❁ Capítulo 17: Te amo

Taemin

La alarma sonó y aunque sabía de antemano que hoy entraría a trabajar a las seis de la tarde, igualmente me levanté. Mis pies tocaron el frío suelo y aún con ojos cerrados, comencé a buscar mis pantuflas, sin obtener éxito, pues estas parecían haber desaparecido.

— Mierda... ¿Dónde están? — susurré a la par que abría los ojos y encendía la pequeña lámpara de noche que tenía al lado de mi cama. Busqué con la mirada algún indicio de dónde encontrar mis pantuflas, pero eso no pasó, no hasta que miré debajo de la cama y las encontré.

Ya con mis pantuflas puestas y con una bata encima, salí de mi habitación. Escuché a lo lejos la TV de la sala de estar encendida y al acercarme un poco más, pude escuchar a mi hermano en la cocina.

— ¿Ya está el desayuno? — pregunté con una sonrisa boba. TaeSun se asustó y casi tira los panqueques que tenía en un plato.

— Querrás decir el almuerzo y no vuelvas a asustarme de esa manera, Taemin.— mi hermano deja el plato de panqueques delante de mí y luego me da la espalda para seguir cocinando, supongo yo.

— ¿He fomido ando? — susurro con los deliciosos panqueques dentro de mi boca.

TaeSun me ve y de inmediato emite un mueca de completo asco.

— No seas asqueroso, hermanito y apenas termines me ayudarás con el almuerzo.

Hago un puchero y tomando mi plato de panqueques salgo de la cocina, dirigiéndome esta vez a la sala de estar. Antes de sentarme tomo el control remoto y comienzo a cambiar canal en canal, pues las noticias no son algo que me guste tanto, como a mi hermano.

Continuo cambiando hasta que llego al canal de variedades, en donde los dos conductores continúan hablando sobre el tema Kim TaeHyung, pues al parecer ese embarazado no iba a dejar de estar en el ojo de la tormenta, no después de todo lo que dijo sobre el embarazo.

— ¡Taemin, ya te dije que no me gustan esos programas de chismes! — grita mi hermano desde la cocina.

— ¡Qué pena! — grito de vuelta para luego reír y continuar escuchando a la par de víboras que comenta sobre el embarazo del reconocido actor e hijo del multimillonario Kim NamJoon. — Ustedes no saben nada sobre estar embarazadas.— susurro al ver que una de ellas dice que el embarazo es una etapa linda y que esa no era la forma de expresarse. Ruedo lo ojos de inmediato. — Solteronas tenían que ser...

— Deberías invertir tu tiempo en algo más productivo, hermanito.— TaeSun me mira con enojo y se coloca delante de mí, para luego quitarme los panqueques. — y ya que no hay nada interesante en la TV, te pido por favor que vayas al minimarket de la esquina y compres los ingredientes que me hacen falta.

Hago un puchero de inmediato y trato de convencerlo con mis ojos de cachorrito, pero él no cede y ya cansado de hacer la misma expresión, me rindo y me levanto del sofá.

— Está bien, pero yo comeré más. — digo más que enojado. TaeSun solo ríe y grita un: claro, como no antes de que salga de casa.

Camino con lentitud y con pocas ganas, pues aún estaba algo somnoliento y hambriento. Ya había pasado el mediodía, pero mi estómago no había probado bocado alguno desde la cena de anoche, si es que se podía llamar cena al tazón de arroz que calenté en el microondas.

Las personas del vecindario me saludaban, en su mayoría eran señores o padres de algunos de los compañeros con los que cursaba un grado el año pasado.

Disfruté de la mañana/tarde e incluso del paisaje algo desolador que me ofrecía mi vecindario, hasta llegar al minimarket y comenzar a buscar los ingredientes que mi hermano estaba pidiendo.

Las personas comenzaron a verme apenas entré al local, pues a decir verdad, no todos los días veías a un chico con bata y pantuflas por la calle; me decía que no debía prestar a las habladurías que se iniciaron o a las miradas llenas de sorpresa que me dedicaron y así lo hice, hasta que entre todas esas voces reconocí a una en particular y eso era porque lo veía muy seguido por la cafetería junto a su futura esposa.

Un suspiro salió de mis labios y al ver de reojo me encontré con MinHo y efectivamente su prometida. Traté de ignorar el hecho de que ellos estaban muy lejos del departamento de mi... ¿Ex? E incluso traté de ignorarlos a ellos, pero no todo es posible en esta vida.

Caminé rápidamente hacia el pasillo de especias y con la lista en mano, comencé a buscar todo lo que necesitaba mi hermano. A decir verdad, nunca fui tan bueno en la cocina como TaeSun, por lo que la mayoría de ingredientes que estaban escrito en aquel papel eran desconocidos para mí.

Estuve por buen rato buscando e incluso ya me estaba arrepintiendo de no haber traído dinero —pues de esa forma hubiera podido llevar dos opciones, por si es que estaba mal lo que estaba escogiendo— hasta que la voz chillona que tanto reconocía se hizo presente en el pasillo y traté de huir, literalmente sí lo traté de hacer, sino fuera por la maldita bata, con la que me tropecé.

Maldije por lo bajo y cuando menos lo pensé, ya tenía la mano extendida de MinHo delante de mí; él, al parecer, no se había dado cuenta de mi presencia, hasta que me vio a los ojos y estoy completamente seguro de que se arrepintió de haberme extendido la mano.

— Hola... — dijo después de que me levanté solo.

Él vio todo mi cuerpo y rápidamente me cubrí, a pesar de estar con la bata encima.

— Hola... — susurré por igual, para luego comenzar a recoger todo lo que se había caído de mis brazos. MimHo trató de ayudarme y digo trató, pues comencé a tomar cada uno de los ingredientes con rapidez, a excepción por un frasco de mayonesa, que MinHow tomó y el que casualmente yo también tomé. Nuestras manos chocaron y aunque todos parecía de película, ni hubo de los la apartó o así fue hasta que la voz de la prometida de MinHo habló.

— ¿Estás bien, cariño? — ella se arrodilló y me ayudó a levantarme, como si fuera un inválido o algo parecido.

Me aparté de su tacto apenas pude y tomé el frasco de mayonesa antes de ir a caja para pagar todo. Estaba totalmente cohibido y el cajero, quién me veía de pies a cabeza, no ayudaba.

Una vez que todo estuvo pagado y embolsado, me disponía a salir, sino fuera por el cajero, quien sostuvo mi muñeca y me sonrió.

— Te he visto muchas veces por aquí y quería saber si...

Sabía lo que estaba a punto de pedirme, pues según TaeSun, aquel chico se moría por mí; sin embargo, yo no quería absolutamente nada con nadie.

— Yo quiero saber si tienes algún día libre para...

Y lo iba a decir.

— Esto es todo. — y la voz de MinHo fue como la campana que me salva. Él y su novia iban de la mano.

Le sonreí al chico y me alejé de su tacto tanto como pude, pues creía que lo adecuado era vestir algo decente si es que por lo menos me iban a invitar a salir.

— Espereme un minuto, por favor.— pidió el joven, mirándome con una cara llena de esperanza, sin embargo...

— Estoy apurado, atiéndame ahora por favor. — Había pasado mucho tiempo al lado de MinHo como para saber que él estaba enojado y que si no hacían lo que él quería posiblemente se llevarían un recuerdo no muy bueno.

— Vendré por la tarde.— le dije al pobre chico, esperando que con aquello pueda salirme de este embrollo. Para mi suerte, aquel joven entendió y me dejó ir.

Caminé a grandes zancadas hasta llegar a casa y aunque el almuerzo que TaeSun cocinó con tanto esmero estaba delicioso, no pude terminarlo todo.

Un suspiro salió de mis labios cuando el reloj marcó las cuatro de la tarde y aunque no quería ir, tuve que hacerlo, pues le prometí a aquel chico que estaría ahí por la tarde.

Caminé por el vecindario con mucha lentitud y con la esperanza de que el minimarket haya cerrado, aunque eso no era una opción.

Estuve tan distraído que en ningún momento me percate del auto, ya muy conocido para mí, que iba siguiéndome. No me percaté de él hasta que estuve a menos de cinco metros del minimarket.

— Taemin.— la voz dura de MinHo se hizo escuchar por todo el vecindario y aunque me dije que no volteara, lo hice.— ¿Qué piensas hacer al entrar ahí y aceptar la invitación de un completo desconocido?

MinHo no se iba con rodeos, lo supe desde el primer momento en que lo conocí, por lo que ahora no me sorprendía que se exprese de esa forma. 

— Lo mismo que hice cuando acepté tu invitación aquella noche en la discoteca.— podía ser muy cruel, pero en este momento no lo era, por lo que solo le sonreí y traté de continuar con mi camino; sin embargo, su mano tomó mi muñeca y en menos de un segundo sus labios estaban encima de los míos.

Mis ojos permanecieron abiertos en todo momento y apenas pude, lo empujé. MinHo me miró con una gran sonrisa en el rostro y suponía que mi rostro no estaba de la misma manera que el suyo. Yo estaba enojado, él no podía venir de esa forma, tratar de prohibirme acercarme a alguien y luego besarme como si nada. Era un completo idiota.

— ¿Qué mierda sucede contigo, MinHo? — grité, tratando de borrar su sabor de mis labios. MinHo rio y trató de acercarse, mas yo me iba alejando.

— Rompí mi compromiso...

— Y eso que me importa.— dijo más altanero que nunca, pero también sorprendido.

— ¿Adivina por quién?

Me crucé de brazos y negué con la cabeza, para luego tratar de avanzar; sin embargo, él lo dijo.

— Fue por ti, TaeMin, porque te amo.


Maratón 1/3

Después de tiempo regreso, bebés. ♥
Espero que tengan bonita noche.

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