Despertar En Un Mundo Desconocido.
La luz de la tarde se deslizaba suavemente por las cortinas de la biblioteca, proyectando una paleta de tonos dorados sobre los desgastados libros y las estanterías polvorientas que habían sido testigos de décadas de historias familiares. Me encontraba en la casa vieja y añorada de mi difunta abuela, sumergida en la penumbra que se adueñaba de la estancia.
Entre los rincones olvidados, mis manos tropezaron con la novela "Santuario del Corazón". Sus páginas despedían un aroma a antigüedad y secretos bien guardados. Aquel libro, que solo el hogar de mi abuela había revelado, se convirtió en mi refugio en ese atardecer silencioso.
La trama de Eirik y Lyra se desenvolvía con una magia única en las páginas amarillentas. Eirik, el príncipe heredero, llevaba a cuestas la carga de una maldición que amenazaba con segar su vida antes de cumplir los 25 años. En Lyra, una figura enigmática y valiente, encontró la clave para liberarse de ese destino sombrío.
Eris, la villana de corazón oscurecido, tejía tramas retorcidas para desgarrar el amor entre Eirik y Lyra. Sus artimañas, orquestadas con astucia maquiavélica, desataban tormentas de tragedia sobre los protagonistas. Pero en medio de la oscuridad, el resplandor del amor entre Eirik y Lyra se fortalecía, desafiando las sombras que amenazaban con envolver sus destinos.
Mis dedos acariciaron las últimas páginas de "Santuario del Corazón", pero en lugar de sentir satisfacción, una sombra de duda se posó en mi corazón. No podía aceptar por completo el destino de Eris, esa villana que, aunque maquinadora y oscura, dejó en mí un rastro de compasión no merecida. ¿Qué motivaciones ocultas la llevaron por ese sendero retorcido? Mis pensamientos se enredaban en especulaciones, como si las páginas de su vida estuvieran incompletas.
Con el libro entre mis manos, lo devolví con cuidado a la estantería, como si colocar esas páginas entre los estantes polvorientos de la biblioteca de mi abuela pudiera sellar el destino de los personajes. Las llaves de la casa y del auto se encontraban frente a mí, esperando que me sumergiera de nuevo en la realidad.
La noche envolvía la vieja casa con su manto de silencio y misterio cuando salí. Las llaves resonaron suavemente en mi mano mientras ascendía a mi auto. Mis pensamientos continuaban danzando entre las palabras de la novela, tejidos con una melancolía que solo una buena historia puede imponer.
La música suave acompañaba mi viaje de regreso al centro de la ciudad, pero el cansancio se insinuaba persistentemente en mis ojos. Froté mis párpados, tratando de despejar la neblina que amenazaba con cerrar mis sentidos. Sin embargo, la fatiga persistía, y en ese momento, una luz deslumbrante se coló a través de la oscuridad.
El destello fulgurante de luz se convirtió en una barrera momentánea, una cortina incandescente que privó mis ojos de su capacidad de discernir la realidad. La temporal ceguera dejó a mi mente sumida en una oscuridad repentina, mientras el desconcierto se adueñaba de mis pensamientos.
De súbito, como un rugido de la naturaleza, un impacto violento sacudió el automóvil. La fuerza del choque transmitió una vibración contundente a través del chasis, y el interior del vehículo se convirtió en un remolino de movimiento abrupto y vibraciones incontroladas. La carrocería del auto resonó con un estruendo metálico, como si estuviera siendo sometida a una fuerza incontenible que desafiaba su integridad.
La realidad se desmenuzó en un caos sensorial. El sonido metálico, agudo y crudo, se entrelazó con el chirrido angustioso de los neumáticos contra el pavimento. El ruido, en una sinfonía disonante, penetró hasta lo más profundo de mi conciencia, dejándome atrapada en una realidad fragmentada.
El exterior, que antes se extendía como un paisaje tranquilo y oscuro, se deshizo en un torbellino de luces intermitentes y sombras erráticas. Fragmentos de destellos luminosos parpadeaban como estrellas fugaces en la negrura de la noche, mientras el entorno se convertía en un remolino visual desordenado.
La confusión se apoderó de mí, y la secuencia de eventos se volvió borrosa, como un sueño del que intentaba despertar. La realidad se desvanecía entre los sonidos caóticos y las vibraciones del impacto, dejándome en un estado de desorientación mientras el tumulto del accidente rugía a mi alrededor.
Antes de que mi mente pudiera asimilar la realidad en rápida descomposición, la conciencia se desvaneció como una vela extinguida, sumiéndome en la penumbra del aturdimiento. En ese limbo entre la consciencia y la inconsciencia, una última imagen se grabó en mi mente con nitidez desconcertante: unos ojos de tonalidad dorada que resplandecían entre el caos circundante.
Desde las sombras, una voz emergió como un eco distante, susurrando palabras que reverberaban en mi mente confundida.
"Eris, el destino está en tus manos. Me pregunto qué harás para cambiarlo."
Cada sílaba llevaba consigo un misterio intrigante, una pregunta que resonaba en la oscuridad que se apoderaba de todo a mi alrededor.
Y con ese enigma flotando en el aire, la negrura consumió todo a mi alrededor. Me sumergí en un abismo de incertidumbre, dejando tras de mí una estela de preguntas sin respuesta, como destellos fugaces que se desvanecían en la penumbra de lo desconocido.
§§§
Mis párpados se levantaron con pesadez, tratando de comprender el entorno que me rodeaba. Me vi en una habitación que desafiaba todas mis expectativas. No había luces fluorescentes ni sonidos de monitores cardíacos. En cambio, la luz tenue de candelabros de cristal iluminaba las paredes decoradas con tapices exquisitos.
Intenté incorporarme, esperando el dolor que debería seguir al accidente, pero mi cuerpo no parecía recordar esa agonía. Las sábanas de seda bajo mis dedos añadieron una capa de extrañeza a la escena. Un pellizco en el brazo no me despertó de lo que parecía un sueño increíblemente vívido.
Mis ojos exploraron cada detalle de la habitación, que respiraba opulencia y elegancia. Muebles finamente tallados y una chimenea crepitante completaban el escenario. En el espejo dorado, vi mi reflejo con ropajes que parecían sacados de un cuento de hadas.
En el reflejo del espejo dorado, mis ojos azules brillaban como zafiros, destilando una profundidad intrigante. Cabello blanco como la nieve caía en suaves ondas alrededor de mi rostro, creando un contraste etéreo con la opulencia de la habitación. Rasgos finos delineaban mi expresión, añadiendo un toque de gracia a la enigmática imagen que me devolvía el espejo.
Sin embargo, la belleza mágica que se reflejaba no coincidía con mi apariencia original. La confusión se dibujaba en mi rostro al observar esta transformación inesperada. ¿Cómo era posible que mi reflejo mostrara una figura tan diferente a la que recordaba de mi vida anterior al accidente? La extrañeza de la situación se sumaba a la incertidumbre que me envolvía en este ducado de fantasía.
El sonido de la puerta abriéndose de par en par rompió el hilo de mis pensamientos, revelando la presencia de una joven cuyos rasgos parecían no superar los 25 años. Su melena castaña caía en suaves ondas alrededor de un rostro de ojos almendra, mientras vestía con elegancia un vestido negro, adornado con un delantal blanco que evocaba a las damas de la Edad Media. Fruncí el ceño ante esta escena anacrónica que desafiaba toda lógica. "¿Qué diablos está pasando aquí?" Mi mente era un laberinto de interrogantes, y la situación me estaba poniendo los pelos de punta.
Fui arrancada de mis cavilaciones por el estruendo del tarro repleto de agua, acompañado por las toallas, que se estrelló contra el suelo con un sonido impactante.
- ¡Señorita Eris! - Exclamó la joven, llevándose las manos a la boca en un gesto de sorpresa, mientras sus ojos se cristalizaban con la emoción.
...
- Espera... ¿Me acaban de llamar Eris? - Susurré de manera apenas audible, sumergiéndome aún más en el desconcierto. ¿Qué rayos está sucediendo? Estoy más perdida ahora que al principio.
- ¡La joven señorita ha despertado! - Antes de que pudiera formular una pregunta coherente sobre la situación, la joven salió corriendo de manera eufórica, anunciando el despertar de... ¿de quién? ¿Mi despertar? La confusión se multiplicaba, dejándome en un estado de desconcierto absoluto.
Me acomodé en el borde de la cama, sumergiéndome en una profunda reflexión sobre mi situación.
¿Será esto el cielo?... No, no, no. Eso no puede ser. ¿Estaré en otro mundo? ¿Reencarnación?
La mención de mi nombre por parte de la chica de hace un momento resonó en mis pensamientos.
¡Imposible!
Dejé escapar una suave risa, como queriendo desacreditar la idea. ¿Una locura, verdad?
L-La única Eris que conozco es Eris Valestria, la villana de "Santuario del Corazón".
Ja...
Mis dedos se enredaron en mis cabellos con fuerza, como intentando aferrarme a la realidad que se desvanecía. No puedo aceptar que esto sea verdad.
Unos pasos resonaron con firmeza, arrancándome de mis cavilaciones. Se acercaban a la habitación, ¿quién podría ser?
Un estremecimiento recorrió mi espina dorsal al contemplar en el umbral de la puerta a una figura imponente. Sus ojos destilaban frialdad, sus rasgos denotaban fortaleza, y aunque las arrugas marcaban su semblante, no pasaban desapercibidas. El cabello negro con mechas blancas y los ojos grises, desprovistos de cualquier emoción, generaban una presencia desagradable y misteriosa.
Mi cuerpo comenzó a temblar de manera involuntaria, y la pregunta se instaló en mi mente: ¿por qué reacciona así mi cuerpo? La incertidumbre y el miedo entrelazaban sus hilos, tejiendo un nudo en mi estómago, mientras me enfrentaba a la imponente figura que se cernía sobre mí.
- Has despertado después de un mes, ¿cómo te sientes? - Mi piel se erizó al escuchar su voz gélida, desprovista de cualquier rastro de emoción. Una mezcla de nerviosismo y curiosidad se apoderó de mí ante la incertidumbre sobre quién era realmente. En este momento, la prudencia se volvió mi aliada; aún no tengo certezas, solo preguntas sin respuestas concretas.
- Mmm... ¿Qué sucedió? - Murmuro con una expresión de desconcierto mientras intento comprender la situación que me rodea.
Él frunció el ceño, y su gesto indescifrable me dejó aún más inquieta. ¿Era confusión o enojo lo que reflejaban sus rasgos? Mierda, ¿ya metí la pata al despertar en esta extraña circunstancia?
- ¿No recuerdas nada? - Negué levemente con la cabeza, sintiendo que la respuesta se me escapaba entre los recovecos de mi memoria. Sus ojos, grises e insondables, me examinaron detenidamente. Un suspiro frustrado escapó de sus labios, revelando la tensión que rodeaba este misterioso encuentro. - Hace un mes, regresaste del palacio; el carruaje en el que venías fue emboscado y lo lanzaron por un acantilado contigo dentro... ¿No recuerdas nada?
Negué con la cabeza mientras la confusión se adueñaba de mí, creciendo con cada instante como una maraña intrincada. Frente a este enigma, me veía obligada a sumergirme en lo desconocido, a arriesgarme en un terreno incierto.
- Es demasiado tarde para preguntar, pero ¿quién soy? - Traté de infundir a mi voz la inocencia necesaria, con la esperanza de que el desconocido no desentrañara mi mentira.
- Eris... Eris Valestria, y yo soy tu padre, Seiten Valestria.
¡Carajo! La realidad me golpeó con brutalidad. Me encontraba, sin lugar a dudas, reencarnada en el cuerpo de la villana de la novela "Santuario del Corazón". Esto superaba los límites de lo real, sumergiéndome en un territorio surrealista.
Me pellizqué el brazo, provocándome una mueca de dolor. Esto no era un sueño; era palpablemente real.
¡Estoy acabada!
- Prepárate, no importa si dices la verdad o mientes. Eso no cambiará mis planes. Toma tus maletas y vete. El duque Zephyr Thorian te estará esperando. - Mis ojos se abrieron como platos al escuchar ese nombre, el segundo protagonista masculino que es rechazado y muere protegiendo a la Santa.
"Mi padre" se retiró sin darme una última mirada y sin proporcionar ninguna otra explicación...
Si tengo que dirigirme al ducado de Thorian, significa que tomé posesión del cuerpo de Eris en el momento en que fue comprometida con Zephyr... Entonces la Santa todavía no ha hecho acto de presencia...
Un año... Tengo doce meses para alterar el destino predestinado para Eris. Solo debo abstenerme de involucrarme con la Santa y evitar al Príncipe Heredero... Pero lo más crucial será modificar la percepción que el resto de la gente tiene de Eris.
Este es mi momento de sumergirme en una existencia renovada, y por ende, no me conformaré con seguir la senda ya establecida por la historia original. Ahora se presenta la oportunidad de modelar mi propio destino.
Un suspiro cansado escapó de mis labios, la pesadez de esta nueva realidad pesaba sobre mis hombros. Cada elección que tome a partir de ahora resonará en las páginas de la trama original, pero no hay espacio para la vacilación.
Me veo inmersa en el colosal desafío de asegurar mi propia existencia en este mundo transfigurado. Cada minucioso detalle y cada intrincado giro de los acontecimientos se convierten en elementos cruciales para trazar un camino que no está predestinado, pero que debo esculpir con tenacidad y determinación.
La puerta se abrió nuevamente, revelando a la que parecía ser la sirvienta del principio; sus ojos almendrados temblaban con evidente nerviosismo, como hojas en un viento de incertidumbre que permeaba el aire.
Era comprensible su aprehensión, ya que la figura ante ella era Eris, conocida como una villana obsesionada por el amor del Príncipe Heredero, una presencia que infundía tanto temor como expectación.
- Señorita - hizo una reverencia, volvió a enderezarse, pero su mirada evitaba la mía. - S-Soy Foxy, su dama principal, y estoy p-para servirle.
Sus manos jugaban nerviosas con el dobladillo del delantal, revelando la ansiedad palpable en cada gesto.
Sonreí con tristeza; era de esperar, en este momento yo ya no encarnaba a Elara sino a Eris, la figura temida por muchos.
- Foxy... Qué lindo nombre. - Por primera vez, logró sostenerme la mirada con sorpresa, y noté un leve sonrojo en sus regordetas mejillas. Me reí suavemente, encontrando cierta diversión en la situación.
- G-Gracias por el halago, señorita. - Respondió con voz temblorosa, mostrando una mezcla de nerviosismo y admiración, mientras sus ojos brillaban con una chispa de curiosidad ante la nueva y enigmática señora a la que ahora serviría.
Sin pronunciar palabra, ella comenzó a moverse con gracia, colocando todas "mis" pertenencias en una valija considerable. Foxy, Foxy Fecher. Su nombre resonó en mi memoria, recordando que en la novela se mencionaba muy poco de ella, pero fue la única que permaneció al lado de Eris hasta el final, aunque lamentablemente también tuvo un destino trágico.
Recuerdo con claridad que este marcaba el primer encuentro entre ellas, aunque en la novela original, Eris no había sufrido ningún accidente y había sometido a Foxy desde el primer día, desatando su ira por estar comprometida con el duque Thorian...
Un suspiro escapó de mis labios, presagiando que este nuevo capítulo, reescrito por la realidad alterada, sería agotador. Un capítulo en el que las líneas de la trama se desdibujaban, dejando lugar a una narrativa que solo yo, como Eris, podía comprender.
- Señorita, es momento de que se prepare para nuestra partida - La voz de Foxy me sacó de mis pensamientos, recordándome el papel que debía desempeñar en esta versión de la historia.
Cierto. Tengo que dejar de sumergirme tanto en mis pensamientos y enfrentar la realidad alterada que me rodea.
- Sí... - respondí, enfocándome en el presente.
Ella dejó sobre la cama un vestido de líneas sencillas, confeccionado en un tejido suave que caía con gracia. El color, un tono marfil que resaltaba mi piel, creaba un contraste armonioso. El escote, delicadamente redondeado, mostraba la elegancia en la simplicidad.
Las mangas, cortas y ligeramente abullonadas, añadían un toque de feminidad sin exagerar. El corpiño ajustado marcaba suavemente la cintura, realzando mis formas de manera discreta y refinada. La falda, fluida y de corte recto, descendía hasta el suelo con una elegancia natural.
Contemplé mi reflejo en el espejo, asombrada de cómo aquel vestido sencillo tenía el poder de realzar de manera sorprendentemente elegante mi figura, transformada por la realidad alterada que ahora habitaba. La suavidad del tejido acariciaba mi piel, y la tonalidad marfil resaltaba con armonía mis rasgos.
- S-Señorita, usted es muy hermosa. - La voz temblorosa de Foxy expresó su admiración, y decidí en ese instante que ella sería una de mis prioridades. No solo cambiaría mi destino, sino que haría todo lo posible por alterar el suyo.
- Gracias... Es momento de irnos. - Mi voz resonó con un matiz de gratitud, reconociendo la importancia de Foxy en mi nueva historia.
Ambas nos dirigimos hacia la salida de la majestuosa mansión. A medida que avanzábamos, la opulencia del lugar contrastaba con la tristeza y el miedo que mi corazón experimentaba. Aunque sabía que estas emociones pertenecían a Eris, una pregunta persistía en mi mente: ¿por qué?
Llegamos al frente del carruaje, y un instante de añoranza me llevó a mirar atrás, como si esperara ver a alguien que ya no estaba. Ningún sirviente, ningún guardia, ni siquiera rastros de "mi" familia. La melancolía me envolvió, comprendiendo un poco más las emociones que ahora abordaban mi corazón.
- Señorita, todo está listo. - La voz suave de Foxy me trajo de vuelta al presente.- Es momento de partir.
- Sí, es momento. - Dirigí una mirada a Foxy, agradecida por su presencia. Ambas subimos al carruaje, y este emprendió camino hacia nuestro nuevo hogar.
El itinerario prometía extenderse durante al menos cinco días, un lapso que resonaba como una eternidad dada la magnitud del giro inesperado que había dado mi vida. Mientras el carruaje avanzaba con paso firme por el camino, las ruedas crujían en armonía con los pensamientos que giraban incesantemente en mi mente.
Las sombras danzaban en los árboles a medida que avanzábamos, creando un juego de luces y sombras que parecía simbolizar la incertidumbre que se cernía sobre mi destino. Las hojas crujían bajo las ruedas del carruaje, marcando el compás de un nuevo capítulo que se abría ante mí.
En ese trayecto hacia lo desconocido, mi mente se sumergió en la contemplación de los cambios que aguardaban y las decisiones cruciales que se avecinaban. Cada giro del camino se convertía en una metáfora de las encrucijadas que tendría que enfrentar para modelar mi propio destino y, quizás, influir en el curso de las vidas de aquellos que me rodeaban.
La brisa jugueteaba con los mechones sueltos de mi cabello mientras absorbía la serenidad del paisaje que se desplegaba ante mí. Los tonos dorados del sol poniente acariciaban suavemente los campos y bosques que se extendían a lo largo de nuestro trayecto, añadiendo una capa adicional de belleza y melancolía a mi reflexión interior.
Cada kilómetro recorrido por el carruaje era un paso más hacia lo desconocido, y mi mente bullía con interrogantes y posibilidades. El chirriar de las ruedas y el tintineo de las hojas secas se mezclaban con la resonancia de mis pensamientos, creando una sinfonía peculiar que acompañaba mi introspección en este viaje impredecible hacia un futuro incierto.
En mi mente, el "Ducado de Thorian" y el "Duque Zephyr Thorian" se vuelven los instrumentos que utilizaré para trascender las líneas del destino y reescribir mi propio camino. Cada piedra en ese reino antiguo se convertirá en una oportunidad para cambiar las reglas del juego y, quizás, moldear un destino que escape de las predicciones previas escritas por el autor de la novela.
§§§
Tres días después de abandonar el ducado de Valestria, explorando el camino, desentrañé detalles conmovedores sobre la vida de Foxy. Su condición de huérfana y la reciente venta al ducado como esclava dejaban una huella evidente en la sombra que nublaba sus ojos al rememorarlo, lo cual me llevó a evitar ahondar más. Cada palabra pronunciada parecía ser un peso en su corazón, y el mío se comprimía al presenciar su dolor.
Sin embargo, escuchar su historia confirmó una verdad: no todo en "Santuario del Corazón" era real. El pasado de Foxy, ausente en esa novela de mi vida anterior, ahora se revelaba como parte de mi nueva realidad.
La voz de Foxy rompió el silencio del carruaje.
- Señorita Eris, hemos llegado al pueblo de Lorian. - Volví la mirada hacia fuera y quedé cautivada por la encantadora visión del pintoresco pueblo, con sus calles empedradas y casas de tejados inclinados que parecían susurrar historias antiguas.
- Hoy haremos una parada, necesitamos descansar y alimentarnos como es debido. - Declaré.
Al ingresar a la taberna "Cristel", nos envolvió una atmósfera cálida y acogedora, con madera envejecida y murmullos animados. Mesas estratégicamente dispuestas y ventanas enrejadas permitían la entrada de luz natural, mientras el embriagador aroma de guisos y pan recién horneado llenaba el aire. La barra, atendida por un tabernero sonriente, prometía una experiencia culinaria reconfortante en este rincón pintoresco de Lorian.
- ¡Bienvenidas, bellas damas! ¿Qué desean ordenar? - El entusiasta tabernero nos recibió con alegría.
Una sonrisa se dibujó en mis labios al ver su rostro regordete y cabello blanco, emanando una sensación acogedora.
- Hola, buen caballero. Denos dos platos de guiso y dos vasos de su mejor cerveza. - Ordené con emoción.
- ¡A la orden, señorita! Pónganse cómodas. - El tabernero partió y nos dirigimos a una esquina apartada para evitar ser reconocidas.
Después de todo, ¿quién en este reino no conoce las acciones cuestionables de Eris Valestria desde los 15 años?
Una vez sentadas, Foxy se quitó la capa que cubría gran parte de su rostro, mientras yo decidí mantenerme discreta por razones obvias.
- Señoritas, aquí sus pedidos. - El camarero nos sirvió los platos con una sonrisa amigable.
El aroma estimuló mi apetito, sintiendo la saliva correr por la comisura de mis labios. Tenía tanta hambre; ¡benditos sean los dioses por esta oportunidad de saciarla!
- Señorita, no tenga miedo, pero un hombre sospechoso en la mesa de atrás nos está observando. - La voz cautelosa de Foxy me hizo girar la cabeza, alertándome de una mirada inquisitiva clavada en mi nuca. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, y la atmósfera alegre de la taberna se volvió tensa.
¡Mierda! ¿Acoso? ¿No podré disfrutar de mi comida en paz?
- Solo ignóralo, comamos y luego busquemos descanso en una posada. - Dicté con disgusto, sintiendo cómo el apetito inicial se veía eclipsado por la incomodidad de la situación. Mi deseo de saborear la cena se desvanecía ante la presencia amenazante del desconocido.
Foxy y yo continuamos nuestra cena en silencio, conscientes de la mirada persistente. Cada bocado se volvía un esfuerzo, mientras mis pensamientos oscilaban entre el desagrado y la preocupación. ¿Qué pretendía aquel hombre y por qué había fijado su atención en nosotras?
Terminamos rápidamente y nos dirigimos hacia la salida, decididas a buscar refugio en una posada cercana. La intranquilidad persistía, dejándome con la sensación de que nuestra travesía no sería tan sencilla como esperábamos.
Una vez fuera de la taberna, la noche estrellada y cálida nos recibió.
- Será mejor que nos demos prisa. - Murmuré solo para que Foxy me escuchara, ya que el rechinar de la puerta abriéndose detrás de nosotras me puso en alerta.
Tomé el brazo de mi acompañante con fuerza y tiré de ella con pasos disimulados pero apresurados. Sin embargo, los pasos detrás nuestro se escuchaban cada vez más cerca.
Los pasos acercándose cada vez más me ponían nerviosa, y sin poder evitarlo, decidí meterme en un callejón tratando de perderlo.
¡Acaso ya tengo que comenzar a luchar por mi vida! ¡Esto es una mierda!
Los muros del callejón se cerraron a mi alrededor, y al darme cuenta de que era un callejón sin salida, mi corazón latió con fuerza.
- ¡Mierda, es un callejón sin salida!
- S-Señorita, n-no se preocupe, yo la p-protegeré. - Miré de reojo y noté que el cuerpo de Foxy temblaba. Ella tenía miedo, eso estaba claro.
¿Qué puedo hacer?
Piensa, piensa. ¡Piensa, carajo!
- Que hermosas señoritas, ¿por qué no me acompañan? - Su voz desagradable invadió mis oídos.
- Ni lo sueñes, desgraciado. - Mis palabras salieron con determinación, pero en mi interior la incertidumbre crecía.
Foxy y yo nos enfrentamos al desconocido en el callejón sin salida, conscientes de que la situación se volvía más peligrosa con cada segundo que pasaba.
- Les conviene seguirme mientras sea amable. - Dio pasos en nuestra dirección; inconscientemente, me puse delante de Foxy para protegerla. Al hacerlo, mis ojos pudieron divisar una navaja entre sus manos.
- No te acerques. - Le advertí, sintiendo la tensión en el aire aumentar.
Él hizo caso omiso de mis palabras, y sus ojos llenos de lujuria me provocaron náuseas. Tenía que hacer algo.
Sin pensarlo dos veces, tomé mis zapatos y los arrojé hacia él con todas mis fuerzas. La sorpresa se reflejó en su rostro cuando uno de los tacos se clavó en su ojo derecho, generando un grito de dolor que resonó en el callejón.
- ¡Maldita, perra! ¡Tú serás la primera!
¡Carajo! Esto iba de mal en peor.
- ¡Vete a la mierda! - Grité y le mostré el dedo corazón como señal de insulto. ¿Por qué mi carácter era tan imprudente?
El hombre regordete, con el taco aún incrustado en su ojo, se acercó con pasos apresurados y yo me coloqué en posición de pelea, como si la esgrima que aprendí en mi vida pasada me sirviera de algo. ¡Ni siquiera tenía una espada a mano! La adrenalina se apoderó de mí mientras buscaba cualquier oportunidad para defenderme en ese callejón oscuro y amenazante.
Foxy, con rapidez y astucia, colocó en mi mano una palanca vieja y oxidada. Sin dudarlo, avancé y nos protegí. Pero él era más fuerte, y la lucha se volvía cada vez más intensa en ese rincón sombrío. Mis movimientos eran impulsados por la urgencia de la autodefensa mientras intentaba repeler los ataques del agresor. La incertidumbre del resultado se palpaba en el aire mientras continuábamos la desesperada pelea en ese callejón sin testigos.
Mis movimientos se veían cada vez más limitados por mi vestido, mientras intentaba evitar que ese tipo asqueroso se acercara a mi dama principal. En esta nueva vida, me propuse como Elara cambiar el destino de quien soy ahora, Eris, y también el de las personas que me rodean. Eso incluye a Foxy, la única que permaneció a mi lado hasta el final del libro.
Mis pies trastabillaron con el dobladillo del vestido, haciendo que perdiera el equilibrio. Mi corazón latía acelerado; esto no podía terminar así, tenía que hacer algo.
¡¿Por qué soy tan débil?!
- ¡Eris! - El grito desgarrador de Foxy, llamándome por primera vez por mi nombre de pila, estrujó mi corazón.
Cuando el agresor estaba a punto de dar el golpe definitivo, en cuestión de segundos vi cómo su cabeza caía al suelo y un pequeño rastro de sangre salpicaba sobre mi mejilla.
El cuerpo hizo un ruido estruendoso al caer al suelo. Pero mis ojos no se apartaron de la persona que estaba parada delante de mí, blandiendo una espada manchada de sangre.
Un cabello azabache que contrastaba con la noche, y su rostro cubierto por una tela a excepción de sus ojos.
Sus ojos dorados fueron lo último que vi antes de perder la conciencia.
- ¡Señorita Eris! - La voz resonó en mi mente mientras me sumía en la oscuridad, y sentí cómo me recogían con cuidado del suelo.
Esta vida será muy complicada...
... Quiero pollo frito.
§§§
⍟ PRÓXIMO CAPÍTULO: " Ducado de Thorian "
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