❁ Capítulo 32: Cesárea
Advertencia: los partos van a ser naturales, por lo que se va a narrar de esa manera y si a alguien no le agrada, prosiga hasta llegar al final. Gracias
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TaeHyung
— ¡Ya tranquilizate, imbécil! — le tiré la maleta que habíamos preparado para la llegada de la bebé y solamente de esa manera HoSeok pudo quedarse quieto por un momento, claro si es que caerse al piso cuenta como quedarse quieto.
— E-está b-bien cariño, s-solo que...
— ¿Solo qué...? ¡Estoy dando a luz, HoSeok, así que mueve tu estúpido e inexistente trasero de aquí y ve a buscar las malditas llaves del auto!
Las contracciones habían empezado anoche, en la madrugada para ser exactos, incluso había despertado a HoSeok y le dije que teníamos que ir al hospital, el idiota se puso igual de loco a esa hora, por lo que tuve que golpearlo, recibiendo una respuesta muy parecida a la de ahora. Al final los dolores pasaron unos minutos después y volví a dormir, importándome muy poco haber arruinado el sueño de mi esposo. Al llegar la mañana todo estuvo bien, claro que sentía algunas molestias, pero lo atribuía a la mala noche que había pasado y la presencia de HoSeok. Sin embargo, poco después del almuerzo las contracciones regresaron y aunque estaba esperando a que pasaran, estas se intensificaron y venían cada cinco minutos, por lo que definitivamente había entrado en labor de parto, algo que mi esposo seguía sin entender.
HoSeok se colocó de pie como pudo y corrió por toda la casa en busca de las malditas llaves del auto, como anoche teniamos planeado ir al hospital, el imbécil las había tomado, pero al final ni siquiera recordaba donde las había dejado.
Caminé como pude hasta la maleta, que minutos atrás había lanzado, y después de recogerla y abrirla descubrí que ahí estaban las malditas llaves del auto.
— Llamaré a una ambulancia, no encuentro las malditas llaves y... y
— ¡Aquí están, pedazo de imbécil! — le grité, lanzándole las llaves y caminando con el bolso en mano hacia la puerta principal.
HoSeok me siguió como niño regañado hasta que llegamos hacia el auto y me ayudó a ingresar, aunque sentía que solo me estorbaba.
— ¿Tienes todos los papeles de la clínica, cierto? — le pregunté a HoSeok mientras trataba de respirar y al mismo tiempo colocarme el maldito cinturón de seguridad. Sabía que necesitábamos tener todos los papeles en orden, pues a pesar de atenderme en una clínica que le pertenecía a la familia de mi esposo, teníamos que seguir el proceso de cualquier pareja normal. — ¿Las tienes, cierto? — volví a preguntar, aunque más parecía una advertencia para HoSeok.
Mi esposo no me contestó, a pesar de que nos estábamos mirando y prácticamente lo estaba amenazando.
— ¡Ve por los malditos papeles ahora, Jung HoSeok o te juro que este bebé será el único y último que tendremos! — boté a HoSeok del auto y este salió más que asustado, corriendo hacia nuestra casa y tardando más de los debido en abrir la puerta. No entendía cómo me había casado con un hombre tan torpe como él. — Ya decía mi padre que este no estaba listo para ser padre.
Rodeé los ojos y esperé, con la paciencia que no tenía, a mi esposo, quien salió minutos, muchos minutos después, de la casa y con los papeles dentro de una mica.
HoSeok siempre decía que yo manejaba del asco y que estaba preparado ante cualquier emergencia, pero definitivamente no lo demostró para nada en este momento. El desgraciado estaba manejando como alma que lleva el diablo, había discutido con más de cinco conductores durante todo el trayecto y al ingresar al estacionamiento de la clínica ni siquiera se estacionó bien.
— ¡Ya suéltame! — le grité cuando trató de ayudarme a llegar a la puerta principal del hospital.
HoSeok venía detrás de mí, nuevamente como niño regañado, con la maleta y los papeles. Subimos al ascensor y otra contracción llegó, obligándome a aferrarme a una de las cuatro paredes y tratar de meter aire a mis pulmones. Esto realmente era difícil y aunque me había preparado mentalmente sentía que todavía me faltaba mucho.
Al abrirse las puertas, salí con lentitud y ayuda de mi esposo, encontrándonos con la recepcionista que siempre se encargaba de recibirnos y que en este momento me sonreía, como si esto fuera divertido.
— Al parecer el bebé ya decidió salir. — dijo ella, pidiéndome los papeles, los cuales HoSeok le entregó. — Todavía te falta unas semanas más, TaeHyung. — me dijo poco después de leer el informe.
— Sí, p-pero se adelantó y ¡Necesito a mi doctora, carajo!
Perdí los cabales y HoSeok fue el que más sufrió, pues comencé a jalar de sus cabellos, mientras la recepcionista hablaba con mi doctora y trataba de tranquilizarme, para asi no alterar a las demás pacientes que se encontraban ahí.
— Todo estará bien, cariño. — HoSeok me insistió, a pesar de que se encontraba gritando hace unos minutos atrás que le dolía y que no le jalara con tanta fuerza.
Mi doctora llegó y me asignó una habitación, mientras comenzaba a llorar, pues el dolor incrementaba y el bebé aún no estaba listo para salir.
HoSeok dejo la maleta en el sofa de la habitación y me ayudó a desnudarme para colocarme la bata.
— Tienes que seguir caminando, cariño. — me animó mi esposo, una hora después que la doctora me recomendó caminar para acelerar el proceso.
— ¡Cállate! ¡Enserio cállate! — le grité, cansado de sus palabras de aliento. Él no sentía nada de lo que yo estaba sintiendo y realmente apestaba dar a luz.
Seguí caminando, pero el dolor solo incrementaba y las contracciones eran cada vez más seguidas.
Comencé a llorar con más fuerzas y me senté en la camilla. — Quiero a mi mamá, necesito a mi mamá en este momento. — susurré, llorando con más intensidad e hipando. — ¡No puedo, HoSeok, no puedo! — le grité. HoSeok trató de acercarse, pero otra contracción llegó y me aferré a su brazo. — ¡Al diablo, llama a mi doctora!
— ¿Por qué? Ella dijo que siguieras camina--
— ¡Solo llámala y dile que necesito la maldita epidural! — le grité, utilizando toda mi fuerza para pellizcarlo.
— P-pero... cariño, q-quedamos en que n-no drogariamos al bebé... — dijo un poco más asustado, lo más probable, de mi expresión.
— ¡Olvida lo que dije y consígueme la droga, imbécil! ¡Haz algo por nosotros!
Apenas solté a HoSeok este salió corriendo de la habitación y aunque demoró mucho, finalmente llegó con un enfermero.
— Me encontré con tu padre en la recepción. — me dijo, tratando de distraerme de la inyección.
El dolor de la epidural no era comparable a la de las contracciones, por lo que en cuanto el enfermero se fue me sentí un poco más tranquilo, pues realmente el dolor iba disminuyendo.
— ¿Qué hace aquí? — pregunté un poco más tranquilo.
— Al parecer tus hermanitos también se adelantaron.
Sonreí, pensando en los mellizos y en lo lindos que serían.
— ¿Ya están listos? — la sorpresiva entrada y pregunta de la doctora me asustó un poco, pero sonriendo le dije que estaba listo para pujar. Ella me sonrió por igual y luego de traer a dos enfermeras más, me pidió que abriera las piernas. — TaeHyung, ¿Estás listo? — me volvió a preguntar.
— Sí, lo estoy...
— Entonces a la cuenta de tres comienzas a pujar. — Asentí. — Uno... — respiré hondo. — dos... y tres. Puja TaeHyung.
Lo hice con todas mis fuerzas, pero no. No pasó nada.
— Ok, puja de nuevo... — lo hice y aunque seguía sin notar una diferencia, la doctora me siguió alentando... hasta que en un momento se colocó de pie, miró a HoSeok y luego a mí. — TaeHyung, tenemos que entrar al quirófano.
Miré a HoSeok y negué con la cabeza. — No, y-yo puedo hacerlo, sé que puedo, hagámoslo una vez más.
— No, TaeHyung, si tu parto se adelantó es porque el bebé debió de salir hace una hora y aunque no me gusta dar noticias malas en estas ocasiones, lamento decirte que tenemos que practicarte una cesárea, de lo contrario, el bebé puede morir dentro.
— No, por favor, yo sé que puedo, por favor no.
— TaeHyung, no hay tiempo, el bebé tiene que salir ya.
Miré a HoSeok, él también estaba afectado, y finalmente asentí.
— Ok, vamos al quirófano.
Tengo escrito a medias otro capítulo, pero mañana lo subiré, una vez que lo termine, así que esperen, bebés.
Lxs amo ♥ y quédense en casita por favor.
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