Capítulo único


El sonido de la regadera abierta se escuchaba desde el cuarto de baño, Taiju miraba curioso los apuntes de Senkuu mientras esperaba a que éste terminara de ducharse. El castaño solo observaba los cálculos matemáticos que obviamente no entendía y luego miraba a su alrededor, Senkuu estaba tardando mucho.

- ¿Estará bien? - la pregunta salió casi por inercia de los labios del moreno sin llegar a oídos del rizado. Casi al instante vio salir a su amigo sólo con unos bóxer y el resto del cuerpo expuesto, después de todo ya llevan muchos años de conocerse y se tenían mucha confianza, al menos Taiju la tenía.

Senkuu se detuvo frente al espejo de cuerpo completo sólo para mirarse unos segundos, segundos que utilizó para, nuevamente, ver defectos que a ojos de Taiju no tenía. Vio su clavícula marcada, sus hombros que en opinión propia eran muy huesudos, para después posar una de sus manos sobre sus costillas. A Senkuu le gustaría tener un cuerpo llamativo.

Suspiró con resignación y levantó la mirada a sí mismo pero justo en ese momento se percató que al fondo se veía la cara de Taiju - ¡Grandullón idiota, me asustaste! - se giró en el acto chocando su espalda con el espejo, el grito-regaño que soltó hizo sobresaltar al aludido quien, olvidé mencionar, se había auto-invitado al cuarto de Senkuu.

- Ah, disculpa Senkuu, te estaba esperando - el mencionado sólo le miró sin ninguna expresión y se colocó detrás de la puerta que sostenía el espejo en el que se estaba mirando con anterioridad - ¿Pasa algo?

- No.

- ¿Por qué te escondes?

- No tengo ropa.

Taiju sabía muy bien cuál era la verdadera razón, ya habían hablado de eso cuando un día que le hizo una visita de sorpresa a Ishigami lo encontró sudando la gota gorda por el ejercicio. ¿Ejercicio? Se preguntarán, pues la razón por la que Senkuu no quiere que lo vean es porque no se siente bien consigo mismo, a ojos de Taiju él es simplemente perfecto, no hay nada que cambiar, sus hombros son lindos, su abdomen está bien, su pecho es proporcional a sus caderas, sus piernas no necesitan ninguna alteración, sus manos son delgadas, finas y estilizadas.

Pero Senkuu no lo ve así, él quiere tener un cuerpo más grande, quiere tener hombros anchos como los otros chicos, quiere que al ponerse pantalones se noten sus pantorrillas y no como si allí no hubiera nada, quiere tener pectorales marcados al igual que el abdomen, quiere que sus manos no se vean como las de un esqueleto; pero sabe que eso no es posible, la complexión de su cuerpo no le permite llegar a esa meta, por más que se ejercite o por más que coma, nada va a cambiar en él.

- Gírate para que no me ve-

- Eres lindo.

De la nada, el ambiente se puso pesado.

- ¿Qu... Qué dijiste?

Taiju se acercó hasta donde Senkuu estaba escondido y le sujetó de los brazos, obligándole a salir, una vez estuvieron cerca, el castaño pegó su frente con la del rizado, haciendo contacto visual y en un murmullo quedo y tranquilizador le respondió - Eres lindo tal y como eres.

En algún momento en el que Senkuu no se dio cuenta terminaron acostados en la cama, no hacían ni decían nada, solo había un tranquilo silencio que les calmaba y a la vez les ahogaba. El rizado comenzaba a quedarse dormido por el masaje que Taiju le hacía en el cuero cabelludo, era tan relajante, en especial la delicadeza con la que Taiju le tocaba.

- ¿De verdad piensas eso, de que así estoy bien?

- ¿Por qué no?

- ¿Estás ciego, gorila? - y ahí iba otra vez.

En un movimiento rápido el castaño se sentó en la cama y le miró desde arriba con el ceño fruncido, le sujetó las manos y las puso frente a su cara - ¿Sabes cuantas veces he querido tocar tus manos para saber que tan suaves son? - de un tirón le hizo sentarse y verse a sí mismo - ¿Sabes lo atractivo que te ves con el uniforme de deportes? - lo último que hizo fue más por impulso y deleite propio, solo que Taiju no sabía que lo hacía por eso - ¿Sabes... - sus manos se dirigieron a su pecho, acariciándolo con suavidad - ... Lo bien que se ve tu cuerpo... En especial cuando no tienes ropa?

La cara de Senkuu no podía estar más roja tomando en cuenta que las enormes manos de su amigo seguían sobre su cuerpo y ahora aún más porque, ya sea por inercia o con intención, se estaban deslizando hacia abajo acariciando su torso desnudo, porque así es, en todo ese tiempo que estuvieron juntos desde que salió de la ducha, no se había puesto más que la ropa interior.

Tenía que decirlo, aquello que guardaba con tanto recelo, «Taiju, me gustas» tres palabras, solo tres palabras le estaban asfixiando y lo peor es que no las podía decir por tres simples razones:

1. A Taiju le gusta Yuzuriha.

2. Son amigos desde siempre, ¿Y si todo se va al traste?

3. Dado caso todo sale bien. ¿Su cuerpo sería suficiente para Taiju? ¿No sentiría vergüenza de ir de la mano con un esquelético como él?

- Taiju... Me...

- Si, Senkuu.

- ... ¿Cuánto amas a Yuzuriha?

Existen masoquistas y luego está Senkuu.

- No estamos hablando de ella, termina lo que ibas a decir.

- No era nada.

- Bien, tengo miedo de lo que pase pero debo decírtelo, ¡Senkuu! - el aludido dio un pequeño salto por el repentino grito más sólo se limitó a prestar atención - me gustas mucho.

Y de nueva cuenta el ambiente se ponía pesado.

- Pensé que me había enamorado de Yuzuriha pero ahora sé que eras tú, todo este tiempo eras tú, tú y tú... Me di cuenta cuando Tsukasa se te acercaba, cuando Tsukasa te abrazaba o cuando te invitaba a salir...

- Siempre lo rechacé, bobo.

- ¡Lo que quiero decir es que verlo cerca tuyo me molesta! Me molesta que te hostigue o quiera que hagas algo cuando realmente no quieres hacerlo... Yo... Estoy bien cuando te veo a ti estar bien... Quiero ser tu novio ¿te gustaría ser el mío?

El rizado no sabía que decir, no se esperaba una confesión menos esa pregunta que nunca nadie le había hecho jamás en su vida, por dios ¡su padre no lo preparó para esto! Sentía esas molestas mariposas revolotear en su estómago, se sentía tonto y enamorado, pero también avergonzado. "¿En cinco años no te le has declarado? Taiju idiota" Sí, definitivamente era el karma diciéndole que aunque Taiju llevaba cinco años, él lleva diez.

- Cierra los ojos - el castaño obedeció la petición y Senkuu pudo plantar un beso en los labios ajenos, no era un beso pasional ni nada por el estilo, después de todo era su primer beso - espero que hayas entendido.

El moreno abrió los ojos con lentitud casi con miedo de que todo resultara ser un sueño o una dulce alucinación y despertara a una realidad donde su chico no quiere nada con él. Pero no, ahí estaba él en el cuarto de su mejor amigo con éste mismo en frente, con las mejillas rojas y la mirada baja; le tomó la barbilla para conectar sus miradas solo entonces también le devolvió el beso que no sabía que iba a recibir - Eres mi chico lindo.

Esa noche se quedaron juntos compartiendo la misma cama , el mismo calor, los mismos sentimientos. Senkuu dormía profundamente sobre el pecho de Taiju mientras el mencionado le acariciaba la espalda con una mano y la otra la pasaba por sus cabellos. Todo eso frente a Byakuya Ishigami quien observaba la escena con una sonrisa congelada en el rostro y los ojos en blanco.

A ninguno de los dos se les ocurrió cerrar la puerta.

Un suspiro escapó del Ishigami mayor para luego retirarse en silencio - Al menos fue con alguien que yo conozco... ¿Senkuu querrá casarse con él? ¿Quién será el de arrib- ah, Taiju.

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