Capítulo 6 Recuerdos y lirio de los valles
<< Recuerdo y lirio de los Valles>>
Cuando Moomin llegó a casa sentía que ardía; él creía que estaba enfermo pues la temperatura que tenía en esos momentos no era normal; sentía sus mejillas arder y su piel estremecerse. Algo que Alicia no les había mencionado era que había una posibilidad no tan alta de que llegaran a sentir fiebre por algunos días o bueno al menos para Moomin quien resultó estar más afectado por al parecer haber bebido más cantidad de la poción.
El albino estaba en su cama sentía como la fiebre aumentaba y el frío calaba sus huesos, sentía como a pesar de estar cubierto con su edredón los escalofríos persistían en su piel al igual que el intenso calor que sentía dentro de su ser.
Su fiebre no había bajado y no sabía exactamente cuánto tiempo había estado recostado en su cama, él pensaba que solo se había tratado de una noche.
Moomin se enderezó de la cama aún adolorido por la fiebre y dándose cuenta que en su frente estaba cubierta con un paño húmedo, lo aparto con cuidado para colocarlo sobre la mesita de noche dándose cuenta de que Sniff ya hacia dormitando en una silla que estaba aún lado de su cama.
– Mm...— Se quejó Sniff.— Oh ya estás despierto...— Bostezo.
– Sí, buenos días...— Se estiró Moomin dándose cuenta de que sus manos eran diferentes.
Llevó sus manos a su rostro y cabello percatándose que lo que alguna vez quedaba de su pelaje y orejas no había, guió sus manos hasta los costados de su rostro sintiendo unas orejas pequeñas y percatándose de que eran como las de My y Snufkin.
– Le dire a tus padres que despertaste deben estar preocupados.— Volvió a bostezar.
– Espera ¿Cuánto tiempo he estado aquí?— Pregunto con extrañeza Moomin.
– No mucho solo tres días.— Le restó importancia Sniff.
– ¿Tres días?— Repitió las palabras de Sniff.
– Sip... tres días, de hecho en estos momentos estoy cubriendo a Snufkin dijo que tenía que ir a hacer algo.—Dijo para después salir de la habitación cerrando la puerta detrás de él.
Moomin se dio cuenta que sus ropas estaban empapadas por el sudor. A tropezones se levantó de su propia cama y rebuscó en su baúl para cambiarse y cambiar la ropa de cama. Encontrando unas sábanas y un cambio de ropa; arregló su cama y después optó por empezar a cambiarse cuando escucho cómo tocaban la puerta. Se puso rápidamente la camisa y unos pantalones para darse cuenta que había entrado su madre.
– Moomin...— Se acercó al joven tomándolo de la mano para encaminarlo a la cama.— Oh... querido no deberías estar levantado, ven recuéstate debes estar aún débil.
– Estoy bien mamá.— Tambaleo un poco por el repentino mareo que sintió en esos momentos.
– Insisto hijo.
Moomin se había recostado de nueva cuenta, su madre estaba sentada a un lado de la cama y pronto fueron entrando los demás excepto Snufkin. Para el joven era extraño verlos tan preocupados y solo por una fiebre a su punto de ver.
Su padre y su madre se habían retirado, dejando a Sniff y My.
– Vaya que dormiste por mucho tiempo... ¿No te da vergüenza?— Reprochó la menor.
– My... Déjalo debe estar aún agobiado por lo que está pasando es algo normal.
My y Sniff comenzaron una pequeña discusión entre ellos y de un momento habían salido de la habitación... un gran silencio inundaba cada rincón de su cuarto. Su vista estaba fija en un punto tratando de calmarse ante lo que estaba pasando ahora que había despertado.
Cerró sus ojos con fuerza pensando que todo se trataba de un sueño del cual necesitaba despertar ahora mismo.
No sabe exactamente por cuánto tiempo había estado así en esa posición tratando de calmarse pues trataba de recordar algo aunque fuera mínimo pero no conseguía nada extrañamente; sus recuerdos estaban oscuros después de haber bebido el jugo que le dio Snorkmaiden de allí en adelante solo había oscuridad...
–¿Por qué no puedo recordar?— Suspiró con pesadez eso comenzaba a irritarle mientras trataba de ver algo más que momentos llenos de tonos negro.
Estaba dispuesto a dormir un rato más, pues a pesar de haber dormido mientras estaba "enfermo" se sentía muy cansado.
Sus ojos pesaban y de un momento a otro quizo dejarse arrullar por los brazos de Morfeo. Cuando él estaba apunto de conciliar el sueño escucho claramente como abrían la puerta de su habitación. Él no se inmutó de hecho creyó que tal vez y solo la habían abierto para asegurarse de que todo estaba bien y de pronto se cerró la puerta.
No escucho pasos o cualquier otro tipo de ruido más que su propia respiración y de pronto sintió como acariciaban su cabello y verificaban su temperatura, esto lo hizo sobresaltarse hasta el punto de tener hiperventilación.
– Perdón ¿Te asuste?— Dijo el castaño mientras volvía a acodarse los guantes que estaba usando hasta ese momento... No lo hacía por evitar tocar a Moomin, de hecho los empezó a usar porque su padre le había enviado ese par de guantes para dar a entender que estaba en una edad adulta.
– Snufkin...— Moomin se enderezó y lo abrazó sin más, sintió como el joven se tensaba ante el repentino abrazo.— ¿Qué haces aquí?
– Vine a cuidarte... No me gusta verte enfermo.— Tardo en corresponder el abrazo.– también he traído algo para que comas, debes tener hambre...— Le acarició la espalda.
– La verdad no tengo tanta hambre.— Dijo pero su cuerpo decía otra cosa.
– Ajá... claro...— Rió con levedad el joven.— Vamos come un poco y lo que no quieras puedes dejarlo allí.
Se sentó en la silla que estaba aún lado de la cama de Moomin. Le acercó el pequeño tazón de avena caliente con leche caliente tenía trocitos de manzana y un toque de miel de abeja.
Moomin comió un poco y la charla entre ellos fue del todo normal, basándose en temas de recurdos de su niñez.
<< ¿Recuerdas cuando nos conocimos?>>
Así fue como comenzó su plática recordando cuando se conocieron por el cometa que iba a caer en el Valle Moomin. Y el como todo había salido bien. Un recuerdo llevó a otro desde cuando Moomin se había vestido de Tarzan causando una muy notable vergüenza en este y de como conocieron a la tía Jane.
Y de pronto un silencio estaba presente en la habitación. No era incómodo es más para ellos era algo tranquilizante, el sentir que no necesitaban decir algo más que el solo mirarse que estaban juntos en ese mismo instante era todo lo que necesitaban hasta ese momento y pudo haber seguido así de no ser porque había entrado Alicia.
– Perdón pero apenas me dijo Sniff que Moomin había despertado.— Se disculpó Alicia llamando la atención de ambos jóvenes.
– No te preocupes yo ya estaba por retirarme.— Dijo Snufkin levantándose de donde ya hacía sentado.
Estaba a punto de dar un paso para caminar en dirección de la puerta pero Moomin lo había tomado de la mano.
– Quédate...— Dijo Moomin en un tono de súplica.
– Tengo cosas que hacer... Recupérate pronto.— Apretó un poco la mano ajena y se retiró sin más.
– Bueno...— Habló Alicia mientras jugaba con sus manos de una forma nerviosa.— ¿Cómo te sientes?
– No lo sé digo... la fiebre se fue pero... no entiendo por qué soy un Mumrik o porque tengo una desagradable sensación de que he olvidado algo que no logro recordar.
– Bueno si te hace sentir bien de alguna forma... Mi abuela dice que aveces cuando olvidas algo es porque tal vez no es importante.— Dijo la joven pero ella sabía perfectamente porque le estaba pasando eso al joven.
– ¿Y si no es así?, ¿Y si era algo importante pero simplemente lo olvidé?— Cerró con fuerza sus ojos el albino aún deseaba que se tratase de un sueño.
– Oh Moomin.— Se acercó a él y lo abrazó.— Ha Alicia no le gustaba verle así, pero su abuela estaba al tanto de lo que le había ocurrido al joven y a Snufkin, a lo que le dijo a la joven bruja que si alguno de los dos no recordaba nada no debía interferir que eventualmente lo recordaría con el tiempo (posiblemente meses o años a palabras de su abuela) o lo olvidaría y seguiría con su vida normalmente.
Desde ese día Moomin había permanecido en cama por petición de su madre quien le estuvo cuidando todo ese tiempo. Mientras que Snufkin no había vuelto a presentarse en la casa Moomin. Esto último afecto mucha al albino pues extrañamente quería no... mejor dicho DESEABA que el castaño estuviera en todo momento a su lado.
Solo dos días más le tomó el recuperarse por completo. Cuando salió de su habitación se fue directamente al cuarto de baño para ducharse pero antes de siquiera llegar a esa puerta escuchó como hablaban sus padres con alguien más, del cual no podía escuchar del todo su voz. Se quedó en el pasillo en cuclillas tratando de escuchar algo hasta que pudo oír a su padre decir el nombre de Snufkin.
Moomin se quedó en donde se encontraba ¿De qué hablaban exactamente?
– Entonces... ¿Eso era lo que querías decirnos?— Dijo Mamá Moomin.
Y no pudo escuchar la respuesta del castaño. Es más no había escuchado hasta que sus padres volvían a hablar pero en un tono más bajo.
Fue cuando Moomin decidió seguir su camino; pero la charla a cuchicheo que tuvieron sus padres y Snufkin no lo dejaban en paz.
Los días después de ese fueron un tanto extraños para él; Snufkin parecía aparentar actuar normal pero siempre terminaba tensándose o poniéndose nervioso al estar juntos.
En una ocasión Snufkin llegó a la casa Moomin buscándolo, él se encontraba cosechando algunos de los vegetales de temporada que habían sembrado su madre. Cuando Snufkin divisó a Moomin se acercó a él dándole un pequeño ramo de flores de lirio de los Valles. Cosa que a Moomin le hizo sonrojarse y sin meditarlo mucho no creyó que le fuera algo extraño en cierta parte le parecía tierno ver a su amigo el darle flores cosa que nunca creyó que alguien le daría alguna vez.
Los días pasaron y la tensión entre ellos era notoria, habían veces en la que Snufkin quería pasar más tiempo con Moomin y viceversa pero siempre algo se los impedía ya fuera porque sus amigos llegaban "acompañarlos" porque My y Sniff siempre llegaban a estar discutiendo y claro no podía faltar Snorkmaiden que al enterarse que Moomin no recordaba nada quiso pasar más tiempo con el albino. Y otras cosas mínimas aveces Snufkin tenía que irse o Moomin tenía cosas por hacer.
Por más que lo pensara Moomin no podía recordar algo de lo que él sentía a ver olvidado, el otoño había llegado y las hojas caían al igual que sus esperanzas de recordar algo; por un momento recordó las palabras de Alicia ¿Y si en verdad no era algo importante?
Cosa que a Moomin le hacía entristecer pues algo en él le decía que era algo importante, pero y si lo era ¿Por qué no podía recordar?
Él y Snufkin se encontraban bajo un árbol de cerezo de racimos estaban admirando el danzar de las hojas cuando caían de las ramas al suelo; era otoño. Moomin estaba sobre pensando el asunto de su memoria, y bueno él sentía que había un avance pues en esas memorias de tonos oscuros solo podía escuchar una voz desconocida y hablaban de cosas un tanto extrañas a su ver. Por un momento llego a creer que se trataba de Snorkmaiden.
Como si de un balde de agua fría se tratase, Snufkin lo había tomado de la mano mientras entrelazaban sus dedos; lo hizo salir de sus pensamientos de una manera tan repentina. Sentía en su corazón una sensación de calidez y calma al mismo tiempo.
Su corazón latía a prisa pero no de una forma violenta, sino; de una manera agradable.
¿Qué era eso tan extra que sentía?
Moomin no pudo evitar el mirar a su acompañante quien parecía estar algo pensativo.
–Snufkin ¿Sucede algo?— Pregunto el albino.
– El invierno se acerca Moomin...— Le miro de reojo.— Pronto tendré que irme del Valle.
Soltó la mano del joven para levantarse de donde ya hacía sentado.
– ¿Volverás?— Le preguntó mientras hacía la misma acción que su acompañante.
– Yo... No lo sé— Suspiro y llevo una de sus manos a su boca pues estaba apunto de decir algo más, prometió no decir nada hasta que el albino recordara algo o al menos hasta comenzara a sentir algo de nuevo por él después de todo le prometió volver a enamorarle si olvidaba todo.
–¿Cómo que no lo sabes?; ¿Hice algo malo?.— Se acercó al castaño para agarrarlo de los brazos.
– Es que no lo entenderías aunque te lo dijera Moomin.— No quería que Moomin se culpara.— Nunca harías algo para dañarme, pero no puedo seguir aquí... Aquí en este sitio es tan difícil, tan doloroso... quiero tu felicidad sobre la mía.
– Yo no necesito ninguna felicidad, sí no es contigo Snufkin... eres mi amigo...— Sentía como su voz se quebraba y se hacía un nudo en su garganta.
Esa palabra parecía talar la cabeza del Mumrik castaño.
– Sí amigos...— No pudo evitar una mueca en sus labios, soltó un suspiro y comenzó a caminar.
– Espera...— El albino retuvo a su acompañante.— No te vayas así sin más dime que e hecho mal... ¿Por qué dices que es difícil y doloroso?
– No lo entenderías.
– Por eso mismo dime que está pasando.
– Ya déjame ir Moomin...
Aparto las manos del joven de ojos azules, nunca creyó en mirar tan tristes aquellos ojos que tanto amaba, sintió su corazón oprimirse le dolía tratar de alejarse sin darle mucho detalle pero mentalmente se sentía cansado por tratar de guardar por más tiempo lo que estaba pasando, por tratar de fingir que nada había pasado entre ellos... Necesitaba darse tiempo a ambos para meditar que más podía hacer o simplemente rendirse. Lo había intentado de todo desde darle obsequios, salir de paseo aunque este último siempre terminaba en compañía de Sniff, My y Snorkmaiden. Había hablado con los padres de Moomin para pedirles permiso de cortejarlo, les pidió consejo a los Señores Moomin de que podía hacer para demostrarle que estaba interesado por él y por nadie más. Y hasta increíblemente había hablado con su padre (recibiendo algunas burlas por parte de él a través de correspondencia) para pedir ayuda de como cortejar a alguien.
Todo le parecía tan frustrante para él.
Mientras tanto Moomin estaba tratando de asimilar todo, de contener sus lágrimas que amenazaban con salir. Cuando se dio cuenta que había llegado a la puerta de la casa miro a su madre quien se encontraba tejiendo una bufanda su papá no estaba en esos momentos.
Su madre se había percatado de la presencia de su hijo y al mirarle se dio cuenta que su hijo tenía los ojos tristes.
– Querido ¿Estás bien?.— Dijo su madre con un tono de voz dulce y tan reconfortante.
Moomin solo se limitó a negar con la cabeza. Se acercó a su mamá y se sentó aún lado de ella.
Le dijo lo que había pensado hace unos momentos atrás, el como se sentía con respecto a su pérdida de memoria y el que existía la posibilidad de que Snufkin decidiera no volver al Valle lo volvía loco.
Su madre escuchó cada palabra y cuando Moomin había terminado de hablar. Ella dejó su costura y tomó las manos de ( A su ver) su pequeño hijo.
– Moomin tranquilo, es normal sentirse así y por lo que me dices de Snufkin te sugiero que le des tiempo pero si no estas a gusto con eso habla dile lo que piensas.— Sonrió su madre.
Moomin no dijo nada simplemente asintió.
La penúltima semana de noviembre había llegado al Valle y Moomin aún no sabía cómo acercarse a Snufkin para hablar.
Era de noche cuando divisó que a la lejanía ya hacía Snufkin fuera de su tienda mientras disfrutaba de un café mientras disfrutaba de la noche. Moomin estaba en su habitación, como pudo bajo por las escaleras que estaban afuera de su ventana. Camino a paso calmado aunque sentía que era un manojo de nervios pues habían pasado mucho tiempo desde su última charla ¿Qué le diría exactamente?
Cuando estaba por dar media vuelta, escucho la voz del castaño llamarle.
– Hace mucho frío como para que estes fuera de casa...— Se levantó de su sitio y tomó de la mano al albino para que se acercara a la calidez de la fogata.
Moomin sentía su rostro arder por la pequeña acción de la mano ajena. Aún no comprendía del todo como es que su corazón latía con fuerza cada vez que estaba cerca de Snufkin pero no era algo que lo alterara sino que lo hacía sentir calma... Una calma inexplicablemente agradable.
– Snufkin yo...— Iba a decir algo pero fue interrumpido por Snufkin.
– Perdón Moomin... My me contó del como te sentías con todo lo que paso ese día... Moomin no te culpes, es solo que necesito pensar sobre algo que es importante para mi.
– No discúlpame por todo el mal momento que te he hecho pasar...—
Jugueteó por un momento con sus manos.— Mis memorias no son del todo claras desde que desperté aquel día... No recuerdo mucho... mis recuerdos son totalmente oscuros no logro mirar algo más que tonos negros y grises, pero hay una voz que se distorsiona cada vez que habla en mis recuerdos extrañamente me hace sentir muy feliz y sé que hay algo importante que necesito recordar de lo contrario... Seguiré con esa molestia.— Volteo a mirar a Snufkin quien parecía tener su vista perdida en aquella taza que tenía entre sus manos.
–Moomin...— Soltó un suspiro, pensó por un momento decirle todo pero ¿Qué cambiaría?; Alicia les había dicho que no le dijeran nada pues entonces la pócima podía hacerle olvidar todo por completo a acusa de toda la información que le darían tal vez y era mejor seguir fingiendo que nada había pasado, seguir cerca de él así como lo había hecho desde que se conocieron.— Ya deja eso en el pasado.— Por un momento se mordió la lengua.— Tal vez y todo fue un sueño, aveces pueden sentirse tan reales que inconscientemente uno cree que realmente paso.
Moomin no podía creer lo que escuchaba salir de los labios del castaño, podía creerlo de My o hasta de Sniff y Alicia pero ¿de él?
Moomin cerró sus ojos por unos instantes no quería molestar más a los demás con el tema. Cuando los abrió de nueva cuenta miro que Snufkin se había quitado su bufanda.
– ¿Qué haces?— Dijo Moomin mientras Snufkin le pedía que se quedara quieto.
– Espera...— Dijo Snufkin quien se había quitado su bufanda para colocarla sobre el cuello ajeno.— Debes cubrirte de lo contrario te resfriarás. Además tus manos deben estar muy frías.— Miro con curiosidad como Snufkin se quitaba sus guantes y se los coloca en sus manos, le quedaban grandes cosa que le dio un poco de risa.
Pero aquellas palabras resonaban en su mente... El dueño de los ojos azules no pudo evitar mirar con ternura a su acompañante esas palabras le eran conocidas y más la acción de la bufanda. No estaba seguro si eso que acababa de pasar hace unos minutos era parte de sus recuerdos pero escuchar esas palabras le habían mostrado un poco de ese recuerdo que estaba bloqueado.
Sintió sus mejillas arder cuando recordó que ese mismo día había besado a quien consideraba su mejor amigo.
– Moomin ¿Estás bien? ¿Estás muy pálido?— Dijo tomando de hombros al albino.
No salió ninguna palabra de sus labios solo asintió de manera positiva y sus ojos de vez en cuando se posaban en los labios del Mumrik de ojos avellana.
– ¿Quieres que vaya a hablarle a tus padres?— Dijo Snufkin.
– No, enserio estoy bien.— Por fin había hablado.
Sentía la cercanía de Snufkin y eso lo hacía sentir nervioso, cosa que no pasó desapercibido por el
mumrik.
Estaba por alejarse un poco del joven de menor estatura y de un momento a otro sintió como Moomin lo tomaba por sus mejillas, las acarició por unos segundos y de un momento a otro ambos jóvenes se estaban besando.
Sus labios se movían al compás, era como si se extrañaran desde hace mucho tiempo. Moomin se había apartado un momento esperando el siguiente movimiento del castaño pues sentía que se iría como aquella vez; pero no pasó; al contrario Snufkin volvía a besarlo pasando de sus labios a dejar pequeños y delicados besos sobre las comisuras de sus labios y mejillas.
Continuará
Se que tarde mucho en publicar y déjenme decirles que fue un bloqueo muy grande que me pasó, no sabía cómo escribir esto. Aparte de que mire la película de Tove y me hizo sentir tan triste que consideré en cancelar esta historia, aparte que para tratar de olvidar lo que vi decidí ver otras cosas y mire la serie de Good Omens y me dolió más 🥹🥹
Pero bueno ya está espero que no esté muy aburrido para ustedes queridos lectores, espero lo disfruten no sabré cuándo estaré actualizando de nueva cuenta pero es seguro que estaré haciendo de nueva cuenta el especial de Halloween.
No olviden tomar agua ❤️
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