Parte 23 ( Arboles y Pelotas )
Hora De Inicio 03:07 PM 26/07/2024
Que onda manga de negros todo bien piola espero que si bueno como pueden ver aca esta el capitulo numero 23 de esta negrada y espero que los pocos que lean esta negrada lo disfruten yo no tengo mucho que decir solo que despues de partirme casi el dedo es dificil volver a escribir normal pero bueno aca tienen esta negrada wachines que comienceee
Parte 23 Comienza
-¡¿Qué... qué demonios?! —gritó Zabuza, adolorido, mientras era lanzado por los aires, arrastrando árboles y rocas a su paso, hasta que chocó contra un gran árbol, más duro que una piedra, escupiendo un gran chorro de sangre.
-Impo... ¡Imposible! Estoy cien por ciento seguro de que lo había cortado. ¿Cómo demonios apareció detrás de mí? Eso no era un clon... ¿Cómo demonios...? —pensaba mientras seguía tosiendo sangre.
-Vaya, vaya, vaya... Es increíble que el gran Zabuza baje su guardia de esa manera. ¿Qué pasó, maldito bastardo? Por fin un oponente digno, y el maldito baja la guardia en el mejor momento de la batalla. ¿Eres imbécil o qué te pasa? —preguntaba Naruto con una expresión de locura, mientras los pensamientos de Akemi se mezclaban con los suyos y el deseo de batalla de su tesoro sagrado se apoderaba poco a poco de él.
-Vamos, levanta tu maldita espada y pelea, bastardo —gritaba Naruto, listo para lanzarse contra Zabuza, cuando vio por el rabillo del ojo una aguja que se dirigía hacia el cuello del espadachín.
-Con mi presa y en mi presencia, ni lo pienses —dijo en voz alta Naruto, mientras levantaba su brazo—. ¡Arrebato! —gritó, y la aguja que se dirigía a Zabuza en el último momento fue dirigida hacia la mano de Naruto, con una velocidad que sorprendió al espadachín.
-Maldición... -fue lo que escuchó Naruto, cuando de la nada un tipo con máscara apareció y rápidamente se llevó al espadachín, que no paraba de gritar que lo dejara.
-¡Maldito bastardo, vuelve aquí con mi presa! —gritó Naruto, lanzando la aguja, que a gran velocidad atravesó el brazo del sujeto, obligándolo a llevar a Zabuza con un solo brazo, ya que sintió cómo su otro brazo era inmovilizado por la aguja.
-Jeje, nos volveremos a encontrar, Zabuza —gritó Naruto, para que el espadachín lo escuchara y también los bastardos de su equipo—. Ahora solo necesito cambiarme esta ropa —pensaba, mirando hacia abajo y viendo cómo la espada de Zabuza había cortado su ropa limpiamente, casi de un lado hacia el otro.
-Quitándose la ropa de un tirón, la dejó en el suelo, y de un sello en su muñeca sacó otra prenda que rápidamente se puso para cubrir su cuerpo.
-Bien, creo que es momento de volver con esos estúpidos bastardos. De seguro deben estar creyendo que me asesinaron o algo por el estilo y festejando como unos imbéciles —pensaba Naruto mientras volvía rápidamente hacia donde estaban los bastardos de su equipo. Estos, al verlo regresar sin un rasguño en su cuerpo, quedaron sorprendidos.
-¿Cómo... cómo demonios sobreviviste a Zabuza? Eso es imposible. Ni siquiera yo pude contra él, y ahora vuelves como si nada, bastardo, con esa maldita sonrisa de mierda... —pensaba Kakashi, molesto, mientras sus planes para matar al bastardo y complacer a su sensei se iban poco a poco al traste.
-Vaya, qué alegría que vuelvas sano y salvo, chico. Realmente estoy sorprendido y agradecido de que estuvieras aquí. Realmente eres el único útil entre todos estos idiotas que se dejan derrotar fácilmente —dijo Tazuna, con su botella de sake ya destapada, mientras tomaba y miraba con burla a Kakashi, ya que pensaba que los sensei de los estudiantes deberían ser más fuertes que los chicos, pero parecía que este no era el caso. Si no hubiera estado este niño aquí para protegerlo, ahora estaría muerto.
-Naruto, al escuchar esto, sonrió con burla mientras aceptaba el brazo de Tazuna que le ofrecía sake. Aunque también escuchó que ya podían beber, por alguna razón Naruto no pudo rechazar la oferta del alcohol, aunque nunca antes había bebido. Su cuerpo se movía solo.
-Es verdad, estos malditos bastardos no sirven para nada —dijo Naruto riendo—. Vamos, Tazuna, a tu casa. Vamos a beber y comer como cerdos —gritaba Naruto, que ya quería probar más alcohol, algo dentro de él había despertado. Mientras todo esto sucedía, Sai, que estaba callado, seguía a Naruto, ya que realmente, aunque su misión era el Uchiha, no le interesaba tanto como el peliplata, quien le hacía entender cada vez más las emociones.
-Ya habían pasado unas cuantas horas desde que llegaron a la casa de Tazuna, donde conocieron a Tsunami, una hermosa y delicada mujer que los atendió de la mejor manera posible. La joven mujer sirvió amablemente la comida para los recién llegados, quienes claramente necesitaban una buena cena, ya que estaban completamente golpeados. Bueno, solo tres de ellos, ya que el otro estaba bebiendo con su padre mientras reían como locos.
-Algo que Tsunami notó de inmediato cuando todos estaban en la casa fue que los tres ninjas no querían al chico que estaba con su padre por alguna extraña razón. Sus ojos destilaban odio, el mismo odio que veía a menudo en este lugar cuando los subordinados de Gato pasaban por las calles para recolectar dinero. Mientras tanto, el otro chico no mostraba ninguna expresión en su rostro.
-A Tsunami no le gustaba que la gente mirara de esa forma a otras personas, y menos dentro de su casa, ya que no quería que algo malo le pasara a su familia o que se arruinara el ambiente familiar que tanto esfuerzo le costó reconstruir un poco después de la muerte de Kaiza, que había dejado devastada a su familia.
-Rápidamente, se dirigió hacia donde estaba su padre, lo agarró de la oreja y le sonrió a Naruto.
-Si me dejas a mi padre unos segundos para poder hablar... —preguntó, pero no esperó respuesta antes de llevárselo de la oreja, haciendo que este gritara del dolor.
-Después de preguntar por qué demonios había llegado esta gente a su casa, Tsunami, aunque estaba agradecida de que trajeran a su padre sano y salvo, no quería peleas en su humilde casa... y menos si eran shinobis que podían destrozar completamente el lugar.
-Tazuna le contó lo poco que sabía de estos chicos y del hombre que era su sensei. Por lo visto, todos odiaban al peliplata, mientras que este no les prestaba atención y los insultaba o ignoraba de todas las formas posibles.
-Entonces, ¿me estás diciendo que después de haberlos salvado dos veces de morir de una forma realmente estúpida, y peleando contra un hombre que pudo derrotar a su sensei, aun así esos bastardos están tratando de esa forma al pobre chico? —dijo ahora Tsunami, molesta con los tres imbéciles que estaban molestando al salvador de su padre. Por lo que contó su padre, esos tres no servían para nada.
-Después está el cara de póker, que parece ser alguien a quien no le interesa nada y solo sigue al peliplata sin razón aparente —dijo Tazuna, riendo por todas las cosas que hizo hacer al pálido chico.
-Oye, hija, creo que es mejor que no te metas en los asuntos de las demás personas. Al peliplata, por lo que vi, le importa muy poco lo que esos tres le digan o hagan contra él, y simplemente los ignora o se burla de ellos de alguna forma. Solo se quedarán unos días hasta que termine de construir mi puente para poder salvar al pueblo, así que solo aguanta.
-Tsunami, al escuchar las palabras de su padre, sabía que él tenía razón, pero realmente no quería que gente como los de Gato entraran en su casa y arruinaran el buen ambiente. Sin embargo, iba a aguantar si con eso podían salvar a su pueblo.
-Bien, lo dejaré pasar por ahora, pero si llegan a hacer algo dentro de esta casa, los echaré a patadas, no importa que sean ninjas —dijo a su padre, quien asintió, sabiendo que ella no dudaría en echar de la casa hasta al gobernante de un país si fuera necesario.
-Volviendo a la sala, donde ahora todos se miraban fijamente, el frío se sentía en los huesos. El peliplata de ojos rojos estaba comiendo como si su vida dependiera de ello, mientras lloraba de alegría.
-Esto es lo mejor que he comido en mi vida —decía mientras metía más y más comida en su boca.
-La mujer, al ver esto, no pudo contener la risa, lo que hizo que todos miraran fijamente a Naruto. Estaban furiosos y confundidos. ¿Cómo demonios había hecho el bastardo para no morir contra Zabuza, y aun peor, cómo salió sin un rasguño de esa pelea?
-Para ellos, nada de lo que había sucedido en esta misión desde que comenzó tenía sentido. Pero el más confundido de todos era Kakashi, que miraba no molesto y asqueado al otro peliplata, sino realmente confundido. Las palabras que le dijo a Zabuza, "pensaste que era un clon", ¿Qué demonios significaban?
-Realmente necesitaba hablar con su sensei sobre ese maldito bastardo. Desde que salieron de la aldea, había demasiadas cosas que no entendía, y ahora, con todo lo que había sucedido, ya no confiaba tanto en poder hacerle algo al demonio.
-Parece que tienes bastante hambre. Aquí tienes un poco más, espero que te guste. Aunque no es mucho debido a la situación en la que nos encontramos, seguro será de tu agrado —le dijo Tsunami a Naruto, quien la miró con ojos llenos de felicidad.
-Aunque Naruto estaba comiendo como si no hubiera un mañana, disfrutando del momento, en realidad, desde que llegaron, había enviado clones de sombra por todas partes para vigilar y rastrear a los seguidores de Gato. Quería saber dónde estaban y qué hacer para eliminarlos rápidamente sin que nadie se diera cuenta. Además, planeaba aprovechar para robarles todo lo que llevaran, ya que, según lo que sabía de Gato, el enano bastardo tenía mucho dinero.
-Después de varias horas de búsqueda, por fin aparecieron esos desgraciados. Lo primero que hicieron al llegar fue molestar a la gente del pueblo, acosando a las mujeres que intentaban esconderse y hasta a las chicas más jóvenes, algo que sorprendió y asqueó a Naruto.
-Vaya, vaya, esto va a ser divertido. Seguiré a esos bastardos, les agarraré las pelotas con mi tesoro sagrado y se las arrancaré —pensaba Naruto con una expresión de locura mientras los seguía.
-Oye, ¿por qué quieres usarme para agarrar esas cosas sucias y asquerosas de esos bastardos? ¿Por qué no simplemente los atas a un árbol por las pelotas con una soga? —preguntó Akemi, asqueada y algo molesta al imaginar que tocaría a otra persona en esas partes antes que a su amo.
-Naruto soltó una risa baja y oscura mientras continuaba persiguiendo a los matones de Gato. "Tienes razón, Akemi. No debería ensuciarte con esa basura. Vamos a divertirnos de otra manera." A medida que avanzaba, su mente se llenaba de pensamientos sádicos, alimentados por la ira que sentía brotar desde lo mas hondo de su corazón mientras que marcas moradas aparecían por su cuerpo.
-Los hombres de Gato no tenían idea de que estaban siendo acechados. Caminaban por las calles desoladas del pueblo, riendo y jactándose de su poder. Uno de ellos, un tipo robusto y con cicatrices en el rostro, empujó a una mujer que pasaba, obligándola a tropezar y caer. Su compañero se burló de la mujer al verla caer junto con todas sus pertenencias. La pobre, que no se había dado cuenta de que los bastardos de Gato estaban en ese lugar, corrió con desesperación, consciente del peligro que representaba estar cerca de ellos.
-Los dos hombres que estaban golpeando y burlándose de todo aquel que se cruzaba en su camino se dieron cuenta de que la noche estaba a punto de llegar.
-Oye, creo que es momento de que volvamos al campamento.
-¿De verdad? Pero si es muy temprano, y todavía no encuentro una buena mujer para divertirme esta noche —dijo uno de ellos con una expresión perversa.
-En el campamento aún hay mujeres que no han sido tocadas. Usa alguna de esas. Recuerda lo que dijo Gato: que tengamos cuidado desde ahora, ya que Zabuza no pudo hacer bien su trabajo —le respondió su compañero al oído, haciendo que el gordo entendiera y comenzaran a irse.
-¡Vaya, eso fue rápido! Pensé que estos bastardos tendrían más confianza en sí mismos, pero parece que no son tan tontos como uno pensaría. Bueno, esto se me ha hecho más fácil ahora que sé hacia dónde se dirigen. Solo tengo que perseguirlos y encontraré una buena fortuna para mi alcancía —pensaba Naruto con una sonrisa de locura, mientras seguía a los bandidos que se adentraron en el bosque.
-Esta noche va a ser una noche de sangre, y todos vamos a disfrutar juntos —decía en voz baja mientras empezaba a caminar detrás de los bandidos. Estos no se dieron cuenta de nada, ya que el peliplata avanzaba en silencio, sin hacer ruido al caminar.
-Después de unos minutos caminando, los bandidos finalmente llegaron al campamento, donde se podía ver alcohol y una gran cantidad de cosas que habían sido robadas a las familias del pobre pueblo. Esto molestó mucho a Naruto. Aunque él también había sido un bandido en el pasado y había robado, lo hacía para sobrevivir, no simplemente para robarle a personas de bien.
Lo que más molestó a Naruto fue ver cómo las mujeres y niñas estaban atadas de piernas y brazos mientras les despojaban de sus prendas. Los hombres, que ya no podían considerarse como tales sino como unos bastardos, las estaban tocando y, a la vez, tocándose a sí mismos. En las caras de las chicas se notaba una desesperanza tan profunda que reflejaba que ya no tenían ganas de seguir viviendo.
-Oigan, chicos, déjenme alguna que no haya sido tocada por sus asquerosos y enfermos miembros —gritó el hombre que Naruto estaba siguiendo, haciendo que los demás bandidos miraran a su compañero con burla. Era raro que este sujeto solo se quedara con mujeres que no hubieran sido tocadas por nadie.
-Antes de que alguien pudiera decir algo más, uno de los bandidos se dio cuenta de algo.
-Oigan, ¿a quién traen con ustedes? ¿Alguna mujer? —preguntó confundido uno de los bandidos, ya que era extraño que no hubieran mencionado antes que capturaron a alguien.
-¿Nosotros traer a alguien capturado? —preguntó confundido uno de los bandidos, sin entender cómo podrían haber capturado a alguien. Se giraron un poco y vieron unos ojos rojos mirándolos desde sus espaldas, junto con una sonrisa de dientes afilados.
-Vamos, vamos, jajajaja. A divertirse, ¡ustedes serán mi diversión hoy, igual al como se divierten con esas pobres mujeres y niñas! —dijo el peliplata mientras agarraba las cabezas de los dos bandidos que estaban frente a él y las hacía explotar como si no fueran nada. Esto sorprendió y asustó a los demás bandidos, ya que los únicos que podían hacer eso con fuerza pura eran ninjas.
-Los bandidos, que estaban completamente alcoholizados, drogados y en su mayoría desnudos, se lanzaron como pudieron con lo primero que encontraron para enfrentar la amenaza que había aparecido de repente en su campamento. Pensaban que, si lograban matar a un ninja, Gato seguramente les daría una buena y fuerte suma de dinero por su compromiso con él.
-¡Sí, sí, vamos a hacerlo! ¡Naruto-kun, golpéalos y destrózalos! —gritaba Akemi en su cabeza, haciendo que Naruto se agarrara de la misma pero sonriera con locura mientras una marca morada aparecía en su frente. —Vamos a destrozar a estos bastardos, a asesinarlos y a colgarlos de sus bolas en todos estos árboles para que Gato entienda el mensaje —gritó Naruto con locura mientras se lanzaba hacia los bandidos. Al escuchar que iban a ser colgados de sus bolas, los bandidos se asustaron y retrocedieron con miedo.
-Naruto, con una sonrisa de locura en su rostro y sus ojos morados brillantes, hizo que todos se asustaran aún más. Estaban seguros de haber visto los ojos de ese sujeto de color rojo, pero ahora brillaban con un morado oscuro que parecía penetrar en sus almas.
-Una masacre unilateral comenzó, donde Naruto golpeaba, arrancaba y destrozaba cabezas, brazos y cualquier parte del cuerpo de los bastardos que se cruzaban en su camino. Finalmente, se encontró frente a las mujeres y niñas que, aunque aún respiraban, No tenían vida en sus ojos muertos.
-Naruto, que quería continuar con la masacre, de repente sintió un dolor intenso en su cabeza. Se la agarró y gritó de dolor mientras escuchaba voces... Voces de mujeres que deseaban morir, dejar de existir, y se preguntaban por qué les estaban pasando esas cosas. Llantos y más llantos resonaban en su mente, opacando la voz de Akemi, que le gritaba que dejara de escuchar y que la escuchara a ella. Sin embargo, las voces eran demasiado intensas para ser ignoradas.
-Naruto, con una aura rosa brillante emanando de sus manos, se acercó a las mujeres del lugar. Apuntó sus manos hacia ellas, y el poder de color rosa se posó en sus cabezas. Lentamente, el brillo de la vida comenzó a reaparecer en sus ojos, mientras una furia inhumana se despertaba al mirar a los bandidos, quienes estaban confundidos por lo que estaba ocurriendo.
-Con su tesoro sagrado, Naruto cortó rápidamente todas las cuerdas que mantenían atrapadas a las mujeres. Estas, al ser liberadas, tomaron palos, espadas y cualquier objeto afilado cercano, dirigiéndose con furia y sed de sangre hacia los bandidos, que estaban aterrorizados.
La masacre de los pocos bandidos que quedaban fue increíble, y Naruto hubiera disfrutado el espectáculo si no fuera porque estaba sentado, mirando a la nada, con un brillo ausente en sus ojos. Su cuerpo estaba envuelto en una aura morada, y una marca en forma de cabra se asomaba en el pecho derecho de sus ropas.
-De repente, la silueta de Merlin apareció frente al rubio inmóvil, mirándolo con curiosidad.
-Vaya, es increíble que ya haya despertado la marca de la cabra también. Se suponía que eso debería ocurrir en unos años más, pero parece que las emociones de todas estas mujeres y niñas juntas hicieron que el poder retumbara dentro de él y despertara antes. Bueno, será mejor que lo detenga, ya que no queremos un muñeco sin emociones todavía, ¿verdad? —dijo Merlin mientras el poder mágico opacaba por completo el aura rosa de Naruto, que lentamente retrocedía. —Bien, con eso será suficiente por hoy —añadió Merlin antes de volver a desaparecer.
-Naruto se levantó de repente, sobresaltado, mientras miraba a su alrededor con confusión.
—¿Qué... qué acaba de pasar? —preguntó Naruto, desconcertado, mientras sudaba. Recordaba que, momentos antes, estaba en un lugar completamente blanco, viendo a mujeres llorar y gritar de miedo y desesperación. Sentía que cientos de emociones lo golpeaban con una fuerza que nunca antes había experimentado.
—Naruto, deja de pensar en eso y presta atención a lo que tienes enfrente. Si no te concentras, esas mujeres acabarán asesinadas por esos bastardos —dijo Akemi rápidamente, intentando desviar la atención de Naruto de lo que acababa de ver y enfocarlo en lo que necesitaba hacer.
-El peliplata, al seguir la indicación de su tesoro sagrado, vio cómo los bandidos lograban detener poco a poco los ataques de las mujeres, lanzándolas lejos para quitarles sus armas y apropiarse de ellas.
-Bien, creo que es momento de terminar esto —dijo Naruto, tomando su tesoro sagrado.
-¡Banishing Kill! —gritó Naruto, y con un solo latigazo de su tesoro, mató a todos los bandidos que quedaban.
-Las mujeres, al ver cómo el peliplata que las había salvado mataba a todos los bandidos, corrieron rápidamente hacia él, llorando y abrazándolo mientras le agradecían por rescatarlas del infierno al que las habían arrastrado.
-Naruto, golpeado accidentalmente por pechos y partes privadas de las mujeres, simplemente las dejó ser, entendiendo que debían haber asumido que su destino ya estaba sellado por esos bastardos.
-Con una sonrisa malvada, Naruto miró a las mujeres. Extrañamente, la sonrisa del peliplata les agradó y también les hizo sonreír.
—Chicas, ¿por qué no me ayudan con algo? Solo tienen que hacer lo que yo hago —dijo Naruto, pidiendo a algunas que buscaran todo lo que los bandidos habían robado y cualquier objeto de valor que tuvieran.
-Mientras guiaba a otras mujeres para que lo ayudaran con la advertencia que tenía preparada para Gato.
-Temprano en la mañana, Gato, furioso porque Zabuza no pudo detener al maldito constructor, se dirigió al campamento de los bandidos, que no respondían a sus llamados. Estaba aún más enfadado porque le estaban haciendo caminar hasta el lugar donde se alojaban esas bestias idiotas que había contratado. Por ello, pensaba recortarles mucho del dinero que les pagaba.
-Al llegar a la puerta del campamento, lo primero que hizo Gato fue gritar furioso:
—¡Oigan, malditos bastardos! ¿Qué demonios creen que están haciendo sin contestarme?
-Antes de que pudiera decir mas, Gritó con horror mientras observaba asustado y asqueado la imagen que se presentaba frente a él. Sus bandidos estaban colgados de las pelotas en los árboles por todos lados, y sus tripas se mecían con el viento. Gato, incapaz de soportar la escena, vomitó todo lo que había comido unas horas antes de llegar al lugar.
Fin Parte 23
Si negros me tarde una banda en acutalizar esta negrada pero yo que se wachines solo disfruten y bueno nos vemos en proximas actualizaciones negros jajaja
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