Capitulo 2
Después de 1 día viajando llegaron a la Bahía Upper Bay (resultó que la ubicación estaba mal), luego robaron un coche y en media hora se encontraron frente al Empire State Building.
Durante su camino ninguno sabía que pensar, estaban algo emocionados por volver a su hogar anterior que dejaron sin previo aviso hace ya tantos siglos, pero hubiera sido más fácil si sólo fueran al campamento. Seguían un tanto molestos con los dioses, hicieron tanto por ellos, y los habían dejado tirados en el Tártaro. Tantos años siendo sus peones para que cuando más necesitaban su ayuda no hicieran ni un pequeño intento de ayudarlos.
—¡Miren ahí! Pero si es mi pareja favorita —escucharon una voz al entrar a la recepción del Empire State.
—Hola Maddi, también es bueno verte —dijo Percy, sonriente por su comentario y abrazándola. —Jazmín — saludó, dándole un abrazo a la susodicha.
—Chicas, ha pasado mucho tiempo —dijo Annabeth abrazando a cada una.
Las 4 se sentaron en la recepción, la cual estaba vacía.
—Espero que no hayan estado esperando demasiado — les dijo Annabeth.
—Oh no, no fue mucho tiempo, ya sabes lo obsesionada que esta nuestra soldado con la puntualidad —le contesto Maddi.
—No es mi culpa que después de tantos años conmigo, sigas amando llegar tarde a todo.
—¡Ay! ¡Por favor! No seas tan exagerada, no soy tan impuntual.
—¿Segura? Recuerdo aquel día que me dejaste esperando durante tres horas porque "había mucho tráfico "
—Era la verdad.
—Maddi, hace siglos que no usamos los caminos de mortales para llegar a los lugares.
—Ya supéralo Jazmín, han pasado como 200 años.
—¿Y la vez de España?
—¡Estaba en París, Jazmín! , me tomó un poco de tiempo llegar.
—Casos nos dio caminos con los que te tomaría 15 minutos llegar, te tardaste cuatro horas.
—Sabes que no me encantan esos caminos.
—¿Qué pasa con la vez de Francia? ¡Estabas en Francia!
—Estaba ocupada con algo.
—Más bien alguien
—Oh vamos, Jazmín. Sabía que te las arreglarías, tal y como lo hiciste. Además, en si era parte del trabajo.
—Sabes que no debes pasar mucho tiempo con los mortales de quienes debemos encargarnos.
—¿Por qué no? A ti te gusta dispararles sin que se den cuenta para ver su cara de sorpresa, a mí me encanta que se enamoren de mí — le dijo Maddi con una sonrisa algo siniestra— y después sepan quien los mató. Claro, solo a los hombres, no creo que sea tan fácil enamorar a una mujer.
—¿Con tu encanto? No debe ser tan difícil — esta vez Annabeth intervino.
—Creo que me estas sobreestimando, querida.
—Bueno, el caso es que no eres nada puntual.
—Okey, creo que tal vez no lo sea.
—Entonces, ¿terminaron? — preguntó un chico detrás de ellas a quien no notaron por su discusión.
—¡Erick! — saludo Maddi contenta, pero un tanto sobresaltada por el susto, y después volteo para abrazar a los recién llegados.
—Hola Maddi — dijo Erick devolviendo el abrazo.
—Chris, Erick —dijo Jazmín solo asintiendo con la cabeza hacia cada chico, recibiendo un movimiento de cabeza de cada uno como respuesta.
—Mucho tiempo sin vernos chicos — les dijo Chris a Annabeth y Percy,
—Demasiado — le contestó Percy levantándose, al igual que Annabeth, para abrazarlos.
—¿Cómo llegaron? — preguntó Percy curioso cuando se volvieron a acomodar en la recepción.
—Con un hechizo de transportación — le contestó Erick orgulloso de él mismo.
—¿Cuánto tiempo estuvieron ahí escuchando? — les preguntó Maddi curiosa.
—No tanto, casi acabamos de llegar — le contesto Chris.
Estuvieron un rato en silencio esperando a los miembros faltantes.
—¿Cuánto más tardarán esos niños? — preguntó Maddi algo aburrida.
—Sabes cómo son los chicos. Ya aparecerán — le contestó Annabeth.
—A veces me pregunto que pasara por sus mentes imperactivas — dijo Jazmín.
—Ya no deberían tener imperactividad, Caos nos librero de eso al unirnos a él. También de la dislexia — le dijo Percy.
—Supongo que hay costumbres que nunca se olvidan — le dijo Maddi.
Su conversación fue interrumpida por el sonido de una moto que se acercaba directamente a ellos. La moto no se detuvo hasta entrar en la recepción y quedar frente a los demás. De ella bajaron dos chicos.
—Pudieron haberla dejado afuera — los regañó Jazmín.
—Y caminar hasta aquí — dijo una de los chicos.
—Ni locos — continuó el otro chico.
—Me esperaba esa respuesta — continuó Jazmín abrazándolos.
—David, Daniel — los saludo Maddi — ni siquiera me voy a molestar en saber quién es cada uno – le dijo mientras los abrazaba provocando la risa de los gemelos.
—Lo mismo digo — hablo Chris yendo a saludarlos.
—Habíamos acordado que usarían algo distintivo cuando tuviéramos misiones juntos — le dijo Erick saludándolos igual que los anteriores — Algo así como su nombre en la frente.
—El de la derecha es Daniel y el de la izquierda David — les dijo Annabeth muy segura.
—¡Oh! Vamos, Annabeth — le dijo Daniel mientras la abrazaba, con una expresión algo triste por no continuar con su juego.
—Tu siempre nos distingues — siguió David cuando lo abrazo a él con la misma expresión que su hermano.
—¿Cómo lo haces siempre? — preguntaron al mismo tiempo.
—Un mago nunca revela sus secretos.
—Vamos Percy, haz que nos lo diga — intento convencer David mientras lo saludaba.
—Créanme, yo también quisiera saberlo — contestó mientras saludaba a Daniel.
—¿Es por nuestra forma de hablar? — preguntó David
—¿Tal vez es nuestra ropa? — hablo esta vez Daniel.
—Pero siempre llevamos ropa casi igual.
—Son sus pulseras — aclaro Annabeth interrumpiéndolos.
—¿Qué? — preguntaron los gemelos a la vez.
—Son diferentes — continuó Annabeth a lo que ambos vieron sus pulseras.
Antes de que pudieran seguir hablando, apareció Caos.
—Me alegra que ya hayan llegado — les dijo a todos —. Ya todos conocen la misión, ¿no? — todos a sintieron — ¿No tienen ninguna duda? — todos negaron — Okey, yo no puedo entrar por las leyes antiguas que ya conocen — todos volvieron a asentir — Ustedes entraran solos y deberán estar encapuchados.
—Disculpe Caos, pero ¿por qué? — preguntó Jazmín.
—Como saben, algunos están relacionados con los dioses, unos más que otros — contestó Casos, viendo a Percy y Annabeth en la última parte — será mejor prevenir.
De repente aparecieron capuchas negras frente a ellos, con bordes de color diferente. Reconocieron fácilmente el color de cada uno y se las pusieron.
—Tienen un encantamiento, nadie más que ustedes se las pueden quitar — les explico Caos — Usaran los apodos que les han puesto los humanos para que sea más rápido.
Con siglos interfiriendo en los asuntos de mortales era inevitable que empezarán a sospechar, así que inventaron leyendas sobre ellos, aunque algunas eran reales la mayoría eran inventadas. Bautizaron al grupo de jóvenes desconocidos y poderosos que los salvaban "La Secta"
—Sé que a muchos de ustedes no les gusta estar aquí, quisieran no ver a los dioses, pero es necesario — explicó Caos viendo a los semidioses — Okey, es hora de que interrumpan una reunión — les dijo Caos.
Los seis se dirigieron al elevador y apretaron el botón que lleva al piso 600.
—¿Por qué de entre todas las culturas tenemos que meternos en esta? — preguntó Chris.
—Porque las destinos nos odian — contestó Annabeth.
—No puedo creer que tengamos que salvarlos... — dijo Daniel
—Después de todas las veces que intentaron acabar nos — siguió David
—No creerían las veces que eso pasaba por mi mente — dijo Percy con una sonrisa melancólica
—Oh, vamos, no puede ser tan malo, ¿o sí? — Dijo Maddi y después de ver sus caras de asentimiento siguió hablando — Al menos ustedes los conocen.
—El que no los conozcamos sólo demuestra lo mal que están — le dijo Chris.
—Bueno, hay que apresurarnos — dijo Erick cuando las puertas se abrieron — ¿Están listos para otra misión? — les preguntó mientras caminaban por el pasillo, como en las misiones anteriores, a lo que todos asintieron, pero de alguna forma podían sentir que esta vez sería diferente.
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En esta parte intente expresar las relaciones que tienen en el equipo. Espero haberlo logrado.
Comenten cualquier cosa que quieran sobre esto.
Los quiero 🖤. Bye.
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