Capítulo 24 ✔

El mensaje que le mandé a Nick aquel terrible día fue respondido muy tarde. Quizás, así es mejor.

Nick:
Hola, Laura. Lo siento por responder tan tarde, he estado muy liado.

Laura:
¡No te preocupes! ¿Qué tal todo?

Nick:
¡Todo bien! ¿Te parece que nos veamos hoy?

Muerdo la uña de mi pulgar mientras leo el mensaje. ¿Por qué no salir con él? Es un buen chico y es mi amigo. No es como si estuviera mal, ¿no es así?

Laura:
Claro, ¿a qué hora?

Nick:
A las ocho en la heladería de la plaza. Traeré a unos amigos para que los conozcas. ¡Hasta luego!

¿Unos amigos? ¿Voy a conocer a los amigos de Nick? Presiento que me va a dar un poco de vergüenza y voy a querer salir corriendo de ahí. Nunca he sido muy buena para hacer amigos a pesar de que no soy asocial ni antipática. Ela es la que siempre se ha encargado de hablar con todo el mundo. Yo estoy desacostumbrada.

Me lo pienso por unos instantes hasta que abro Instagram y veo una foto de Lysander con Samantha. Sé que no debería, pero siento una punzada de celos en el pecho. Eso es lo que termina por decidirme.

Laura:
Está bien.

Apago el móvil y bajo a la cocina a comer algo antes de prepararme para salir.

✔✔✔

Salgo de casa ignorando las mil preguntas que me hace mi hermano Ángel. Él es todo un chismoso.

—¡Laura María Torres, ven aquí ahora mismo! —grita desde la puerta.

—¡Ángel, estás armando un escándalo! Y mi segundo nombre no es María. Ni siquiera tengo.

Empiezo a andar a paso rápido para perderlo de vista y, por suerte, Ángel entra en casa y me deja tranquila. Durante gran parte del camino siento como si alguien me siguiera, pero cada vez que me giro, la calle está vacía. Que extraño.

Llego a la plaza y Nick ya me está esperando, sin embargo, no hay nadie más con él.

—¡Nick! —lo saludo con un abrazo.

—Holaaa —alarga la a—. Mis amigos todavía no han llegado, también vendrá mi hermano.

Asiento con la cabeza mientras nos dirigimos a un banco y nos sentamos en él. Busco mi móvil para revisarlo pero me doy cuenta de que me lo he dejado en la cocina. Frunzo el ceño a la vez que suelto una maldición.

—¿Pasa algo? —pregunta el moreno a mi lado.

—No, sólo he olvidado mi móvil.

—Oh, ¿quieres que te preste el mío? —empieza a sacarlo de su bolsillo, pero lo freno con un gesto.

—No, sólo era por revisarlo, pero no importa.

Él mira detrás de mí y sonríe. Su sonrisa es tan contagiosa que yo también acabo haciéndolo.

—Oh mira, por ahí viene mi hermano.

Me giro para verlo, no llevo lentillas así que no veo muy bien, pero... me resulta familiar. Me inclino hacia delante y lo miro con ojos entrecerrados. Cuando me percato de que parezco una loca acosadora, vuelvo a mi posición inicial. Ya lo veré cuando se acerque.

El chico finalmente llega y, efectivamente, lo conozco.

—Collin. —su nombre sale como un susurro.

—Vaya, vaya —me mira de arriba a abajo—. Hermanito, debiste decirme que tu amiga era Laurita. —pronuncia mi nombre con un deje de burla.

—¿Os conocéis?

Aclaro mi garganta y miro al suelo. Todas las ganas de estar aquí se han esfumado de golpe, ahora sólo quiero salir corriendo.

—Sí. —respondo cuando Collin no lo hace.

—Ah, eso es genial —sonríe—, así ya no os tengo que presentar.

No sé yo si es tan genial.

—Por supuesto. —Collin pone su asquerosa sonrisa y se sienta muy cerca mío, demasiado.

Me tenso notablemente en mi sitio haciendo que Nick se percate de que algo raro pasa

—Un momento... —nos mira del uno al otro con los ojos entrecerrados, pensando— ¿Ella es esa Laura? ¿Tú eres su ex?

—Ehm... —miro hacia otro lado, avergonzada y temerosa— Sí, soy yo.

Por desgracia.

La estúpida sonrisa de Collin se ensancha, Nick abre la boca con sorpresa y yo me tenso más aún. Estoy temblando de pies a cabeza del miedo, quiero largarme de aquí, pero mis pies no responden a mis órdenes.

—Y seguiríamos siendo novios si Laurita no me hubiera dejado sin más.

Le doy una mirada cargada de odio y enfado antes de irme corriendo. No puedo estar junto a ese chico ni un segundo más.

Puedo sentir sus miradas fijas en mí, pero los ignoro a ambos. Corro a gran velocidad por las calles de Shoreline, deseando llegar a casa. Joder, ojalá no hubiera olvidado mi teléfono.

Cruzo la penúltima calle que me queda para llegar cuando choco con un cuerpo.

Eso te pasa por ir tan rápida, me reprendo a mí misma.

Doy dos pasos a hacia atrás para ver quién es. Tenía muchas esperanzas de que fuera Lysander o incluso Ángel, pero, no, la suerte no está de mi parte. Es el pesado de Collin de nuevo.

Siento mi corazón acelerase con un deje de temor y furia entremezclados.

—¿Qué narices quieres? —bramo— ¡Déjame en paz! Ya me has quitado suficiente.

—Nunca te voy a dejar en paz, Laurita. Jamás.

Trago saliva. Odio ese maldito apodo.

No pienso dejarme acobardar, ya lo he hecho demasiadas veces. Esta vez, Collin no se saldrá con la suya.

—Más te vale irte de aquí antes de que mi hermano te vea porque no te puedo asegurar que no vaya a matarte.

Él se acerca a mí ampliando su sonrisa.

—Claro, Laurita tiene defensores, como por ejemplo ese noviecito tuyo.

Aprieto la mandíbula cuando hace referencia a Lysander. Él debe de haber estado espiándome.

—He dado en el clavo, ¿eh?

—Deja tranquilo a Lysander, él no tiene nada que ver con que tú estés loco. —escupo.

Él, no muy contento con mis palabras, me agarra del pelo y tira muy fuerte de él. Siento las lágrimas rodar por mis mejillas y no sé si es por el dolor o por la familiaridad de esta situación.

Collin es la basura a la que llamé novio. Al principio, todo eran sonrisas y besos, todo perfecto, pero con el tiempo se volvió controlador, obsesivo y maltratador. Arrasó con mi autoestima con sus insultos y me dejó sin amor propio. Cuando por fin me libré de él, se fue de Shoreline y, por lo visto, ahora ha vuelto.

—Escuchame, puta —me acerca a él sin soltar mi pelo—. No te quiero ver cerca de él, de ese rubio imbécil porque si no, me voy a enfadar y mucho. Y tú no quieres que yo me enfade, ¿verdad?

Niego como puedo y eso parece dejarlo satisfecho. Suelta mi pelo y se aleja para irse.

—No te atreves a contarle esto a nadie o estarás en problemas, Laurita.

Me da una sonrisa maliciosa que revuelve mi estómago y se va.

Llego a casa llorando a mares y ahogándome con mi propio oxígeno. Hacía siglos que no tenía un ataque de pánico, pero, ahora que él había vuelto,  todo empeoraría. Como siempre.

Me encierro en mi cuarto, agradeciendo que la casa esté sola. No sé que voy a hacer ahora que mi pesadilla personal ha vuelto para atormentarme.

✔✔✔

Hola, guerreros. ¡Hoy es viernes de QELG!

Ya tenemos aquí al infierno de Laura. Esperemos que Collin desaparezca o traerá muchos problemas...

Por cierto, ¡estamos en la recta final! Faltan muy pocos capítulos de QELG por publicar y eso me pone modo sentimental. :( Quedan nada más que 8 o 9. #lloro
Hasta prontooo.

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