Capítulo 15-Álvaro
Después de haberme pasado toda la tarde buscando a Rebeca, he optado por dirigirme al recinto en el que se llevará a cabo la YoutubeCome. Trabaja allí, así que tendré más posibilidades de encontrarla. Es entonces cuando uno de los organizadores, rubio y algo bajo, se me acerca.
—¿Te importaría hacerme un favor?
Asiento, extrañado. No lo conozco de nada, pero su cara me suena de algo. Entramos en una puerta y lo primero que veo es una chica con el pelo azul tocando la guitarra. Ella también me suena. Levanta la cabeza al escucharnos entrar. Ahora parece molesta.
—Carlos, tío, sea lo que sea que hayas hecho, te has pasado esta vez.
Antes de que el rubio pueda defenderse, otra puerta se abre.
—Está fatal. —Se acerca otra chica. Esta tiene el pelo rizado, sujeto en una especie de moño.
Supongo que se refieren al chico a mi lado, que sonríe con fuerza. Yo sigo sin entender qué hago aquí.
—Tranquilas, sé cómo solucionarlo.
—Vale, ensayamos otra vez y nos vamos.
Esta vez, la chica tiene el pelo rosa. ¿Aquí nadie tiene el pelo normal, o qué? Se para a ver al chico rubio, por su mirada parece enfadada con él. Entonces sus ojos pasan a mí y se le ponen como platos.
—¡Ay, Dios mío! ¡Eres tú!
Así que era eso. Como a ella le gusto, me está usando para recuperarla. Que bonito todo. Una vez más, me siento utilizado.
—Y tú... eres Alba, la de Sweet California. —Recuerdo en este momento. Gracias, Rebeca.
Pega un grito que casi me deja sordo. Algunos fans son tan... exagerados. Ella debería saberlo bien.
—¡Sabes quién soy!
Sonrío; a pesar de sus chillidos, me encanta su ilusión.
—Sí, mi mejor amiga me ha pegado el gusto por vuestras canciones. —Su recuerdo me pone más serio.
La pelirrosa me abraza con fuerza, nos hacemos varias fotos y se va a hablar con el tal Carlos. Me quedo solo con las otras dos integrantes del grupo, un poco incómodo. ¿Qué debería hacer?
—Escucha, si quieres puedes irte, siento que Carlos te haya metido en su reconquista. —Sonia parece leerme la mente.
—Por curiosidad, ¿qué hizo?
—Llevarse una chica a casa a dormir. Alba lleva años colada por el rubio y él no se entera. Es tonto.
Pobre iluso... La puerta se abre y alguien entra, comiéndose un perrito caliente. Tardo unos segundos en reconocerla, pero acabo tragando saliva.
—¿Rebeca?
—Álvaro... ¿Qué haces aquí?
—Te recuerdo que me están obligando a venir a este festival. Tendré que ensayar...
—Tú no vas a actuar, no tienes nada que hacer aquí.
Su tono seco me duele. Voy a abrir la boca, pero alguien lo hace antes. Es la pelirrosa, que volvía de la mano de Carlos.
—¿Qué está haciendo esa zorra aquí?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top