❁ Capítulo 38: Haneul

JungKook

— ¿Cómo que dio a luz el día de ayer y recién me avisas? ¡Realmente eres una descuidada, mamá! — le grité a la mujer que me había dado la vida y que para mi mala suerte, le había tocado darme la noticia de que mi primo había dado a luz.

Le colgué a mi madre cuando esta comenzó a hablar sobre su día ajetreado y me dirigí hacia mi habitación, en donde YugYeom seguía durmiendo. Desde que confesamos nuestros sentimientos por el otro, habíamos decidido darnos una oportunidad y eso incluía dormir juntos,  aunque yo solo quería una almohada que abrazar, y él era perfecto cumpliendo esa función.

— ¡Despierta holgazán! — le grité en el oído, a lo que este se levantó de inmediato, un tanto asustado y nervioso. Reí por mi travesura, mientras que YugYeom solo me miraba con algo parecido a odio. — Vamos al hospital, SeokJin dio a luz el día de ayer a mis sobrinos y quiero verlos.

— JungKook, hay maneras de despertar a alguien y esta-

— Es la más perfecta, lo sé, Yugy. — le sonreí coqueto y me dirigí a mi armario.

Desde que cumplí los cuatro meses comencé a comprarme poleras extremadamente grandes, por lo que ahora solía usar más estas que mis camisas. Me coloqué una de las tantas que tenía y me puse a buscar las zapatillas más cómodas que tenía. No sabía que los pies se hinchaban en esta etapa, prácticamente no sabía nada de embarazos, pero definitivamente lo aprendí a la mala.

— ¿Ya estás listo? — le pregunté una vez que terminé de atar mis agujetas.

— Apenas me he levantado y quieres que ya esté listo. ¡Eres increíble, JungKook! — me gritó a la par que se dirigia hacia el cuarto de baño.

Me encogí de hombros y salí de la habitación. YugYeom era una niñita que se quejaba por todo, pero no importaba, pues realmente me agradaba molestarlo y ver como se quejaba. Solo esperaba que mi hijo no saliera a él, pues tendría que lidiar con dos niños quejumbrosos.

YugYeom se tomó su tiempo, creo que fue su venganza por despertarlo de una manera tan violenta, pero cuando terminó de ducharse y vestirse ya habían pasado más de cuarenta y cinco minutos.

— No merecía ese golpe... — se volvió a quejar una vez que estuvimos dentro de mi auto.

— Y yo no merecía tardar tanto tiempo para conocer a mis sobrinos, pero heme aquí. — le dije con total sarcasmo, para luego colocarme el cinturón de seguridad.

— JungKook, tu madre me dijo que no podías conducir. — y ahí estaba el YugYeom aburrido del que siempre trataba de escapar.

— Ni creas que te dejaré conducir por mí y mucho menos a mi bebé.

— Baja del auto, JungKook. — y la voz seria de YugYeom me ponía, pero a la vez me enojaba.

— Ni lo pienses, Kim YugYeom. — me puse igual de fuerte que él.

YugYeom frunció su ceño, yo hice lo mismo y sabía que iba a ganar...

— Eres un desgraciado. — murmuré entre dientes, mientras mantenía mi ceño fruncido y mis brazos cruzados.

— Te dije que a tu madre no le iba a gustar. — dijo él, con sus aires de señor de la casa.

No le contesté, simplemente mantuve mi mirada fija en la carretera. YugYeom sabía jugar sucio y por tal razón llamó a mi madre para decirle que su preciado hijo embarazado quería manejar un auto peligroso. Ah, solo decía mentiras, pero mi madre le creía todo.

Llegamos al estacionamiento y bajé tan rápido como pude, caminando lejos del idiota que me había acusado, incluso pensaba subir las escaleras de emergencia con tal de no estar en el mismo ascensor que él, pero el muy idiota dijo que me haría daño y me acusó nuevamente, por lo que tuve que entrar en el mismo ascensor que él.

— Busco a Kim SeokJin. — dije de inmediato al presentarme delante de la recepcionista. YugYeom estaba detrás de mí y no lo quería ver.

— Buenos días a ti también, tesoro.

— Oh lo siento, no imagina la mañana que tuve... — dije mientras miraba de reojo a YugYeom, quien iba viendo todo el lugar con algo de curiosidad. Cómo si nunca hubiera ido a un hospital. — Buenos días, soy familiar de Kim SeokJin y quiero saber en qué habitación se encuentra.

La amable enfermera me sonrió, no sin antes decirme que esa era la manera correcta de pedir algo. Yo estaba a punto de decirle que se apresurara, cuando finalmente me dijo el número de la habitación de SeokJin y me alejé, importándome muy poco dejar atrás a YugYeom.

Luego de haber recibido una llamada de atención de parte de una enfermera por estar corriendo en los pasillos, tuve que comenzar a caminar con lentitud y a la par que YugYeom. Realmente me había enojado con él, me controlaba y siempre me acusaba, no me imaginaba cómo sería cuando nuestro hijo naciera.

Al llegar a la habitación me adentré sin perder tiempo y totalmente me quedé enternecido por la imagen que me llevé. NamJoon estaba cargando a uno de los bebés mientras que SeokJin le daba de comer al otro.

— ¿Se puede? — susurré, a lo que SeokJin me miró.

— Ya estás dentro pequeño mocoso. — me sonrió y entonces lo tomé como una invitación.

— ¡Son hermosos! — dije con total emoción al ver a la niña en los brazos de mi primo. — y pequeños... — susurré lo último.

SeokJin rio.

— Eso es porque nacieron con unas semanas de adelanto, pero el doctor dice que no hay ningún problema, que sus cuerpos están bien formados y que ante cualquier tipo de emergencia podemos venir.

YugYeom se mantuvo al margen, es decir, alejado de mi primo y NamJoon, hasta que este último se le acercó y le insistió para que cargara al otro bebé.

— ¿Cómo van las cosas entre ustedes? —me preguntó SeokJin, mirando esta vez a YugYeom. Yo solo me encogí de hombros. — JungKook... — y ese tono de voz empleado fue suficiente para que supiera que estaba siendo regañado.

— Estamos tratando de convivir, hemos tenido algunas peleas, pero sé que él es bueno y que será un buen padre. — volví a susurrar lo último. — pero no sé lo digas por favor, que se pondrá todo egocéntrico.

Mi primo nuevamente rio y me propuso que cargara a la nena. Me negué, tal y como había hecho YugYeom hace un momento, pero al final terminé cediendo, pues no me podía negar a tan bella niña.

— ¿Así está bien? — pregunté un tanto temeroso de que la bebé se me cayera.

— Sujeta con un poco más de fuerza su cabecita y todo estará perfecto. — le hice caso, aunque traté de ser suave, pues no quería dañarla. — TaeHyung también dio a luz el día de ayer. — me informó de repente. — tuvo algunas complicaciones y NamJoon casi se muere al enterarse. Pero felizmente todo salió bien.

— ¿Su bebé está bien? — no me interesaba mucho el hijo de NamJoon, a decir verdad, era un antipático que había rechazado a mi primo muchas veces, pero no podía hacerme el indiferente ante su embarazo y mucho menos ante el bebé.

— Sí, NamJoon le tomó muchas fotos a HyungSeok y realmente es un bebé muy precioso. — SeokJin hablaba con mucha ilusión de su nieto y a mí solo me alegraba.

— ¿Y ya tienen nombre? — le pregunté, meciendo a la bebé, quien al parecer sabía que no estaba en brazos de su padre.

SeokJin asintió. — La nena que estás cargando se llama Haneul... — y de inmediato miré a mi primo. Sabía cuál era el nombre de la madre de TaeHyung y difunta esposa de NamJoon, por lo que me extrañaba demasiado.

— Pero ese es el nombre de-

— La madre de TaeHyung, sí, JungKook, lo sé y yo no tengo ningún problema con aquello. Haneul fue una mujer muy fuerte, crió prácticamente sola a su hijo, y no tuvo ningún problema con aquello, y además lo protegió como a nada en el mundo. Ella tenía más virtudes que defectos y me alegra saber que mi hija lleva su nombre. — No entendía a mi primo, pero tampoco podía juzgarlo.

— ¿Y el niño? — miré de reojo a NamJoon, quien estaba tomándole fotos a su hijo, quien estaba en brazos de YugYeom.

— Su nombre es Yogeum

— Como tu padre. — en vez de preguntárselo, lo afirmé. SeokJin asintió.

— Cuando papá llegue de seguro se pondrá a llorar.

— Toda la familia sabe que el tío Kim es un llorón.

SeokJin y yo reímos, mientras disfrutabamos de aquel pequeño, pero muy especial momento.

La paternidad no era un juego, SeokJin jamás se lo tomó de esa forma y esa es una de las razones por las que tanto lo admiraba. Mi primo iba a ser un buen padre, incluso desde antes de que los mellizos nacieran, lo supe.

Solo me queda avisarles que entre hoy y mañana la historia estaría acabando (claro, si es que mis planes van por buen camino)

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