A la mitad del Océano Pacífico se encontraba un hermoso barco inmóvil. En él se veía a una joven pareja mirando al horizonte, la chica estaba recargada en el pecho del chico y él pasaba su brazo sobre sus hombros. La tranquilidad de ambos era envidiable.

--Nunca me cansaré de esta vista, no importa cuánto la veo – dijo la chica rompiendo el silencio.

-- Es muy hermosa – le respondió el chico, viéndola a ella.

Se vieron interrumpidos por una luz inusual detrás de ellos. Ambos voltearon para observar a la persona causante del brillo.

--Percy, Annabeth – saludo Caos inexpresivo, como siempre, pero con algo inusual: un poco de preocupación – les tengo un trabajo.

Ambos estaban acostumbrados a este tipo de cosas, pero su expresión y la pausa que le siguió resultó alarmante.

— ¿De qué se trata? —le preguntó Annabeth.

—Se trata de Vacío— a su respuesta Percy y Annabeth se tensaron -- está tratando de volver. Casi lo ha logrado. Quiero que lo detengan.

«Tendrán que ir al campamento. Vacío ya ha atacado a los romanos, perdieron muchos guerreros, a tal grado que han tenido que pedir ayuda a los griegos, se juntaron en el campamento mestizo para ser más fuertes, pero no es suficiente contra Vacío.

«Han estado lo suficiente con Vacío como para saber que no es bueno que gane.

--¿Qué debemos hacer exactamente? – preguntó Annabeth.

--Está claro que los semidioses no podrán vencer a Vacío, así que quiero que ustedes se encarguen de ello. Pero, desgraciadamente, los semidioses se encuentran muy fuera de práctica, así que ustedes deberán ayudarlos para que les sean útiles. 

--¿Quiere que los entrenemos? – le preguntó Percy.

--Así es

-- Eso nos tomará mucho tiempo -- objetó Annabeth -- No será más sencillo que nos encarguemos solo nosotros de Vacío. 

-- Necesitarán toda la ayuda posible -- explicó Caos -- Vacío está aliado con Tártaro y tiene un ejército, por fortuna aún no encuentran la puertas, y estoy seguro que no es una de sus prioridades. 

— ¿Puede intervenir? —le preguntó Percy

—Estoy interviniendo al mandarlos a ustedes, saben que no puedo ayudar más. Desde que me distancie, va contra las leyes antiguas que intervenga directamente.

— ¿Cuándo tenemos que llegar? —quiso saber Annabeth 

—En 2 días. Deberán estar en el Olimpo para el solsticio de invierno.

--¿Al Olimpo? Está bien ir al campamento, pero, ¿de verdad es necesario hablar con los dioses? —pregunto Percy algo disgustado.

—Lo lamento, pero es lo mejor, no podemos simplemente irrumpir en su territorio sin avisarles antes.

--¿Llamara a los demás? — preguntó Annabeth desviando de tema.

—Sí, irán los demás. — Caos hizo una pausa esperando otra pregunta —Okey, les deseo buena suerte semidioses, confío en ustedes—sin más que decir desapareció brillando de nuevo.

—Bueno pues, ya decía que estábamos muy tranquilos—dijo Percy en forma de burla.

—Cállate sesos de alga, tenemos que ponernos en marcha o no llegaremos.

— ¡Agh! En serio no quiero ir al Olimpo, pensé que no tendríamos que volver.

—Es nuestro trabajo, Percy, tenemos que hacerlo — Annabeth intento calmarlo, pero por más que no quisiera aceptarlo, ella tampoco quería ir.

Y así, Percy y Annabeth se dirigieron a lo que antes era su hogar, y al que desearían no ir.

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Les dije que serían rápidas las actualizaciones. 

 Comenten si lees gusta la idea que llevo. 

La verdad he leído muchos de estos fanfic sobre el ejército de Caos y casi ninguno lo acaban o casi siempre está lleno de faltas ortográficas (lamento si se me pasa alguna), además casi nunca son Percabeth. Por eso decidí hacer esta historia.

Los quiero 🖤. Bye