Los 8 compañeros se encontraban junto a las puertas de la sala del trono, escuchando la conversación de los dioses siendo ayudados por Percy y Annabeth para identificar las voces de cada uno que, a pesar de los años, aun no olvidaban.

Estaban hablando sobre más estrategias de ataque.

--No tiene sentido—dijo con desesperación la voz que, según explicaron, era de Atenea –No podemos hacer nada hasta Vacío ataque.

--Tiene razón—explicaron que hablaba Apolo— Y entonces el nos llevara ventaja. Necesitaremos un milagro.

--¿Qué dicen? –dijo Daniel divertido.

--¿Empezamos? –continuo David también divertido.

Todos asintieron, abrieron las puertas de par en par y entraron formando una "U" frente a los dioses.

--Es un gusto conocernos, dioses—dijo Erick con un tanto sarcástico.

--Hemos venido a salvarlos – continuó Chris, a la izquierda de Erick

--Respondemos ante su súplica de un milagro –dijo Maddi, a la derecha de Erick.

--Déjenos presentarnos –le siguió Jazmín, a la derecha de Maddi.

--Somos la élite de Caos—dijeron al unísono Daniel y David, a la izquierda de Christian.

--También conocidos como "la secta"—siguió Percy, a la derecha de Jazmín.

--Y terminaremos con su guerra —terminó Annabeth con un tono molesto, a la derecha de Percy.

--¿Quiénes son?—preguntó Zeus--¿Qué hacen aquí?

--¿Qué no escucharon nada de lo dijimos? –preguntó Maddi.

--¡Lo acabamos de explicar! –dijo Erick.

--¡Continuamos nuestras frases! –dijo Percy.

--¡Irrumpimos en su sala! –dijo Christian.

--¡Salimos de repente! –dijo David.

--¡De la nada! – dijo Daniel.

--¿Cómo es que no nos hicieron caso? – dijo Annabeth.

--Somos la élite de Caos—dijo Jazmín rodando los ojos y respondiendo la pregunta –y vinimos a ayudar en su guerra.

--No sabía que Caos tenía una élite—dijo con curiosidad Atenea.

--Es que se avergüenza de nosotros—dijo David haciendo un puchero a lo que los demás rieron.

--¿Podemos saber quiénes son? –preguntó Atanea, disgustada con su repentina aparición.

--No, pero tenemos alias entre los mortales. – Dijo Erick –Yo soy Brujo.

--Sicario—dijo Christian a su izquierda.

--Sirena—continuo Maddi.

--Teniente—dijo Jazmín a su lado.

--Somos los Pequeños Demonios – continuaron al unísono David y Daniel.

--Tempestad – dijo Percy.

--Tormenta – termino Annabeth.

--¿Por qué no podemos ver sus caras, ni saber sus nombres? – preguntó curioso Hermes.

--Son secretas – dijo Percy - - Nadie más que entre nosotros y Caos las conocen.

--Son órdenes de Caos no revelarlas – continuo Annabeth.

--Así que vienen a ayudar en esta guerra – dijo no tan segura Artemisa.

--¿Cuántas veces debemos repetirlo? – preguntó Jazmín.

--Okey, ¿cómo piensan hacerlo? – pregunto Hefesto.

--Entrenaremos a los semidioses de su campamento – dijo Erick.

--Pelearemos en su guerra – dijo Christian.

--Nuestros semidioses están capacitados para pelear – se quejó Zeus.

--Pero no lo suficiente – le contesto Percy con un tono muy molesto

--O eso es lo que han demostrado hasta ahora – agregó Annabeth igual de molesta.

--¿Por qué están tan decididos a ayudarnos? -- preguntó Poseidón.

--Son órdenes de Caos – dijeron todos al unísono, lo que causó escalofríos en algunos dioses.

--¿Y si no aceptamos su ayuda? – pregunto Zeus.

--No estamos pidiendo su aprobación – dijo David serio.

--Les estamos avisando que vamos a estar en el campamento, entrenando a sus semidioses y ganando su guerra—siguió Daniel.

--A Caos le parecía descortés irrumpir sin más en su territorio – continuo Jazmín

--Ahora, si nos permiten, tenemos que darnos prisa – finalizó Maddi.

Y así sin más, dieron la vuelta y se fueron a la salida en dirección al campamento.

La mayoría de los encapuchados sentían molestia, se estaban adentrando a una guerra del mundo mitológico, tendrían que volver a ese mundo del que tanto les había costado salir, y aunque volvían como leyendas, aún había un pequeño sentimiento de que eran los peones de esos dioses, esos dioses que nunca habían hecho y que nunca harían nada por ellos.

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Cuando salieron del edificio, lo primero que hicieron fue quitarse las capuchas.

--No son lo que esperaba – dijo Maddi tras quitarse la capucha algo melancólica

--¿Qué esperabas? – le preguntó Erick.

--No lo sé, pensaba que no esperaba nada, hasta que me di cuenta que no son lo que esperaba – le contestó.

-- Sí, yo también pensaba que sería diferente – siguió Chris --Supongo que si te encuentras a unos de los culpables de que parte de tu vida haya sido un infierno, esperas cosas diferente.

--Bueno, son los mismos que dejamos hace siglos, no me sorprende que no hayan cambiado – dijo Annabeth.

--Y aun son pésimos en las primeras impresiones – continuó Percy.

--Recuerdo que antes de conocer a uno de ellos los imaginaba como las estatuas – confesó Daniel.

--Oh sí, no puedo creer que temiéramos ante esas estatuas – siguió David.

--¡No puedo creer que temiéramos ante ellos! – Siguió Daniel con una sonrisa – Parecieron asustado cuando entramos.

--¿Sabes cuándo sí lo estaban? – Le dijo David divertido – Cuando hablamos a la par todos.

Su conversación provocó unas cuantas risas entre sus compañeros al recordar las reacciones de los dioses y aliviano el ambiente tenso. 

--Bueno, hay que enfocarnos. Tenemos una misión, ¿no? – dijo Jazmín cuando las risas cesaron.

--Está bien – dijo Chris -- ¿Todos saben a dónde vamos? – Todos asintieron – Bueno, entonces supongo que nos veremos haya.

Cada quien tomo un camino diferente: Daniel y David subieron a su moto, y Jazmín y Maddi se fueron caminando, los cuatro utilizarían los caminos por tierra que les otorgó Caos; Erick y Chris se sentaron en la recepción ya que usarían nuevamente su hechizo, y Percy y Annabeth se dirigieron a su barco.

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Les quería contar que un día vi una niña como de 11 o 12 en una plaza leyendo muy contenta Percy Jackson y el ladrón del rayo, lo único que pude pensar es que esa pobre niña estaba empezando a entrar en un universo del que ya no había vuelta atrás y que en un futuro le causaría varias crisis por las crueldades del Tío Rick. 

Espero que les guste el capítulo. Comenten si creen que debería mejorar en alguna cosa. 

Los quiero 🖤. Bye