Capítulo 11: Fiesta (7)

[Yoongi]

Después de la escena de hacía unos momentos, jamás imaginé que terminaría viendo al mocoso dormido plácidamente entre los brazos de Jimin.

- Le llevaré a su casa –me informó observando el relajado rostro del menor. Parecía tan inofensivo. Nadie diría que ese niño era un friki malcriado que alquila su culo por horas y falta el respeto a sus mayores.

- ¿Ha pasado algo? – pregunté curioso, refiriéndome a su "no relación". Jimin suspiró y negó varias veces, cansado. No había bebido nada durante la fiesta y probablemente estaba que se moría de sueño.

- No exactamente...Jungkook... él... no sé. Sinceramente no lo sé.

- Es idiota. Jamás entenderé porqué sigue gustándote. –Jimin frunció el ceño, advirtiéndome con la mirada, y yo rodé los ojos.- Perdón, perdón... - levanté las manos en señal de disculpa y bufé.- Llévatelo antes de que me entren ganas de pegarle una patada en su vulnerable cara.

- Yoongi...

- ¡Me llamó estúpido!

- Bueno, un poco estúpido sí que eres...

Esa voz no había sido de Jimin. Me giré de inmediato, encontrándome cara a cara con Zico, quien me mostraba una burlona y prepotente sonrisa. Después de tantos años siendo su amigo, y aún no me acostumbro a los aires de diva que se trae. Me crucé de brazos, escuchando como Jimin se despedía por el fondo, tardando cero coma un segundos en desaparecer de la sala.

- ¿Sigues teniendo las llaves de esa habitación "VIP"? –pregunté mirándole fijamente.

- Pensé que te habías olvidado – sonrió a la vez que las sacaba de su bolsillo trasero.- Aquí están.

- Ah, perfecto. – Sonreí y me acerqué a su oído.- Ahora puedes utilizarlas para ir al cuarto y divertirte tu solito, porque este "estúpido" no piensa prestarte su jodida compañía.

Antes de irme le pisé "accidentalmente" el pie, escuchando como se quejó por el fondo y sin dignarme a mirarle. Tras dar dos pasos, divisé a Jackson hablando con una chica al final de la sala, junto a una esquina.

"Menuda forma tienes de esperarme. Al menos Zico vino a buscarme"

Cuando me vio, formó una sonrisa y se deshizo rápidamente de su compañera. No tardé ni ocho pasos en llegar y la tipa ya estaba volviéndose por donde había venido, echándome una mirada de zorra envidiosa que tan solo me causó gracia.

- ¿Esa no es Jimin? ¿La amiga de Choa? –pregunté con desinterés, fingiendo no darme cuenta de cómo Jackson me comía con los ojos.

- No sé... puede. No me importa –Sonrió y me agarró de la cintura, pegándome más a él.- ¿Sigue en pie lo de antes?

- ¿El qué? ¿El trío? – pude notar cómo se excitaba solo con oírme. Reprimí unas risas y me giré ligeramente hacia atrás, divisando a Zico, apoyado en una de las mesas observándome, aún con las llaves entre sus dedos. Jackson siguió mi mirada hasta encontrarse con el rubio de ojos afilados.

- ¿No quieres que venga Zico?

- No es eso... - agarré de la camiseta a Jackson y le giré, colocándole a él de cara a la pared y a mí de espaldas a ella. De improviso le besé con todas mis ganas. Él me levantó y yo enrollé las piernas en su cintura para estar a la misma altura. No cerré los ojos en ningún momento, disfrutando de la lujuriosa mirada que nos propinaba el rubio desde el otro lado de la sala.- Vamos.

Y esas palabras, escuchadas por Jackson y leídas de mis labios, por Zico, fueron suficientes para que los tres nos encamináramos al cuarto cerrado de la segunda planta.

Al entrar lo primero que divisé fue un lagarto dentro de una jaula. No sería molestia, en primer lugar porque no me asustaba, y en segundo porque estaba en una esquina de la habitación, no en medio de la cama que pensábamos ocupar. A pesar de todo me acerqué a él y lo toqué sin plantearme que pudiera ser peligroso.

- ¿No te da miedo?

Me giré levemente hacia Zico, quien estaba sentado en la cama, recargado hacia atrás dejando el peso en sus brazos. Jackson cerraba la puerta desde dentro.

- ¿Por qué iba a darme miedo? Ni que me fuera a comer.

- ¿Y si yo pensara comerte? ¿Te daría miedo? – preguntó sonriendo de medio lado. En ese tipo de momentos me planteaba seriamente el motivo por el cual había sido amigo de Zico tantos años y jamás me hubiera acostado con él.

Sonreí y me acerqué a paso lento hacia él, olvidándome completamente del animal. Cuando estuve a pocos centímetros de la cama, noté como alguien me sujetaba por detrás. Gemí inconscientemente al notar como apretaba mi miembro al tiempo que mordía y tiraba del lóbulo de mi oreja. Escuché la risa de Zico, viendo como se incorporaba, recargándose por completo en el respaldo de la cama y tocándose sobre el pantalón sin pudor alguno, mirándome fijamente. Jackson por su parte comenzó a desvestirme, a acariciarme y besar cada zona de tal manera, que me era imposible acallar mi voz. Odiaba cuando eso pasaba, cuando gemía involuntariamente, cuando el alcohol hablaba por mí, dejando ver mis emociones y lo bien que me estaba sintiendo, destrozando esa máscara de indiferencia, justo como ahora estaba sucediendo.

- Quien hubiera pensado que además de la princesa tú también gemías como una perra en celo – se burló Zico desde la cama mientras desabrochaba la cremallera de su pantalón.

- ¿No te parece jodidamente porno? – preguntó Jackson a mi espalda, apretando nuevamente mi miembro, esta vez únicamente por encima del bóxer negro, y provocando que otro sonoro gemido escapase de mis labios.

- No he dicho lo contrario. – respondió Zico sonriente. Fruncí el ceño, dispuesto a quejarme. De alguna manera comenzaba a avergonzarme ser el espectáculo de esos dos.- Haz otra vez lo de antes.

- ¡Ja-Jackson! – me quejé al volver a sentir su mano en mi entre pierna, presionando con fuerza, aumentando la zona por segundos.- Serás cabr...

Antes de que pudiera decir nada, rió y me tapó la boca. Besó toda la extensión de mi cuello mientras caminábamos hacia la cama, sin que yo intentara resistirme. Se sentía demasiado bien como para que alguna parte de mi ser quisiera frenarlo. ¿Eso me convertía en un puto? Pues bien, entonces desde ahora me importaría un bledo ser llamado de esa forma. Puto, perra, zorra... todo eso eran sinónimos de alguien a quien no le importa disfrutar desechando las opiniones ajenas, y yo pensaba hacerlo, pensaba disfrutar enormemente.

Gateé por la cama hacia Zico, posicionándome sobre él, ayudándole a deshacerse de sus pantalones rojos. Seguidamente le besé, moviéndome sobre su miembro, restregándome contra él, sintiéndole completamente, como aumentaba y tensaba la prenda interior. Mientras tanto Jackson, ya desvestido, besaba, mordía y succionaba mi espalda, con tanto ahínco y brusquedad que supe de seguro que dejarían marcas.

- Joder, tu piel es tan blanca... - mordió y ahogué un gemido en los labios de Zico. Jackson lamió la zona enrojecida y seguidamente succionó y besó la de al lado, junto a mi hombro.- Se marca tan fácilmente...

Volví a gemir sobre la sonrisa del rubio, quien parecía disfrutar por completo de mis expresiones. Queriendo volver a tomar el control, me incorporé y comencé a descender, apartando a Jackson a mi espalda. Me incliné, levantando mi trasero y acercando mis labios hasta el paquete de Zico hasta rozarlos por encima de la prenda.

- ¿Esperas que suplique? – preguntó con ironía. Aparentemente lo decía en broma, pero yo sabía de sobra que si fuera necesario lo terminaría por hacer. Los tres stábamos demasiado excitados. A pesar de todo, negué y lamí por encima de la tela, recibiendo un leve jadeo por su parte. Jadeo que fue directo a mi entrepierna.- Buen chico...

Volví a lamer, deteniendo en cierto punto y succionando hasta mojar los bóxers con mi saliva. Mientras me distraía con Zico, Jackson aprovechó para presionar mi entrada por encima de la ropa interior, mientras con la otra mano acariciaba mis delgados muslos. Volví a gemir, arqueando involuntariamente la espalda, sintiendo como una ligera corriente me inundaba. Me quitó los bóxers y volvió a rozar mi entrada, dejándome ansioso por sentirle nuevamente.

- Suga – me giré hacia Jackson, quedándome de cara a él.- Ayúdame con esto.

Alzó un condón, el cual abrí rasgándolo con los dientes. Sonrió satisfecho al ver cómo me colocaba sobre él, poniendo una mano en su pecho y tumbándole sobre el colchón. Zico nos observaba sin dejar de tocarse, aun conservando su ropa interior. Ese detalle me gustó, pues yo mismo quería deshacerme de ella. Me volví a Jackson y coloqué el plástico en mi boca. Sabía dulce, como a frambuesa o fresa. Liberé su erección, quitándole los bóxers, y tras sujetarla con ambas manos comencé a cubrirla con el preservativo, ayudándome de mi lengua. Durante el proceso pude disfrutar de su acelerada respiración, y antes de apartarme, succioné brevemente el extremo, recibiendo un ronco jadeo por su parte.

Volví a colocarme a cuatro patas frente a Zico, apartando sus manos del asunto del cual pensaba hacerme cargo. Bajé su bóxer con la boca y luego me ayudé de las manos. Una vez no tuve la tela de por medio, lamí la larga extensión, disfrutando de las expresiones que él ponía, mordiendo su labio inferior y elevando el pecho por la respiración. Seguí chupando superficialmente hasta que sin aviso lo introduje por completo en mi boca.

- ¡Jodid-

- ¡AH! – Acallé la voz de Zico con mis propios gemidos. Girándome hacia el culpable de estos.- Serás... malnacido. – Inspiré hondo, mordiendo con fuerza mi labio inferior, intentando apartar el dolor que invadía mi trasero en estos momentos.- Avisa cuando vayas a entrar, pedazo de bruto.

- Si hasta usé lubricante. Ni que fueras virgen. – y me azotó, sacando otro quejido por mi parte.

- D-duele igual... - sollocé, esta vez apartándole la vista. ¿Yo sollozando? Si en el futuro me lo echaban en cara, lo negaría.

- Jackson, ten cuidado con él... - ordenó Zico más serio, presenciando el atisbo de lágrimas que comenzaba a inundar mis ojos. ¡Ni siquiera me habían metido los dedos antes, joder!

- Tienes razón, lo siento...- se inclinó para besar mi cadera, y acercó su mano a mi entrepierna, comenzándola a mover. Inmediatamente oleadas de placer empezaron a extenderse desde ese punto por todo mi cuerpo, consiguiendo que al cabo de unos segundos fuera yo el que se moviera en busca de más contacto. - ¿Mejor?

- A-já...

- ¿De verdad que no eres virgen? Estás tan estrecho que no sabría que deci...

- ¡Jackson! – exclamé quejándome; en parte porque aumentaba el ritmo, y en parte porque me avergonzaba que hablara así de mí.

- ¿Qué?

- Que... qu-e te calles.

Zico rió de mi reacción y yo aproveché para devolvérsela, cogiendo de nuevo su miembro y metiéndolo en la boca. Ahí fue él quien gimió en voz alta. Sonreí y seguí lamiendo, subiendo y bajando, siguiendo con mi boca el ritmo que Jackson marcaba a mis espaldas. Pronto la habitación se llenó de gemidos y jadeos roncos. Era tan excitante, tan plancetero, me sentía tan lleno que no tardaría en explotar. Jackson aumentó el ritmo, y Zico me sujetó del pelo.

Saboreé el liquido preseminal, advirtiéndome que al igual que yo, Zico no tardaría en venirse. Jackson volvió a embestirme, cada vez con más fuerza, sacando otro gemido de mi garganta. Seguí chupando, aumentando el placer que comenzaba en acumularse en un lugar concreto, y al mismo tiempo que me apartaba, arqueando la espalda, sintiendo como me descargaba por completo acompañándolo de un gemido extremadamente alto, Zico también se vino, manchándome los labios y parte de la mejilla. Tras varias embestidas más Jackson también llegó, besando suavemente mi cadera y saliendo de mí.

- Me has manchado – reproché a Zico, quien me miraba con una ladeada sonrisa. Con uno de sus dedos limpió mi mejilla y lo acercó a los labios.

- Ayúdame a limpiarte, entonces.

Por algún motivo le seguí el juego, y lamí su dedo, metiéndolo hasta el fondo, igual que había hecho con su miembro momentos antes. Él rió y acarició mi cabeza con la otra mano, disfrutando de lo que veía.

- ¿Qué hora es? – preguntó Jackson a nuestras espaldas, saliendo del baño, donde supuse que se había deshecho del condón. Aún con la poca luz que había, se podía distinguir perfectamente el contorno de su trabajado cuerpo.

- Las... - Zico miró el reloj de mesilla y luego a él de nuevo.- cuatro y media.

- Mierda. –se pasó la mano por el pelo y comenzó a buscar su ropa por la habitación.- Mark me estará esperando.

Me tumbé al lado de Zico, observando como el menor de los tres se vestía. Estaba tan bueno que le perdonaba cualquier momento en el que se hubiera pasado de bruto, en serio, ese cuerpo se lo merecía. Antes de irse se acercó y besó fugazmente mis labios.

- Cuando te apetezca repetimos

Me guiñó un ojo y cerró la puerta al salir, dejándome a solas con Zico. Me sorprendió no sentirme nada incómodo.

- Tengo sueño – le informé frotándome los ojos mientras le miraba.

- ¿Tú? Qué sorpresa... - le fulminé con la mirada y él rió.- Anda, quédate a dormir aquí.

- ¿No hay problema?

- Mis padres no vuelven hasta el lunes, así que estate tranquilo. – solté un bostezo y me recosté a su lado, notando como mis ojos luchaban por cerrarse.

- ¿Y Rapmon?

- Hay más habitaciones en la casa Suga.

- S...- otro bostezo- si tú lo dices...

- Descansa anda.

Y esas palabras fueron lo último que escuché antes de caer rendido a su lado.

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He escrito lemons mejores, pero es que es el primer trío que escribo... así que no sé. Ya mejoraré, darme tiempo <3

¡Os lof!

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