Aroma a mariposa muerta

Quizá solo quiero poseerte para poseerme.

Quizá solo quiero olvidarte para
volver a perderme.

Quizá solo quiero renunciar a todo,
a todo lo que no es un nosotros.

Sé que estamos a millas a distancia,
sé que tú eres limbo a mitad de su encrucijada.

Sé que soy camino deteriorado y lleno de polvo.

Y sé que quiero probar el lado dulce
de este sentimiento
durante más tiempo.

Pero quizá la respuesta solo sea renunciar a todo.

Digo, si me alejo de ti, ¿qué más me queda?
Eres solo un personaje opcional en la parte ficticia de esta novela.

Tú no existes.
Nunca debiste haber existido.

Por eso me voy
porque sé que nadie vendrá a buscarme.

Nadie nunca viene a buscarme.

Saben que mis pedazos van colgando alrededor de mi tráquea

pero solo hay que soltar dinero para contentar a las masas.

Realmente no creo que merezcan una respuesta sincera.

Solo nos tenemos a nosotros para recordar los milímetros que estos pies avanzan.

No lo sé. Quizás nunca lo he sabido.
Quizás esta suposición sea solo un error
en mi escaso vocabulario porque
la conmoción

nuevamente se apodera de mi cuerpo

y tengo ganas de salir corriendo

pero sé que nadie vendrá a buscarme.

Supongo que eso duele, ¿sabes?

Duele saber que nunca fuiste correspondido de la misma forma en que amaste.

Las ilusiones deberían ser asesinadas desde que nacen

o quizás abortadas para evitar cualquier sucio desenlace.

Ya no importa.
Ya no debería importarme

pero las heridas abiertas,
estas heridas que se abrieron
y soltaron aroma a mariposa muerta,
están punzando en mis costillas.

Es una metafórica que se siente real

o quizás debería

dejar de asociar el dolor con esta enemistad

hacia las emociones positivas.

Quizás debería dejarme llorar,
abandonarme al llanto una vez más.
Soltarlo todo en un grito
de desesperación

pero, no lo sé,
se siente poco realista.
Quizás porque nuestras realidades
son distintas.

Quizás porque no estamos en la misma página.

Y qué asco da ser tan cáncer y dar tanto cringe, porque apenas alguien parpadea con los ojos las aves vuelven a volar

y entonces solo queda matarlas.

Como sea, nadie vendrá a buscarlas
ni a recoger sus cadáveres en plena madrugada.

Tú no eres la excepción aunque la trama te pinte de esa forma, lo sé.

O quizás solo sea que me niego a creer.

De todas formas, las aves y mariposas deben perecer.

Las aplastaré con estas manos
que regalaron poemas y terminaron
en el cesto de la basura.

Regaré sus tumbas con el veneno de tus labios

porque sé que tu labia es solo farsa para ocultar tus fallos.

Como sea, no nos merecemos.
Ya debería dejar de pensar al respecto.

Pero tú no sabes que te pienso y te escribo cuando no quieres ni hablarme.

Seguramente nunca sepas de todo esto.

Ojalá nunca lo descifres.

Ojalá realmente seas como el resto.

Aunque el resto haya sido solo una persona que me cortó las ganas de seguir amando con solo un gesto.

Ojalá esto sea solo una etapa, un pretexto...

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