Capítulo 12: Inesperado

[Jin]

Era un caos, un maldito caos. Había sido despertarme y ponerme malo con tanta basura alrededor nuestro. Estaba tumbado con Namjoon en el sofá, o más concretamente, sobre Namjoon en el sofá. Aún dormido me abrazaba con sus brazos, y eso habría sido bonito si no fuera por todas las botellas y olor a alcohol que nos rodeaban. Necesitaba salir de esa casa ya.

- Namjoon... - zarandeé suavemente su hombro, intentando despertarle – Namjoon despierta.

- Mmm...

- Me has escuchado perfectamente. Despierta de una vez y levanta.

- Aún es pronto... -se quejó con voz ronca, afianzando más su agarre. Rodé los ojos y le aparté yo mismo, liberándome de sus brazos y levantándome del sofá. Quizás lo hice con demasiada brusquedad, porque el rubio terminó en el suelo.- Qué cojon...¡Jin! Agh... mi cabeza...

Ignoré sus lamentos y me encaminé hacia la cocina. Por el camino me encontré a varias personas desperdigadas por las esquinas, sillas, mesas y cualquier rincón de la casa. De veras que todo estaba hecho un desastre. Al entrar en la cocina encontré a Tae encima de la mesa, durmiendo agarrado a una bolsa de patatas y cogido de la mano de Jhope, quien también dormía, solo que sentado en una silla. Suspiré, negando varias veces con la cabeza y me acerqué a la nevera.

- ¡Namjoon!

- Ahs...no grites, por dios Jin...-el nombrado no tardó en aparecer por la puerta de la cocina, apoyándose en el marco de la puerta y frotando con fuerza su sien. Solo había que echarle un vistazo para notar la resaca que llevaba encima.

- ¿Dónde tienes el zum...¡Ah, aquí está! – saqué el cartón de zumo y llené un vaso limpio con él. Luego me volví a girar hacia Namjoon. –¿Ibuprofenos?

- ¿Eh?

- Que donde los tienes.

- ¿El qué?

- ¡Los malditos ibuprofenos! ¡Pastillas! ¡Namjoon, céntrate!

- Ah...- cerró los ojos con fuerza y volvió a masajearse la sien con expresión de dolor. –Creo que en el cajón de la... ¿izquierda? –respondió señalando un pequeño armarito. Lo abrí y solo estaba lleno de especias, por lo que probé suerte con el de al lado, y... ¡Bingo!

- Era el de la derecha.

- Me importa una mierda, la verdad... - suspiró y tomó asiento en la silla libre que había frente a Jhope, quien seguía dormido agarrado a Tae. Sería una escena adorable si no fuera porque a este último se le estaba cayendo la baba y tenía la cara pintada como el Joker.

Ignoré las palabras de Namjoon y me acerqué a él, con el vaso de zumo y una pastilla. Con la experiencia había aprendido que era una de las mejores recetas caseras para la resaca, y mi experiencia no era precisamente poca. Me senté a su lado y tendí ambas cosas, las cuales tomó sin siquiera mirarlas. Podría estar envenenándole ahora mismo y él sin inmutarse. De veras que este hombre era un caso perdido.

- Gracias – respondió tras depositar un ligero beso en mis labios. – ¿Tú no tomas?

Negué varias veces y sonreí, disfrutando de la vista, de Namjoon terminándose el zumo de naranja igual que lo haría un niño.

- Ayer casi no bebí.

- ¿No? – preguntó con asombro para terminar esbozando una irónica sonrisa.- Eso sí que es una sorpresa.

- No te burles y empieza a disculparte conmigo.

- ¿Disculparme? ¿Yo? ¿Por qué?

- ¡Por casi violarme frente a todos!

Ladeó la boca y elevó la mirada al techo con actitud pensativa. Al cabo de unos segundos una leve y pícara sonrisa cubrió su rostro, y volvió a mirarme negando con la cabeza.

- No. No me acuerdo.

- ¿Cómo que no te acuerdas? Serás mentiroso... - fruncí el ceño y le señalé el chupetón de mi clavícula. De hecho eran varios, y se extendían hasta el cuello. –Tuve que dejarte solo porque cada vez que me veías intentabas arrastrarme al primer rincón que encontrabas.

- Pues no lo recuerdo.

- ¡Pero si te estás riendo mientras me hablas! ¡Claro que te acuerdas!

- Que va, que va...- intentó reprimir la risa pero se le escapó una pequeña carcajada, y lo señalé acusadoramente, haciéndole ver que yo tenía razón, a lo que terminó riéndose en mi cara como respuesta. ¡Y yo que le había servido el zumo y todo!

- Idiota.

- Venga, no te enfades...- fui a ponerme en pie pero antes de que pudiera dar dos pasos me agarró de la muñeca y sentó en su regazo, abrazándome para que no me pudiera soltar.- Que tu eres igual o peor cuando bebes...

Ahí tenía razón. Suspiré y dejé de forcejear, recibiendo varios besos sobre los lugares que anteriormente había marcado.

- Hazme caso que no soy peor –alegué sin levantarme de encima suyo.

- Claro que lo eres. O te recuerdo esa vez que...

- ¡Calla! – puse un dedo en sus labios, temeroso de lo que pudiera salir de ellos. Él cerró los ojos con expresión molesta, seguramente por mi grito, por lo que suavicé la voz y le acaricié la mejilla en señal de disculpa. –Vale, tú ganas. Yo soy peor. –sonrió satisfecho con mi respuesta. Yo rodé los ojos y me puse en pie. No me emocionaba reconocer que no sabía beber, para que mentir.- Voy a coger mi ropa y me voy. Creo que la dejé en la habitación de tus padres.

- Me marcho contigo.

- ¿Y la casa?

- Zico dijo que se encargaría y eso es lo que va a hacer.

- Que encanto de hermano eres.

- Ya soy un encanto de novio, no pidas ambas cosas – me agarró de la cintura, colocándose a mi lado y besó mi cabeza. La verdad es que tenía razón, si que era un encanto... a excepción de cuando bebía. Namjoon borracho era un perro cachondo, así sin más.- Si por alguna razón mis padres nos pillan, yo jamás estuve aquí. Fui a ver una película contigo.

- ¿Cenicienta?

- Me vale.

Entre risas subimos al cuarto del segundo piso, el de sus padres. Zico era el que tenía la llave, y como no le encontramos por ningún lado dimos por hecho que estaba dentro de la habitación. Y efectivamente lo estaba, solo que con una compañía muy inesperada.

- ¿Es Suga?

- Parece ser que si... ¡Pero Namjoon, no vayas a despertarle, idiota!

Namjoon se detuvo en alto y me miró, y luego volvió a mirar a la pareja, desnudos a excepción de la fina y opaca sábana que los cubría de cintura para abajo, y luego volvió a mirarme a mí de nuevo.

- Se han... ¿acostado?

- Supongo – respondí bastante indiferente mientras buscaba mi ropa por el cuarto. De camino me divisé al asqueroso reptil en su jaula, por lo que me apresuré en la búsqueda mis prendas. No quería pasar ni un segundo en la misma habitación que ese bicho. –Ya está, vámonos – respondí una vez las hube encontrado.

Fui a salir por la puerta pero me giré al ver que el rubio no me seguía. Aún estaba pasmado, de pie, mirando a las dos personas que dormían despreocupadamente en la cama de matrimonio. Aish, mi pobre Namjoon se había traumado.

- M-mi hermano y Suga...

- Venga, bebé. Vámonos.

- Es asqueroso. De todo el mundo posible y tienen que acab...

- Que sí, lo que tú digas. Ahora anda de una vez. – insistí tirando de él hacia la puerta. El lagarto me estaba mirando y podía jurar que me decía con la mirada que quería comerme, en serio.

- Voy a tener pesadillas.

Y librándome de la mirada del monstruo verde, salí del cuarto con Namjoon a cuestas, quien seguía shockeado por la imagen que acabábamos de ver. En el fondo a mí me daba bastante igual, pero entendía que a él le resultara extraño. Después de todo era su hermanastro y uno de sus mejores amigos. Incluso en un momento llegué a tener pena por él, pero luego recordé la noche que me había dado y se me pasó.

Quizás fue el karma, quien sabe. Para la próxima, Namjoon, no bebas tanto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top