizza con masa de papas, aunque el gratén de vegetales no se quedó atrás. Supongo que rodaré de regreso a casa. Después de la cena, decidí realizar una transmisión en vivo:

—¡Hola, almitas! ¡Gracias por unirse a este improvisado live! Sé que no avisé antes, pero quería mostrarles a mi invitado sorpresa. Su majestad, aunque vestido así no lo parezca, ¡DeathGarden!

Presioné un botón en el computador, al instante, sonaron fanfarrias y cornetas, a las cuales, Feli reaccionó con una carcajada.

—¿Listos para verme destronar al rey?

La risa de Felipe creció en volumen, tras calmarse un poco fue que emitió otra palabra.

—¡Hola, chicos! No crean en palabras de muerto. Hoy serán testigos de una nueva humillación en directo... Aunque, DarkSoul, sabes que amo verte intentarlo.

El desgraciado de Felipe bate sus largas pestañas, cual alas de mariposa y resulta inevitable reír. Observo un momento el chat y ya comienzan a llegar los típicos shipeos.

—¡Ja! Eso lo veremos —respondo a Feli, luego retorno la vista al frente—. ¡Mira, JuanitoGamer está en el chat! ¿Qué tal, amigo? Gracias por estar presente y sí, voy a partirle el culo a este pendejo.

—¡También veo a XGirl! ¡Gracias por el lubricante! Prepárense para presenciar otra caída de DarkSoul...

Después de una breve pausa para realizar un gesto de obviedad fue que decidió continuar en un tono más bajo, pero coqueto:

—Aunque, si cae en mis brazos, no me quejo.

El chat estalló con ese simple comentario. Ese desgraciado sabe cómo se ponen las seguidoras en estos lives y él lo aprovecha. En realidad, creo que si mis padres supieran moverse en Internet y todo el rollo, en lugar de admirar a mi mejor amigo, estarían alarmados ante tanto dibujo y fanfic que han realizado acerca de nosotros. Lo cual es otro fantástico motivo para mantener el disfraz de ninja ante las cámaras.

—¡Sueña, DeathGarden! Hoy tengo una estrategia que te dejará sin palabras. ¿Listos para empezar, almitas?

—¡Hora de podar! Demuéstralo —respondió sonriente, con la vista en mí, luego regresó su atención a la cámara—. ¿Quieren apostar? Aunque, mi querido DarkSoul, sabes que siempre apuesto por ti... en más de un sentido.

De nuevo, su coqueteo me hizo reír.

—Quiero ver ese chat repleto de fantasmas.

—¡Y yo de flores! Hoy es día de muertos.

—No olviden darle like y suscribirse si disfrutan nuestras batallas. Ahora, DeathGarden, ¿listo para ser eliminado?

—¡Ya lo veremos! ¿Por qué no les cuentas cómo te tragó la zona la otra vez? Fue tan gracioso que casi me enamoro.

—¡Eso fue un error técnico! —repliqué, alterado, porque suele mencionar esa idiotez cada vez que tiene oportunidad de burlarse—. Pero no te preocupes, hoy no habrá errores. Solo tu derrota. ¿Qué opinan, almitas? ¿Creen que DeathGarden tiene alguna oportunidad?

—Menos bla, bla, y más acción ¡a jugar! —La pantalla inicial del juego se abrió, pero Felipe, en lugar entrar, recostó su cabeza sobre mi hombro antes de volver a hablarme—: DarkSoul, no te pongas nervioso si me acerco demasiado.

Después de eso, pasamos buena parte de la noche en modo cacería solitaria, enfocados en matarnos uno al otro y claro, sin dejar de lado la respectiva masacre a nuestro alrededor. Reí con el comentario de un chico en el auricular: "Oh, por dios, DarkSoul me mató. ¡Qué honor!".

Al final de la partida, el marcador se inclinó a mi favor y pude burlarme a gusto mientras, él aplaudió en medio de risas. En un momento, intenté quitarle el estúpido gorro, como un símbolo del reinado perdido, pero eso sí lo hizo enojar y hasta me pegó fuerte en el brazo.

Por fortuna, consiguió disimular su molestia, el tiempo suficiente para despedir la transmisión. Me disculpé con él en cuanto cerré la app de streaming. Una vez apagados todos los artilugios tecnológicos, Feli bajó mi capucha y retiró la máscara antes de hablarme.

—Este disfraz... —Negó con una sonrisa—. Osvaldo, así deberías mostrarte —añadió sin apartar sus ojos de los míos. Desvié la mirada, pero él volvió a jalarme del mentón—. Hablo en serio, todos deberían conocerte.

—¡Qué pendejada! No soy como tú, Feli —le dije, él ladeó la cabeza sin comprender—. Ya sabes: extrovertido, supersociable, carismático...

—¿Te estás oyendo? —me interrumpió enseguida—Osvaldo eres gracioso, divertido, carismático y con otro chingo de cualidades que me haría pasar la noche enumerando. ¿Y sabes qué? Cada uno de tus seguidores estaría de acuerdo conmigo.

—Hablas de DarkSoul.

—¡Tú eres DarkSoul, idiota!

No dije nada, me alejé con la mirada gacha para devolver la laptop, cámara y otras cosas a la maleta. «¿Cómo puede decir esas tonterías?», me pregunté mientras empacaba todo. Felipe bostezó sonoramente, ganándose mi atención.

—¡Oye, oye, ¿qué crees que haces?! —Fui con él, alterado, en cuanto lo vi acomodarse en mi cama y cerrar los ojos—. Felipe, ¡Felipe, párate!

—Cierra el hocico, bro. Acuéstate de una vez.

Y bueno, así llegamos a este momento de la mañana con su lindo rostro, reposando en paz frente a mí. No sé por qué, pero ese plácido gesto me aporta una sensación de serenidad tremenda, por eso, sonrío.

Su gorro se ha movido un poco durante la noche; así que intento acomodarlo, pero basta tocarle la cabeza para que Felipe abra los ojos, convertido en una fiera y se levante de un salto.

—¡Pero ¿qué pinche obsesión tienes?! —grita, yo me quedo perplejo— ¡deja de tocarme!

—Feli, solo iba a...

—¡Qué no me toques!

Tras ese feroz grito, Felipe abandona la habitación, furioso. El sonoro portazo me provoca un sobresalto, siento el corazón a un ritmo errático. Nunca antes lo vi comportarse así y ni siquiera sé qué pensar o de qué manera metí la pata esta vez. 








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Hola, mis dulces corazones multicolor. 💛 💚 💙 💜 💖 Espero que hayan disfrutado esta actualización y por amor a Buda quisiera saber qué opinan acerca de esta historia. 😅

Este capítulo saldría el sábado, sin embargo, decidí adelantarlo por una razón muy especial: Hoy está de cumpleaños una lectora especial, a quien le debemos el nombre de nuestro prota, por cierto, y pos quise darle un capítulo como regalo por todo su apoyo. Eres un solecito  RutyMichaelis espero que la pases maravillosamente.

🎶 Cumpleaños feliz, te deseamos a ti. Cumpleaños, cumpleaños, cumpleaños feliz 🎶

Nos leemos la semana que viene y sí, teóricamente ya se vienen actualizaciones semanales. ¡¡¡Weeee!!!

Los loviu so mucho 💖

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