Capítulo 33-Dani

—Bueno, ¿qué querías?

Me giro al escuchar su voz y no puedo evitar sonreír. Está igual de guapa que siempre, pero la veo tiritar. Culpa mía por citarla a primera hora de la mañana en pleno febrero.

—Siéntate. He pedido café.

—Gracias.

Miro al suelo sin saber qué decir, pero tengo que hacer esto cuanto antes.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos? —Frunce el ceño, mirándome fijamente a los ojos—. Yo sí, y me acuerdo de que cometí un gran error ese día.

—Si me has traído aquí para hablar de eso... lo mejor es que me vaya.

—No, por favor. —Cojo su brazo, lo que hace que se detenga—. Quiero que arreglemos las cosas. Ninguno de los dos puede seguir viviendo con esto.

—¿Después de lo que conseguiste? ¿Quieres disculparte siete años después?

—Sé que suena muy mal, pero de verdad debemos hacerlo. Quiero que hagamos las paces, y si es posible... me gustaría que fuéramos amigos.

—¿Crees que lo que pasó se puede arreglar pidiendo perdón?

—Bueno, también podría conseguir que tú y Blas volvierais a salir, pero tú y yo sabemos que no deseas eso.

—Ya no siento nada por él —me dice con rudeza. Me da pena Blas, creo que él aún siente algo por ella.

—¿No te gustaría vivir en paz, sin atormentarte por lo que pasó? Solo dime que le perdonas, abrázame, y todo estará bien.

Se queda mirándome sin saber qué hacer, mordiendo su labio inferior mientras tamborilea la mesa. Entonces, se levanta y yo me levanto con ella. No puedo dejar que se vaya sin antes solucionar las cosas.

Para mi sorpresa, se acerca a mí y pasa sus brazos alrededor de mi cuello. Me aprieta con fuerza mientras entierra la cabeza en mi hombro. Ella también lo necesitaba.

—Todo estará bien...

—¿Tú y yo podremos ser amigos? —balbucea en mi hombro.

—Podemos intentarlo. —Se encoge de hombros.

—¿Perdón!

Me separo con rapidez, no porque me asuste el chillido, sino porque conozco esa voz a la perfección. Pista: llevabais mucho tiempo sin oír de ella. Exacto: Naomi.

—¿Quién es ella y por qué demonios estabais tan juntitos?

La parte buena es que me va a ayudar mucho para romper con ella.

—Ella es Rebeca, una chica muy simpática con la que me enrollé una vez. Ahora mismo estaba pidiéndole perdón por eso. ¿Has visto que bueno soy?

Y las dos me miran como si estuviera loco. Aunque a lo mejor sí.

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