Los adolescentes no somos tan simples como parecemos, tampoco tan complejos como en un drama.

Los adolescentes aún tenemos un niño en nuestro interior.

Tenemos un adulto que no quiere surgir.

Y el deseo de que todo aquello que nos complica la vida desaparezca.

Los sentimientos que desarrollamos día a día se contradicen y rechazan, chocan como polos opuestos dejándonos con un sentimiento de vacío y confusión.

Tenemos el deseo de querer todo lo aparentemente inalcanzable.

¿por qué? Porque queremos demostrar que somos mejores que los demás a nuestro alrededor.

Mejores de lo que nuestros padres fueron, mejor que el de al lado y para demostrarlo nos perjudicamos no sólo a nosotros, a los de nuestro alrededor también.

Algunos nacen dotados de inteligencia, fuerza física y carisma. Otros trabajan para conseguir aquello de lo que carecen.

Nuestros pensamientos suelen ser simples, pero solo es la semilla para todo lo que somos...

Un complicado rompecabezas que puede ser resuelto por un niño pequeño.

Nosotros somos el futuro y el pasado...

Reflejamos los errores de quienes nos criaron y guiaremos a quienes reflejarán nuestras fallas.

¿entonces qué...?

No importa...

Somos quiénes somos...!

Somos lo que somos...!

Y valemos como somos...!