『2』
Las clases habían comenzado y la impresión de los ajenos para con Angely se hacía presente cada vez que los profesores hacían una pregunta y ella, inmediatamente, alzaba la mano con emoción para contestar.
¡Incluso los profesores estaban asombrados!
-¿Alguien gusta pasar a la pizarra a resolver este ejercicio?-preguntó la profesora de Matemáticas. Obviamente aquella era una pregunta retórica. Si nadie se ofrecía, la misma maestra se encargaría de elegir alguien al azar.
Pero, y ya no tan de sorpresa, fue Angely quien se ofreció a ir, obteniendo un asentimiento por parte de la profesora.
Con una sonrisa, se levantó, tomo una tiza que su maestra le ofrecía y procedió a resolver la función que estaba representada en la pizarra.
f(x)=x³-8
¡Pff! Pan comido para Angely.
Halló su dominio, su imagen, la monotonía y los ceros, que era lo que el ejercicio pedía, y lo hizo tan rápido y con tanta precisión que la profesora le murmuró un: Felicidades, cuando le entregó la tiza de vuelta.
-¿Ya vió profe?-saltó una chica, llamando la atención de toda el aula-. La rarita pretende ser popular ganándose a los profesores y maquillándose.
Aquella burla sólo le causó gracia a esa chica y dos que parecían ser sus amigos, y antes que la profesora quisiera llamarles la atención, la misma Angely respondió.
-No es bueno meter la nariz en asuntos ajenos, menos si es para burlarte, porque, a diferencia tuya, yo ya tengo todas las materias aprobadas.
Una exclamación de: Uhhh, hizo eco en el aula y mientras Angely volvía a sus asuntos, resolviendo ejercicios, aquella chica se mostraba ofendidísima.
-¿¡Está viendo, profe!?-escandalizó.
-No puedo hacer nada, señorita Kwon-se encogió de hombros y se acomodó los lentes-. La joven Angely no dijo más que la verdad y en defensa propia porque fue usted quien se burló de ella sin razón.
El salón quedó en un total silencio, y todas las miradas iban de Angely a la otra chica, notando como una parecía ignorar el mundo a su alrededor y la otra parecía echar espuma por la boca.
-Ahora-la maestra volvió a llamar la atención-, veamos el siguiente ejercicio.
-¡No! Espere, profe-se escuchó el ruego de JungKook, Angely lo reconoció, pero era demasiado tarde, la profesora ya estaba borrando el ejercicio.
Angely, que se sentaba en el pupitre frente al muchacho quejumbroso, dió la vuelta y, con una sonrisa, le extendió su cuaderno.
-También tiene los otros cuatro ejercicios ya resueltos-susurró.
JungKook se quedó, al igual que JiMin y TaeHyung que observaban todo desde el otro lado del aula, en un momentáneo estado de shock mas luego hizo una reverencia con la cabeza y sonrió.
-Gracias.
-No hay de qué-se encogió de hombros, volvió a su posición inicial y se dispuso a jugar con los dijes de sus pulseras.
Ella sabía que al pelinegro amigo del chico que la traía loca no se le daban bien las matemáticas y por ello copiaba todos los ejercicios ya resueltos de la pizarra, para guiarse por ellos y estudiar después.
Algo muy inteligente de su parte, admitía Angely.
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Cuando llegó la hora del receso, la gran mayoría de los alumnos y profesores se encontraban en la cafetería y Angely no fue la excepción.
Tenía muy buenas relaciones con las cocineras y si iba a la cafetería era para verlas únicamente. Pero aquel día, sólo había una de las mujeres, la señora JiAh, ya que la otra había tenido un problema con su hijo pequeño y Angely se ofreció a ayudar a servir la merienda de los estudiantes.
Se colocó un delantal, recogió su cabello en una coleta alta y comenzó a servir lo que los alumnos pedían.
-Y...Dime, mi niña...¿A qué de debe tanto cambio?-preguntó JiAh y su ayudante le sonrió.
-Simplemente era hora de ser yo misma-respondió, mientras ubicaba la cajita de leche en la bandeja de una chica.
Pero a la hora de recibir el pago de la muchacha, esta no encontraba su monedero. Estaba alarmada y avergonzada, así que Angely tomó su mano y le brindó una cálida sonrisa.
-No te preocupes. Yo pago por tí.
La muchacha (un año menor), se sonrojó y le devolvió la sonrisa.
-Muchas gracias. Prometo devolver...
-¡Oh! No hace falta-se apresuró a decir-. Sólo disfruta de tu comida y eso será suficiente para mí como pago.
La chica hizo reverencias varias veces mientras agradecía una y otra vez antes de irse con su grupo de amigas.
-Eso fue...
-Muy lindo de tu parte-la frase de JiAh fue completada por una ronca voz frente a Angely.
Era TaeHyung y en su interior, la chica luchaba por no dejar que su nerviosismo fuera más allá del sonrojo en sus mejillas y la gran sonrisa que le brindó.
-Gracias-murmuró-¿Qué te gustaría comer?
-Manzana y leche-le sonrió y Angely quiso morir al ver aquella cuadrada sonrisa.
El chico recibió su pedido y pagó para luego irse, no sin antes despedirse de Angely y la señora JiAh.
-Te gusta ¿verdad?-le guiñó un ojo y Angely se sonrojó.
-¡Yah!¡JiAh!-se quejó, para luego reír a la par de su acompañante.
-Lo disimulas bastante bien-admitió JiAh-, pero para alguien con cierta experiencia como yo, no pasaste desapercibida-finalizó, guiñándole un ojo a la menor.
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El horario de receso culminó y las clases volvieron, y luego de las mismas, llegó el almuerzo.
La joven mujer que acompañaba a la señora JiAh en la cafetería ya había vuelto, así que Angely se encontraba disfrutando de su almuerzo tranquila, sentada sola en una de las mesas de la cafetería.
Sin embargo, aquella tranquilidad se vió turbada por un grupito de chicos que se sentaron a su alrededor.
Ella estaba escuchando música con sus audífonos mientras bebía de su jugo de pera y guardaba su lonchera en la mochila, pero aún así logró escuchar lo que sus contrarios decían.
-Mírala. Con tanto maquillaje para llamar la atención-rió uno.
-Lo peor es que tiene a muchos babeando-bufó otro.
-¿Acasó viniste a ser la putita de la escuela, rarita?
Y sólo eso bastó para que la cabeza del chico que había soltado semejante frase se estampara contra su bandeja llena de comida.
Por supuesto que eso llamó la atención de toda la cafetería. Más aún cuando veían a Angely apretar los puños con fuerza.
-Te lo advertí, cabrón-espetó con furia, recogiendo su mochila para colgarla sobre su hombro-. Una más y quedarás irreconocible de los golpes que te voy a dar.
Y caminó, llena de ira, fuera de la cafetería, dejando otra vez a todos con la mandíbula en el suelo, pues nadie se imaginaba que una "niña rara e infantil" como ella fuera capaz de decir groserías y agredir a alguien.
Mientras caminaba por los pasillos, miró la hora en su reloj. Aún le quedaba tiempo para inscribirse a los cursos que quería, así que ese era su destino.
El que más cerca le quedaba era el de canto, y todo ápice de rabia se esfumó de su cuerpo apenas llegó al lugar y escuchó una canción tan hermosa como la voz de quien la cantaba: Paper Hearts, de Tori Kelly.
Abrió la puerta con sumo cuidado de no interrumpir a semejante intérprete y esta vez fue ella quien quedó asombrada.
No sabía que JungKook cantaba y tocaba la guitarra, pero ahí lo estaba viendo, cantando con total concentración.
Cuando la canción terminó, Angely no se cohibió y aplaudió.
Al ser sólo ellos dos en el salón, el chico se asustó un poco antes de sonreírle a la azabache de la misma forma en que ella lo hacía.
-¡Felicidades! Tienes una voz muy hermosa-elogió la chica y el muchacho se colocó de pie, dejando la guitarra de lado, para hacer una reverencia.
-Gracias...Angely ¿cierto?
-Mhm-asintió sonriente-. Un gusto, Jeon JungKook-extendió su mano, y el chico la aceptó.
-¿Qué te trae por aquí?-curioseó el chico, invitando a la muchacha a sentarse a su lado en uno de los pupitres libres.
-Vine a inscribirme en este curso ¿Queda algún lugar libre?
-Pues estás de suerte-sonrió galante y se cruzó de brazos-. Quedan dos plazas y yo soy el líder del grupo en caso de la ausencia del profesor. Si me cantas algo ahora mismo, una de las plazas puede ser tuya.
Los ojos oscuros de la chica parecieron un par de estrellas de lo tanto que brillaron, cosa que le causó gracia a JungKook puesto que le pareció estar viendo un emoji.
-Canto lo que quieras. Tú sólo dime-aplanó sus labios, luchando por ocultar su sonrisa, pero la emoción la superaba.
Pensaba que por ser "la rarita" no la aceptarían.
-¿Te parece la misma canción que me escuchaste cantar? Paper Hearts-propuso y Angely asintió repetidas veces-. Cuando quieras.
JungKook se acomodó mejor en su asiento y esperó. La chica, por su parte, cerró sus ojos y comenzó a cantar.
Con cada nota y cada verso, el chico simplemente quedaba anonadado ante la voz de Angely.
¿Por qué ocultó su talento?, se preguntaba, más él mismo se respondió.
Porque se burlan de ella y la llaman rarita. Por eso también ni siquiera hablaba con nadie.
Cuando Angely terminó, fue su turno de ser aplaudida y JungKook se tomó el atrevimiento de ponerse de pie y hasta silbar.
-¡Eso sí es talento!-asintió orgulloso y extendió su mano a la chica, quien, cabe destacar, estaba sonrojada-. Bienvenida al club de canto-sonrió-. Como eres nueva y trabajamos por equipo, estaremos juntos ¿te parece?
Angely lo dudó, pues nunca había hecho algo parecido, pero entendió que eso también era parte de su cambio así que aceptó el apretón de manos y asintió.
-Será un placer trabajar contigo.
-El placer es todo mío-le guiñó un ojo.
-Bueno...yo...debo irme-murmuró-. Quiero apuntarme en más cursos.
-¡Oh!¿A cuál vas ahora?-se apresuró a decir en lo que tomaba su mochila y salía del aula junto Angely.
-Por cercanía, el curso de baile.
-¡Genial! Yo también voy para allá. Mi amigo HoSeok es el líder del grupo y me dijo que haría una pequeña reunión con los mejores alumnos. Parece que van a ofrecer audiciones para alguna empresa. JiMin también está ahí.
-Eso suena bien-sonrió y guardó silencio.
El camino fue en silencio, pues Angely estaba algo avergonzada ya que, al nunca haber tenido amigos ni nadie con quien relacionarse, no sabía qué decir en ese tipo de situaciones.
Sin embargo, corrió con la suerte de que su acompañante la comprendiera a la perfección.
-¿Por qué nunca te habías hecho notar hasta ahora?-quiso saber-. Digo, si se puede saber, claro-se apresuró a decir.
-Todos se burlaban de mí...lo siguen haciendo, de hecho, y siempre lo ignoré, pero me cansé de estar sola-confesó-. No es bonito tener como único amigo un diario al que le puse nombre y al que, por mucho que le cuente mis problemas, no me dará un consejo porque es un jodido objeto...Sólo hablo con mis padres, pero ellos piensan que aún soy una niña pequeña. Ya sabes, no resulta tan efectivo.
-Y ¿por qué nunca te acercaste a nadie? Mis amigos y yo te hubiésemos aceptado desde un inicio-insistió el muchacho.
-¿Quién quiere juntarse con la rara de la escuela?-chasqueó la lengua y miró a su acompañante que la miraba con una mueca de obviedad.
-Mis amigos y yo. No tenemos problemas con eso. ¿Sabes por qué no nos acercamos antes?-la chica negó y bajó la cabeza-. Porque pensábamos que estabas bien estando sola y que tal vez te molestaríamos.
Angely se quedó en silencio y hundió más su cabeza. Ella sabía que la decisión de alejarse de todo y de todos tampoco ayudaba mucho en su situación.
-Sin embargo, y como veo que has dado un gran cambio, te propongo algo.
JungKook detuvo su andar y, por ende, Angely también.
El chico le extendió una mano y dijo:
-Sé mi amiga, y te prometo que no te vas a arrepentir.
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