Capitulo 14

-- ¿Por qué tardan tanto? – escuchó decir a Leo

Nico miró a su alrededor, estaba en Epiro, frente a las puertas de la muerte, Hazel había derrotado a Pasifae y, con ayuda de Hécate, a Clitio. Cinco de los siete viajeros del Argo II esperaban a sus miembros faltantes.

-- Tenemos que salir de aquí, esto se está derrumbando – escuchó a Jason.

-- No, aún pueden salir. No podemos dejarlos – se escuchó decir a él mismo

--El lugar no durará mucho –le contestó Hazel, con la voz entrecortada.

--Podemos esperar un poco más – pidió Leo --. Tal vez, solo necesitan más tiempo – intentó convencerlos.

-- Debemos irnos o terminaremos enterrados – les dijo Piper.

-- No, yo los guie a Epiro, ellos van a vernos aquí – objetó Nico.

-- Nico – llamó su atención Jason --. Ellos no van a salir, debemos soltar las puertas.

-- Espera – objetó Frank, con un poco de esperanza --. Tal vez aún puedan hacerlo.

Pero lo sabían, las puertas ya no se abrirían. Jason negó y avanzó dispuesto a cortar las cadenas. Nico intentó detenerlo, pero Piper lo sujetó, sabía que seguía gritando, pero no era consciente de lo que decía.

--Él lo prometió – susurró cuando las puertas desaparecieron, sintiendo una lágrima resbalar por su mejilla.

Una voz ajena al recuerdo desconcertó a Nico

-- ¡Nico! ¡Nico! ¡Despierta!

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Nico vio una cabellera dorada que lo movía asustado.

-- ¿Estás bien? – le preguntó preocupado el chico.

-- Sí – fue lo único que contestó.

-- ¿Estás seguro? Estabas llorando en tu sueño

-- Sí, solo ha sido una pesadilla...

-- Está bien ¿Crees poder dormir?

-- Sí, Will. Estaré bien. Vuelve a dormir. Lamento haberte despertado.

-- No importa.

Will abrazó a su novio por la espalda y él se acomodó en su pecho, volviendo a dormir, intentando olvidar su recuerdo.

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-- Percy – llamó la chica a su novio, quien estaba recostado a su lado en la cama, mirando fijamente al techo.

-- ¿Sigues despierta? – se sorprendió y la volteo a ver --. Deberías dormir, debemos estar preparados para el próximo ataque.

--Tú también estas despierto – aclaró Annabeth --. Y muy bien sabes que no lo necesitamos.

--Aun así, siempre es bueno un descanso – quiso objetar Percy.

-- ¿Qué te mantiene despierto? ¿Las pesadillas? – peguntó la chica, desviando el tema, enderezándose y recargando su espalda en la cabecera.

-- No, no es eso. Solo pensaba – contestó, imitándola.

-- ¿En qué piensas? – preguntó.

El chico suspiró.

-- No lo sé – contestó --. En todo, supongo: en la maldición, en que aún no tenemos una cura; en el próximo ataque, en los errores del plan; en que nuestros viejos amigos siguen con vida y no podemos acercarnos a ellos; en lo mucho que odio a Vacío –. Soltó un bufido por sus próximas palabras--. En esa molesta idea de que esta vez no podre salvarnos, la sospecha de que uno de los dos tendrá que tomar una decisión imposible.

-- Son muchas cosas – quiso bromear Annabeth --. No puedo decirte que todo saldrá bien. No lo sé. La mayoría de esas cosas no lo podremos saber hasta que ocurran, pero hay una de la que yo tampoco he dejado de pensar toda la noche.

-- ¿Cuál? – preguntó curioso el chico.

-- La de nuestros viejos amigos – contestó --. He estado considerando desde el día que nos descubrieron contarles la verdad.

«Se que desobedeceremos a Caos por segunda vez, pero, sinceramente, no me importa. Quiero aclararles las cosas, tener una despedida digna. Además, según las leyes antiguas, Caos no puede tocarlos.

«Sé que es una muy mala idea, Percy, pero es nuestra oportunidad de volver con ellos, al menos por un tiempo. La tenemos justo enfrente, no podemos dejarla ir.

-- Sí, es una pésima idea – dijo Percy, pero sonrió y la miró a los ojos --. Pero voy a seguir tus planes sin importar qué, listilla.

-- Una decisión sabia, sesos de alga – contestó la chica, dándole un casto beso en los labios.

-- Entonces, ya que solucionamos al menos una cosa – dijo el chico –, creo que podré dormir.

El chico volvió a recostarse y la chica lo imitó, él la rodeo con sus brazos y cayeron en brazos de Morfeo.

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-- ¿Y si los molestamos por ser entrometidos y nos hacen daño? -- dijo Leo, mientras iban de camino al Salvation, en busca de un plan de parte de los encapuchados.

-- No lo harán, Leo -- le contestó Nico.

-- ¿Creen que sea una buena idea? ¿Y si no tienen ningún plan y están tan perdidos como nosotros? -- preguntó preocupada Piper.

-- No lo creo, pero si fuera así, podemos ayudarlos -- contestó Jason.

Cuando llegaron a la playa, vieron al barco en la orilla con la escalera baja, lo que los sorprendió, pues siempre se alejaban en las tardes.

Cuando subieron los alertó un poco la escena, en lugar de un grupo ideando un plan, solo estaban Percy y Annabeth sin capucha, viendo al horizonte.

-- Se tardaron bastante – les dijo Percy a los recién llegados --. Los hemos estado esperando.

-- ¿Así de la nada? – preguntó Nico al comprender-- ¿Después de la escena del otro día de repente deciden hablarnos?

-- Sí – contestó Annabeth –, cambiamos de opinión.

-- Tómalo o déjalo, chico sombra – le dijo Percy.

-- ¡Yo lo tomo! – contestó en su lugar Piper, quien se apresuró a abrazar a Annabeth y después a Percy --. Me alegra que no estén muertos – comentó al separase

Jason los abrazo después.

-- Me alegro qué se decidieran a hablarnos – les dijo al separarse.

Los siguientes fueron Frank y Hazel, quienes solo los abrazaron, sin decir nada más.

Le siguieron Leo y Calipso.

-- No puedo creer que sigan con vida – les dijo Leo.

-- Nosotros tampoco – contestó Annabeth.

-- Así que, Calipso ¿Quién fue el héroe que te liberó? – preguntó Percy

-- Este molesto chico de aquí, mi héroe -- le contestó, señalando a Leo.

-- Te dije que saldrías.

La siguiente fue Thalia, quien abrazó a ambos a la vez.

-- ¿Cuándo dejaras de hacer tantas estupideces por ser un héroe, sesos de alga?

-- No lo sé, Cara De Pino -- le siguió el juego.

-- Y Annabeth, ¿por qué aún sigues a Percy hacía el suicidio?

-- Yo igual me lo pregunto, Thals -- le contestó.

El último fue Nico, junto a Will, quien solo los abrazó, más no dijo nada.

-- Dioses, ustedes nunca se mueren – se burló Nico.

-- Lo mismo digo – dijo Percy.

Todos se sentaron en la cubierta, formando un círculo.

-- Así que, ¿qué ha sido de su vida estos siglos? -- preguntó Percy.

-- Ya sabes, lo normal. Después de tener una guerra con Urano, los dioses nos otorgaron la inmortalidad -- le contestó Jason.

-- Hemos vivido de manera casi normal desde entonces -- siguió Piper

-- Ya sabes, a excepción de que no envejecemos -- bromeó Leo.

– Pasamos unos años en una ciudad hasta que empieza a parecer extraño que no cambia nuestra apariencia, después nos mudamos – explicó Nico.

-- También a veces nos quedamos en el campamento – agregó Will.

-- Hasta cursamos la universidad ¿saben? – dijo emocionada Hazel --. Fue tan normal que parecía un sueño.

-- ¿Y qué estudiaron? -- les pregunto Annabeth.

-- Oh, muchas cosas en realidad – les dijo Piper --. Hemos cambiado de carrera cada par de décadas.

-- Increíble – dijo Annabeth, y después volteo hacia Thalia -- ¿Qué hay de ti Thals? Sigues en la caza ¿no? – preguntó.

-- Sí – contestó Thalia --. Sirvo a mi señora aún. No hay nada nuevo, solo muchas misiones, búsquedas, lo de siempre.

-- ¿Y ustedes? – preguntó Jason -- ¿Cómo salieron de Tártaro y terminaron con Caos? Debe ser toda una historia.

-- Ah sí, sobre eso -- dijo Annabeth -- No es tan larga.

-- Bueno, cuando cerramos las puertas Tártaro nos capturó y decidió que sería divertido conservarnos para entretenerse. -- les contó Percy.

-- Nos torturó durante algunos años – les explicó Annabeth, sin darle mucha importancia, pero sorprendiendo a sus espectadores –. Después hizo un trato con Vacío y nos estregó a él como un regalo para mostrar su apoyo a sus planes.

-- Vacío nos tuvo unos años más. – continuó el chico --. Nos usaba como un experimento, quería saber cuánto duraba un semidiós promedio en batalla, cuánto dolor lograba soportar, cuánto soportaba su cordura, qué es mortal para nosotros. Se estaba preparando para intentar liberarse de su prisión.

-- Después de un tiempo, Caos descubrió sus planes y el ejército se encargó de ir a detenerlo – siguió la chica --. Sirena nos vio, nos dejó inconscientes pensando que éramos aliados de Vacío y nos llevó con Caos.

-- Cuando Caos escuchó nuestra historia nos ofreció un puesto en su ejército. No pudimos negarnos. Desde entonces cuidamos a los mortales desde el mar en este barco – terminó el chico.

-- Bueno, eso explica porque Vacío les tenía tanto interés – comentó Piper.

-- Sí, tenemos un pasado complicado con él – comentó Annabeth.

-- Pero... yo los sentí en el inframundo, 20 años después de que cayeran al Tártaro ¿Cómo...? – preguntó confundido el hijo de Hades.

-- Fue un detalle de Caos – le respondió Percy.

-- Una de las reglas para unirnos era no volver a tener contacto con nuestros conocidos anteriores al ejército – explicó Annabeth.

-- Para asegurarse de que ustedes no continuarán buscándonos simuló que estábamos muertos – siguió Percy.

-- Así que... ¿están rompiendo las reglas? – les preguntó Leo bromeando.

-- Sí... -- fue la única respuesta que dio Percy forzando una sonrisa, igual que su novia.

-- ¿Y cómo es ser parte del ejército de Caos? – le preguntó Hazel curiosa, desviando el tema.

-- Es bueno – fue la respuesta de Annabeth –. Emocionante.

-- A veces demasiado, diría yo – aclaró Percy con una sonrisa ladina.

-- ¿Cómo funciona? – les preguntó Frank.

-- Bueno, para ser parte oficial tuvimos que pasar algunas pruebas – les explicó la chica.

-- Después pasamos por un intenso entrenamiento para seguirle el ritmo a los demás miembros – siguió contando el chico.

-- Y bueno, una vez adentro se nos designó una parte del mundo – le explicó la chica –. Sirena y Teniente están en Europa y Asia; Brujo y Sicario se encargan de África y Oceanía; Los Pequeños Demonios tienen América Central y del Sur y el terreno aéreo, y nosotros cuidamos el Océano, obviamente, y a veces, Norteamérica.

--Aunque no tenemos que quedarnos ahí – les aclaró Percy –. Caos nos organizó de la manera que le pareció conveniente, pero, si no estamos cerca, solo le da la misión al más cercano.

-- También nos dio caminos por tierra que nos hacen más fácil y rápido el traslado, algo así como el laberinto de Dédalo. – agregó la chica --. Y nos da el dinero más que suficiente para tener comida y un techo.

-- Aunque no lo necesitamos, claro. – aclaró el chico --. No tenemos que dormir ni que comer, solo lo hacemos por gusto.

-- Y... ¿Qué es lo que pasa... con sus... heridas? – les preguntó Leo dudoso.

-- Oh, ¿te refieres a esto? – Percy tomo su espada y se hizo un profundo corte en el brazo, un segundo después ya no había ni rastro de él –. Es parte de la inmortalidad de Caos, nos curamos rápidamente.

-- ¿Cualquier herida? – preguntó sorprendido Frank.

-- Podría decirse – contestó Annabeth –, tarda más tiempo según la magnitud del daño.

-- Entonces... ¿no pueden morir en batalla? – preguntó Thalia.

-- No, todavía podemos hacerlo – explicó Annabeth --. Pueden decapitarnos, no hay forma de que podamos curar eso – dijo frotándose el cuello.

-- Sí... tampoco podemos recuperar partes del cuerpo que nos amputen – siguió Percy. 

-- O pueden herirnos tan de gravedad que ya no podremos curarnos -- explicó la chica. 

-- Pero es muy difícil que lleguemos a ese grado – dijo Percy –. Ninguno nunca ha muerto, Brujo, el más viejo, lleva milenios en esto.

-- Oh dioses, suena grandioso, chicos – les dijo Leo.

-- Sí, nosotros solo seremos adolescentes por siempre, las heridas aún pueden matarnos como antes – dijo Jason.

-- Créeme, no es tan increíble como parece – comentó Percy.

--Además, los requisitos para entrar tal vez no lo valgan –intentó bromear Annabeth.

-- ¿Por qué? ¿Cuáles son? –preguntó curioso Leo.

-- Básicamente –contestó Percy --, haber tenido una mala vida.

-- Pues, muchos de nosotros no tuvimos la vida perfecta –opinó Nico.

--Eso lo sé, pero es la vida promedio en un semidios –comentó Annabeth --. Esto es diferente, debe haber algo diferente, algo que llame la atención de Caos.

--Entonces, ¿qué les pasó a los demás? –preguntó curiosa Hazel.

--No lo sabemos exactamente –aclaró Percy --. No solemos hablar mucho de nuestra época antes de Caos.

--Sabemos que Eri... quiero decir, Brujo, fue perseguido por tener magia –explicó Annabeth –. La familia de Sicario perdió todo en la Gran Depresión

-- Sirena escondió a algunos judíos durante la Segunda Guerra Mundial – siguió Percy --. Teniente se enlisto en la primera guerra mundial, disfrazada de hombre.

-- Y a los Pequeños Demonios les hizo algo el gobierno, o algo así – terminó la chica.

-- Además – agregó Percy --, Caos completo el ejército desde hace milenios, fuimos los últimos que entraron.

-- ¡Ah! También estudiamos la universidad, la hicimos en Italia. -- dijo Annabeth cambiando el tema -- Obviamente, estudie arquitectura.

-- Y yo biología marina.

-- Pero está claro que nuestra vida no está ni cerca de ser normal-- dijo Annabeth.

-- Sí, dioses ¿cuántas "misiones" han tenido todo este tiempo? -- preguntó sorprendida Hazel.

-- Perdí la cuenta después de 30 años -- le contestó Annabeth --. En fin, suficiente de nosotros, ¿qué hay de ustedes? No me van a decir que no han hecho nada en todos estos siglos.

-- A comparación de ustedes, pareciera que no – contestó Piper.

-- ¡Oh vamos, chicos! – comentó Percy -- ¿Qué hay con los problemas de semidioses que parecían nunca dejarnos?

-- En realidad – contestó Frank --, nos dejaron. Los dioses comenzaron a preocuparse y las cosas se calmaron. Los semidioses llegan a los 12 años y son reclamados. Hicimos cabañas para cada dios menor que se nos ocurrió. Los monstruos dejaron de molestarnos cuando supieron de nuestra inmortalidad.

-- Sí – agregó Hazel --, nuestro mayor problema ha sido mantener en secreto nuestra inmortalidad a los mortales.

-- Además – agregó Piper emocionada mostrándole un anillo en su dedo --. Nos casamos.

-- ¿En serio? – se sorprendió Annabeth.

-- Sí, todos lo hicimos – agregó Calipso mostrando su propio anillo --. Afrodita insistió.

-- Ella las oficio – agregó Jason.

-- Espera, falta lo más raro – dijo Thalia sonriendo.

-- Tuvimos hijos – dijo Jason nervioso.

--¡Espera ¿hablas enserio! – se sorprendió Percy.

-- Sí – respondió en su lugar Hazel, igual de nerviosa --. Han fallecido con los años, pero era muy bueno mientras duraba.

-- Eso es súper raro – dijo Annabeth --. No le parecía extraño a la gente que ustedes se vean tan jóvenes.

-- Sí, cuando eran pequeños era sencillo fingirlo – contestó Frank --. Cuando tenían edad suficiente les contábamos la verdad y así, cuando ya no parecía real que ellos eran nuestros hijos, fingíamos que éramos hermanos o primos o algo así.

-- Parece muy complicado – comentó Annabeth.

-- No lo era tanto – le contestó Leo --. Lo valía.

-- Nosotros tenemos prohibido hacer una familia – contestó Percy --. No podemos estar atados a nadie, ya era demasiado para Caos que hubiera parejas entre nosotros, pero aun así las acepto.

-- Es bueno lo que tenemos – comentó Nico --. Después de tres guerras seguidas merecíamos un descanso. Ustedes tal vez también lo necesiten.

-- Nuestros descansos son entre misiones, a veces tenemos hasta un año de paz – comentó Annabeth --. Y ayudar a los mortales siempre es bueno.

-- Bueno, hablado de sus misiones – cambio de tema Thalia -- ¿Qué piensan de esta misión? ¿Tienen algún plan?

-- Sí, tenemos un plan para el próximo ataque – contestó Percy --. Es simple, ustedes solo deben concentrarse en los monstruos.

-- ¿No hay algo en que podamos ayudarlos? – preguntó Piper.

-- No, esta vez no, ya lo tenemos listo, solo esperamos que funcione – le contestó Annabeth.

De pronto escucharon a un grupo subir por la escalera del barco.

-- Chicos ¿por qué el barco sigue en...? – preguntó la chica que llegó primero cuya voz reconocieron como la de Sirena, parando su pregunta al ver a los semidioses.

-- No se preocupen, chicos – les aclaró Annabeth cuando subieron todos – Se los contamos.

-- Oh, está bien, supongo... -- dijo el chico que identificaron como Sicario.

-- Bueno chicos, creo que Caos estará de acuerdo conmigo en que el tema de las identidades no funcionará ahora – les dijo Annabeth, y sus compañeros asintieron.

-- En ese caso – dijo la chica con cabello lila ondulado y unos grandes e intensos ojos morados, hermosa. Saludó con un movimiento a los semidioses, presentándose –. Soy Maddi, hija de Afrodita. Ya saben... Sirena.

-- Bueno, yo soy Erick. Brujo– les explicó un chico con cabello arena despeinado, tez blanca y unos peculiares ojos naranja –. Soy un hechicero.

-- Está bien. Soy Jazmín – se presentó indecisa la chica con cabello plateado lacio, unos brillantes ojos rojos y tez blanca, sin dar más información.

-- Yo soy Chris – se presentó el chico con cabello castaño rizado, unos duros ojos totalmente negros y piel canela –. Hijo de Hécate.

-- Yo soy Daniel – le explicó un chico que parecía menor que los demás, tenía el cabello rubio lacio y ojos azul eléctrico. Señalo al chico idéntico a él que estaba a su lado – Y él David.

-- Hijos de Zeus – terminó su gemelo.

-- Bueno, es un gusto conocerlos – les dijo Jason sonriendo – Pero será mejor que nos vayamos, se está haciendo tarde – les aclaró el chico, y tenía razón, el sol estaba ocultándose.

-- Nos alegra haber podido hablar con ustedes – les dijo Piper a Percy y Annabeth

-- A nosotros igual. Nos vemos luego-- le dijo Percy.

Y todos se fueron, dejando de nuevo sola a La Secta discutiendo su plan, perfeccionando los últimos detalles. 

_. _. _. _. _. _. _. _. _.

En la noche, cuando Percy y Annabeth entraron a su habitación, encontraron en la mesa una nota:

"Sé que desobedecieron mis órdenes. No puedo castigarlos por eso ahora, pero lo haré cuando terminen su misión. Y Percy, es tu tercer strike"

-- ¿Tercer strike? – preguntó confundida Annabeth mirando fijamente el papel – ¿Desobedeciste a Caos más de una vez?

-- Caos debió confundirse – le contestó. 

-- No, Percy, Caos no se confunde – dijo volteandolo a ver -- ¡Desobedeciste a Caos!

-- Annabeth, no fue así – intentó mentir, nervioso y desviando su mirada.

-- ¿Qué tan tonta crees que soy? – preguntó molesta --. Dioses, Percy ¿por qué no me lo dijiste!

--Annie, déjame explicártelo – le pidió Percy.

-- ¿Vas a contármelo? – le preguntó.

-- Yo... yo... Annie, por favor – tartamudeó, nervioso.

-- No – lo interrumpió la chica --. No me lo contaste y no piensas hacerlo.

«¡Por todos los dioses, Percy, llevamos siglos juntos! ¡Nos contamos todo! – le dijo -- ¡O al menos yo te he contado todo ¿por qué tú no?!

«¿Cómo puedes esconderme algo como esto, Percy? ¿Por cuánto tiempo lo has hecho? – continuó molesta -- ¡¿Qué fue lo que hiciste que no puedes contármelo?! – lo meditó un momento y se calmó al formar una idea -- ¿O...o es por el castigo? No quieres decirme lo que Caos hizo ¿cierto? – esperó una respuesta del chico, pero no obtuvo ninguna, él solo mantuvo su mirada en el suelo.

«Sabes que no voy a juzgarte, Percy. No importa lo que haya pasado, yo voy a apoyarte –. Tomó el mentón del chico para que la mirara --. Quiero apoyarte, pero si te guardas todas las cosas nunca podré hacerlo.

La chica espero por una respuesta, pero su novio solo desvió la mirada, sin decir palabra alguna.

-- Está bien – se rindió Annabeth –, no quieres hablar, no hablaremos – le dio la espalda al chico y caminó a la puerta --. Iré a dormir en las habitaciones de abajo.

-- Annie, por favor – pidió el chico, alcanzándola y sujetándola del brazo --. Estas... -- intento decir, pero se arrepintió al instante.

-- ¿Exagerando? -- completó la frase --. No lo estoy -- se soltó de su agarre --. Que no me lo puedas decir es prueba de ello.

Salió del camarote y bajo a las habitaciones , dejando solo a Percy, arrepentido y frustrado.

-. -. -. -. -. -. -. -. -. -. 

Hola. 

Bueno nuevo capítulo, espero que les guste. 

Es MUY largo (3688 palabras) porque no pude cortar la conversación entre ellos, iba a separarlos pero entonces quedaba uno muy chiquito, así que mejor lo deje así. 

Espero que no sea demasiado. 

En fin ¡¡Ya salí de vacaciones!!

Diría que soy un elfo libre, pero solo cambie de dueño por un tiempo. De los maestros y los trabajos a mis padres y la limpieza. 

Pues, aun así, es bueno un respiro de la escuela, ya me estaba muriendo entre los exámenes y las tareas. 

Espero estén pasando unas excelentes vacaciones, ya saben, no salgan a fiestas ni Posadas. Quédense en su casita, amiguitos.

Cuidense, porfa. 

Los quiero 🖤. Bye. 

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