Capítulo 2 ✔
Mastico mi tostada con tanta furia que casi parece que me voy a partir los dientes. La estúpida señora Ambrose ha venido a hacerle una "visita" a mi madre a primera hora. Que casualidad.
Que bonito último día de vacaciones. O deberíamos decir: último día que pasas con vida.
Mamá ya está al tanto de la súper guerra de comida que formé con Lysander y está muy decepcionada conmigo. Siento una punzada de dolor cuando veo lo cansada que se encuentra.
—¡Laura, tú eres responsable, siempre lo has sido! —me grita nada más salir de casa la señora— Comprende que no puedo pagar la multa ahora mismo, estamos justos de dinero, tendrás que trabajar para ellos.
Asiento con la cabeza. Estoy demasiado furiosa como para hablar. La única que ha recibido la culpa he sido yo, como si Lysander no hubiera hecho nada. Que conveniente para el niño pijo.
Me las va a pagar.
—La señora Ambrose dice que empezarás a trabajar este mismo lunes.
Resoplo. No quiero que nadie me lo recuerde ya que, además, ese día empiezan las clases. Tiro la mitad de mi tostada y salgo de la cocina como si el diablo me persiguiera.
Subo a mi habitación saltando los peldaños de la escalera de dos en dos. El ejercicio calma mis ansias de estrangular a algún Ambrose. Preferiblemente al mediano, ese que se llama Lysander Estúpido Ambrose.
Me siento en mi cama y miro por la ventana que da... justo a la de Lysander. Ese idiota... Quiero que mi ventana dé a la de Landon, no a la de él.
No seas mentirosa.
Mi padre fue muy amigo del señor Ambrose y, por tanto, cuando eligieron sus casas, no sólo las pusieron una frente a la otra, sino que de mi ventana sale una escalera por la que puedo entrar a la habitación del estúpido. Pero nunca voy a entrar, nunca. Jamás. Prefiero morir, de hecho.
Pero mi padre murió, haciendo que la relación se enfriara, y el señor Ambrose siempre está de viaje por negocios. Su esposa lo suele acompañar, pero a veces se queda aquí. Y es una arpía tenebrosa.
Como si me hubiera oído pensando en él y su familia, Lysander aparece. Corro a cerrar la persiana antes de que me vea, pero no llego a tiempo. Maldita sea.
Cuando sus ojos se encuentran con los míos, él sonríe con burla. Aprieto los dientes con fuerza, tentada a coger algún objeto punzante y lanzarlo contra su ventana. Pero me recompongo rápido, no puedo permitir tener dos denuncias, con una ya voy servida.
Gracias, señora Ambrose, por tanto.
Bajo la persiana antes de que me pueda decir nada, pero no me pierdo la pequeña decepción que aparece en sus ojos. Este chico es muy raro.
¿Qué le pasa, acaso quiere hablar conmigo? No, seguro que está decepcionado de no poder burlarse bien de mí. Aprieto los puños, iracunda. Lysander Estúpido Ambrose, así debería llamarse.
Tremendamente tonto. Tremendamente estupido. Tremendamente guapo. ¡No! Feo, eso, horrendo.
Tiro de mi pelo con frustración. Hacía mucho tiempo que no me pasaba esto, pero he vuelto a caer. Mi mente no puede dejar de pensar en el estúpido Lysander por mucho que lo intente. Frustrante, ¿verdad?
Para calmarme, leo un rato en wattpad y pronto me quedo dormida profundamente.
✔✔✔
Lysander se acerca a mí, observándome. Sus ojos verdosos ya no contienen burla, sólo... no sé, ¿deseo?
El rubio agarra mi mentón con una de sus manos y presta atención a mis labios. Con una sonrisa feroz, me besa.
Sus labios son tan suaves que lo disfruto. Perdida en él, trato de agarrarlo para acercarlo más a mí, tratando de sentirlo.
Sin embargo cuando voy a lograrlo...
Mi alarma suena provocando que suelte un gruñido. No quiero levantarme. Espera, oh, ¿qué diablos he soñado?
Salto de la cama, asustada. ¿Cómo es esto posible? ¿Es que ni siquiera voy a poder descansar tranquila? Y, ¡cómo voy a hacer para mirarlo ahora a la cara!
Salgo corriendo de mi cuarto por si acaso mi madre decide atacarme y voy a toda prisa para vestirme y desayunar. Pero el sueño no sale de mi cabeza.
Hoy es el primer día de clase. Necesito concentración máxima o esto acabará en desastre. Como todo en tu vida últimamente.
Lloro internamente por eso pero lo aparto de mi mente al ver a mi hermano, bostezando.
—La liaste bien en la casa Ambrose. —me reprocha Ángel. Ruedo los ojos, será pesado.
—Y tú ayer no apareciste en todo el día. —se la devuelvo.
—Estuve ocupado —antes de que pueda rebatirle, me interrumpe— . Ahora a desayunar, vamos, que llegamos tarde.
Protesto un rato, pero obedezco. Tomo mi desayuno a toda prisa y salgo por la puerta ya con mi mochila puesta.
—¡Vamos ya, Ángel!— grito cuando veo que no sale, aunque sólo lo hago para molestarlo— Es para hoy.
Cinco minutos más tarde, sale soltando improperios por su boca. Lo miro raro, pero no pregunto. Será mejor no saber. Seguro que ha perdido su estuche o no encuentra su libreta. Este hombre es un desastre.
Llegamos al instituto dos minutos tarde. Menos mal que es el primer día.
—¡Lauraaa! —grita una voz muy conocida. Me doy la vuelta y sonrío viendo a mi mejor amiga, Ela Steel.
—¡Elaaa! —todo el mundo nos mira raro por gritar.
—Llevo siglos sin verte y no respondes al teléfono.
—Mamá me ha castigado... —suena la campana para que entremos a clase— En la hora del almuerzo te cuento todo.
Por quedarme hablando con Ela, no quedan asientos vacíos. Giro mi cabeza tratando de ver por encima de las personas para encontrar uno y ojalá no haberlo hecho.
El único hueco libre es el lado de Lysander Estúpido Ambrose. No, ni de coña me siento ahí.
Sigo buscando con la mirada, pero...
—¡Torres, tome asiento de una vez! —me grita el profesor. Oh, no. Estoy bien jodida.
Mascullando improperios por lo bajo, me siento al lado de mi Némesis. Mis mejillas de calientan cuando recuerdo el sueño... ¡No! No vayas por ahí, Laura.
La clase empieza y yo trato de poner toda mi atención en las tonterías que dice el profesor. Sin embargo, no han pasado ni cinco minutos cuando Lysander ya está molestandome.
—Laura. Laura. Laura —lo ignoro—. Laura. ¡Laura!
—¡¿QUÉ?! —grito demasiado fuerte. La paciencia no es una de mis cualidades.
—Señorita Torres, ¿tiene algún problema? —la chirriante voz del profesor suena molesta.
—No, profesor.
—Entonces, guarde silencio, si es posible. —evito rodarle los ojos, pero no me lo pone fácil.
¿Por qué nadie puede ver que las cosas son culpa de Lysander Ambrose? Seguro que también es culpable del calentamiento climático, y del atentado a las torres gemelas, y de la guerra en Ucrania...
Cuando el profesor se gira de nuevo para la pizarra, miro a Lysander y le saco el dedo medio. Él sonríe, divirtiéndose de mi situación. Oh, le voy a borrar esa sonrisa a base de golpes.
—Laura. —empieza de nuevo. Lo mato.
—¿Qué quieres, Lysander? —decido contestarle para que no se repita lo de antes.
—¿Me dejas un lápiz?
—No. —rezo internamente por que no vuelva a abrir su boca, su linda y sensual boca. Esa que en sueños...
—Por favor.
—Eres rico, cómprate uno.
—Pero es que me he dejado el mío en mi casa. —pone ojitos. Agh, así no se puede.
Rebusco en mi estuche y le doy un lápiz de princesas y purpurina rosa para que se enfade. Él me mira con una ceja arqueada, pero lo coge de igual manera.
—¿Qué se supone que es esto?
—¿Un lápiz? —le respondo sarcástica.
—Que graciosa, Laura, sabes perfectamente que me refiero a toda esa purpurina rosa.
Me encojo de hombros sin responderle tratando de concentrarme en la clase.
—¿No tienes otro más bonito?
Me giro bastante ofendida.
—Ese lápiz es el más bonito. Más bonito que tu cara. ¿Acaso daña tu masculinidad frágil, niño pijo?
El rubio vuelve a arquear una ceja. Que envidia que yo no sepa hacer eso. Él se acerca a mí y mi respiración se queda atascada.
—No lo creo, Cereza.
¿Cereza? ¿Qué clase de apodo estúpido es ese?
—Cereza tu culo.
—Ya quisieras tú ver mi culo.
—¿Está interesante la conversación, señor Ambrose?
¡Por fin le riñen a él! Ya era hora. Casi hago un baile de celebración delante de toda la clase.
—Lo cierto es que sí, profesor. —abro la boca con sorpresa.
—¿Piensa usted lo mismo, señorita Torres?
—No, claro que no, profesor. —miento un poco.
—Los dos a dirección, ya.
—Pero... —trato de replicar.
—¡A dirección!
Gruño con fuerza y me levanto de la silla haciendo ruido. Mucho ruido. Estúpido Lysander. Me arrastro hacia la puerta y salgo sin esperarlo. Que se las apañe él sólo.
Hay una esperanza de que se pierda y no llegue nunca al despacho pero claro, la suerte no está conmigo. Al minuto, lo tengo detrás de mí.
—¡Cereza, espera! —me doy la vuelta y lo miro agresivamente.
—Esto es tu culpa. Sólo sabes traer problemas, Lysander.
—Tú me seguiste el rollo, es culpa de los dos.
—Ah, ¿también es culpa mía lo que pasó en tu fiesta? —alzo a voz un poco.
—¡Sí! Tú empezaste.
—¡Lo mío fue sin querer! Estás acostumbrado a que todos cedan ante lo que dices como si fueras una especie de dios, pero no será así conmigo.
Sus ojos se oscurecen, rabiosos.
—No hables sobre mí como si me conocieras.
—¿Por qué? —lo provoco, acercándome a él— ¿Acaso he fallado?
Su mandíbula se aprieta, pero no dice nada. Eso me hace saber que tengo razón, pero no me importa ahora. Camino a pasos rápidos hasta dirección, queriendo alejarme de él. Mi cara está roja de la furia.
Cuando entro, observo al hombre tras el escritorio. El director es un hombre viejo y calvo al que no le importamos ni un poco. No sé porque trabaja aquí, la verdad.
—¿Qué queréis? —pregunta cuando entramos y nos sentamos en sus grandes sillones— Estoy muy ocupado.
Sí, viendo el Marca.
—El profesor nos ha echado de clase.
—Oh —hace un gesto, quitándole inportancia—. Tengo una tarea más importante para vosotros que un castigo inútil. Tendréis que pintar las paredes del gimnasio durante toda esta semana.
—¿Qué? —gritamos los dos al mismo tiempo y compartimos una mirada de incredulidad.
—El pintor se ha puesto enfermo y no podrá venir —bosteza como si todo este asunto le aburriera—. Es eso o llamar a vuestros padres, vosotros decidís. Y así me ahorro dinero. Que negocio.
Mis dientes están tan apretados que casi los escucho crujir. Quiero protestar, pero no soportaría que el director llamara a mi madre y ella se decepcionara más conmigo. No, pintaré el maldito gimnasio si eso es lo que debo hacer.
Oh, genial. Voy a tener que pasar más tiempo con Lysander.
***
Buenasss, hoy es viernes de QELG, yeeey. Algunos habréis visto el adelanto que hice por Instagram.
Menudo castigo les han puesto a Lysander y a Laura. Que director más creativo y perezoso JAJAJA.
Disfrutad del capítulo. 💛
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top