2 - La ambición de Carmine Falcone

Feliz cumple, Val <3


🎧 ❔

Tan pronto como Edward se levantó, lavó los dientes y se duchó, se encontraba recorriendo Twitter y el apartado de noticias de Google. Se percató que, de nuevo, páginas de periódicos habían redactado algún artículo sobre sus directos de política, esta vez, en el que criticaba al pingüino del día anterior.

Leyó por encima algunos y nada le sorprendió; ese tipo de noticias siempre eran iguales, y su desconocimiento sobre el mundo al que se dedicaba, además de sus opiniones, no era algo difícil de captar.
Suspiró por cómo los medios de comunicación manejaban la información, y se dedicó a empezar su día.

Edward abrió su agenda, meticulosamente organizada, y echó un vistazo a lo que le tenía apuntado que le depararía el día de hoy, para llegar a la conclusión de si tendría tiempo -y ganas- de encender directo y a qué hora lo haría.

Revisando las tareas que tenía anotadas -y una rápida mirada a la nevera, antes de nada-, finalmente decidió salir a la calle a comprar.

Debido a su presencia en internet, las últimas semanas Edward se había acostumbrado a salir a las afueras con una gorra y gafas de sol, aunque el vestuario variaba dependiendo del clima o la estación.
Aquello se debía a que, tanto personas que eran sus fans y lo apoyaban, como las que le despreciaban o las que sólo le conocían como un famoso cualquiera de Twitch, habían provocado escándalo algún día que otro, hasta el punto de que Edward se había visto obligado a cubrirse el rostro para realizar tranquilo las tareas más mundanas y cotidianas, como bajar al supermercado.

Tras el transcurso de no mucho más que una hora, ya con la lista de la compra totalmente tachada, recorrió el camino de vuelta a su casa, que no era exactamente el mismo que usaba para ir al supermercado por mera costumbre a usar el mismo trayecto para volver a su hogar, y pasó por delante de una cafetería.

Al principio, Edward, que iba con los auriculares escuchando Lover de Taylor Swift -música que, a escondidas disfrutaba bastante-, no se había dado cuenta, en un inicio, de las figuras que conversaban en una mesita dentro de la cafetería, y aquello ocasionó que al echar un rápido vistazo al gran cristal que cubría la parte frontal del establecimiento, Edward se parara en seco.

Lo que ahora observaba le llamó la atención, y supuso una irónica sorpresa debido a los acontecimientos del día de hoy y de ayer: El pingüino se sentaba al lado de Falcone mientras hablaban, y un periódico con la noticia de su último directo era sostenido por el candidato a presiente; se trataba del mismo artículo que él había estado leyendo por la mañana.

Edward observó por unos segundos y después decidió seguir su camino, intentando hacerlo de la forma más disimulada posible, aún si no era posible que nadie de allí pudiera identificarlo, y se dispuso a pensar sobre lo que había visto mientras seguía el camino a su casa.

Ciertamente, no era ningún secreto que Falcone y Oswald Cobblepot tenían contacto; ya habían salido imágenes de ellos dos juntos en revistas de cotilleo y no era ninguna sorpresa para nadie que el Pingüino tuviera ese tipo de amigos, pero lo que sí era más extraño era que estuviera junto a Falcone en la situación actual: se conocía que el pingüino había tenido ciertos "problemas" con el político hace un par de semanas, por algo del caso Maroni, el otro candidato a presidente de la ciudad y antagonista de Carmine, sin embargo, ahora los dos se encontraban juntos tomando café, pareciendo llevarse bastante bien, y sin mostrar miedo de que los vieran a los dos juntos -si bien es verdad que aquella cafetería no era exactamente una de lujo, en la que tanto políticos, otros famosos y paparazis, no acostumbraban a ir.

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Se hicieron las cuatro de la tarde y Edward se decidió por iniciar directo; tardaron unos cinco minutos hasta que Nashton hizo acto de presencia en medio de la música de fondo que sonaba, empezando a saludar a su audiencia con una pequeña charla que no tardó en evolucionar a una segunda ronda sobre su 'discurso' del pingüino, motivada, principalmente, por lo que había observado aquella mañana, que por supuesto fue objeto de comentario en el directo.

Esta ronda fue algo más tranquila y menos duradera, caracterizada no tanto por un tono agresivo-humorístico como la primera, si no por uno relajado con una carga analítica mayor, lo cuál a su vez le recordó a sus primeros directos, alejados de la manera en la que desarrolló el directo del día anterior.

Sin embargo, aquello no evitó que Edward volviera a aparecer en las noticias nuevamente, con titulares incluso más amarillistas que los referidos al directo anterior, que anunciaban todo un movimiento significativo en la política de la ciudad; a mucha gente pareció impactarle escuchar que Falcone y Cobblepot estaban juntos después de todo lo sucedido las anteriores semanas.
Y por supuesto que hubo gente que cuestionó las palabras del streamer, no obstante, la duda ya estaba sembrada, y no hacía falta nada más para cobrar todo tipo de pensamientos en la gente.

En la misma mañana, el pingüino se encontraba en la misma cafetería, con la misma compañía, y con una confusión exactamente igual frente al tema de Twitch como lo estuvo ayer.

Aún así, Falcone optó por un análisis de los acontecimientos completamente diferente, tanto que Oswald, al llegar a la mesa de la cafetería recibió, antes que un mísero saludo, el impacto del periódico sobre la mesa.

Oswald empezó a examinar lentamente la noticia.

-Debes hablar con ese tal riddler y decirle que pare con esto-le dijo Falcone, sonando duro y conciso con sus palabras.

Oswald terminó de leer la noticia, y, de lo que alcanzó a comprender, no llegó a entender el por qué Falcone parecía estar tan enfadado. Por lo tanto, decidió leerlo una segunda vez; Carmine debía de tener mucha fe en él si esperaba que el resultado no difiriera mucho del primer intento.

-No entiendo, ¿Qué es lo que pasa?

-El chico ese se cree un superhéroe. Ha empezado a investigarme, como si fuera un paparazzi... Y está claro que también te incluye a ti -comentó con un tono severamente duro.

Cobblepot se encontraba perplejo bajo el dramatismo de Falcone, pero no deseaba enfadarle más de lo que ya parecía estarlo. Tampoco es como si antes no hubiera tenido que actuar así con él.

-¿Quieres callarlo? -preguntó Oswald. La ambigüedad de la intención de su pregunta fue realizada así a propósito.

-Sí, justo. Y tú me vas a ayudar; mis consejeros van a contactar con él para que quede contigo. Le deberás dejar claro que no quieres que siga hablando de mi, ni de ti, por supuesto.

Oswald asintió, sin más, esperando que aquello fuera necesario para poder sentarse y tomar el café que le llevaba esperando desde antes de cruzar la puerta de la cafetería.

No tenía ni idea de por qué a Falcone le había molestado tanto lo del tipo de internet, pero tampoco debería de sorprenderle que se pusiera la defensiva por aparecer en aquellas supuestas declaraciones, invasivas -y con afán de investigarle, lo que probablemente fuera lo que más le había molestado-, así como tampoco era la primera vez que recibía la orden de "callar" a alguien, aún si esta vez las intenciones y el método para realizar aquello no estaba tan claro.

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Mientras Edward configuraba el emulador de un juego que planeaba streamear aquella tarde, el sonido de la notificación de que había recibido un e-mail sonó en su teléfono.

En situaciones normales, se habría esperado para revisar en otra hora exclusivamente la bandeja de salida, pero en su segunda pantalla de ordenador estaba la ventana de Gmail abierta, y el asunto del correo llamó su atención cuando lo vio aparecer, casi al mismo tiempo en el que recibió la notificación.

"Llamada de atención para Edward Nashton 'vigilante\_riddler22'"

Sabía que, al abrirlo, corría el riesgo de que fuera una broma de mal gusto, pero viendo que la cuenta que le había enviado el correo se trataba de una verificada y que representaba el partido político de Carmine Falcone, esa idea se desvaneció rápidamente de su mente.

Edward leyó al instante el contenido del correo, que le avisaba de que querían mantener con él una "apacible" charla, en la que, prácticamente, le obligaban a participar, para resolver sus diferencias sobre lo que estuvo 'desenmascarando' en sus directos sobre el pingüino y Falcone.

La primera decisión que apareció en su mente fue la de no ir, pero, al aproximarse al final del correo, leyó que la discusión se llevaría a cabo con el Pinguino, como interlocutor y representante de Falcone, en la misma cafetería en la que se lo encontró con el presidente del partido.

Aquél factor cambió, al momento, su forma de pensar.

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La quedada fue planeada para el fin de semana, y Edward mentiría si dijera que no estaba algo emocionado por la llegada de dicho día. Se preguntaba, puesto que sus argumentos para cuándo llegara el momento estaban más que establecidos, qué métodos serían los que el pingüino utilizaría para convencerle de lo que se supone que quisiera convencerle.

¿Quizá recurriría al soborno, a una leve amenaza escondida entre sus palabras de la que sólo ellos dos se percatarían? Todo era posible, Gotham no era especialmente conocida por la poca corrupción que imperaba en sus políticos.

Ciertamente, confiaba tanto en lo que él mismo había planeado para el momento, que todo aquello en verdad no le suponía gran preocupación. De hecho, incluso lo vio como una oportunidad. Llevaba tiempo ideando cierto plan, y el pingüino podría ser clave en él. Todo dependería de cómo se desarrollara la futura conversación.

Edward estaba armando un gran rompecabezas, y aquella charla con el pingüino supondría la colocación de la pieza final.

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