Capitulo 7
Al atardecer se encontraron en la playa Erick, Chris, Maddi, Jazmín, Daniel y David mirando a un barco lo suficiente lejos de la orilla como para que nadie moleste a los propietarios.
-- Parece que a todos nos ha dado hambre– dijo Maddi.
-- Sí, dioses, hace décadas que había olvidado como se sentía querer comer – le dijo Erick.
-- Aunque parece que ellos no quieren que los molesten -- dijo Jazmín.
-- Ah, no importa, de seguro solo no quieren que los semidioses los molesten – dijo Maddi -- Saben que parecen no agradarles mucho.
-- ¿Y cómo planeas llegar hasta haya? – le preguntó Jazmín.
-- Oh, no se preocupen – contestó Daniel.
-- De eso nos encargamos nosotros – siguió David.
Acto seguido los 6 fueron elevados por el viento a través del mar hasta tocar la superficie del barco.
-- Siempre olvido que pueden hacer eso – les dijo Erick.
-- Sí... preferimos no usarlo mucho – le dijo David.
-- Ya sabes... no nos agrada de donde provienen – siguió David.
-- Deberían intentar no pensar tanto en ello. Son sus poderes, provengan de quien provengan – les dijo Maddi – Yo adoro mi encanto vocal.
-- Sí-- susurraron los gemelos y luego lanzaron un suspiro tan bien coordinado que asusto.
-- Será mejor que vayamos a la cocina – dijo esta vez Erick desviando el tema, todos sabían que el pasado no era una buena conversación.
Cuando entraron a la cocina se encontraron a Percy y a Annabeth besándose mientras, por lo que podían ver, estaban cocinando.
-- Percy, la comida ya casi está, no te comas a Annabeth -- dijo Daniel provocando algunas risas.
Ambos se separaron en un salto por el susto que les causó el pequeño.
-- Oh, vamos, los hubieras dejado terminar -- dijo Maddi a lo que la miraron extrañados -- ¿Qué? Hija de Afrodita, recuerdan.
-- Bueno, hay que ir a lo importante, ¿qué están preparando de comer? -- les pregunto Erick.
-- Así que solo han venido a visitarnos por comida -- dijo Annabeth fingiéndose ofendida.
-- No, mi amiga, hemos venido a visitarlos para hablar sobre la misión -- le dijo Maddi -- y podríamos acompañar la charla con su deliciosa comida – provocó una pequeña risa en la pareja
-- Está bien -- les dijo Percy – Vayan al comedor, ya iremos con los platos.
-- Gracias -- dijeron todos al mismo tiempo felices y se dirigieron al comedor.
-- No se entretengan tanto -- les dijo Daniel divertido.
-- Recuerden que el postre va al final -- terminó David y ambos salieron rápidamente.
Después de un momento de espera, la pareja llego con platos con estafado.
-- ¿Y qué tal? – pregunto Annabeth cuando todos estaban ya sentados.
-- Esta deliciosa – le contesto Erick con la boca llena.
-- Me refería a los semidioses – le aclaro Annabeth.
-- Oh, pues, supongo que tenemos más esperanza de la que creía – le dijo Erick
-- Sí, no están tan mal – siguió Jazmín – aun así no están listos para una guerra. Pareciera que hace siglos que no pasan por una.
-- Es porque hace siglos que no están en una – le aclaro Chris – se lo hemos preguntado a uno de los semidioses. Parece que los dioses se han estado preocupando por sus hijos los últimos siglos, lo que parece ser una muy buena forma de evitar guerras
-- ¿Y por qué no están ayudando ahora? – les pregunto algo molesto Percy.
-- No los sé – contestó – Solo me dijeron que de pronto perdieron todo contacto con ellos, sin aviso ni explicación.
-- Puede que no debieran bajar la guardia– le dijo Maddi – pero me alegro por ellos, siglos de tranquilidad.
-- Solo espero que puedan con el ejército de Vacío – les dijo Percy.
-- He visto que han hecho pasar a los semidioses un circuito – les dijo Chris a los gemelos cambiando de tema – ¿Dónde han conseguido todas esas cosas?
-- Se las hemos pedido a los zombies – le dijo Daniel.
-- Creemos que necesitan hacer ejercicio para resistir en una batalla – siguió David.
-- La adrenalina a veces no es suficiente – siguió Daniel.
-- Puede que terminaran casi llorando... – continuó David
-- Pero duraron más de lo que creíamos – terminó Daniel.
-- Sí... en mi caso fue una gran decepción – contó Jazmín – Tienen pésima puntería, al menos logre que le dieran a la diana.
-- Oigan se me ocurrió algo – les dijo Erick volviendo a cambiar de tema – Estuvimos viendo a los chicos de Victoria usar sus poderes y pensé que sería una buena idea para entrenar que nos hagan combatir.
-- ¿Cómo? – le pregunto Maddi confundida.
-- Ya saben, ellos pueden crear rivalidades, si les decimos que lo hagan con nosotros pelearemos sin ningún lazo, no nos contendremos entre nosotros. Servirá tanto para ellos como para nosotros.
-- No lo sé, no me gusta que influyan en mis emociones – les dijo Percy.
-- Vamos, será divertido – les dijo Erick.
-- Bueno, ya saben, esto es una democracia, hay que votar – les dijo Jazmín.
-- Yo creo que es buena idea – les dijo Maddi sonriendo divertida pensando en eso.
-- Nosotros igual – hablaron los gemelos.
-- Supongo que estará bien – les dijo Jazmín aún no tan convencida.
-- No puedo creer que piense que una idea tuya es buena – le dijo Chris a lo que Erick fingió ofenderse.
-- Bueno, creo que no es una pésima idea – les dijo Annabeth.
-- Está bien, espero que no termine en un desastre – les dijo al final Percy.
-- Entonces, está decidido – dijo Erick sonriendo.
Siguieron platicando sobre banalidades y después de un rato se fueron a descansar a sus cabañas recién construidas.
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Al terminar el entrenamiento del siguiente día los reunieron a todos de nuevo en la arena.
-- Okey, se nos ocurrió una idea – les dijo Brujo – Los hijos de Nike y Victoria pasen al frente.
Cinco semidioses se dirigieron hacia los encapuchados notablemente nerviosos.
-- Bueno, ustedes pueden crear tal rivalidad que hacen pelear a las personas, ¿cierto? – les pregunto Erick a lo que ellos asintieron.
-- Pues, queremos que nos hagan pelar – continuo la idea Maddi.
-- Intentaremos no poner resistencia, hagan lo mejor que puedan – dijo Jasmin.
Los encapuchados hicieron retroceder a los semidioses, dejaron a los hijos de Nike y Victoria al frente y formaron un círculo entre ellos.
-- No digan que no les advertí cuando esto salga mal – les dijo Tempestad.
-- Oh vamos, estas empezando a comportarte como Tormenta – le dijo divertida Sirena.
-- Sería lo mejor – le dijo uno de Los Pequeños Demonios.
-- Tal vez se te pegaría algo de inteligencia – siguió el otro Pequeño.
-- Mira quienes hablan – les contestó Tempestad burlón cómo ellos.
-- Creo que esto no está funcionando – les dijo Teniente – son las mismas burlas de siempre.
-- Ten paciencia – le dijo Tormenta.
-- ¿La misma que tú con Tempe? – le preguntó Teniente.
-- ¿Por qué van contra mí? – se quejó Tempestad.
-- No lo sé, es sencillo – le contestó Teniente.
-- Recuérdenme, ¿por qué hacemos esto? – les preguntó Sicario.
-- Sirve de entrenamiento – le contestó Brujo.
-- No creo que funcione – le dijo Teniente.
-- Vamos, Teniente, no seas aguafiestas, hay que divertirnos un poco, ¿no? – le dijo Sirena.
-- Depende de qué consideres diversión – habló Teniente de nuevo.
-- ¿A qué te refieres? – le preguntó Sirena algo molesta al pensar en la respuesta.
-- Ya sabes, tu tipo de diversión a veces es algo... inapropiada – le contestó con un poco de ironía al mencionar "diversión".
-- Y ahí vamos otra vez, lo que hago con las personas ¡no es asunto tuyo!
-- ¡Es mi asunto cuando tengo que pasar mi inmortal vida contigo!
-- ¡Por favor, Teni! ¡Sabes que eso es exactamente lo que merecen! Es lo que hacemos ¿no? Justicia ¡Es nuestro trabajo, querida! ¡Todos ellos, cada uno de ellos, murió como vivió: como un desgraciado pervertido! ¡No es culpa mía que tus padres te haya criado de una forma tan anticuada!
-- ¡Sirena, no te atrevas a hablar de mis padres! – Teniente parecía de verdad muy molesta.
-- ¡Ah claro! ¡Un tema delicado ¿verdad?! – Sirena uso un tono burlón.
-- ¡¿Quieres hablar de temas delicados?! ¿Qué tal si te regalo un lirio? – Sirena pareció afectada por la mención de la planta.
-- Okey, chicas, será mejor que no toquen esos temas – intervino Brujo.
-- ¡¿Ahora das la cara por asuntos que no te incumben?! ¡Pensé que estabas más acostumbrado a huir de los problemas! – Le dijo Sirena.
-- ¿Ahora yo soy él que huye? ¡Ambos sabemos que eres tú quien los hace! ¡Eres hija de Afrodita y huyes de los sentimientos! ¡Temes amar! ¡Tu madre debe estar orgullosa! – contesto con sarcasmo.
-- ¡No hables! ¡Cállate! ¡No sabes de lo que estás hablando! ¡No sabes lo que he pasado!
-- ¡Por favor, Sirena! – Se hartó Sicario -- ¡Todos pasamos por una mierda! ¡No eres la única con un pasado miserable, eso es lo que nos trajo aquí!
-- ¡Claro! ¡¿Qué te paso a ti?! ¡¿Tu padre rico perdió todo su dinero?! – Se burló Sirena -- ¡Papito no pudo librarse de una crisis!
-- ¡No, Sirena! – Interrumpió Brujo antes de que Sicario pudiera replicar -- ¡Papito sí pudo con la crisis, de la mejor manera posible: asesinando personas! ¡Viene de familia! ¡¿O crees que el apodo salió de la nada?!
-- ¡¿Quieren hablar de padres?! – Se molestó Sicario -- ¡Al menos mi padre me logro proteger! ¡¿Qué tal lo hicieron los suyos?!
-- ¡Al menos mi padre no cobro por matar gente! – regreso Brujo
-- ¡Ya déjalo, Brujo! – intervino Teniente.
-- ¡Oh, claro! – Le espetó Brujo -- ¡Defiende a tu "noviecito"! ¡Ustedes se parecen mucho, ¿saben?! ¡Son tal para cual! ¡Ambos siguiendo ciegamente a sus papitos!
-- ¡Deja a los padres de los demás en paz de una vez, Brujo! – espetó Teniente.
-- ¡Ven y oblígame! – Le gritó Brujo sacando su arma.
Teniente ni siquiera vacilo, desenfundo sus pistolas y atacó, seguida por los otros dos.
Mientras tanto en otro lugar, ajenos a la discusión, se encontraban Tempestad, Tormenta y Los Pequeños Demonios.
-- ¿Creen que deberíamos detenerlos? – les pregunto Tormenta cuando habían empezado los gritos.
-- No, estarán bien – le contestó Tempestad – Este era su plan, yo les dije que no terminaría bien
-- ¿Por qué nosotros no estamos peleando? – preguntó uno de los Demonios.
-- Vean a los niños de Nike y Victoria – contestó Tempestad. Los chicos se veían agotados observando al grupo que discutía– Sus mentes están poniendo resistencia y ellos no son muy buenos aún.
-- Además, nosotros tenemos menos razones para combatir – agregó Tormenta – Ya saben, gemelos que se han conocido toda la vida, una pareja que ha estado junta casi toda – paso su brazo por los hombros de su novio – y saben que siempre los he considerado mis hermanitos – la chica pasó una mano por el cabello de uno de los Demonios, despeinándolo.
-- ¿Qué me dices de la parte divina? – Pregunto un Demonio y se aseguró de que ya ningún semidiós le prestara atención para continuar – Me refiero a: Zeus, Poseidón y Atenea. Deberíamos estar aventándonos contra Tempe.
-- Pues, no tomamos en cuenta nuestra parte divina ¿o sí? – Les dijo Tormenta.
-- Sí, tienes razón – dijo el Pequeño, se volteó hacia el grupo que discutía y habló emocionado– Mira, ya sacaron sus armas.
Volviendo a la batalla, fue increíble. Brujo usaba su puñal intentando clavarlo en la piel de alguno y, a veces podían verlo susurrando cosas que hacia desconcertar a su oponente. Sicario había sacado sus dagas, tenía una agilidad en batalla espectacular, esquivaba cada uno de los ataques sin dificultad. Sirena intentó usar su encanto vocal pero no funciono, así que tuvo que usar su daga, y era muy buena con ella; y Teniente, ella intentó usar sus pistolas, pero no funcionaron a tan corta distancia, así que se enfrentó cuerpo a cuerpo, no necesitaba un arma.
Los hijos de Nike y Victoria estaban agotados, así que ya no pudieron continuar influyendo en su mente después de un rato. Los chicos detuvieron su pelea justo cuando Teniente tenía una de sus pistolas en la cabeza de Brujo, y este su puñal apuntando al pecho de la chica, mientras que Sirena y Sicario tenían sus dagas en el cuello del otro, aún sin infringir un daño grave.
Se quedaron un momento así ya que aún no reaccionaban por completo. Los encapuchado que solo eran espectadores se acercaron rápidamente a ayudarlos a reaccionar y en un momento ya estaban mejor.
Lo que más sorprendió a los semidioses fueron sus heridas, habían sido curadas sin dejar ningún rastro, desde el más mínimo rasguño hasta el más profundo corte. Los semidioses decidieron dejarlo pasar.
-- Okey, creo que ha sido todo – les dijo Tempestad volteándose a los semidioses.
-- Pueden ir a descansar, nos veremos mañana – les dijo ahora Tormenta a su lado, y mientras se iban pareció recordar algo -- ¡Ah! E hijos de Victoria y Nike, ha estado muy bien, buen trabajo – los susodicho le sonrieron en agradecimiento.
Todos los semidioses se fueron a cenar, no habían notado cuán tarde era y el hambre que tenían por la sorprendente pelea que estaban viendo .
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-- Oigan chicos, lo lamento por... todo eso. No era yo, lo entienden, ¿cierto? – sé disculpo Erick con sus tres compañeros, cuando los semidioses se habían alejado y ellos se habían quedado solos en la arena.
-- Claro que sí, Erick – le dijo Brujo – Yo también lo lamento – Jazmín le sonrió ante lo último.
-- No se preocupen por eso – les aclaro Chris – Aunque yo también lamento todo eso – los demás asintieron.
-- Y también lo lamento, chicos – llamó Jazmín antes de que ella pudiera hablar – Saben que nada de eso era verdad.
-- Claro que lo sabemos, Jazmín – le respondió Maddi sonriendo – Yo también lo lamento, por lo que he dicho.
-- No te preocupes por eso – le aclaró Jazmín y después preguntó -- ¿Así que estamos bien?
-- Siempre lo estamos, que eres mi amiga – dijo Maddi y la abrazo – Hay que ir a cenar, esa pelea me ha dado hambre – dijo al separarse de Jazmín.
Y todos se dirigieron al barco a comer, aunque fue una comida un poco más silenciosa que las anteriores.
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Nuevo capítulo.
Muchas de las cosas que se gritan las van a entender cuando explique sus historias, que por cierto creo que son los mejores capítulos, además del epílogo.
Lamento si no he actualizado, sé que dije que actualizaría regularmente porque ya la tenía editada casi toda, pero resulta que borre mi edición en un accidente que estuvo muy idiota.
Bueno, el punto es que ahora sí voy a intentar actualizar más seguido.
Ya saben, comenten lo que sea que les salga de su corazoncito y voten si les gusta.
Los quiero 🖤. Bye.
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